jueves, 24 de septiembre de 2015

5 Películas que resumen muy bien la idiosincracia Chilena



 
            PINO8 - La maldición de Chile

Hace poco se celebraron las fiestas patrias en Chile, mi país de origen, pero a diferencia de muchos otros países Latinoamericanos que sí celebran sus fiestas de independencia durante el mes de Septiembre, en Chile lo que se celebra realmente es la primera junta de Gobierno que los patriotas aprovecharon de hacer durante el tiempo que el rey de España estuvo apresado por el hermano de Napoleón, es decir, se aprovecharon del caos y tomaron el control del país un ratito, pero no fue la independencia, la independencia de Chile se llevó a cabo el 12 de Febrero de 1818 y su acta se encuentra hasta el día de hoy en la ciudad de Talca, pero eso a nadie le importa y la verdad es que actualmente el concepto de independencia está cuestionado por varios intelectuales y pensadores….Pero bueno, lo que pasa realmente en Septiembre es que llega la primavera, da calor y aprovechando que las instituciones “legalizan”  la toma de alcohol descriteriada todo el mundo se va de juerga a un punto de extremismo brutal (tan así que este año un poco antes de las fiestas patrias hubo un terremoto grado 8.8, murieron 12 personas…pero en las fiestas patrias murieroncomo 32 por causa directa o indirecta del alcohol) Pero bueno haciendo un conglomerado de cosas quiero aprovechar el pánico del contexto y aunque ya ha pasado el tiempo recomendar 5 dispares películas Chilenas que siento yo representan bastante bien la idiosincrasia de lo que podría ser este alicaído país y que se deberían apreciar en algún punto de lo que queda de este mes (o en cualquier mes en realidad, vale hongo el patriotismo estúpido que nos imponen las autoridades, Y yo tomo cuando quiero, no cuando se me permite carnavalescamente)

05.- “Matar un hombre” Alejandro Férnandez (2014)


Sinopsis: Jorge, es un padre de familia esforzado. El dinero les alcanza para cubrir sus necesidades. Una tarde es asaltado por Kalule, un conocido delincuente de la población donde viven. Su hijo decide recuperar lo poco y nada que su padre tenía. Kalule, al verse increpado, balea al joven, quien salva de la muerte. Kalule es condenado a sólo dos años y un día de cárcel. Al salir, Kalule decide intimidar a toda la familia. La policía dice que no puede hacer nada. Jorge decide hacer justicia por sí mismo.


Basada en la historia real de un hombre que decidió asesinar a otro porque constantemente acosaba a su familia debido a una rencilla que tuvieron. Este largometraje me parece solemne por varias razones. Primero que todo se acerca a un Chile común y corriente (sí, sé que es un argumento estúpido y común, pero espérenme tantito) al chile de barrio, sin artificios, estereotipos ni dobleces narrativos que pretendan impactar. No intenta mostrarnos un mundo desgarrador, ni un submundo del crimen, no veremos un narcotraficante, ni un cabro adentrándose en una mafia de poca manta, no, es simplemente un barrio más de un chile clase media-baja en donde pasan cosas malas de las que todos los vecinos se hacen los locos ¡como en todos lados! Segundo, la historia muy lineal, predecible y hasta poco original se pasa por el culo toda esa falta de superchería siendo totalmente sincera, pocas veces una película alcanza un grado de sinceridad y despojo conectando con el espectador que  sienta y acepte aquella realidad como cercana. Tercero la estética de la película está muy bien cuidada, el detalle de los planos con mucho aire, el silencio no morboso de los personajes si no que complementario a toda acción y momento, el relato que se hilvana con fuerza, pese a su sencillez es una muestra muy íntima del director de dar cuenta de un universo moral extremo “¿Hasta dónde llegaríamos nosotros por proteger a nuestra familia?” pregunta que sí se hace al aire resulta fácil, pero que viendo esta excelente obra no resulta tan simpática de responder. Recomendada a ojos cerrados. Si quieres saber de más laureles, la película fue ganadora de un Sundance en la sección Films internacional.



04.- “Empaná de pino” Winci (2008)


Sinopsis: La trama se centra en la historia de “Hija de Perra”, una mujer que junto a su sirvienta y esclava “Perdida” se dedican a vender en una feria libre empanadas de pino hechas de carne humana. La obsesión de “Hija de Perra” por revivir a Caballo, su esposo muerto, la llevan a entrar en contacto con seres sobrenaturales capaces de volverle la vida a su ser amado, a cambio de una gran ofrenda.

No sé si del todo tributario a John Watter y a su insuperable Divine en “Pink Flamingos” (a pesar de que el mismo director diga que es así)  pero es imposible no remitir directamente a aquella horrible cinta de culto cuando nos encontramos con una  cosa como esta “Empaná de pino” pone en escena a la performance chilena  Hija de perra (fallecida el año pasado) en el papel de una pérfida psicópata amante de la lujuria, el alcohol y las drogas. Bueno y obviamente sumado al hecho de que se trata de un travesti dominante que sodomiza y subvierte a su propia esclava llamada Perdida. El proyecto no deja de tener una estética asfixiante y sucia que le viene de perillas al asunto, una historia que a pesar de todo lo caricaturizable resulta muy típica, muy del Chile que muchos se niegan a ver, de lo urbano y marginal que se respira con solo caminar por los alrededores más periféricos de la ciudad. Aquí sí hay exageración, no hay misericordia por el ridículo y sus efectos, pero es la tónica del filme, según su propio director una idea que se acerca aquel catártico experimento que Jodorowsky llamo teatro Pánico: "La línea que me gusta trabajar visualmente coincide con esto, por ello nos colaboramos mutuamente. Yo le llamo terrorismo visual, y tiene que ver con una ira acumulada por no obtener financiamiento para mis proyectos y las ganas de remover el audiovisual chileno, que me parece muy poco atractivo. Tenía la idea de Alejandro Jodorowsky y su Teatro Pánico, de crear imágenes muy potentes" Entiendo que no es un cine muy sofisticado, tampoco es una película correcta, mezcla en una licuadora gatitos y cachorritos y te los sirve en un licuado que te obliga a tomarte, pero que te puedo decir, el cine Z es mi pasión y es un agasajo que existan valientes en Chile que a pesar de todo se atrevan con estas tonteras a pesar de voce. In memoriam de la señorita Hija de perra, por supuesto.



03.- “Diálogo de exiliados” de Raúl Ruiz (1975)

Sinopsis: Poco después de la caída de Salvador Allende en Chile, un artista que simpatiza con la Junta Militar de Gobierno llega a París para cantar sobre lo que él considera la nueva realidad del país. Un grupo de exiliados chilenos se topa con él y deciden secuestrarlo de una manera bastante peculiar: llevándolo de farra. Pronto, sin embargo, resurgen sus vicios más pesados: la incapacidad de organizarse, el asambleísmo inoperante que los obliga a votar hasta para tomar las más nimias decisiones, las diferencias de clase entre los exiliados burgueses y los exiliados obreros y, en particular, la vacía retórica de un discurso político más preocupado por conseguir aplausos (y fondos de ayuda internacional) que de resolver su situación.

Para el fatídico golpe de estado, Ruíz sabía que todo se pondría cada vez peor y pesco sus cosas y tuvo que irse lejos como tantos otros lo hicieron, los años de exilio, sin embargo, fueron fructíferos y beneficiosos para la carrera de este gran cineasta chileno tan ignorado por el país por intensos años (así como otros tantos grandes, Gabriela Mistral, por ejemplo) Con la mal sazón de la traumática experiencia del golpe de estado y la urgencia de gritar al mundo y expresar desde donde mejor sabía hacerlo cómo decir y hacer lo que había vivido, Ruiz junto un pequeño grupo de amigos franceses que le sirvieron como soporte técnico y convenciendo a algunos actores (o medio actores porque había mucho periodista actuando ahí) Chilenos que estaban en el exilio  dio rienda suelta a esta película que muchos la consideraron en su momento un pésimo chiste. La verdad es que no puede ser más cierto según el contexto en que esto se exhibió, es más, la película hizo pensar a muchos que Ruiz apoyaba la dictadura de Pinochet. Lo que el director realmente quería enseñar según sus propias palabras: “Era mostrar la vida cotidiana de los exiliados y sus posibles perspectivas políticas. Pero políticas en el quehacer diario. No declaraciones políticas, sino qué impresión se puede sacar de gente que vive en una situación paródica, como si aún estuviera en Chile y todavía tuviera poder. Todo era parodia en el peor sentido del término, pues no había ningún chiste” Por alguna razón, sea por la propia picardía de Ruiz, su visión aguda y punzante de una realidad que aunque estaba hecha  pedazos él veía con lucidez o simplemente porque nadie pudo aparentar algo distinto ante la cámara, Ruiz logra dar el enfoque más rompe esquema de un grupo de exiliados mostrando todas las caras posibles, desde personas que se aprovechan de la situación para hacer riqueza, a otros que realmente la pasan mal y añoran con rabia el país del que fueron exiliados. Esta escaramuza  de personajes logra ser totalmente hilarante viéndolo todo ahora con el peso del tiempo a nuestro favor, pero en su momento no cayó para nada bien, era como burlarse de algo que para nadie podía resultar divertido, sin caer si quiera en el humor negro Ruiz remataba (en el peor sentido de la palabra para el contexto) con los exiliados y es que dicha sea la verdad, habían exiliados y exiliados, unos cuantos tenían contactos e hicieron una gran vida en el extranjero al punto que de que al volver a Chile sólo lo hicieron para apropiarse de más dinero. No es pecado mostrar la verdad, sin intenciones de mistificar nada sino que de retratar casi etnológicamente un proceso duro, Ruiz apunta a una realidad que no debe ser olvidada, claro que dolió en su momento y Ruiz fue muy criticado y quizás muchos círculos se le cerraron, pero él nunca se arrepintió de hacerlo. Por lo mismo es uno de mis cineastas favoritos quien mejor pudo retratar ese carisma psicológico de los chilenos en momentos tan álgidos como ese.



02.- “Carrete de verano” Patricia Mora - Marcos de Aguirre  (1984)

Sinopsis: Un recorrido social por los balnearios del litoral central, deteniéndose en distintos grupos de jóvenes que disfrutan de sus vacaciones de acuerdo a sus posibilidades económicas. En un marco de relajo y diversión surgen los temas que a todos inquietan: el trabajo, el estudio, el pololeo, la relación con los padres, el futuro, el país y por supuesto, el carrete.



La juventud de los 80, una época que hasta el día de hoy tiene unas tremendas secuelas en todos nosotros. Este documental lo vi sin mucho ánimo, pensando que no sería nada especial, que se sostendría en las típicas fijaciones que los directores tienen sobre cómo se debe retratar a un joven, ciertamente me alegra haberme equivocado. El espíritu de una juventud perdida, pero con mucho que decir, eso es lo que se ve. El documental escarba con ímpetu por todos los estratos sociales dándoles voces profundamente decisivas a una generación que le toco desarrollarse en un periodo que empezaba poco a poco a matizarse en los duros colores de la vida. Vemos chicos de clase muy baja y de clase muy alta hablándole a la cámara de forma espontánea (claro que para unos la espontaneidad resulta más natural por así decirlo que para otros) explicando qué harán durante las vacaciones, algunos saldrán a bailar a boliches exclusivos, otros harán juntas en sus casas en la playa con otros amigos (y supuestamente sólo tomarán bebida) otros en cambio saldrán a la playa para acampar, otros mochilearán, otros trabajarán, la gran mayoría se inventara algo durante el fin de semana y bastantes se emborracharan hasta más no poder. Premio el esfuerzo de los realizadores de querer llevar la máxima cantidad de opiniones posibles, de no encasillarse por un solo grupo de jóvenes si bien aún así se termina haciendo poco, pero la inmensa cantidad de entrevistas otorga joyitas impecables y estimulantes para quien sepa encontrarlas. Vemos versiones más jóvenes de conocidos artistas dando exclusividades acerca de su experiencia con las drogas y con los carretes (sale Javiera Parra, Daniel Muñoz, Ángel Parra, Pera cuadra, cuando nadie los conocía) salen jóvenes que en el futuro se convertirían en políticos y empresarios hablando sobre lo que creen que significa este “proceso militar” y sus conclusiones para un futuro de lo que debería venir en chile (todos coinciden que debería ser una democracia, pero qué clase de democracia, en la respuesta incompleta encontramos la verdadera pista que nos quieren dar) Por supuesto no faltan los borrachines que por medio de intrépidos momentos bien captados por la cámara dejan entrever el trasfondo más difícil de esa época (“No te pongay a pensar en el Tatita , por que si te ponis a pensar en él, estamos  cagados”, le dice un joven a otro que apesumbrado y medio borracho cuenta casi al voleo que su madre que fue detenida en el 73 y no la había vuelto a ver) 

El documental es un verdadero caramelo para quien lo sepa disfrutar, llega con mucha fuerza a los jóvenes de hoy que pesar de tanta modernidad, tanta redes social y tanta diversidad, casi nada ha cambiado, las formas de soñar, de perderse y de carretear siguen siendo muy comunes, estelar es el momento en que el director le explica a unos despistados jóvenes que significa carrete y el aludido comprende de inmediato y le dice “Ah, ósea hueviar” de los 80 a esta época no ha pasado tanto como nos gustaría pensar.

Bonus: En un minuto de la película aparece un borrachin gritando por alguna razón el nombre “Juanin Juan Harry” en reiteradas ocasiones, supuestamente los creadores de 31 Minutos de ahí sacaron la idea para bautizar a su tierno personaje del mismo modo.



01.- “Volantín cortao” Diego Ayala y Aníbal Cófre (2013)

Argumento: Volantín Cortao” cuenta la historia de Paulina (Loreto Velázquez), una joven de 21 años, estudiante de trabajo social que está haciendo su práctica en un centro de reinserción de menores. Ahí conoce a Manuel (René Miranda), un adolescente de 16 años con quien empieza una relación de amistad que la lleva a cuestionar su vocación y a vivir una nueva adolescencia, esta vez libre de costumbres y rutina, robando horas de un mundo que no le pertenece.



Ya sé, ya sé. La idiosincrasia Chilena puede estar inserta en un millón de otras películas más simpáticas y aguerridas partiendo por “El chacotero sentimental”; “Machuca”; “La fiebre del loco”, “Historias de futbol”, “Ilusiones ópticas”, "El leyton"; “Los debutantes” y un largo etc, etc que no parará porque nunca nos pondremos de acuerdo, pero a mi humirde lista le quería proponer esta película igual de humirde que seguramente el tiempo la olvidará porque aunque le fue bien en crítica no arrasó de una forma tan avasallante como “Matar un hombre”  y la verdad es que a muchos cínicos no les gusto su mensaje frío y duro. Se nos muestra un mundo marginal que sigue siendo tan próximo al mundo de cualquier ciudadano normal al punto que uno se asusta de hasta donde la ficción que se me muestra es tal. Ciertamente en la película se da el ancestral juego de cruza de clases sociales, pero no de una típica forma brusca, artificiosa ni menos pedagógica. Se presenta como se podría dar en una realidad común, en una historia normal, y esa es la fuerza de este relato, una pequeña historia que llega a representar la de cualquiera que se atreve a salir de su casa y enfrentar el mundo más allá del cumulo de sensaciones que la tele te hace creer. En un país tan careta como lo es Chile donde el arribismo se ha convertido en un modo típico de progresar en cuanto a amistades y la realidad para el pobre no es otra cosa que la forma que se imponen desde la institución televisiva, este tipo de películas que muestran sin ánimo de etiquetar nada ni de mostrar para choquear una realidad que no es desconocida, pero sí ignorada, merece todo el apoyo del mundo.   

Volantin cortao tampoco deja de ser una historia de amor, de amistad, de crisis juvenil y de ambiciones perdidas, una historia personal e introspectiva que logra levantar un reflejo muy puro de Chile, de sus sectores abandonados, de la parte que la sociedad oculta, de los problemas que nos avergüenzan, todo esto es mi conclusión no es que la película me lo eche en cara, pero no es difícil tampoco sentir aquellas cosas al momento de ver esto. Una obra compacta, juvenil, violenta y llena de sentimiento temerario, deudora del cine de los hermanos Dardenne y prometedora de un cumulo de secuelas (no directas obviamente, si no que espirituales) que pueden dar mucho que hablar si se sigue perfeccionando este camino que ambos jóvenes directores han sabido tomar. Una experiencia aleccionadora y que te hace mirar y repensar el país en el que vivimos más allá de nostalgias, de risas y de llantos.-



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