sábado, 19 de septiembre de 2020

100 discos para mis treinta: #67 John Zorn - Electric Masada: At the Mountains of Madness (2005)

 


Cuando la cosa parecía ponerse más mainstream, regresamos a la locura pura y dura con un disco del polifacético John Zorn quien ya consiguió su tercera mención en esta lista, ¿vendrán más? Lo dejaré en suspenso y por el momento aboquémonos a este trabajo que hay mucho que decir al respecto.

Prolífico y extremo


John Zorn ha construido su carrera en base a la escena del  jazz vanguardista y experimental, lo que evidentemente le ha ganado cierta omisión dentro de la música popular en donde el saxofonista neoyorquino es un completo desconocido. No obstante, su influencia ha recorrido desde el imaginario musical más pulido dentro del jazz tomando influencias que van desde Miles Davis, pasando por Burt Bacharach y por supuesto Morricone. Sin embargo, una de las facetas más llamativas de este músico es su mirada hacía experiencias sonoras completamente ruidosas, logrando incluso influencias en artistas del noise, metal y hardcore extremo como Merzbow, Napalm Death o Melt Banana.

Esta faceta más ruidista y completamente extrema es una de las caras que Zorn suele mostrar de vez en cuando haciéndole honor a su gusto por el punk y el metal. Así lo hizo con su disco “Torture Garden” del año 1991 en compañía de su banda Naked City, en donde realizaba canciones rápidas y breves que mezclaban locura y potentes decibeles. En 2006 volvería a componer dentro de este formato aunque para un proyecto diferente, Moonchild, en compañía (al principio) de Joey Baron en la batería, Trevor Dunn en el bajo y el infatigable Mike Patton en las voces, el proyecto tendría su propia evolución y de hecho ya hablé de uno de sus discos en el puesto número 96.

En este caso, este disco y este proyecto nacen para reversionar a otro de las grandes creaciones con las que Zorn ha robustecido su carrera: Masada, un proyecto longevo y personal que ha tenido varias encarnaciones, consiguiendo superar los 50 discos (o más, la verdad no he revisado si Zorn ha vuelto a trabajar en esto durante los últimos cinco años)  y para entenderlo de la forma más grafica posible sería necesario comprender el proyecto como un árbol genealógico.


 

Dentro de la cantidad inmensa de trabajos que Zorn ha realizado podemos agrupar algunos en ciertas “familias” de esta forma, tendremos por un lado sus “Filmwork” que es una serie de trabajos destinados a bandas sonoras de diferente naturaleza (caricaturas japonesas, documentales históricos, películas de suspenso…) “Moonchild” sería otro proyecto con su propia evolución y concepto. El caso de Masada es uno de los más emblemáticos dentro de la discografía de este señor ya que el proyecto se gestó en 1992 bajo la composición de la canción “Kristallnacht” la cual narra musicalmente varios aspectos de la vida de los judíos durante la segunda guerra mundial, de su supervivencia y de su futuro como pueblo. Esto no viene a priori, Zorn es y viene de una familia Judía, sin embargo, hasta ese momento no se había acercado como músico a la tradición musical de aquella cultura.

Como buen cosmopolita, Zorn comenzó a investigar e interiorizarse sobre la música Klezmer del siglo 17 y 18 y la mezcla con otras tendencias modernas. Poco a poco esta conexión le hizo encarar un camino compositivo bastante diferente a lo que venía haciendo hasta ese momento, y a partir de aquí se planteó la idea incluso de llevar adelante un estilo musical propio que bautizo como  Jewish madness dotando de melodías más definidas a sus composiciones que siguen la senda de ritmos Klezmer con influencias balcánicas, árabes, pero también del mundo del jazz, de la electrónica e incluso de la música clásica, además de no dejar fuera la improvisación, uno de los elementos fundamentales dentro de sus composiciones. Con Masada, Zorn no buscaba crear simplemente una banda nueva, sino un ambicioso proyecto que fuese según sus propias palabras “un libro de temas inspirado en los catálogos de grandes compositores como Burt Bacharach, Thelonius Monk, Kurt Weill o Ornette Coleman” 


 

La pretensión de Masada era llevar adelante un concepto en el que no fuese necesariamente Zorn el involucrado central, si no que quien quisiese pudiese versionar aquellas composiciones, siguiendo ciertas reglas eso sí (no olvidemos que Zorn es un fanático de los juegos). En fin, el primer libro de Masada se compone de casi 205 temas y se desarrolló entre 1993 y 1997.

Masada sería el grupo madre y en el que están involucrados además de Zorn en su papel como saxofonista, Dave Douglas a la trompeta, Greg Cohen al contrabajo y Joey Baron a la batería. Son la formación más conocida y mejor valorada en el mundo del jazz de todas las que ha liderado John Zorn. Debutan en directo en septiembre de 1993, y su discografía grabada en estudio se compone de 10 discos. Este además se podría considerar uno de los proyectos o bandas más accesibles del universo Zorniano. Y así por otro lado y por la misma época también tenemos a Masada String Trio un grupo compuesto por Mark Feldman al violín, Erik Friedlander al violoncelllo y Greg Cohen al contrabajo. Este trio es otra de las formaciones más importantes del universo Masada y daba cuenta de la versatilidad que el proyecto podía alcanzar, como notarán Zorn no está involucrado como músico en este grupo, pero el trio versionó canciones que aparecían en el primer libro de composiciones de Masada. Y así de esta forma podemos encontrar a otros como Bar Kokhba Sextet, pero ya está clara la idea y vamos al hueso.

Klezmer + jazz + hardcore + improvisacion


 

Electric Masada se gestó como una mirada más hardcore a las composiciones del primer libro de Masada. El proyecto realmente nunca se pensó para estrenarse discográficamente, sino sólo para presentarse en algunos conciertos, no obstante, era obvio que su relevancia pronto llamaría mucho la atención. Durante el año 2005 Zorn celebraría sus 50 años de carrera y lanzaría bajo su sello Tzadik varios discos que harían alusión o conmemoraban esta efeméride y uno de esos trabajos fue justamente algo que muchxs de sus fans le pedían, la materialización en formato disco de Electric Masada, el cual se presentaría en un imponente disco doble registrado en vivo en dos conciertos realizados durante 2004, el primer disco corresponde a la presentación de la banda en Moscú y el segundo en  Liubliana la capital de Eslovenia.

Si te gusta el Jazz en sus posibilidades más experimentales y extremas, este trabajo será uno de tus favoritos, si además te gusta o llama la atención los ritmos del Klezmer, no pararás de tener orgasmos repitiendo este trabajo…Y si además de eso te gusta apreciar esa combustión de energía que sólo los buenos músicos despliegan cuando tocan en vivo, uff que más te puedo decir.

El proyecto se formó en 2003 y hasta el momento este sería su único disco y registro oficial. La banda la forma John Zorn al saxo alto, Marc Ribot a la guitarra, Trevor Dunn al bajo, Jamie Saft a los teclados, Joey Baron y Kenny Wollesen a las baterías, Cyro Baptista a la percusión e Ikue Mori encargándose de los efectos electrónicos. Es decir, un montón de músicos habituales dentro de los trabajos del compositor y que están muy ligados al mundo de la música experimental y extrema. El buen feeling que este grupo lleva adelante en sus presentaciones en vivo se nota en el hecho de la facilidad para sostener improvisaciones monumentales haciendo de este disco un trabajo extenso no sólo por el número de canciones que lo componen (en total 15) si no por la duración de estas, muchas de ellas abarcando los 15 o 16 minutos.

At the Mountains of Madness es algo más que un disco en vivo. A tenor con el contexto en que fue lanzado (los 50 años de carrera de Zorn) sintetiza muy bien los diferentes proyectos grupales que éste ha liderado. Contiene el carácter experimental de Cobra, la incorporación de elementos de folk judío de Masada, la visceral interpretación de Painkiller, el acercamiento al rock y la potencia de Naked City e ingredientes latinos con una estructura camarística a la manera del Bar Kokhba Sextet…


 

Zorn es un fiel representante de la música de vanguardia y su carrera misma se podría entender como una concepción artística predominantemente postmoderna ya que sus discos suelen abordar temáticas conceptuales siendo en este caso la novela de Thomas Mann “La montaña mágica” lo que le da el contexto a este desborde de imaginación. Es cierto que para este grupo Zorn supo reunirse de un carismático nivel de participantes propios del jet set del dowtown neyorquino, con quienes le resulta más fácil materializar en sonidos sus ideas sobre la locura.

Ahí está Trevor Dunn llevando adelante líneas de bajo profundas y firmes en canciones como “Lilin” o “Karaim” aunque cuando tiene que desenvolverse como un estrafalario lo hace sin problemas y convierte sus dedos en sanguijuelas que van rápido y completamente a pasión como ocurre con la turbulenta “Metal Tov” o la espasmódica “Hath-Arob” Así mismo la guitarra eléctrica de Ribot cumple un protagonismo excelso, siendo ruidosa y extrema en canciones como  Idalah-Abal” o la ya mencionada “Metal-Tov” pero también es capaz de enfocarse en ritmos cercanos al blues como pasa en “Abidah” canción que además cuenta con una introducción (y conclusión) electrónica de Ikue Mori que es totalmente sideral.

Los temas en donde la sección de percusión toma gran valor se reparte entre esa mezcla de ritmos latinos del gran Baptista quien hace de las suyas en “Karaim” mientras el duo de bateristas entre  Joey Baron y Kenny Wollesen se lucen dandole un balance de ricos ritmos en temas tan densos como  “Kedem”o "Hath-arob" por supuesto Zorn también se luce realizando en varios momentos sus característicos solos de saxofón. Jamie Saft tal vez queda un poco relegado, aunque su aporte atmosférico para los teclados refuerza la avalancha sonora que este trabajo otorga.

El papel de cada músico en este trabajo es impecable y el hecho de que ambos discos presenten casi el mismo setlist, pero que las versiones varían debido a la improvisación del momento, hace que los miembros del grupo adquieran mucho mayor valor como conjunto, además se nota que lo disfrutan ya que al final de cada canción se puede escuchar las expresiones de jubilo que Zorn y compañía profieren en voz alta aún con el ruido de los aplausos llenándolo todo.

Realmente me quedo corto ante un trabajo como este. Puede ser complejo y a para algunos gustos un poco recargado, pero de una calidad técnica y compositiva muy alta y en el que además de gran técnica puedes sentir una verdadera buena vibra en quienes ejecutan. No pierdan más el tiempo leyendo esto y consigan este enorme, enorme trabajo.-

 Referencias:

http://www.discospat.net/john-zorn-el-concepto-masada/

https://elintruso.com/electric-masada-at-the-mountains-of-madness/

No hay comentarios:

Publicar un comentario