miércoles, 15 de abril de 2015

Hora del remember: Los álbumes SALO



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Cuando el internet aún era cosa exclusiva de oficinistas exitosos del primer mundo y de universitarios que querían pasarse información sobre tal o cuál materia, es decir, cuando internet servía casi únicamente como un  medio de trabajo y alcance de contactos, el ocio misceláneo para el resto de los mortales estaba restringido a revistas de toda índole, podían ser de farándula (o espectáculo ya que en ese tiempo el termino farándula no estaba instaurado) de música (dividida en una hermosa variedad de estilos) de cine y televisión, de cultura, de historia, de anime, de cosas paranormales, de lo que sea y si bien hasta el día de hoy la mayoría de las revistas siguen presentes en nuestros kioscos y peluquerías más cercanas, no tienen la misma vitalidad de la que gozaban en los 90 porque el doble de información que te proporciona una revista se puede hallar en internet y asunto cerrado. Pero para los más pequeños había otra afición que apaciguaba el ocio y estaba en un camino medio entre la revista y el hábito compulsivo que todo niño tiene de coleccionar cosas, me refiero a los álbumes de láminas y principalmente a los de la empresa Salo.
Si eres de chile y creciste en los años 90 recordarás el furor que causaron estos álbumes que al día de hoy han dejado de existir por las clásicas razones económicas que una empresa quiebra. Los motivos de por qué los álbumes dejaron de ser populares pueden deberse a muchas razones y entre ellas por supuesto está internet, pero antes de cantar la catástrofe me referiré un poco al comienzo de todo esto.
Corría el año 1962 y Chile sería anfitrión por primera y hasta ahora única vez de una copa del mundo. En eso un empresario de origen ucraniano llamado Salomón Melnick se le ocurre la idea de formular el primer álbum de cromos coleccionables con la temática del mundial como excusa, el éxito no se hizo esperar. Pero la cosa no vino así como así, “Don Salo” era un empresario ambicioso que se había paseado por múltiples negocios hasta desencadenar en una confitería que llego a tener su propia fábrica, en el 60, sin embargo,  hubo una crisis del azúcar en el país y Don Salo tuvo que buscarse otra forma de subsistencia, entre sus múltiples negocios paralelos había distribuido el álbum “Zoologico” proveniente de España, esto combinado con la efervescencia que el país vivía por tal magno  evento le dio la idea de generar un álbum con el nombre “Caramelos campeonato” ya que cada sobre además de las láminas incluía un caramelo. De esta forma Don Salo había salvado su negocio de confitería ya que su innovación cobró tanta adherencia en los niños y jóvenes (y apoyo en los pequeños inversionistas, litógrafos y algunos futbolistas que figuraban como rostro) que la producción subió a un nivel espeluznante llegando a generar cerca de 20 mil álbumes (incluso las cárceles de mujeres sirvieron como mano de obra para la labor de producción) y con una premiación en el teatro Caupolican con una citroneta como trofeo para el que lograse juntar todas las láminas. Era la primera vez que un álbum de manufactura chilena realizaba un sorteo de premiación, es decir, el estímulo ya no era el simple placer de coleccionar. 

Así comenzó este eslabón, en el 75 Don Salo tuvo la ocurrencia de apostarlo todo en un álbum que fue tremendamente impopular (álbum Zoo color) lo que lo obligó a dejar el negocio que desde ese momento pasó a manos de su hijo y su en ese entonces yerno que  rebautizaron la empresa como “SALO” en honor a quien lo había comenzado todo. De ahí en adelante, por años la empresa no sentiría más que triunfos y vítores siendo una de las marcas más populares entre jóvenes y niños, aunque durante gran parte de esa época las principales armas de promoción fueron relacionadas con la temática del fútbol, pero bueno vamos a lo que importa:

LOS 90

 SALO ya era una marca con poder y sustancia en Chile, y lo que siempre llamaba la atención era su oferta de gratificación a la hora verse agotado el stock del álbum que estuviese promocionando en ese momento. Hay que resaltar que por mediados de los 90 la producción era recatada y más de dos o tres álbumes por semestre no sacaban, lo que daba tiempo a nosotros los pendejos de aquella época de vivir a tope la experiencia de coleccionar los cromos que por entonces se pegaban con pegamento tipo cola fría o stick fix, es más, en muchos casos uno termina echándole tanto pegamento al reverso de la lámina que estropeaba la página siguiente del álbum dejándola rugosa y humedecida, era un accidente común y corriente así como también aquel impase con la cola fría de quien se le iba en banda y terminaba dejando una gran mancha blanca en el marco donde se supone iba el cromo, obligada a sacarla con un palito de helado o a comérsela ¿por qué no? En fin, la verdad es que de esa época no tuve muchos álbumes o no recuerdo demasiados excepto el de Nintendo que se basaba en imágenes del Mario Bross 3 y algunos otros como Mega Man o Zelda, las imágenes eran las mismas que uno podía encontrar exclusivamente en los eventos de promoción de estos juegos y esa era una primicia que años después internet le esfumaría a las laminitas, la gracia de tener imágenes de postal o de promoción era un fetiche no fácil de conseguir en los 90, sobre todo de una buena calidad visual y en un formato cómodo (como no lo eran las trading card o los posters) Naturalmente con la llegada de Google instalándose con camas y petacas en nuestra vida cotidiana le resultaba fácil a cualquier mortal buscar imágenes de lo que sea que le gustase y ya la cosa perdía su valor exótico que por los noventa estaba reservado en gran medida a los álbumes y que era la única posibilidad que un niño tenía para optar a imágenes de cierto valor exclusivo.

 Otro Álbum que recuerdo con cariño fue el de HUGO que estaba basado en el programa de televisión del mismo nombre el cual se transmitía por TVN y que se basaba en un juego virtual de un duende que tenía que pasar etapas de tipo plataforma, la gracia es que uno llamaba y las teclas del teléfono servían como comando para los movimientos del personaje, así uno tenía la sensación de estar jugando desde su casa, bueno no importa mucho eso, pero ése fue el primer álbum de SALO basado en un programa de televisión, también recuerdo el álbum de la película “El rey león” y es que SALO ya hace varios años venía licenciando productos de Dysney para sus colecciones. El año 96 aparecen dos curiosidades, el álbum de “Marron Glacé: El regreso” basado en una fracasada teleserie de canal 13 y que creo yo estaba destinado a un público femenino, y la verdad no estoy del todo seguro, pero me parece que fue el primer álbum basado íntegramente en una teleserie, proyecto que se repetiría con frecuencia en años posteriores aunque claro con productos mucho más exitosos. Ese mismo año se lanza el primer álbum de la década (en los 80 ya habían sacado uno de Robo tech) con temática de anime, se trataba del álbum de “Los caballeros del Zodiaco” (Saint Seya) la serie que, sin embargo, no tuvo tanta aceptación en el público, extrañamente cuando se volviese a retransmitir la serie varios años después si sería considerado de mejor forma por un público tanto infantil como juvenil. 

El año 97 la empresa se iría en collera y publicaría más álbumes de los que tenía acostumbrado a su público esto es porque expandiría su horizonte, ese año además de los correspondientes álbumes dedicados al fútbol, lanzaron dos basados en la serie “Sailor Moon” y dos  “Dragon Ball” así como de otros temas. El 98 ya sería el descuelle y la producción de álbumes no se limitaría a dos o tres por semestre sino que inundaría los quioscos obligando a los coleccionistas a inclinarse por lo que más afinidad tenían, como a mi no me gustaba el fútbol no pesque los varios álbumes de aquella temática (ese año fue el mundial de Francia 98) pero sí me sumergí en los álbumes basados en “Dragon Ball Z” ese año SALO saco tres, además de un álbum basado en la serie infantil “Rugrats” y otro muy bonito basado en “Ranma ½”  Para ese momento las láminas especiales u holográficas tenían mucho valor y los diseñadores de cada álbum empezaban a experimentar con una estética determinada para cada cual, así por ejemplo el álbum de Ranma las láminas holográficas fueron remplazadas por una clase de lámina texturizada en género (o eso parecía al tocarla) que pegaba muy bien con el estilo chino del que la serie se servía. Además los álbumes ahora entregaban un mayor caudal de información y era a veces hasta una guía sobre la temática que abordaban. El 99 el grosor de algunos álbumes llegaba hasta los 80 o 90 paginas lo que indicaba un alto nivel de cuidado, por supuesto a mayor álbum mayo cantidad de premios y también sub premios que estaban relacionados básicamente con la temática en que se basaba, ese año apareció los primeros dos álbumes de Pokemon (el primero era bien gordo) otros dos más de Dragon Ball Z (fueron seis en total y el último era bastante gordo y contaba con cerca de 400 láminas para coleccionar) y uno muy especial llamado “Invasión Alien” que se colgaba de toda la parafernalia que el país vivía por las abducciones y avistamientos de fines de siglo, ese álbum lo recuerdo con cariño porque fue muy contra corriente a lo que se estaba produciendo en ese entonces, no mucha gente lo tenía, pero su estética estaba muy detallada en el tema así como los dato que exponía y además entre medio poseía un comics original bastante simpático sobre un marciano que va en expedición a la tierra y cuya ventura continuaba en un juego de computador gráfica 3D que se podía adquirir comprándolo en un quiosco SALO porque para ese entonces SALO ya tenía sus propios puntos de venta especializados. No sólo producía álbumes sino que también tarjetas especiales, vendía trading cards de Pokemon, posters, tazones con las cosas que tenían licenciadas, en fin el negocio cundía con fuerza.

El 2000 la buena racha de SALO pese a la inminente competencia más barata y accesible -pero con menos licencias - que era PANINI le tocaba fuerte los talones a ratos, ese año SALO no le pudo sacar más el jugo a Dragon Ball Z porque la serie ya había terminado en Chile y tuvieron que sacar el último álbum haciendo gala de un rocambolesco compendio, además de sacar una enciclopedia exlcusiva del tema. También apareció el albúm de DIGIMON (que PANINI peleó, pero que al final se tuvo que conformar con la licencia de una serie menor llamada Monster Rancher) y más álbumes de Pokemon entre los que destaca un extraño mini álbum y otro de carácter más bien coleccionable sin premio ni nada que estaba basado en la primera película de aquella serie.  Y así podríamos seguir un buen rato, y es que el catalogo de SALO es francamente variopinto e interminable álbumes de Sakura Card Captor, de Axe Bahía, de teleseries chilenas como Brujas, del grupo de rock Los prisioneros, de Inuyasha, de Hunter X Hunter, de Star Wars y uno muy especial que los coleccionistas recuerdan con extrañeza llamado “Basuritas” un álbum realmente bizarro basado en horrendas y escatológicas líneas de  figuritas de juguete  infantiles Estadounidenses que representaban una inusual pandilla de chicos deformes o mejor dicho desagradables a la vista (porque habían muchos que no eran deformes, pero se comían los mocos o padecían de torrente vomitivo) cuyos nombres representaban de manera paródica su asquerosidad. Tuvieron tanto éxito que empezaron a aparecer como figuritas coleccionables dentro de paquetes de papas fritas en forma de ficha o tazos, y bueno hasta se lanzó una película hoy considerada de culto. Salo se quiso hacer con una parte del inusual éxito, pero no le fue bien al punto de ser uno de los pocos (sino el único) álbum que termino siendo censurado y descontinuado del mercado a pocos meses de su tiraje.

Más allá del caudal de álbumes cuyos títulos variaban de un extremo a otro recuerdo con cariño la manera de interrelación que estos álbumes producían entre mis compañeros que podíamos encontrar puntos en común dependiendo de cuál álbum estuviésemos juntando, por otro lado estaba la gran transacción que giraba en torno a las láminas,  muchas veces en los recreos las láminas eran un tema de conversación, de negociación y por supuesto de juego, se les apostaban  reuniéndolas en un fardo y se les golpeaba con la palma de la mano con el fin de revertirlas, el que lo hacía se llevaba la o las que había dado vuelta aunque habían muchos tramposos (como yo) que se escupían la mano para que la textura de las láminas se adhiriese mejor y así se pudiese dar vuelta con mucha facilidad, o habían otros que hacían una sucia técnica que consistía en juntar las muñecas y aplaudir suavemente con el fin de hacer volar la lámina y que esta se revirtiese en el acto, al menos en mi colegio le llamaban  “la palomita” y era una técnica odiada, tanto que se estableció como ley sólo realizarla una vez durante el juego a modo de comodín. Otras veces el intercambio de láminas era todo un negocio, algunos llegaban a cambiar como 20 por una sola porque era importante o era la que le faltaba para completar el álbum, otros preferían juntar laminas repetidas para pegarlas en los cuadernos y otros eran unos matones que únicamente te las quitaban  de mala gana. En fin así se tejía la economía escolar de los recreos, algunos llegaban hasta cambiar ciertas láminas por la colación de otro y por supuesto no faltaba quien las robaba.
  Entrando en la década del 2000 se puso de moda los trading card game de Pokemon de la que SALO también tenía algunas acciones por lo que algunas cartas se podían comprar en las sucursales de la empresa, pero a raíz de esto se dio el emprendimiento a una colección de trading card games de origen chileno y que a medida que pasaba el tiempo fue causando más y más sensación “Mitos y leyendas” si bien yo nunca las jugué o me llamaron la atención porque encontraba que era una truchería de las MAGIC, igual hay que reconocer que fue creciendo en patrimonio al punto de sostener a la empresa los últimos años. Las cartas mitos se convirtieron en un bastión tan popular que se organizaban torneos a nivel nacional, era común pasearse un sábado por ciertos sectores de la ciudad, pro ciertas galerías y ver un montón de pailones jugando esas cartas (u otras porque en una época floreció mucho esta clase de juego de cartas) Como se veía la cosa SALO empezó a concentrar sus fichas en este emprendimiento apoyando así a una buena porción de ilustradores y dibujantes chilenos muchos de ellos que lograron comenzar una carrera en la ilustración de comics y prácticas por el estilo, a tal éxito en el país llegó a tener esta colección (con innumerables mazos de expansión) que se terminó haciendo una película Live Action (craso error) basada en el juego el año 2010 Hasta el día de hoy los más fanáticos o nostálgicos continúan manteniendo la tradición del trading card games Mitos y leyendas de una forma totalmente pasional porque ya no hay campeonatos, ni nada que rija realmente este divertimiento lo hacen sólo por el honor y la diversión, otros han decidido coleccionar la mayor cantidad de cartas posibles casi como si se tratase de un álbum aunque por supuesto en su momento SALO también lanzó un álbum referente a este fenómeno.

El año 2008 la empresa empezó a tener deudas gigantes y aunque sus responsables aseguran que tenían ideas innovadoras de llevar el negocio a otros soportes según veían serían las nuevas posibilidades de los nuevos tiempos, todo se vino abajo y a principios del 2010 se declaró en banca rota definitiva, la mayoría de los trabajadores aseguraban que era una cosa previsible y se lo veían venir. Ni siquiera el imperio de las mitos y leyendas pudo salvar de la ruina a la empresa que termino vendiendo todos sus derechos a la empresa Española Panini que hoy en día forma la división PANINI CHILE y ha relanzado a modo de nostalgia algunos álbumes emblemáticos de SALO como son los de Dragon Ball Z.

                          Ahora por mercado libre algunos hasta venden packs de láminas

Uno no puede dejar de recordar de su infancia aquellos momentos de gozo al abrir un sobre y encontrarse con una lámina especial o con más de las que tenían que venir, o la frustración de que te saliesen dos o hasta tres repetidas o la excitación de ir contando las láminas que faltaban para coleccionar el álbum y ver que cada vez quedaba menos y realmente no era tanto por una cosa del premio final, yo en mi vida sólo logré coleccionar un álbum, el primero de Dragon Ball Z, y nunca tuve muchas esperanzas de que me sorteasen como ganador, el verdadero placer era ir juntando del modo que fuese el álbum y manteniéndolo de buena forma porque más que más terminaba siendo un tesoro en si, todos en el colegio cuando llevaban su álbum lo cuidaban generalmente como hueso santo. Internet cambio todo eso, no se puede decir que para peor porque es un argumento muy reducido y uno simplemente es hijo de su época y de las circunstancias que formaron esa época. El último álbum que compre fue el de Hunter X Hunter a los quince años y en realidad a esa edad ya me daba vergüenza ir al quiosco y pedir sobres, me sentía viejo y peludo para hacerlo. Hoy en día muchos álbumes bien cuidados simbolizan objetos de culto que se venden por internet si bien no a un precio excesivo, sí a un precio gordo. Ese precio simboliza una década, una nostalgia y una fascinación que se marcha día a día y que por cosas materiales como esas pareciera que uno puede atrapar. Yo me quedo en lo personal con esa sensación de los recreos vividos en torno a las láminas y lo que me enseñaron de la vida, que uno se puede obsesionar fácilmente por cosas que a las finales terminan criando polvo en un estante olvidado.-


11 comentarios:

  1. Muy buen blog , en los 90 fue como una epoca dorada de estos álbumes...los caballeros del zodiaco los recuerdo harto y videojuegos. que buenos años.

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    1. Hola Hugo, gracias por pasearte por el blog y dejar un comentario, saludos.

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    2. disculpa la molestia nesecito infor, sobre el primer album de dragoon ball, cual fue? masomenos en los 95 o 96 ....

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  2. Hola, alguien que tenga el álbum de cazador x y este dispuesto a venderlo.

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  3. jajaja cada párrafo me hizo recordar mi niñez y las aventuras que tenía que hacer para poder adquirir el álbum y las láminas, nunca me voy olvidar el día en me escapé de la casa para ir a comprar el segundo álbum de sailor moon, cuando llegué mi mamá enojada por haber gastado plata "en pedazos de papel" Pucha que me hizo feliz esos papeles, sailor moon, me gustas, pokemón, digimón, dragon ball z, Backstreet boys, cerro alegre, sakura card captor, ranma <3 no tuve el de cazador x pero es un gran animé, un poco nostálgica llegué a tu blog y con ganas de saber más de Salo. Gracias por la entrada !

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  4. extraordinario aporte de donde se destaca de manera sobria y muy bien complementada cada década que tuvo la marca soy coleccionista y los álbumes que mas me atrapan son los mas antiguo y mas difíciles de conseguir

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  5. 10/10 me ayudaste en mi investigación, te lo agradezco.

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  6. Alguien sabe en que mes del año 97 salió el album Dragon Ball??

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  7. Hola recuerdo que mi vieja trabajaba en salo en esos años de echo me acuerdo que el primer álbum que tuve fue el de robotech y solo me falto una lámina especial yo compraba los albunes y mi vieja me traía las láminas jajajaja igual complete varios albunes

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