PINO8 - La maldición de Chile
Hace poco se celebraron
las fiestas patrias en Chile, mi país de origen, pero a diferencia de muchos
otros países Latinoamericanos que sí celebran sus fiestas de independencia
durante el mes de Septiembre, en Chile lo que se celebra realmente es la primera
junta de Gobierno que los patriotas aprovecharon de hacer durante el tiempo que
el rey de España estuvo apresado por el hermano de Napoleón, es decir, se
aprovecharon del caos y tomaron el control del país un ratito, pero no fue la
independencia, la independencia de Chile se llevó a cabo el 12 de Febrero de
1818 y su acta se encuentra hasta el día de hoy en la ciudad de Talca, pero eso
a nadie le importa y la verdad es que actualmente el concepto de independencia
está cuestionado por varios intelectuales y pensadores….Pero bueno, lo que pasa
realmente en Septiembre es que llega la primavera, da calor y aprovechando que
las instituciones “legalizan” la toma de
alcohol descriteriada todo el mundo se va de juerga a un punto de extremismo
brutal (tan así que este año un poco antes de las fiestas patrias hubo un
terremoto grado 8.8, murieron 12 personas…pero en las fiestas patrias murieroncomo 32 por causa directa o indirecta del alcohol) Pero bueno haciendo un
conglomerado de cosas quiero aprovechar el pánico del contexto y aunque ya ha
pasado el tiempo recomendar 5 dispares películas Chilenas que siento yo
representan bastante bien la idiosincrasia de lo que podría ser este alicaído
país y que se deberían apreciar en algún punto de lo que queda de este mes (o
en cualquier mes en realidad, vale hongo el patriotismo estúpido que nos
imponen las autoridades, Y yo tomo cuando quiero, no cuando se me permite
carnavalescamente)
05.- “Matar un hombre”
Alejandro Férnandez (2014)
Sinopsis: Jorge, es un padre de familia esforzado. El
dinero les alcanza para cubrir sus necesidades. Una tarde es asaltado por
Kalule, un conocido delincuente de la población donde viven. Su hijo decide
recuperar lo poco y nada que su padre tenía. Kalule, al verse increpado, balea
al joven, quien salva de la muerte. Kalule es condenado a sólo dos años y un
día de cárcel. Al salir, Kalule decide intimidar a toda la familia. La policía
dice que no puede hacer nada. Jorge decide hacer justicia por sí mismo.
Basada en la historia
real de un hombre que decidió asesinar a otro porque constantemente acosaba a
su familia debido a una rencilla que tuvieron. Este largometraje me parece
solemne por varias razones. Primero que todo se acerca a un Chile común y
corriente (sí, sé que es un argumento estúpido y común, pero espérenme tantito)
al chile de barrio, sin artificios, estereotipos ni dobleces narrativos que pretendan
impactar. No intenta mostrarnos un mundo desgarrador, ni un submundo del
crimen, no veremos un narcotraficante, ni un cabro adentrándose en una mafia de
poca manta, no, es simplemente un barrio más de un chile clase media-baja en
donde pasan cosas malas de las que todos los vecinos se hacen los locos ¡como
en todos lados! Segundo, la historia muy lineal, predecible y hasta poco
original se pasa por el culo toda esa falta de superchería siendo totalmente
sincera, pocas veces una película alcanza un grado de sinceridad y despojo
conectando con el espectador que sienta
y acepte aquella realidad como cercana. Tercero la estética de la película está
muy bien cuidada, el detalle de los planos con mucho aire, el silencio no
morboso de los personajes si no que complementario a toda acción y momento, el
relato que se hilvana con fuerza, pese a su sencillez es una muestra muy íntima
del director de dar cuenta de un universo moral extremo “¿Hasta dónde
llegaríamos nosotros por proteger a nuestra familia?” pregunta que sí se hace
al aire resulta fácil, pero que viendo esta excelente obra no resulta tan
simpática de responder. Recomendada a ojos cerrados. Si quieres saber de más
laureles, la película fue ganadora de un Sundance en la sección Films internacional.
04.- “Empaná de pino”
Winci (2008)
Sinopsis: La trama se centra en la historia de “Hija
de Perra”, una mujer que junto a su sirvienta y esclava “Perdida” se dedican a
vender en una feria libre empanadas de pino hechas de carne humana. La obsesión
de “Hija de Perra” por revivir a Caballo, su esposo muerto, la llevan a entrar
en contacto con seres sobrenaturales capaces de volverle la vida a su ser
amado, a cambio de una gran ofrenda.
No sé si del todo
tributario a John Watter y a su insuperable Divine en “Pink Flamingos” (a pesar
de que el mismo director diga que es así) pero es imposible no remitir directamente a
aquella horrible cinta de culto cuando nos encontramos con una cosa como esta “Empaná de pino” pone en
escena a la performance chilena Hija de perra (fallecida el año pasado) en el papel de una pérfida psicópata amante de
la lujuria, el alcohol y las drogas. Bueno y obviamente sumado al hecho de que
se trata de un travesti dominante que sodomiza y subvierte a su propia esclava
llamada Perdida. El proyecto no deja de tener una estética asfixiante y sucia
que le viene de perillas al asunto, una historia que a pesar de todo lo
caricaturizable resulta muy típica, muy del Chile que muchos se niegan a ver,
de lo urbano y marginal que se respira con solo caminar por los alrededores más
periféricos de la ciudad. Aquí sí hay exageración, no hay misericordia por el
ridículo y sus efectos, pero es la tónica del filme, según su propio director
una idea que se acerca aquel catártico experimento que Jodorowsky llamo teatro Pánico: "La línea que me gusta trabajar visualmente coincide con esto, por
ello nos colaboramos mutuamente. Yo le llamo terrorismo visual, y tiene que ver
con una ira acumulada por no obtener financiamiento para mis proyectos y las
ganas de remover el audiovisual chileno, que me parece muy poco atractivo.
Tenía la idea de Alejandro Jodorowsky y su Teatro Pánico, de crear imágenes muy
potentes" Entiendo que no es un cine muy sofisticado, tampoco es una
película correcta, mezcla en una licuadora gatitos y cachorritos y te los sirve
en un licuado que te obliga a tomarte, pero que te puedo decir, el cine Z es mi
pasión y es un agasajo que existan valientes en Chile que a pesar de todo se
atrevan con estas tonteras a pesar de voce. In memoriam de la señorita Hija de
perra, por supuesto.
03.- “Diálogo de
exiliados” de Raúl Ruiz (1975)
Sinopsis: Poco después de la caída de Salvador Allende
en Chile, un artista que simpatiza con la Junta Militar de Gobierno llega a
París para cantar sobre lo que él considera la nueva realidad del país. Un
grupo de exiliados chilenos se topa con él y deciden secuestrarlo de una manera
bastante peculiar: llevándolo de farra. Pronto, sin embargo, resurgen sus
vicios más pesados: la incapacidad de organizarse, el asambleísmo inoperante
que los obliga a votar hasta para tomar las más nimias decisiones, las
diferencias de clase entre los exiliados burgueses y los exiliados obreros y,
en particular, la vacía retórica de un discurso político más preocupado por
conseguir aplausos (y fondos de ayuda internacional) que de resolver su
situación.
Para el fatídico golpe
de estado, Ruíz sabía que todo se pondría cada vez peor y pesco sus cosas y
tuvo que irse lejos como tantos otros lo hicieron, los años de exilio, sin
embargo, fueron fructíferos y beneficiosos para la carrera de este gran
cineasta chileno tan ignorado por el país por intensos años (así como otros
tantos grandes, Gabriela Mistral, por ejemplo) Con la mal sazón de la
traumática experiencia del golpe de estado y la urgencia de gritar al mundo y
expresar desde donde mejor sabía hacerlo cómo decir y hacer lo que había
vivido, Ruiz junto un pequeño grupo de amigos franceses que le sirvieron como
soporte técnico y convenciendo a algunos actores (o medio actores porque había
mucho periodista actuando ahí) Chilenos que estaban en el exilio dio rienda suelta a esta película que muchos
la consideraron en su momento un pésimo chiste. La verdad es que no puede ser
más cierto según el contexto en que esto se exhibió, es más, la película hizo
pensar a muchos que Ruiz apoyaba la dictadura de Pinochet. Lo que el director
realmente quería enseñar según sus propias palabras: “Era mostrar la vida cotidiana de los exiliados y sus posibles
perspectivas políticas. Pero políticas en el quehacer diario. No declaraciones
políticas, sino qué impresión se puede sacar de gente que vive en una situación
paródica, como si aún estuviera en Chile y todavía tuviera poder. Todo era
parodia en el peor sentido del término, pues no había ningún chiste” Por
alguna razón, sea por la propia picardía de Ruiz, su visión aguda y punzante de
una realidad que aunque estaba hecha pedazos él veía con lucidez o simplemente
porque nadie pudo aparentar algo distinto ante la cámara, Ruiz logra dar el
enfoque más rompe esquema de un grupo de exiliados mostrando todas las caras
posibles, desde personas que se aprovechan de la situación para hacer riqueza,
a otros que realmente la pasan mal y añoran con rabia el país del que fueron
exiliados. Esta escaramuza de personajes
logra ser totalmente hilarante viéndolo todo ahora con el peso del tiempo a
nuestro favor, pero en su momento no cayó para nada bien, era como burlarse de
algo que para nadie podía resultar divertido, sin caer si quiera en el humor
negro Ruiz remataba (en el peor sentido de la palabra para el contexto) con los
exiliados y es que dicha sea la verdad, habían exiliados y exiliados, unos
cuantos tenían contactos e hicieron una gran vida en el extranjero al punto que
de que al volver a Chile sólo lo hicieron para apropiarse de más dinero. No es
pecado mostrar la verdad, sin intenciones de mistificar nada sino que de
retratar casi etnológicamente un proceso duro, Ruiz apunta a una realidad que
no debe ser olvidada, claro que dolió en su momento y Ruiz fue muy criticado y
quizás muchos círculos se le cerraron, pero él nunca se arrepintió de hacerlo.
Por lo mismo es uno de mis cineastas favoritos quien mejor pudo retratar ese
carisma psicológico de los chilenos en momentos tan álgidos como ese.
02.- “Carrete de
verano” Patricia Mora - Marcos de Aguirre (1984)
Sinopsis: Un recorrido social por los balnearios del
litoral central, deteniéndose en distintos grupos de jóvenes que disfrutan de
sus vacaciones de acuerdo a sus posibilidades económicas. En un marco de relajo
y diversión surgen los temas que a todos inquietan: el trabajo, el estudio, el
pololeo, la relación con los padres, el futuro, el país y por supuesto, el
carrete.
La juventud de los 80,
una época que hasta el día de hoy tiene unas tremendas secuelas en todos
nosotros. Este documental lo vi sin mucho ánimo, pensando que no sería nada
especial, que se sostendría en las típicas fijaciones que los directores tienen
sobre cómo se debe retratar a un joven, ciertamente me alegra haberme
equivocado. El espíritu de una juventud perdida, pero con mucho que decir, eso
es lo que se ve. El documental escarba con ímpetu por todos los estratos
sociales dándoles voces profundamente decisivas a una generación que le toco
desarrollarse en un periodo que empezaba poco a poco a matizarse en los duros
colores de la vida. Vemos chicos de clase muy baja y de clase muy alta
hablándole a la cámara de forma espontánea (claro que para unos la
espontaneidad resulta más natural por así decirlo que para otros) explicando
qué harán durante las vacaciones, algunos saldrán a bailar a boliches
exclusivos, otros harán juntas en sus casas en la playa con otros amigos (y supuestamente
sólo tomarán bebida) otros en cambio saldrán a la playa para acampar, otros
mochilearán, otros trabajarán, la gran mayoría se inventara algo durante el fin
de semana y bastantes se emborracharan hasta más no poder. Premio el esfuerzo
de los realizadores de querer llevar la máxima cantidad de opiniones posibles,
de no encasillarse por un solo grupo de jóvenes si bien aún así se termina
haciendo poco, pero la inmensa cantidad de entrevistas otorga joyitas
impecables y estimulantes para quien sepa encontrarlas. Vemos versiones más
jóvenes de conocidos artistas dando exclusividades acerca de su experiencia con
las drogas y con los carretes (sale Javiera Parra, Daniel Muñoz, Ángel Parra, Pera
cuadra, cuando nadie los conocía) salen jóvenes que en el futuro se
convertirían en políticos y empresarios hablando sobre lo que creen que
significa este “proceso militar” y sus conclusiones para un futuro de lo que debería
venir en chile (todos coinciden que debería ser una democracia, pero qué clase
de democracia, en la respuesta incompleta encontramos la verdadera pista que
nos quieren dar) Por supuesto no faltan los borrachines que por medio de
intrépidos momentos bien captados por la cámara dejan entrever el trasfondo más
difícil de esa época (“No te pongay a pensar en el Tatita , por que si te ponis
a pensar en él, estamos cagados”, le
dice un joven a otro que apesumbrado y medio borracho cuenta casi al voleo que
su madre que fue detenida en el 73 y no la había vuelto a ver)
El documental es un
verdadero caramelo para quien lo sepa disfrutar, llega con mucha fuerza a los
jóvenes de hoy que pesar de tanta modernidad, tanta redes social y tanta
diversidad, casi nada ha cambiado, las formas de soñar, de perderse y de
carretear siguen siendo muy comunes, estelar es el momento en que el director
le explica a unos despistados jóvenes que significa carrete y el aludido
comprende de inmediato y le dice “Ah, ósea hueviar” de los 80 a esta época no
ha pasado tanto como nos gustaría pensar.
Bonus: En un minuto de
la película aparece un borrachin gritando por alguna razón el nombre “Juanin
Juan Harry” en reiteradas ocasiones, supuestamente los creadores de 31 Minutos
de ahí sacaron la idea para bautizar a su tierno personaje del mismo modo.
01.- “Volantín cortao”
Diego Ayala y Aníbal Cófre (2013)
Argumento: Volantín Cortao” cuenta la historia de
Paulina (Loreto Velázquez), una joven de 21 años, estudiante de trabajo social
que está haciendo su práctica en un centro de reinserción de menores. Ahí
conoce a Manuel (René Miranda), un adolescente de 16 años con quien empieza una
relación de amistad que la lleva a cuestionar su vocación y a vivir una nueva
adolescencia, esta vez libre de costumbres y rutina, robando horas de un mundo
que no le pertenece.
Ya sé, ya sé. La
idiosincrasia Chilena puede estar inserta en un millón de otras películas más
simpáticas y aguerridas partiendo por “El chacotero sentimental”; “Machuca”;
“La fiebre del loco”, “Historias de futbol”, “Ilusiones ópticas”, "El leyton"; “Los
debutantes” y un largo etc, etc que no parará porque nunca nos pondremos de
acuerdo, pero a mi humirde lista le quería proponer esta película igual de
humirde que seguramente el tiempo la olvidará porque aunque le fue bien en
crítica no arrasó de una forma tan avasallante como “Matar un hombre” y la verdad es que a muchos cínicos no les gusto
su mensaje frío y duro. Se nos muestra un mundo marginal que sigue siendo tan
próximo al mundo de cualquier ciudadano normal al punto que uno se asusta de
hasta donde la ficción que se me muestra es tal. Ciertamente en la película se
da el ancestral juego de cruza de clases sociales, pero no de una típica forma
brusca, artificiosa ni menos pedagógica. Se presenta como se podría dar en una
realidad común, en una historia normal, y esa es la fuerza de este relato, una
pequeña historia que llega a representar la de cualquiera que se atreve a salir
de su casa y enfrentar el mundo más allá del cumulo de sensaciones que la tele
te hace creer. En un país tan careta como lo es Chile donde el arribismo se ha
convertido en un modo típico de progresar en cuanto a amistades y la realidad
para el pobre no es otra cosa que la forma que se imponen desde la institución
televisiva, este tipo de películas que muestran sin ánimo de etiquetar nada ni
de mostrar para choquear una realidad que no es desconocida, pero sí ignorada,
merece todo el apoyo del mundo.
Volantin cortao tampoco
deja de ser una historia de amor, de amistad, de crisis juvenil y de ambiciones
perdidas, una historia personal e introspectiva que logra levantar un reflejo
muy puro de Chile, de sus sectores abandonados, de la parte que la sociedad
oculta, de los problemas que nos avergüenzan, todo esto es mi conclusión no es
que la película me lo eche en cara, pero no es difícil tampoco sentir aquellas
cosas al momento de ver esto. Una obra compacta, juvenil, violenta y llena de
sentimiento temerario, deudora del cine de los hermanos Dardenne y prometedora
de un cumulo de secuelas (no directas obviamente, si no que espirituales) que
pueden dar mucho que hablar si se sigue perfeccionando este camino que ambos
jóvenes directores han sabido tomar. Una experiencia aleccionadora y que te
hace mirar y repensar el país en el que vivimos más allá de nostalgias, de
risas y de llantos.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario