Hace unos días atrás la noticia
del hallazgo de los cuerpos ultrajados, golpeados y muertos de María José Coni
(21 años) y Marina Menegazzo (22 años) en el balneario de Montañita, Ecuador
despertó las furiosas reacciones en las redes sociales de todo aquel que
deploraba el hecho. Naturalmente se trata de un crimen atrozque perpetua la violencia de género que se
vive en el mundo de forma brutal y continua. Y si bien está entrada no tiene
ningún afán periodístico no puedo dejar pasar las sospechas que los propios familiares de las víctimas han despertado sobre esta tragedia, relacionando el
crimen inmediatamente a la trata de blancas, problema global que propulsa los
peores atropellos y vejaciones al género femenino, pero esto ha sido descartado
tajantemente por las autoridades de la zona, aunque quizás también como una
manera de encubrir un lugar turístico y altamente rentable para la región. Hipótesis
más, hipótesis menos lo cierto es que el crimen -hoy por hoy convertido en un
cruento y morboso espectáculo mediático- permitió que la sociedad experimentara
una vez más el horror de un mundo descarriado y sumamente machista en donde se
trata de normalizar como una consecuencia lógica el triste desenlace de toda
esta historia debido a que las chicas viajaban sin una presencia masculina que
las protegiera, este planteamiento se reafirmó pública y quizás hasta inconscientemente
cuando un médico argentino califico a las chicas como “víctimas propiciatorias”
obviamente porque viajaban “solas” y ante eso saltaron muchos a objetar al
especialista “…ahora dicen que ese fue el
“crimen” de Marina y María José. Ir “solas”, aunque eran dos y, aunque yo soy
de letras y bastante tarada con los números, me parece que uno más uno es dos,
pero en fin.” Recalcaba irascible la escritora Ecuatoriana María Fernanda Ampuero. Opinión que se replicó por muchos, pero la realidad muestra otra cara
y un rápido censo dejaría ver que la mayoría de las mujeres encontrarían –con
mucho pesar- razón a las palabras del médico, muchas mujeres tendrían miedo a
viajar sin la compañía de un hombre y muchas mujeres hasta en secreto
castigarían la osadía de cualquiera que se atreviese a arriesgar su integridad en
pos de la aventura. Básicamente la idea es que ellas por su condición de mujer
estaban propensas a que les pasara algo así, un hombre corría con ventaja en
ese aspecto.
Una pandilla de freaks, unos niños absolutamente irregulares y deformes,
tras ser maltratados por sus padres, adquieren una personalidad un
tanto prohibitiva. La acción se desarrolla en un poblado que, tras ser
azotado por un desastroso tornado, es incapaz de recuperar una vida
minimamente digna, y se niega a morir a pesar de vivir en unas
condiciones infrahumanas y sin ningún recurso económico ni social.
Decir que “Gummo” (Harmony Korine; 1997) es una película que devela (o más bien, manifiesta)
la decadencia de los valores, la sub-cultura de lo marginal, la White trashde la sociedad norteamericana
sería algo tan vano como decir que el agua moja y que el fuego quema. Basta
teclear las palabras “GUMMO + ANÁLISIS” en Google para encontrarnos con varios
blogs en que los cinéfilos de turno exponen la tesis aparente del film y
generalmente la alaban. Superficialmente la cinta es dura por lo que su
visionado resulta una rica experiencia de cine independiente, en donde el
director manipula temas tabú para mostrarlos de la manera menos critica
posible, adecuando el formato de la película incluso al de un documental y
realizando continuos ejercicios de desviación en una historia que en realidad
no tiene hilo conductor, al menos no del correspondiente al tipo inicio-desarrollo-conclusión…y
si es posible que los protagonistas logren un objetivo. No, Gummo es un collage armado con los restos que dejo
aquel tornado que arrasó la ciudad (Xenia,
Ohahio) de nuestros personajes. Ya en el inicio a través de imágenes crudas
podemos apreciar aquella devastación, aquel caos, aquella anarquía que rompe
todos los patrones establecidos y aceptados por la sociedad. Las imágenes del
comienzo son acompañados por la voz en off de un niño (ante todo ingenuo y
ajeno a la moral burguesa) que relata con absoluta naturalidad y sin pizca de
drama su experiencia como sobreviviente del tornado. Es este el punto de vista
con que se presenta Gummo y la forma en que se exponen los sucesivos hechos dentro
del film, de manera escéptica, espontánea, estoica y (¿por qué no?) nihilista.
¿Pero hay sólo eso? ¿Un vomito a todos los valores morales que construyeron la
sociedad ? ¿Se debe reducir Gummo a eso?
Un tornado que lo
desarma todo, todo.
Códigos y esquemas son destruidos y nos encontramos con un panorama puramente
postmoderno, es decir, revuelto, en donde todo se entremezcla con todo como si
se tratase de una sopa y no nos es posible distinguir el caldo de los fideos.
Un verdadero caos. Pero a pesar de aquello es razonable encontrar el engranaje
imperturbable, lo inmanente, eso que no se “desorienta” por la acción de la
violencia. Hablo de la belleza y entonces entramos en tierra de nadie porque
todo y nada se ha dicho con respecto a la belleza. El mismo Platón se lastimó queriendo
darle sentido a aquello (“Difícil cosa es
lo bello”Hipias; Platón) y hoy la
sociedad envuelta en esta singular anarquía aún no lo puede tener claro. “Toda belleza es hoy engañosa” (pag. 178) escribe Fredric Jameson en “El giro cultural”
haciendo referencia al proceso de mercantilización actual del arte en el cual
se impone una ceñida idea de lo bello a las imágenes, ahorcando antiguas
libertades para poder reproducir a los consumidores aquella estética
artísticastandart. Ese parece ser el papel de la belleza en nuestra sociedad
mercantilista en donde el ser humano se enfrenta a un torrente de imágenes que no
parecen terminar y entonces se tiende a industrializarlas y ofrecerlas dentro
de una moda consumible para la gran mayoría. Jameson explica con acierto que “Su posmodernidad [de las películas
comerciales] consiste en la forma en que
empacan el pasado como mercancía y ofreciéndola al espectador como un objeto de
consumo puramente estético” (pag. 173) Ósea, el asunto es unir un conjunto
de imágenes susceptibles a consumirse, fáciles y atractivas a la vista para que
quien las tenga frente suyo no entre en debates si es eso o no la belleza.
Aquello en cierta medida obedece a una Hiperrealidad que postula Baudrillard,
en donde lo bello es aún más bello, tan bello que ni siquiera puede llegar a
nuestros límites. Basta con pasear por el centro de la ciudad y toparsecon alguna gigantografía de una modelo
promocionando vestimentas de la última temporada, desde el punto de vista
masculino-heterosexual, la imagen es atractiva y se transforma posteriormente
en un parámetro de belleza, el mismo Jameson
El simulacro de la belleza comercial que se crea bajo el alero del discurso hegemonico
postula que la belleza sensorial
es una vez más el corazón del asunto dentro del rol que cumple la estética en
esta época con sus correspondientes paradigmas. Ok, la modelo en si puede ser
linda, pero dentro del anuncio ha sido embellecida (por medio de programas como
el photoshop) a límites imposibles dentro de nuestra realidad, de esa forma nos
topamos no sólo con una estandarización de los tópicos de la belleza sensorial
(que es, básicamente la belleza inmediata a la que pueden acceder las imágenes
de publicidad y también las de cine) sino también a una sublimación de esta que
termina por neutralizar a todas las demás formas de belleza que resultan más
abstractas e imposibles de modificar con programas de computación. Estas otras
formas de bellezas si bien son percibidas por cualquiera, son al mismo tiempo
invisibles al no ser tan masificadas como las “normales” (palabra que no
repetiré más) y que resultan sumamente personales en cuanto a interpretación.
Un pequeño ejemplo de esto podría ser el poema de Baudelaire“Una carroña” que
exalta el raro hallazgo de la belleza dentro de lo sórdido. Y es que a pesar de
todo, lo bello (debiese) permanecer indestructible a los procesos consumistas
del arte y ser parte de la esencia de toda creación. Curiosamente aquel tornado
posmoderno que hoy en día lo desordena todo, es incapaz aun de desbaratar este
sentimiento, incluso con la hiperrealidad operante en un mundo saturado de
imágenes (como Jameson acusa) es imposible imponerle al ser humano un ideal de
belleza, al menos imponérselo del todo y hay en “Gummo” un ejemplo de
ello.
Solomon y Tummler personajes principles de la película
Bajo un visionado simple, la película resulta
fea, inquietante (incluso algunos recomiendan tener “estomago” para verla) nos
encontramos entonces frente a una oposición a las imágenes de consumo, al
prototipo estético que reúnen las películas comerciales y que bien saben
explotar mediante figuras empáticas. Aquí no hay nada de eso, los protagonistas
(Solomon y Tummler) son niños desagradables tanto visual como psicológicamente.
Las escenas suceden en exteriores devastados, mientras que las escenas
interiores muestran un desorden constante, casas maltrechas, piezas
desordenadas, ambientes repulsivos, como aquella parte en que Solomon mientras
toma un baño de tina se pone a comer tallarines y su madre le lava el cabello.
Por su puesto también vemos otras cosas, como gatos muertos, niños drogándose,
intentos de violación y un lenguaje obsceno que le valió la calificación de
película para mayores. Todo esto que fue tan anti comercial en su momento (hoy,
cosas como el lenguaje obsceno o las drogas ya no lo son tanto) hacen de Gummo
una producción opacada por el impacto de su mensaje y muchos son incapaces de
percibir la belleza que se esconde detrás de toda esa devastación. Tal como
Baudeleaire lo hacía con su carroña yo veo en la película un testimonio de
belleza, no de aquella sensorial naturalmente.
Para empezar, podría decirse que el tornado
transforma a todos los personajes de la película en Outlaw y desde ese punto de vista referirse a ellos dentro de la
moral imperante que existe dentro de una sociedad burguesa intacta resulta
inútil. Lo segundo que se aprecia es que hay un código de violencia presente en
la película que sirve más como ritual familiar que confrontacional, hay dos
escenas clarísimas de aquello, la de los hermanos –aparentemente- skin head que
“pelean” por unas zapatillas y la de la reunión de amigos y familiares de
Tummler en donde se da una surrealista escena de un hombre luchando contra una silla. Esta violencia presentada (que es la única presentada en el film) no es
como decía, una violencia que traiga consecuencias lamentables, es más bien una
violencia amigable que se apareja a un código de conducta entre amigos y
familia. Entendiendo estas actitudes, podríamos entrar un centímetro más en la
cabeza de nuestros personajes que no son seres tan oscuros como se cree. “La vida es hermosa, llena de hermosura y de
ilusión. La vida es fantástica, sin ella estarías muerto”Dice Solomon en algún momento de la cinta. Un
pensamiento honesto e ingenuo que a todas luces contrasta con su estilo de
vida, así mismo su amigo que tiene dentro de si una problemática más honda,
carga con la muerte de su madre cuestionándose en algún punto de su vida si es
necesario seguir existiendo, sin embargo, no escoge suicidarse, escoge vivir
porque para estos seres humanos la vida es un verdadero regalo, el mismo
Tummler entrega otra escena solemne en donde “asiste” a una anciana que vivía
únicamente gracias a un respirador artificial. “Ya estaba muerta hace mucho” resuelve el joven sin un ápice de
oscuridad o maldad, demostrando pura humanidad en su accionar. Entonces nos
encontramos con una paradoja. Estos personajes completamente trastornados, que
son capaces de matar gatos para ganar dinero, de drogarse para evadir la
realidad, de pagar por sexo cosificando a la mujer (al menos Tummler lo hace,
en Solomon hay claramente otra intención, más pura) personajes que bajo la
óptica de cualquier película comercial serían aquellos malos que a raíz de sus
desgracias han caído en una locura que los ha mutado de su condición humana y
los ha transformado en verdaderos monstruos, estos personajes también son
capaces de tomarle el peso a la vida y no sólo ellos, en realidad la película
esta plagada de testimonios de ese estilo, testimonios de personajes con
ciertos aires patéticos que dentro de un suburbio devastado por un tornado son
capaces de ver la belleza en la vida y de querer mantenerla y aprovecharla.
Gracias a Gummo ahora el black metal es algo existencialista
Es esta la belleza que Gummo ofrece, nada que
ver con artificios Hiperreales dispuestos al consumo fácil, no, Korine se ríe
de eso, de hecho al inicio hay una escena entre Tummler y una chica, se besan
en un auto bajo la noche y entonces el joven rompe el romántico clima
diciéndole a su pareja “Tienes un grumo
en la teta” Así, sin más, porque aquella bella escena de la pareja
besándose a orillas del mar es quizás lo más falso que podríamos encontrar. Las imágenes dispuestas en el film las
podemos hallar también en la calle, en los suburbios, en los barrios bajos, en
los barrios donde se respire la verdadera humanidad. Hay una escena que como
imagen creo enmarca el sentido de belleza que la película ofrece, la escena en
cuestión está ya al final y es cuando ese muchacho que usaba orejas de conejo
(que finalmente nunca se resuelve qué cosa representaba) se besa bajo la lluvia
en una piscina con las dos hermanas rubias que buscaban un gato, mientras suena
de fondo la canción “Crying” de Roy Orbison. Esa escena, bella en su
composición, resume quizás todo el pensamiento de los chicos de Gummo: La vida
son instantes. Es ahí donde veo la belleza, una belleza más
profunda que los rostros atractivos y reproducibles en masa, una belleza que si
bien por un momento es posible transportarla a una imagen, resulta obsoleta sin
el contexto que la adecua, es decir, esa belleza no se podría descubrir o
revelar si no fuese en ese pueblo sórdido y devastado, con esos personajes
trastornados que después de todo saben apreciar la vida tanto o más que un
común burgués acechado en sus reglas y normas.
Si Jameson nos dice que el posmodernismo hace
nuevo lo viejo, haciendo que el arte pierda su capacidad de innovar (como bien
pasó con el Pop art) pareciera ser que entonces no queda otro camino que lo
esencial detrás de tanto artificio. Si queremos ir más hondo podemos decir que
en los escombros de este tornado posmoderno encontramos los restos de la
verdadera belleza que subyace en el arte de Gummo. Lo bello enmascarado en lo
feo. Citando a Baudelaire: “Entonces ¡Oh
mi belleza! Dile a los impíos gusanos/ que te devorarán a besos/ que he
conservado la forma y la divina esencia/ de nuestros amores descompuestos.-
*Algunas cosas que decir sobre esta entrada: Primero que todo puede parecer que está escrita de un modo distinto y tal vez sea porque la escribí el 2011 para una materia (problemática social) de la carrera de cine de la Universidad de Valparaíso, a mis tiernos 21 años. La verdad creo que es un buen informe, por ese tiempo estaba muy rayado dialecticamente con el posmodernismo y la belleza escondida y este trabajo refleja eso, pero creo honestamente que llegue a forzar algunos elementos presentes en está película para poder confeccionar el informe y por supuesto siento que rellene un gran vacio de ideas con sólo aire, pero de todas formas me saque una buena nota entonces...o el profesor le dio paja leer bien mi informe o los demás trabajos eran penca.
Lo segundo, me llama la atención lo azaroso del nombre que tomó esta sección, el cine que no vimos, igual voy a comentar sobre películas que realmente mucha gente vio y que si bien no han tenido la repercución comercial de otras, de todos modos son películas para nada oscuras de encontrar, por lo tanto no sé si cambiarle el nombre a la sección, aunque sí es cierto que lo que distingue esta sección de cualquier reseña de película X es que pretende ser, en realidad, más que una reseña un análisis desde algún vertice social/psicologico/filosofico de una película que no tuvo exito comercial, ¿qué opinan ustedes? ¿who cares? en fin, nos vemos.
Película: Historia de O
Año: 1975
Director: Just Jaeckin
País: Francia
Una joven fotografa de moda conocida como "O" (Corinne Clery) es llevada por su amante René (Udo Kier) al castillo de Roissy, donde está sujeta a varios rituales sexuales sadomasoquistas. Ella lleva un anillo como signo de su iniciación. Al salir del castillo convertida en esclava, O conoce a una modelo llamado Jacqueline por quien siente atracción mientras que René la lleva a conocer a Sir Stephen H (Anthony Steel), que fue criado comosu hermano mayor y por quien René siente sólo admiración. Los dos hombres comparten a "O". Sir Stephen la azota a menudo en la espalda lo que causa la excitación de Rene, no obstante O termina perteneciendo a Sir Stephen y se aleja de su ex amante. Más adelante "O" es enviada por Sir Stephen a la casa de campo de Anne-Marie (Christiane Minazzoli) donde ella y otras mujeres jóvenes se preparan para ser calificadas por Sir Stephen. La visita de "O" concluye con la inserción de unos anillos en los labios de su vulva y es marcada en las costillas con un hierro candente con las iniciales de Sir Stephen quien luego la comparte con otros dos hombres. Más tarde "O" lleva a Jacqueline al castillo de Roissy para que se convierta en su propia esclava. Por último "O" le hace una quemadura en la mano con un cigarrillo a Sir Stephen para indicar que él también es suyo.
La primera vez que vi esta película tenía veinte años y no supe muy bien cómo reaccionar al final de ésta,tenía una mezcla de emociones, sobre todo confusiones que bordeaban el asco, la vergüenza, el estupor y la maravilla. Teniendo clarito que era una ficción no pude sacarme de la cabeza las escenas de sadomasoquismo y sumisión a las que sometían a la protagonista, llegándome a cuestionar la intensión final del realizador; ¿se trataba de una obra de carácter misógino?; ¿una metáfora sobre el amor?; ¿Una cinta efectista y provocadora?; ¿Una delicadeza que sólo los franceses son capaces de entender? Las preguntas y las imágenes persistieron en mi cabeza, recuerdo que al terminar de ver la película estaba tan excitado (no en un sentido sexual) que no pude dormirme en toda la noche buscando información sobre lo que acaba de ver y en un par de horas había recabado lo poco que encontré en internet sobre el asunto y la cosa tampoco me quedo más clara, sin embargo, un simple filme setentero que yo había buscado con el primitivo objetivo de echarme una paja antes de dormirme había cambiado toda mi noche, supongo que es el fin último de cualquier película, de cualquier buena historia, motivarte a transformar tu realidad, abrir tu mente y movilizarla, hacer que tu percepción cambie.
Historia de O es en realidad una novela escrita por Dominic Aury, una intelectual francesa de profesión periodista en los años cincuenta, sesenta que se desempeñó como crítica de cine y literatura para diversas revistas especializadas así como traductora llegando a interpretar al francés libros de autores como Borges o Yukio Mishima. Aury se puso a trabajar de manera silenciosa (casi clandestina) en la escritura de Historia de O con el sincero objetivo de impresionar a su amante, el escritor francés Jean Paulhan quien en una fútil conversación le habría expresado que las mujeres no eran capaces de escribir buena literatura erótica, Aury lo tomó como un desafío y con la intención de impresionar a un hombre desde su mismo campo de batalla (la literatura) se embarco en una noche en la rápida escritura de una obra que no pretendía ser más que una punzante carta de amor, una respuesta a un juego que alguien sin querer le habría propuesto. La novela logro impresionar bastante a Paulhan, tanto que decidió publicarla, pero su amante estuvo muy dudosa de aceptar tal exposición, tímida y enfermiza se pasó en vela muchas noches sin saber muy bien cómo llevar a cabo el paso que Paulhan le ofrecía.
"Sade me ha hecho comprender que todos somos carceleros y que todos estamos presos, en el sentido de que siempre hay en nuestro interior alguien a quien nosotros mismos encadenamos, encerramos y hacemos callar. Por un curioso golpe de retroceso, sucede que la prisión misma se abre a la libertad. Los muros de una celda, la soledad, así como también la noche, la mayor de las soledades, la tibieza de las sábanas, el silencio, liberan a este desconocido a quien negamos la luz. Escapa de nosotros y se escapa sin fin, a través de los muros, a través de las edades y de las prohibiciones. Pasa de uno a otro, de una época a otra, de un país a otro, adopta un nombre u otro. Los que hablan por él no son sino traductores, a quienes, sin que se sepa por qué les ha sido permitido, por un instante, coger algunos hilos de esta red inmemorial de ensoñaciones proscritas. En resumidas cuentas, ahí van quince años"
Dominique Aury en el Prologo de Retorno a Roisy.
Decidió utilizar un seudónimo para no verse comprometida y los pocos cómplices que sabían de su experiencia les hizo jurar que no dijesen nada, de esta forma apareció Pauline Réage, nombre que tomo según ella de "dos grandes desvergonzadas de la historia" Pauline Borghese y Pauline Roland. Con una máscara sobre su autora la novela tomo su propio rumbo, muchos incluso dieron por hecho que la había escrito un hombre por la forma tan gráfica y brutal de narrar los pasajes de sexo, sin embargo, al mismo tiempo rondaba en todo el libro, en muchos párrafos una delicada y cuidada prosa que la hacían contrastar con la violencia directa de algunos momentos, la cuidada descripción de situaciones, la ornamentada prosa de ambientes chocaba con la descarada narración sexual que a ratos calaba hondo en el libro. Por supuesto fue un libro prohibido que rondó de manera secreta en sus primeros años teniendo un gran impacto en Estados Unidos cuya cultura de liberación sexual se empezaba a inscribir con fuerza en las universidades de los sesenta gracias a los siempre odiosos beatnik, cabe decir también que el libro tuvo una continuación...o algo así. "Retorno a Roisy"se publico quince años después que Historia de O (en ese libro la autora, siempre bajo el seudónimo de Pauline Réage, decidió contar cómo fue el proceso que la llevo a escribir tal libro) Para muchos en realidad se trata de un capitulo omitido que la propia autora había decidido eliminar de la novela original porque degradaba mucho la obra ¿en qué sentido? según André Pieyre de Mandiarguesel carácter de ensueño que suponía el primer libro se ve trastocado hasta al fondo por una realidad brutal dejando todo artificio de la historia anterior a un plano demasiado ordinario y cambiando la estética de fondo - no de forma - que proponía el primer libro, aún así "Retorno a Roisy" se puede tomar como el verdadero o al menos más justo final para Historia de O ya que el libro original terminaba con un capitulo inconcluso y con una concisa y cruda nota de la escritora informando que el libro tenía dos finales, uno en donde O se mataba y otro en donde decidía degradarse por voluntad propia, el final donde O se mataba porque Sir Stephen la abandonaba nunca se conoció (al menos hasta ahora) y salvo ese anuncio brutal que hace la autora en el primer libro no queda más que elegir tan fría conclusión e imaginársela por cuenta propia, en cambio el otro está descrito en "Retorno a Roisy" y sí se puede prefigurar como el final original que de todos modos concluye abierto a la imaginación del lector aunque logra cerrar la historia mucho mejor y más satisfactoriamente que el primer libro.
La película de Just Jaeckin estrenada en 1975 abarca sólo los acontecimientos narrados en el libro original y como toda película basada en una novela es una adaptación que se toma ciertas licencias, por ejemplo, el final que se le inventa, totalmente disonante de lo que indica el libro. Siempre se dirá que un libro (no importa cuál sea) estará metros arriba de su adaptación cinematográfica(kilómetros en muchos casos) y en este caso el argumento parece ser muchos más benevolente, suavizando algunos diálogos y características de los personajes así como también ciertos elementos, por ejemplo, en el libro después de que... cómo decirlo... los hombres socavan brutalmente a O en su primera llegada al castillo de Roisy, su joven amante Rene al verla lacerada, violada y humillada sólo la toma para que ésta le haga una felación con diligencia y orgullo, en la película aquello no pasa. También la participación y fijación lésbica de la pequeña Natalie (hermana menor de Jaqueline) hacía O en la película es algo totalmente censurado y reemplazado por la propia Jaqueline, igual todo esto no logra apabullar el peso duro y atrayente de las imágenes. Si el libro es rico en matices sobre las descripciones tanto físicas como psicológicas que bien sabe esgrimir la autora en momentos determinados (como cuando O está en ese agujero esperando ser liberada y en el entre tanto es violada por anónimos visitantes) Jeackin se la juega por un estilismo cuidado (que ya había ensayado en su primera obra, nada menos que Emmanuelle con Sylvia Kristel en aquel legendario protagónico) una fotografía con iluminación en colores suaves y atmosfera difuminada - propia de David Hamiltón - que refleje la prosa delicada de Aury, Jeackin no inserta imágenes crudas adrede ni violenta los ojos del espectador con sexo explicito de sopetón, deja el peso dramático sobre el argumento y sobre la estupenda actuación de la bellísima Corinne Clery cuya fragilidad transmitida ante cada suspiro te hace temblar con cada azote que le dan y ni hablar de cuando la marcan con fierro ardiente, sin la necesidad de enseñar el dolor ya había transmitido todo el suplicio de su protagonista a través de las miradas, los gritos mudos y la tensión del cuerpo. El tiempo está bien manejado sin sobrepasarse ni limitarse, es lo justo y necesario que requiere la obra.
No encontramos entonces ante una obra erótica que debería ser del gusto de mujeres por su cuidado orden y detalle, pero a la vez persigue el sueño machista de poner sus garras sobre una mujer sumisa y resignada, de esta forma el choque de efectos, el contrapunto puede devorar la cabeza de un neófito que busca razones más que sensaciones. Eso me pasó a mí la primera vez que la vi, no entendía cómo recepcionar tal obra y no es que fuese un completo perdido en el tema, a mis veinte años ya había leído (con cierta inocente repulsión, pero atractiva curiosidad) algún pasaje de Sade y había visto películas extremas en cuanto al tratamiento de la esclavitud y la violencia como aquella inmortal y maldita obra de Pasolini "Saló o los 120 días en Sodoma", pero todo eso lo llevaba a un plano muy metafórico, muy mental y lo procesaba desde un punto más bien intelectual, con esta película "Historia de O" que después de todo no dejaba de ser un producto comercial de la época a la única conclusión que pude llegar es que no me cabía en la cabeza que tan cuidada producción entregase un "mensaje" tan brutal, básicamente no llegaba a entender todavía que lo hermoso no necesariamente debía obedecer a la regla de lo bonito, puede haber belleza también en lo cruel como bien apunta O en sus primeras reflexiones a la llegada del castillo. Tiempo después leí el libro con el conocimiento previo de cuál fue su verdadero proceso de producción y pude notar en él ciertos rastros de confesión disfrazadas de ficción, por ejemplo hay un pasaje de la novela en donde O ya siendo esclava total de Sir Stephen es llevada a que la depilen, la mujer que la va a depilar se sorprende al advertir las marcas de fusta que tiene O en su cuerpo y le pregunta de qué se trata, O le cuenta y la mujer se horroriza sin poder comprender cómo se deja hacer ese tipo de cosas, O simplemente quiere que comprenda que ella es feliz viviendo así. ¿Podría ser eso acaso la declaración de una mujer que tiene que soportar la clandestinidad en su relación? Al menos yo lo vi así, nadie entiende por qué soporta ser la otra, pero ella no quiere que la entiendan, sólo quiere que sepan que es feliz y ya.
En la película se recaba mucho en la palabra amor tanto de parte de Sir Stephen como de O, en el libro el amor parece ser sólo un motivo existencial de la protagonista y los demás recaban en aquello de manera nula, lo que me da más pistas a suponer que el libro puede llegar a tener ribetes de diario íntimo (que novela no lo hace en todo caso) Así mismo en la película se hace hincapié en ciertos momentos sobre lo bien que O lo pasa al ser poseída por otros hombres, lo cual se muestra como una especie de placer-culpa porque está disfrutando del sexo que le dan otros hombres y no sólo su hombre, en el libro esto se describe de forma más liminal y lo que más se promueve es la resignación de O. También la actitud de Sir Stephen al pasar la película parece más la de un hombre enamorado, de hecho en una escena se levanta de la mesa y se retira ofuscado porque no soporta que otro hombre ultraje a O en su presencia (recordemos que O es propiedad de cualquiera que sea parte de esa sociedad secreta de hombres, por lo que puede ser violada a gusto de cualquiera, O es un objeto, su solo nombre es una abertura) Sir Stephen en la película rápidamente se le muestra como un hombre enamorado, su dureza inicial se aplaca muy pronto, la película tiene la intención de suavizar el carácter duro inamovible que presenta este personaje en el libro para dar una sensación más reciproca, de ahí también el final en donde Sir Stephen se deja quemar la mano para pasar a ser también propiedad de O, en el libro O es una heroína trágica destinada a la degradación como modo de vida sin posibilidad de llevar una relación reciproca. Ante esto es importante entonces separar varias cosas.
-Primero que todo creo que el libro no está escrito ni de asomo para un público BDSM, obviamente por su carácter frontal y decidido no podemos negar que toma elementos muy propios de la corriente sado, pero el libro pretende ser una carta de amor y nada más, de hecho O podría bien ser un alter ego de su autora quien no tenía intención de vender, ni de provocar al público pacato. Eso sí, no se puede negar el carácter fundacional del libro para la nueva cultura BDSM que encuentra en O constante inspiración para centrar sus bases, no voy a negar que haya también más literatura erótica que sentara principios o inspiración, pero es quizás O el libro que más bien calza en cuanto a este juego de sumisión-obediencia y amor en medio de todo. En la película constantemente se dice que O hace lo que hace por su propia voluntad y se le recuerda que siempre puede retactarse, algo muy propio de lo que son los contratos sadomasoquistas en donde uno pone sus reglas y decide qué es lo que quiere. En el libro eso no se explicita tanto si no que se cala hondo en la mente de su protagonista quien prefiere entregarse como siervo y dejar su destino en manos de otro, haciendo incluso una interesante comparación con lo religioso en algún pasaje de la obra, lo que si bien no exhime la novela dentro de una corriente BDSM, tampoco la exhime como una declaración furibunda de una mujer enamorada, teniendo los antecedentes a la vista lo segundo gana más peso que lo primero.
-La película se estreno 23 años después de que se publicase el libro, ya había toda una cultura sexual abierta en Europa y Estados Unidos, pensadores intelectuales como Foucault estaban legitimando mucho más la manera sobre cómo se debía resistir la normalidad impuesta del sexo y aceptar la exploración de otro tipo de conductas. Había otra recepción en general y para los entendidos la trama no iba a sorprender tanto. Ante este panorama Jeackin, no obstante, no entrega una propuesta que sólo puede ser recibida en nichos si no que crea una obra erótica con pretensión masiva por lo que tampoco podemos hablar que es una película disfrutable sólo desde la posición de un BDSM, no obstante, aquel final inventado, ese cambio de rol e igualdad de nivel que se establece entre Sir Stephen y O es un guiño total a los cambios de rol entre un Topy un Bottom quienes pueden cambiar sus posiciones en la medida que sientan el deseo de hacerlo. En lo que a mi respecta la película es mucho más BDSM que el libro, pero es por una cosa de recepción lógica, el libro ya había cosechado su publico y las mentes estaban más abiertas a interpretar la historia de esa forma.
-¿La película y el libro pueden ser tomados también como una metáfora? Por qué no, nada lo anularía, he leído comentario de mujeres que se sienten atraídas por la película, pero ofendidas por el argumento y su interpretación de la historia es más o menos así: El amor disfrazado de posesividad en donde un hombre se cree el dueño absoluto de la mujer y ésta por corresponderle en ese amor es capaz de dejarse humillar y degradar hasta los niveles más bajos.
Podría ser un análisis medio moralista, pero no está tan lejos de lo que la autora implícitamente quiso exponer, esta forma de pensar el argumento desbanda todas las flores que la interpretación BDSM realiza. Yo creo que igual es válido e incluso funciona bastante bien para fomentar un acertado feminismo hacía el patriarcado y una reflexión sensible desde el punto de vista de los hombres hacía cómo llevan su relación. Uno de los comentarios en youtube de una chica que había visto la película decía algo así como "Mejor me busco a alguien normal y punto" a lo que otra le respondía "Y qué es normal" Y es cierto, ¿quién puede designar lo que es normal sin caer quizás en ese mismo juego de sumisión y control implícito? Yo mismo estoy en un constante juego de sumisión-control en mi relación, cuando lo entendí así las lazos humanos se me hacen más interesantes de analizar. Creo que el análisis alegórico está bien, pero cuando se simplifica en puro moralismo se cae todo a pedazos.
Actualmente el erotismo sádico se ha vuelto a poner de moda gracias al éxito de la trilogía de "50 sombras de Grey" que pronto tendrá su película, yo no he leído ninguno de esos libros por lo que no puedo criticar la saga sólo porque tiene éxito comercial y es leído por un público del que muchos no se esperan que lea cosas profundas, sin embargo, no está de más repasar clásicos olvidados que han quedado archivados sólo para el gusto de algunos, como digo es algo que siempre abre la mente y no deja indiferente a nadie, viendo o leyendo Historia de O muchos podrán hacerse una opinión crítica más acabada de 50 sombras, sin duda. Por último decir que Historia de O tuvo una secuelaen el cine en 1984 que cuenta con otro director, otra productora y nuevos actores, sacando del rol protagonica a Corine Clery, si bien esta entrega se llama igual que la "segunda parte oficial" de la novela, es decir "Retorno a Roisy", cuenta con un argumento completamente distinto que no tiene nada que ver con la original mostrando a O como una Dominatrix en una misión para desprestigiar moralmente a una poderosa familia, el estilismo de esta película tampoco llega a la altura de la primera, siendo una obra mucho más efectista y rebuscada en algunos aspectos (ahora las mujeres son totalmente llevadas a la calidad de objeto simulando ser lámparas o mesas) Años después, el 2002 se realizó un remake en estados unidos en plan mucho más softporn llamada The story of O: Untold Pleasures que ha quedado en la oscuridad al igual que unaserie de televisión brasileña del año 1992 protagonizada por Claudia Cepeda que a primera vista brilla por su desprolija producción en comparación a la obra original. También el ilustrador y dibujante frances Guido Crepax hizo lo propio interpretando bajo su código la controvertida obra.
Sólo necesitaba amor
Por último quería rescatar la increíble banda sonora de Pierre Bachelet, muy propia de la época setentera con delicados rasgos de música italiana en los coros y estribillos, todo eso logra transmitir con creces esa sensación conmovedora y aterradora ante las vivencias de O.-