Estoy completamente
agripado mientras escribo estas líneas, tal vez no haya mejor manera de
representar el estado agónico con que esta serie expone sin clemencia a sus
personajes, que sintiendo los músculos entre cortados, un romadizo que no cesa,
una garganta inflamada a más no poder y las ganas de que todo se vaya a la
mierda. Sí, imaginen eso, pero a la décima ponencia, eso es Chernobyl.
Entre el morbo y la tragedia
Quizás fue una
hábil estrategia de marketing, pero curiosamente desde que la última temporada
de Game Of Thrones comenzó a ser vapuleada por hordas y hordas de fans
indómitos del Internet, Chernobyl, la miniserie creada por Craig Mazin, recibió
inmediata notoriedad al punto de exponerla como una obra maestra, y para muchxs
la mejor producción en lo que va del año. Tal vez HBO hizo esto adrede para
tratar de apagar el furioso incendio que dejó GOT, pero lo cierto es que abocándose
a un tono completamente distinto, Chernobyl consigue transmitir una angustia
apremiante desde el primer momento, básicamente se trata del fin del mundo y
los involucrados en la tragedia lo sabían muy bien.
La miniserie de
sólo cinco capítulos narra con brutal naturalismo, el caos de la tragedia, la
explosión nuclear de la planta de Chernobyl, pero lo más oscuro es cómo las
autoridades, aún sabiendo del desastre que se estaba desencadenando, no fueron
capaces de salvar a la población sino hasta que ya fue demasiado tarde.
Para mí, una de las
escenas más brutales del primer capitulo, es cuando la gente del pueblo llega a
las cercanías de la planta nuclear para ver más de cerca lo que creían era sólo
un incendio. La cámara se detiene, empieza a caer un polvillo blanco sobre las
personas, desechos radioactivos que la gente cree se trata de simple nieve. La
escena es el perfecto ejemplo de un contrapunto narrativo, claro, lxs
espectadorxs sabemos que lo que esa gente esta inhalando en ese momento con
tanta alegría es algo que los envenenará y producirá un cáncer letal en cinco
años, brutal es la escena de un bebe alzado por su madre, mirando embobado los
desechos tóxicos.
Ese tipo de
sensaciones son las que genera este show. La historia sigue paso a paso las
fatídicas horas que llevo la catástrofe hasta el posterior juicio a las
autoridades responsables de aquello. El primer capitulo ya es un tour de force
en el que queda claro que los gestos heroicos son misiones suicidas. Al final del capitulo nos presentan a nuestro
protagonista, el profesor Legasov, un físico nuclear que es obligado a fomar
parte de una comisión para detener la catástrofe, el problema es que Legasov
desde el principio esta completamente al tanto del nivel de la tragedia, hecho
que no comparten del todo sus superiores quienes con prepotencia niegan el
verdadero peligro. Las medidas que Legasov toma para evitar la expansión del
veneno nuclear lo llevan incluso a obligar a personas a trabajos que
básicamente son un llamado a la tumba. Es realmente horrible la presión que
este hombre comienza a sentir al darse cuenta que la única forma de solventar
la explosión es llevando trabajadores a una muerte segura.
Chernobyl, aunque
pueda parecer una serie que agota el dolor de sus personajes, no cae en el
morbo porque sí, las escenas más impactantes están reservadas para producir una
idea acabada de las consecuencias del desastre. El hecho es que Chernobyl no es
una serie cruda porque sí, no juega con el espectador y aunque hay escenas que
mantienen cierto toque de trhiller, como la de los obreros bajando hasta el
centro del reactor. La serie mantiene en todo momento un aire de seriedad
superflua, atosigante y opresiva, elementos que funcionan de maravilla, pero
que a la larga son abrumadores, su director Johan Renck nos lleva por una ciudad desolada, apocalíptica
y consigue despertar constante angustia mediante sus planos equilibrados entre
la magnitud de los generales y los medios, en donde podemos saltar de la
devastación física a la psicológica.
Camarada, esto es toxico.
Una de las cosas que me llamo la atención y que siento un poco
desfavorable, es que la producción no cuenta en su mayoría con un elenco ruso,
al contrario, lxs protagonistas son Británicos, lo que tiene sentido, tomando
en cuenta de que se trata de una coproducción Estado Unidense-Britanica. Aunque
sí consigue sacarme de onda el habla ingles de sus protagonistas, las escazas
palabras en Ruso, y especialmente el susceptible mensaje anti soviético que
planea en la historia. De todos modos, son sólo detalles que no extinguen satisfactoriamente
la experiencia del visionado.
El terror nunca se disipa en todo el relato, hay pocos momentos para
respirar aliviadxs, el drama se construye con artesanía cinematográfica de la
vieja escuela (no goza de una tonelada de efectos especiales por CGI)
Chernobyl no es una serie amable, te remece y constantemente nos
encontramos con callejones más oscuros de los que habíamos salido. Nuevamente
la soberbia, el poder y la terrible falta de empatía, son ejes que van
desarrollando con ostentabilidad este drama, del que a pesar de todo, sigue
siendo inimaginable el sufrimiento de quienes vivieron en CARNE propia sus
horrores.
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