miércoles, 12 de abril de 2017

Reflexiones cafeinicas: Todo es una burbuja






Lo sé, no he escrito post nuevos utimamente, pero es porque estoy con mucho trabajo, sin embargo, pronto espero volver al ritmo más habitual, escribir post dignos del blog. Por ahora los quiero dejar con una reflexión acerca de lo que significa básicamente trabajar en un curro de mierda en el que el sentido común más machista y facista adquiere vida cada nuevo día. Qué es el mundo real? Cuál es el conocimiento que vale la pena acumular? Como desdoblarse en ambientes tan disimiles manteniendo un dejo de individualidad y no ser un cretino? Esos y otros caldos de cabeza volté en este escrito reflexivo. Saludos.




Si todo es una construcción social, cada construcción es a la vez una burbuja. El trabajo, la universidad, el colegio. Cada campo social al que nos enfrentamos es un mundo con sus propias reglas que nos obliga a actuar según determinadas proporciones de nuestra personalidad, porque sí, no somos así o asá, somos diversos en nuestra forma de ser y actuar y es difícil proponer algo así como un solo camino para ser y estar. Hace un año las aulas, los apuntes y la teoría eran mi mundo, todo giraba en torno a eso, la vida parecía muy compleja porque cada cosa ameritaba una teoría, ok, estudio arte, licenciatura en medios audiovisuales para ser más exacto, hay otras carreras que son más estrechas a la hora de enseñar el mundo, más disciplinares tal vez, pero en  arte se problematiza todo y es lógico que los desastres sociales y culturales pasen a primer orden que se busque la quinta pata al gato en aquello que todos dan por sentado. Eso era mi vida, mis contactos en Facebook parecían todos interesantes, libre pensadores o culturalmente ávidos de buen nivel intelectual, uno se potencia en esas ligas, se vuelve progresista, aprende y conoce, pero resulta que ese mundo académico, artístico sólo lo ven algunos, al final es una burbuja más que rodea este vasto universo. Ahora estoy trabajando en un clásico empleo de mierda y el mundo es más simple, más chabacano incluso, paso diez horas al día encerrado en unos muros de machismo y apatía, es otra dimensión, todo lo que ha pasado últimamente en el país no le importa a nadie, han encontrado asesinado a una chica, noticia menor, nadie la comenta, la profundiza, los paros de los maestros sólo son tema cuando se cortan las calles y no andan los colectivos. El trabajo debe ser un espacio neutral en el que mostramos nuestra actitud más reduccionista…bueno al menos en estos trabajos transitorios que el capitalismo sabe armar tan bien y en el que sólo vale el servilismo y el impulso que alimenta el día a día de los que laburamos ahí es saber cuándo el reloj marca la hora de irse.

El trabajo tiene su propio nivel y cuando estas laburando entras a una burbuja donde te vas mecanizando, cayendo en actitudes aborrecibles sólo por caer bien a personas que no son desagradables ni odiosas, pero que al día dicen y expresan más de cien misoginias, al menos. En ese trabajo el día parece eclipsarse, y lo que importa son otras cosas más pedestres, eso significa ser asalariado, trabajar por un sueldo miserable y evaporar tu espíritu en trazos de magno agotamiento, hay gente que lo hace por años, y hay gente que no se da cuenta que lleva toda una vida así en esa burbuja, en esa capsula, en ese trabajo. Todo es una burbuja, y ahora todo lo que importaba en la academia aquí en lo que parece el mundo real, no importa en lo más mínimo y uno tiene que saber permear en esos terrenos, uno tiene que adaptarse a todo, no se trata de ser mentiroso con tus principios, se trata de agarrar conocimiento hasta en las cosas más básicas e ignominias. Empatía. Creo que es lo único que nos ayuda a no formar parte de la burbuja, eventualmente tu ambiente te comerá y cuando revoquen la pared de tu estructura social estarás en un caos caótico de cara al infierno. Así es la cosa, no se trata tampoco de vender tu alma al diablo, renunciar a todo lo que sabes, pero sí un poco considerar y saber leer el ambiente en el que te mueves, al final sea la academia o el hampa creo que la regla es la misma “sólo sobrevive el que está mejor adaptado” pero es difícil recuerda aquel viejo proverbio japonés “La disciplina terminará venciendo a la inteligencia” no importa dónde estés y qué estés haciendo, tienes que aprender a sobrellevarlo. Claro igual resulta difícil mantener empatía con gente que piensa tan distinto, que dice de repente, cosas tan desagradables echando a perder todo lo bueno que tienen, es como ese defecto de tu amante que lo arruina todo y te hace desear no haberlo conocido. Pero ese es el esfuerzo que vale la pena, al final el que se desarrolla mejor es uno y puede ser capaz de reventar la burbuja. 




Formamos un mundo aparte en las redes sociales, como si no fuese suficiente todas las relaciones que en un solo día establecemos, pero esas redes sociales nos atrapan y aprisionan en un conjunto de anónimos que piensan como yo, cuando aparece la opinión disidente muchos ni siquiera son capaces del debate, de plantear otro punto de vista, de querer escuchar (o leer) a es otre, a mi me da pudor, me da pudor las redes sociales y el invento de poseer un mundo coherente que no concuerda con tu realidad. Pero ya qué es realidad, si nos pasamos más del 70% del día conectados a internet, ya qué es realidad. Realidad es el lugar en donde habitamos la mayoría sin la menor empatía, así de claro y es porque nadie quiere que le vengan a decir lo contrario en su sitio de confort, que las fotos sonrientes, los likes y los estados putrefactos hagan su tarea de edificar nuestro espejismo, para qué amargarse el día si al salir de la casa ya alguien te ahorrará ese trabajo. Bueno, me fui por otros carriles, pero que se sepa que esas llamadas redes sociales son sólo otra burbuja social, quizás la que más tarda en reventarse y la que más nos ciega del exterior, nos aislamos y al final todos terminan preguntándose siempre ¿Porquién doblan las campanas? Y la respuesta cibernética suele ser “No sé, no molestes” Las redes sociales son el lugar propicio para exterminar la empatía y de ahí al resto de campos sociales en que nos movemos se hace fácil replicar esa conducta.

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