martes, 28 de mayo de 2019

Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: Tuca & Bertie





A la espera de una nueva temporada de Bojack Horseman, su creador Ráphael Bob-Waksberg se mete de lleno en la producción de esta serie animada creada por Lisa Hanawalt,  ilustradora y dibujante, que también trabaja en la serie del caballo maníaco depresivo. ¿Es Tuca & Bertie sólo una expansión del universo de Bojack? Veamos que tal.



Una serie necesaria





Cuando se habla de referentes feministas dentro del mundo de la animación, no hay demasiados ejemplos consistentes, y esto naturalmente se da porque existen pocas realizadoras ejerciendo en el campo de la animación, en comparación al número de hombres que tienen por colegas. Las preocupaciones, cuestionamientos e historias, generalmente escritas por varones, desplazan la mirada femenina, a veces sin siquiera proponérselo. En ese aspecto una serie como la que nos atañe consigue entregar un enfoque apropiado para tratar ciertas problemáticas de género mediante una mirada fresca, satírica y comprometida.

A primera vista, podemos resumir la serie como la mezcla perfecta del colorido y alocado mundo de Regular Show + los angustiantes momentos existencialistas de Bojack Horseman. En este caso un elemento prima por sobre el otro y a pesar de que el drama tiene espacio y un desarrollo inteligente dentro de sus caricaturescos personajes, es el desenfado de la locura lo que resalta mucho más. El mundo de Tuca y Bertie, al igual que el de Bojack, es uno en donde conviven animales antropomórficos con humanos, pero también hay lugar para criaturas como plantas con cuerpos de mujer, y objetos inanimadas que de repente cobran vida momentáneamente, como los celulares, los pastelillos e incluso algunas enfermedades infecciosas.



Estas libertades estilistas hacen que la serie pueda darse ciertos momentos desopilantes que tienen completa relación con la historia que desarrollan, aunque son momentos que generalmente se aplican a segmentos de humor absurdo, no obstante, queda como una marca de estilo reconocible. Así mismo, los personajes principales son mucho más expresivos y menos irónicos que las personalidades centrales de Bojack Horseman.

En un momento donde las agendas políticas de grandes cadenas de entretenimiento como Disney o Fox buscan desesperadamente encajar un personaje femenino o una historia que interpele al público femenino en su empoderamiento, Tuca y Bertie sin grandes pretensiones ofrecen una historia que podría caber en el argumento de cualquier sitcom noventera: Tuca (una tucán) y Bertie (una petirrojo) son dos inseparables amigas, ya llegando a los 30, que compartieron piso de departamento por muchos años, no obstante, Bertie se ha mudado a otro piso del mismo departamento junto con su novio Speeckles, hecho que ha removido un poco el estilo de vida de Tuca, generándose varios momentos de idas y vueltas entre las amigas que tienen que asumir la madurez de sus vidas mientras que luchan por integrarse a una sociedad machista, absurda y completamente naif.

Madurar y volar



La serie desde su premisa simple, nos lleva por un vecindario colorido, lleno de personajes interesantes, en donde todos tienen su momento estelar, aunque algunos no se vuelvan a ver nunca más. En general el humor que se maneja es bastante inocente, y a diferencia de Bojack, los diálogos no ponen tanto acento en elementos de la cultura pop, sino más bien en gags y chistes de situaciones cotidianas. El alma de sitcom de esta serie la lleva por esos lugares comunes, pero que resultan bien ejecutados: Espacios repetidos, personajes arquetípicos, humor de convivencia y capítulos autoconclusivos. Aun así la serie mantiene, más que una potencial trama, un sutil y preciso desarrollo de personajes, que se manifiesta en momentos claves para darles una profundidad insospechada a las protagonistas. De esta manera tópicos como el maltrato familiar, el abuso sexual, el terror a las relaciones sentimentales, la sororidad y la madurez caen de perillas en un dúo que a la larga resulta entrañable por lo orgánico que funcionan. Por supuesto, se trata de una dinámica de lo disparejo: Tuca es disparatada, dicharachera, alocada, instintiva y a veces completamente egoísta, huelga decir que completamente irresponsable, no tiene un trabajo fijo y vive de la mesada que le da una tía millonaria. Mientras que Bertie es ansiosa, llena de contradicciones,  maniática, insegura y no se siente satisfecha en su trabajo. Estas características más allá de darle un buen opuesto al dúo, son rasgos que tienen su razón de ser y que a medida que nos adentramos en sus capítulos podremos desentrañar sus conductas. Ambos son personaje muy bien construidos al punto que ni los mínimos detalles que realizan resultan incoherentes con su forma de ser.


Ambos personajes, nos llevaran por pasajes surrealistas, dramáticas, pero por sobre todo alegres y es que a pesar de los momentos oscuros que puede ofrecer este show, la alegría es lo que más prima en todo momento, de hecho, algunos conflictos se resuelven de manera tan simple como ridícula y sin embargo, no importa mucho aquel resultado, sino el conjunto de estimulas que la animación lleva y las distintas facetas en su personalidad que estas aves enseñan. Además de tocar de forma acertada las temáticas de género dentro de un contexto determinado, siendo la problemática que más resuena a lo largo de los capítulos, la falta de igualdad.


A pesar de que hay momentos muy claros de violencia de género, la serie inteligentemente pone la lupa también en los micromachismos: compañeros del laburo que son invasivos, gente que menosprecia un trabajo sólo porque lo hace una mujer o las expectativas sociales que se tienen de una mujer. Todos estos temas son llevados con gracia, a veces incluso se manejan de manera irónica (como la hilarante liga de feministas que aparece en la serie) pero consiguen transmitir de forma tan acertada un mundo de problemas cotidianos que van más allá de “No me siento lo suficientemente bonita”  que en todo caso, también es una temática que se toca, la autoestima (así como también el deseo sexual) pero ya no desde un lugar de espectador en tercera persona, sino que en carne propia. El hecho de que la serie la haya creado una chica y que en el equipo de guion también coexistan cerebros femeninos trabajando, hace que estas situaciones se sientan transmitidas como en primera persona, conectando inmediatamente con un público femenino actual.

Ahora para los onvres que piensen que esta es una serie fiminizi, pues primero deberían replantearse tantas cosas en su vida… pero nada más decir que es una serie muy disfrutable en si misma, que a pesar de que no se sientan representados en algún punto por algunas problemáticas que se manejan, la serie igual tiene un ritmo cautivador, y finalmente, sí, hay personajes masculinos apreciables y que le dan mucha vida a la historia, pero por supuesto no son lo central.


Por la manera inteligente de subvertir los elementos arquetípicos de una sitcom,  Lisa Hanawalt consigue armar una serie estupenda, positiva, alegre, pero no por eso tontorrona ni conformista. Sin apoyarse en agendas políticas, la serie habla desde un feminismo de lo cotidiano y maneja hábilmente las cuestiones y problemáticas de género que afectan a todas de un modo u otro. Llena de momentos surrealistas caricaturescos, que de algún modo hacen un homenaje a las caricaturas antiguas, Tuca y Bertie goza de un estilo marcado, que lo distancia rápidamente de su serie “hermana mayor” la cual a pesar de lo disparatada que es, no llega a las licencias desopilantes que Tucan y Bertie se toman. De hecho, en ningún momento se establece que ambas series forman parte del mismo universo, aunque se insinúa que sí. De todos modos, es aceptable generar ese distanciamiento, ya era obvio que la serie sería comparada con Bojack, pero cargar una especie de mote de spin off, sería demasiado. Es una serie independiente que funciona por si sola, que aún guarda mucho potencial y que no entregó una primera temporada cargada de momentos tan positivos como descojonantes. La serie ideal para aquellos cuerpos que están empezando a abandonar una adolescencia tardía.-   



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