viernes, 4 de septiembre de 2020

100 discos para mis treinta: #68 Gorillaz - Gorillaz (2001)


 

El 2001 fue el verdadero año que le dio la bienvenida al nuevo milenio: Atentados terroristas sobre EE.UU, internet dominando cada vez más la vida de las personas y Britney Spears convirtiéndose en una indomable fiera del pop, todo parecía un punto de no retorno. En cuanto a la música, la transición de un sonido guitarrero, melancólico y a veces con ciertos aires urbanos fue lentamente desplazado dentro del mainstream por un Hip Hop que contaban con producciones cada vez más inteligentes e hibridas, de algún modo este singular proyecto fue un verdadero punta pie inicial para ello. Otro de mis discos favoritos de mi infancia. 

  

Virtualidad, música sin géneros y explosión Mainstream   


Cuando tenía 11 años y apareció este disco en el mundo directamente me rendí ante él. Gorillaz nunca ha sido una de mis bandas predilectas, pero ciertamente su primer disco marco mucho mi joven e inexperta mirada musical de las cosas, luego cuando me volví más “cabeza de metal” me tomó muchos años reencontrarme con este trabajo y re descubrir el potencial y gracia que realmente guardaba. Por su parte Gorillaz consiguió subir el listón de su calidad con las siguientes entregas, tanto “Demon Days” (2005) como “Plastic Beach” (2010) son trabajos que superan bastante a su debut, pero de alguna manera siento que no consiguen dar con esa magia que este primer disco otorga en la forma de sus canciones y en la composición general que más que seguir un estilo declarado, estaba más tendiente al juego y la experimentación, dos elementos que realmente me gustan mucho cuando se cocinan dentro de un disco.

Quizás por comenzar como un proyecto sin referentes claros es que Gorillaz consiguió despachar un primer disco sin demasiadas limitantes o prejuicios en cuanto a estilo y género,  además el concepto de banda virtual que se montó tras el proyecto era algo realmente llamativo que le daba mayor preponderancia al universo musical que se proponía. Esos simpáticos personajes que conformaban el grupo musical de algún modo conseguían transmitir algo interesante: “nuestra música viene de otro mundo”.

El melancólico y distraido 2D (para mí una parodia a Thom Yorke), el brutal Murdocc (una especie de Noel Gallagher punketa y satánico) la simpática Noodle (al menos en esta primera etapa un verdadero alter ego de Miho Hatori) y el implacable Russel (una especie de rapero con un espíritu que lo poseía en determinadas ocasiones) conformaban un grupo peculiar que llegó en un momento donde la animación empezaba a alzar cabeza como algo que no simplemente servía para relatar películas de Disney. Es más, por todo el concepto de arte y banda virtual que salió de la cabeza del dibujante  Jamie Hewlett, es que esta primera etapa de Gorillaz merece mucha atención ya que realmente era algo que trascendía la pura idea de un disco musical y que luego se siguió reforzando a futuro, aunque en esta etapa realmente los cuerpos humanos detrás del proyecto intentaron no opacar el concepto virtual.

Gorillaz era un disco con singles exitosos, pero también era la parte importante de un todo mucho más grande. El disco incluía un montón de material extra que se podía ver desde la computadora de aquellos años y en los que te dirigían a imágenes exclusivas, letras de las canciones, algunos clips animados y por supuesto, la lunática historia de estos personajes y su singular grupo.

Los conciertos en vivo donde proyectaban en pantallas gigantes animaciones de la banda, el excesivo anonimato con que Damon Albarn asumió en un comienzo este proyecto y sobre todo, lo diferenciado en cuanto a estilo que Gorillaz estaba de Blur, fue algo que llamó la atención de la mayoría de lxs entusiastas de la música, aunque también se ganó uno que otro ninguneo por quienes miraban en menos el proyecto al tratarse de una banda virtual. En mi caso, es cierto que los primeros años me encantaba el grupo, compré su CD, tenía poster con imágenes de los personajes, me encantaba ver por MTV sus videos, pero luego el factor animado de la banda empezó a jugar en contra a medida que yo crecía y empezaba a considerarlos (muy erróneamente) como una banda algo  infantil.

Hoy puedo ver con otros ojos este debut que cómo ya dije, no llega al nivel de los discos siguientes, pero sí tiene algo único y variado que hace que esta etapa de Gorillaz sea realmente entrañable y si a esto le sumamos que de todas maneras este extraño proyecto que nació de la mierda que Damon y Jamie le querían tirar a MTV en su momento, igualmente se convirtió en un súper éxito dentro del Mainstream, que ayudo a espolvorear el ascenso que nuevxs artistas dentro del Hip-Hop cimentarían a lo largo de la década y explotarían en la siguiente. Siendo para muchxs una especie de referencia para la nueva cultura del Hip Hop que se empezaba a cocinar durante el nuevo milenio, sin ser un proyecto totalmente anclado en ese género.

Zombies, monos, locura y expresividad 


La producción de este disco es muy revuelta, pero orgánica. Una vez lista la idea de producir una banda virtual con personajes creados por Jamie Hewlett y con todo un canon que justificaba la historia de esa banda, Damon se dio a la tarea de la composición. Si bien hasta ese momento Damon continuaba con Blur, el britpop realmente no parecía seguir llamándole la atención ni de manera compositiva ni escénica, su curiosidad lo llevo a codearse con un productor brillante que se movía dentro de la escena del Hip-Hop, Dan the Automator, quien trajo la presencia de verdaderos visionarios del género como Kid Koala, Del tha Funkee Homosapien e incluso Miho Hatori con quien ya había trabajado en algún disco de Cibo Mato. Esta experimentación con un estilo musical muy separado de las guitarras Smithianas del britpop le permitieron a Damon Albarn jugar mucho más con elementos que a futuro desarrollarían su cultura como compositor de géneros variados. Pero vamos al meollo del asunto.

Cuando tenía 11 años Gorillaz fue como una revelación para mí, la idea de una banda animada con una personalidad no genérica y con canciones realmente buenas (pero que no encajaban tanto en el estilo que yo seguía por esos años, rock y punk) fue algo que siempre me gusto porque lo tomaba como un pequeño paseo por distintas ideas a las que generalmente no solía indagar por mi cuenta. Tras una portada simple en el que se mostraba a los integrantes arriba de un bugee militar se escondía todo un mundo de sonidos. El homónimo abre con la animada “Re-hash” un tema que la primera vez que lo escuche me descoloco porque ciertamente no sonaba a nada parecido a los singles. La forma desganada de cantar de Albarn, quiero decir 2D, los coros femeninos que le dan un mayor colorido a la canció, esa base media trip-hop que recuerda un poco al estilo madchester de Happy Mondays y en general un ambiente muy de fumeta es lo que este primer tema propone. Entretenida y diferente.


 

“5/4”  sería una de las canciones que pudo haber caído en Blur, al menos en sus últimos trabajos ya que el riff de guitarra augura algo de rock e inmediatamente nos hace pensar en aquel cuarteto, pero las intervenciones electrónicas comienza a adentrarnos lentamente en los ritmos de hip hop que abruptamente se van mezclando con elementos ajenos a aquellos géneros, el mejor momento llega casi en el clímax de la canción con 2D agitando su quebrada voz con una letra oscura y enrevesada como es el tenor de la banda “She made me kill myself/Come on” El primer single del disco “Tomorrow comes to day” es una de mis canciones favoritas del grupo y si bien las bases recuerdan mucho al hip hop de principios de los noventa, esa simpática harmónica propone una mirada de ritmos mucho más cercanas al dub. Es un tema urbano y desolador bastante bien armado que creo refleja perfectamente la personalidad retraída y embrollada de 2D. Es una lástima que su promoción se viese opacada por el mega éxito que fue su siguiente single.


 

“New Genius (Brother)” se nota la mano o mejor dicho el scratching de Kid Koala en el uso de las tornamesas, continuamos con los sonidos de melódica que profundizan un poco en el imaginario dub que se insinúa. El tema, más allá de eso es bastante simple y por eso quizás consigue dar vueltas en la cabeza por mucho tiempo, además que si nos remitimos a entrevistas de Damon, la primera canción pensada para Gorillaz realmente fue “On your Own” de Blur, composición anárquica que desafiaba toda etiqueta, algo propio del espíritu de este disco y que en esta canción en particular parece calzar bastante bien. Con el mega éxito “Clint Eastwood” queda claro que el Hip – Hop es la base y espíritu del tema, y no es de extrañar ya que realmente la canción no hubiese sido el suceso que fue de no ser por dos elementos: su simpático videoclip y el genial rap que se despacha Del tha funkee homosapien, quien como curiosidad podemos decir que su inclusión en este trabajo fue bastante de último momento. La banda ya tenía esta canción grabada con otro grupo de Hip-Hop realizando freestyle, pero Dan, hábil en encontrar éxitos prefirió ofrecerle a Del que regrabara las partes rapeadas, éste lo hizo casi sin muchas ganas y básicamente haciéndole un favor a su colega de Deltron 3000. El resultado fue un tema de Hip-Hop animado, potente y que a estas alturas del disco da un vuelco inteligente a lo que veníamos escuchando. Del no tocó jamás en vivo esta canción junto a Gorillaz hasta casi el 2018, realmente nunca fue algo que le interesase  aunque sí era admirador de la obra de Hewitch y por lo mismo cuando se entero del concepto detrás del proyecto decidió ponerse en el papel de uno de esos personajes, razón por la que se agregaría brevemente al canon de la banda el personaje de Del, aquel espíritu que posee a Russel en el video. En lo personal, creo que es un gran tema, me gustaba mucho de niño, pero como pasa con aquello que escuchas hasta hartarte, creo que ya no me gusta tanto.

 


“Man Research (Clapper)” un tema más electrónico, groovy y sobre todo muy distinto a aquellos pasajes melancólicos y trip hop de las canciones anteriores, incluso 2D canta con un falsete muy emocionado a diferencia del resto de canciones. El tono de la voz volvería a cambiar para otro de los temas favoritos del público “Punk” muta totalmente el estilo y propone un agitado y furioso interludio como su nombre lo indica, bien Punk, bien rabioso al punto que ni los sintetizadores que se agregan consiguen quitarle carácter. “Sound check (gravity)” es otro de mis temas favoritos del disco, nuevamente Kid Koala consigue tapizar de texturas electrónicas exquisitas, jugando con los scratching, dándole un aura de hip hop antiguo, pero en general el tema tiene una temática mucho más oscura que las anteriores canciones y te lleva por diversos pasajes que hacen que la canción sea continuamente una perla llena de detalles.. La producción en esta canción es impecable ya que consigue brindar un aire intrigante.


 

“Double Bass” se trata de un instrumental que parece soso en una primera escucha, pero es realmente otro temazo escondido. Sin pertenecer a un género especifico y con preponderancia del bajo (recordemos que el líder de esta banda es un bajista) el tema nos va llevando por melodías que sugieren sonidos introspectivos, teclados lisérgicos, guitarras que en un momento alteran de forma extraña la canción y una interrupción de 2D diciendo que hay cosas que le producen ansiedad, como si en el fondo se tratase de un chiste. El humor en Gorillaz es simplemente otro ingrediente que le da total personalidad a la banda. “Rock the house” es otro tema que me gusta mucho, jugando con elementos de jazz para proporcionar una extraña intro que mezcla un piano latino y una batería redoblante, Del vuelve a intervenir con un rap igual de lucido y genial que “Clint Eastwood”, pero quizás el estilo más fiestero y no tan dark de la canción hizo que a nivel mainstream pasase un poco más desapercibido.

Y hablando de temas juguetones llegamos a otra favorita personal y general “19-2000” un exquisito tema electrónico llena de sonidos lúdicos que remiten directamente al imaginario japonés y perfilan un poco al personaje de Noodle, la guitarrista del grupo. El videoclip de este tema me encantaba de niño y pienso en lo genial que hubiese sido que alguna empresa como Sony hubiese querido lanzar un videojuego sobre estos personajes en escenarios como el de este videoclip. El pegajoso coro de esta canción es interpretado por Miho Hatori (la del excéntrico dúo de pop electrónico Cibo Matto) y también por Tina Wymouth (de Talking Head)


 

“Latin Simone (Que Pasa Contigo)” es un tema que en su momento me causo mucho rechazo ya que nuevamente subvierte casi todo el estilo que el disco venía proponiendo. En principio esta cantada en español por una de las leyendas del Buena Vista Social Club, Ibrahim Ferrer, una voz imprescindible para la canción cubana a quien recordarán por temas emblemáticos como “Dos gardenias” o “El cuarto de tula” en esta colaboración, mediante una especie de bolero en donde un ominoso piano que chorrea esencia latina, unas trompetas características de Cuba y una voz mucho más carismática que la de 2D, pero que igualmente transmite una sensación oscura, pues se ha terminado convirtiendo en otra genial sorpresa y joya dentro de este disco. Y sí, la canción tiene una versión en inglés cantada por Albarn que no esta nada de mal (y recuerdo muchísimo a su disco debut "Everbody Robots") , pero creo que tener una de estas leyendas como Ferrer colaborando con un disco como este resulta bastante insólito y genial.


 

“Starshine” consigue sonar de un modo irregular al resto de las canciones produciendo un sonido un tanto hueco, que tengo entendido fue algo totalmente intencional, pero de todos modos siento que no fue del todo un acierto. Aunque realmente es difícil seguir luego de un tema como “Latin Simone” a pesar de que el ambiente introspectivo y a ratos medio depresivo consigue levantar mucho la atención. Nuevamente cambiamos radicalmente de tono con “Slow Country” una canción bastante pop en su estructura y forma, amable a la escucha y llena de detalles ruidisticos que deleitaran a aquellos odios que gustan de deconstruir auditivamente una canción. “M1-A1”  concluye el disco de una forma oscura, extraña y sobre todo catártica. Comienza con un audio desesperante de un tipo gritando auxilio, sacado de la película de George Romero, “El día de los muertos vivientes” mientras por el fondo se sienten las notas de un bajo que va in crescendo hasta explotar en un tétrico punk lleno de energía y con una letra tan dadaísta como el mundo que le da vida a Gorillaz.


 

El disco puede resultar disparejo, con conceptos poco claros, pero es tremendamente variado y orgánico, además en la versión que compre a mis 11 años incluía un track secreto que se trataba de una versión remix de “Clint Eastwood” que no tiene desperdicio. Sin duda Gorillaz representa algo importante para la cultura musical del nuevo milenio, ya no tan anclada a géneros y más abierta a volver a proponer producciones inteligentes para el mainstream.-

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