jueves, 29 de marzo de 2018

Sobre el final de Dragon Ball Super




Estuve dándole vueltas si acaso era necesario escribir sobre esto. Prácticamente Dragon Ball Super es una serie dirigida a un target de 6 a 12 años, pero que tiene un alto componente nostálgico. No es la gran maravilla, pero aun así logró congregar a cientos de personas de todas las edades, a lo largo de toda Latinoamerica, para seguir los últimos capítulos de esta entrega y vibrar como cuando eran pequeños. Nos damos cuenta que Dragon Ball ha secuestrado un pedazo de la infancia de bastantes personas, incluido yo, por lo que hay dos formas de analizar esto: 1) Recalcar todos los evidentes puntos malos que tiene Dragon Ball hasta aminorarlo como una serie de mierda o 2) simplemente amar esos 22 minutos que duraba la serie cada semana y que nos devolvían a nuestra idílica infancia. Pues ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.

 


Ya es hora de cerrar ciclos

                                                      ¿Querían nostalgia? Tomá

Cuando vi los videos de multitudes concentradas en plazas públicas, gimnasios o bares, la verdad sentí una gratificación algo ñoña. Inmediatamente recordé cuando era niño, en los noventa, y estaban dando por tele la saga de Frezeer. En ese entonces Dragon Ball tenía fama de ser una serie ultra violenta y algunos amiguitos del barrio no los dejaban verla, por lo que una tarde nos escapamos al comedor de un instituto educativo en donde sabíamos que transmitían la serie. Y ahí estuvimos viendo uno de los capítulos en el viejo canal chileno Megavisión, junto a universitarios que miraban fijamente la pantalla del pequeño televisor que colgaba de una de las esquinas del comedor. Claro, nadie gritaba ni aplaudía, en realidad muchos ni pescaban, pero es cierto que había gente que estaba pendiente de la serie, y esa conexión se sentía. 

Ahora que tantxs se reúnan para ver Dragon Ball en japonés, siguiendo una trama que seguramente no miraron desde el principio, con Toei mandando advertencias de que lo que hacían en Latinoamerica no era legal, y blablablá, me parece surrealista. Nunca me imaginé que se daría algo así, y lo agradezco, realmente me hubiese gustado estar ahí, celebrando los golpes de Goku a Jiren junto al resto, gritando como imbécil como si se tratase de un partido de fútbol. La congregación es un bonito momento para exaltar alegrías, y esa congregación masiva para ver Dragon Ball fue una búsqueda del pre-millenial por encontrar un oasis de infancia en su realidad cotidiana.

Esto piensa Gotenks de su participación de Dragon Ball Super
 La infancia de la clase media noventera no parece haber sido tan mala en Latinoamérica, en general entramos muy fácil en la dinámica consumista, en los miedos insuflados del mundo moderno y especialmente en la dejadez de la existencia. Al ir creciendo nos topamos con que cada vez encontramos menos recovecos de dejadez, en que la vida se convierte en un lío porque hacerse responsable de una vida nunca fue tan complicado. Nuestro periodo de infancia fue demasiado prolongado, más que cualquier otra generación, incluso que la de los millenials. Es natural que la generación X valore tanto aquello que lo devuelva a su infancia automáticamente. Observen el video reflexión que hizo este chavo, apelando a los sentimientos de nostalgia, de volver a ese lugar feliz que era la infancia, de retraerse de los problemas del mundo gracias a Dragon Ball Super. Un video con música emotiva, con exaltaciones, con ganas de demostrar que ver dragon ball es algo que te podía salvar de la monotonía y de los problemas de la vida. Así como ese chavo, hay mucha más gente que está cerca de bordear los treinta años o un poco más y sienten un gran placer al ver la serie por internet. No puedo culparlos, yo también lo sentí así en algún momento, es decir, no importa que la historia de Dragon Ball sea una mierda, lo que importa es lo que representa para uno. Sin embargo, personalmente, me fui desencantando con esta entrega, aunque resultaba evidente que todo se hizo con un fin de mercadería y posicionamiento de productos (lo que se consiguió) tenía la esperanza de que Dragon Ball volviese a ser lo que sentía había sido para mi en mi infancia: Una mezcla de irreverencia y mensajes de auto superación, en los noventa funciono bien, inserto en la cultura millenial no tanto.
 

Esto es personal, entiendo tu amor por la franquicia y si te hace feliz todo lo que ello conlleva, pues no hay nada que hacer, no me meteré con eso, pero en lo que a mi respecta, ya cerré el ciclo con esta serie. No se trata de madurar ni mucho menos, es decir, ¿qué es madurar? ¿Dejar de ver caricaturas? Bah, eso es una estupidez. No, lo mío es personal, le digo adiós a Dragon Ball, le di una gran oportunidad en lo que duro esta serie y simplemente ya es hora de dejarla atrás. Así como deseche tantas otras cosas en su momento. Cuando termino Dragon Ball GT yo aún era un niño con ganas de más, de explotar más aquellas caricaturas, pero ahora mi situación ha cambiado mucho y forzarse a que te interese algo sólo porque fue importante en tu infancia no es muy sano. Seamos sinceros, la franquicia de Dragon Ball jamás terminara, en un par de años volverá una nueva serie, se morirá Toriyama y en veinte años más sacaran una nueva película y así, Goku será eterno como Doraemon o Shin-shan, no vale la pena estár esclavizado a algo sólo por el amor que le tuvimos en el pasado. Es necesario que cada quien cierre su ciclo individual, y este final de Dragon Ball Super fue el referente indicado para que yo cerrase el mío.
 
Cuando la emoción es fingida

Acaso osas hablar mal de Daragon Balo Supere
El fandom de Dragon Ball es increíble, internet lo demostró así, pero el problema es que es un fandom muy toxico, tanto como el de rick and morty. Un fandom incapaz de ser objetivos con las historias que se presentaban, un fandom que deja pasar inconsistencias y que finalmente termina celebrando todo a una historia que se derrumbaba argumentalmente por sus costados. Lo peor es que el fandom lo sabe, sabe que su serie, su tesoro de la infancia, es hoy en día una gran cagada, pero hay que conservar la imagen de que sigue siendo emocionante, de muestra un botón: métanse a cualquiera de las video reacciones de gente que ve los capítulos y notaran lo fingidos y sobre exaltados que se ven, por supuesto, esto no se da en el caso de los visionados en grupo donde todo adquiere otro cariz, pero aquellos que realizan reacciones individuales resultan patéticos de lo falsos que son sus sobre actuaciones. Dicho esto, mejor paso a enumerar las cosas que no me gustaron de esta última parte de la serie.


Dragon Ball Super fue una serie que nunca encontró bien su camino, su esencia, y cuando parecía que había abierto una puerta que proporcionase identidad, nos salen con una saga que apela únicamente a la nostalgia, devolviendo a la palestra a personajes casi olvidados por la franquicia. Si bien la animación, las ilustraciones y las secuencias de acción subieron mucho el nivel que tenía la serie, la historia y el argumento se volvió sumamente estático, majadero, inconsistente y vacío.
Seamos justos, la idea no estaba mal planteada: un mega torneo que reuniese varios universos, en donde quienes iban perdiendo serían eliminados para siempre de la existencia. Por fin se sumaba a la serie un componente que ninguna saga anterior le había dado importancia, el riesgo. También fue interesante que en un momento se estableciera a Goku el responsable de todo esto, cosa que éste poco le importo siquiera reflexionar, algo que hubiese estado bueno porque le hubiese otorgado una nueva arista a su flanderizada personalidad. Pero bueno, más allá de la pobre excusa argumental por comenzar esta historia y de la recurrencia a personajes nostálgicos sólo para darle un ítem favorable de fanservice al público, empezaron los problemas en la ejecución de la idea:
 

1.- ¿Son universos o galaxias?

Tanto personaje al pedo
Me molesto mucho el como Dragon Ball manejo el concepto de universos y es que los multiversos, según hemos visto en comics o películas, representa una bastedad, una diversidad de formas y elementos, pero en este caso se nos presentan un montón de mundos similares y de personajes similares con habilidades no muy distintas (todos lanzan poderes) y con bases de poder más o menos coherentes a las reglas que conocemos. Si son otros universos ¿no debería jugar otras características que los hicieran distintivos?. De los diez universos que participaron sólo hubo dos que rompieron un poco esta norma, el universo 2 que parodiaban a Sailor Moon y tenían una forma distinta de manejar el poder  y el universo 3 en donde todos eran maquinas, cosa ridícula ya que otros personajes de otros universos también son máquinas, es más, no es difícil pensar en un planeta de máquinas como ya pasó, de hecho, en GT. Por lo demás el resto de personajes no tenía nada de especial, es como si perteneciesen a cualquier planeta del universo 7. Esta saga proponía una falsa diversidad. Incluso el manga fanfic Dragon Ball Multiverse, realiza un mejor trabajo en la representación de otros universos, de otros mundos.

2.- Todos los personajes son unidireccionales

¡POR FIN SAYAYINS MUJERES! Ahora demosle una personalidad interesante...si claro
Otro aspecto lamentable de poner tantos personajes a interactuar es que no se le puede sacar mucho provecho. Todos los personajes de los universos, incluidos los dioses y kaio sin, eran una copia de la copia. O eran molestos, engreídos o ridículos. O simplemente eran callados, badass o con cierta ética al momento de luchas. Fueron características que se repitieron, básicamente todos los personajes eran moldes y por tanto no se distinguían ni se ganaban un aprecio considerable. 

3.- El buen Frezeer

Otro enemigo que se vuelve aliado. Vaya Tory no te quemes las pestañas ideando giros argumentales.
La idea de ilusionar a todos con que Majin Buu pelearía, para después sacarlo de una forma grosera para poner en su lugar a Frezeer, fue fea. Sin embargo, Frezzer fue el personaje más destacable dentro de todo lo que duro esta historia, y justamente porque mostro matices, cosa que ningún otro personaje hizo con consistencia. Sin embargo, viendo en retrospectiva todo esto, ¿de qué sirvió su inclusión?, ¿ahora será un aliado por conveniencia? ¿Se explotará otro lado de su personalidad? Sería extraño que el personaje se convirtiera en bueno y si bien sería un desafío interesante que podría darle un nuevo enfoque a la franquicia, es cierto que desvanecería toda la construcción que ya se tiene del personaje. Eso sin mencionar lo poco ético que resulta el ver como un dictador asesino termina encontrando redención sólo porque pelea bien.

4.- Innecesariamente largo


Esta fue la saga más larga de la serie. Duro casi un año en emisión y la verdad es que no fue necesario tanto tiempo. Para empezar todo transcurre en un mismo escenario, que a la larga se vuelve sofocante. Las exposiciones de poder y personajes irrelevantes abundan. Las pocas correlaciones que se dan entre personajes no llegan a ser muy interesantes ya que no se explotan tanto y, bueno, los nuevos niveles de poder se volvieron un absurdo al punto que la propia serie al final de la historia tuvo que equilibrar de alguna forma. En lo personal creo que hubiese sido mejor que algo interrumpiese el torneo después de que Goku alcanzase el migate no gokui por primera vez (dicho sea de paso, la única transformación rescatable y con sentido de toda la serie) De esa forma nos quedaríamos con los personajes más relevantes en pantalla y los hubiesen podido poner en otro escenario, para variar las cosas y generar verdaderos lazos que vayan más allá de un cruce de palabras y golpes rápidos.

5.- Falsa tensión

Soy un pequeño troll
Lo más lamentable de Super, es que es una serie condicionada por el final de Dragon Ball Z, en donde ya sabemos que nadie importante morirá o sufrirá algo significativo. Sin embargo, este torneo pudo generar mayor expectativa si se hubiese ejecutado de un modo más elaborado. En su momento existieron tantas teorías de fans sobre qué cosas podrían pasar, teorías que en su mayoría eran descabelladas, pero que resultaban a la larga más entretenidas que el ritmo que estaba llevando la serie que se volvía semana a semana agotador. Si siempre intuimos como audiencia que los universos se restablecerían mediante un deus ex machina, se hubiesen esforzado un poco por elaborar mejor esto, o que quien pidiese el deseo lo hiciese por una mayor conexión a la trama. Creo que había maneras de realizar un final más sorpresivo llegando al mismo objetivo. Pero la historia se fue por la tangente de lo obvio. Es cierto que Dragon Ball nunca fue una serie de muchas sorpresas, pero siempre sabía mantener la tensión, Dragon Ball Super tuvo ese problema durante todas sus sagas, el mantener el status quo era siempre predominante. Este torneo del poder tuvo en muchos momentos falsos advertencias de que se vendría una catástrofe, de que primero todo fue por culpa de Goku, que después Zeno-Sama lo había planeado todo y que finalmente Zeno-Sama sabía que todo saldría bien al final. Eso sólo hace notar la inconsistencia que tiene Toriyama de escribir buenas historia, se nota mucho ese mal que tiene de inventar al paso, cosa que antes, en todo caso, le salía mucho mejor.

Bueno, bueno señor interesante, si no te gusta no lo mires



El que sea una serie dirigida a niños no hace que se le perdone tantas inconsistencias, conveniencias argumentales y simplezas de trama. Pero obviamente no todo fue malo, si nos vamos por momentos, Dragon Ball Super tuvo unos muy buenos, estelares diría yo. Pero el problema ese ese, si lo mejor de la serie sólo fueron retazos, no vale mucho la pena perder el tiempo viéndola entera semana a semana (como yo lo hice, por tres años). Siento que se desaprovecharon tantas cosas que pudieron darle un aire fresco que combinase bien los puntos de nostalgia y propusiera una identidad propia a la serie. Puedo pasar por alto la involución del personaje de Goku, los caracteres planos que se van introduciendo (Hit, Jiren) e incluso el querer volar alto mediante tramas pretensiosas (como la de Zamasu), pero no le puedo perdonar a Super que no explorase a fondo a ese amplio abanico de personajes, esa pudo haber sido la gran carta de la serie. De hecho, hubieron algunos capítulos que lo intentaron, y hasta Vegeta se convirtió en un personaje mucho más variado, pero en todo sentido la serie queda corta al respecto, se sintió que se desaprovecharon a la mayoría de los personajes y se limitaron un montón en darles mayor dimensión.

La decisión de querer mirar o no la serie va por cuenta de cada quien, admito que me sigue pareciendo fascinante el juntarse con tanta gente desconocida y vibrar viendo los últimos capítulos de la serie, pero es porque ya no me hace vibrar el verla solo. Goku y sus amigos marcaron una linda etapa en mi vida, pero creo que ha llegado mi hora de decirles adiós, ellos no se van a ir a ningún lado, por supuesto, de hecho, se viene una nueva película para Diciembre, pero realmente después de ese final a mí ya no me importa. Soy de la vieja escuela, me quedo con el final de GT, me quedo con la fantasía de la llegada de Dragon Ball AF y me quedo con el gozo que fue volver a ver Dragon Ball cuando ya parecía que estaba muerto por siempre, al menos por unos momentos, fue muy bonito sentir esa expectación de nuevo. Es hora de cerrar ciclos, cada quien tiene su tiempo y este es el mio. Adios Goku, hasta nunca.-


                                                  Este es el único final que me estremece

No hay comentarios:

Publicar un comentario