sábado, 10 de febrero de 2018

Feminismos radicales. Explotemos todo


Como varón no tengo muy claro qué papel puedo desempeñar dentro del feminismo. He leído autoras como Haraway, Despentes, y por otro lado también a Preciado cuya teoría no se enmarca únicamente en el feminismo, pero que atraviesa los ecos de lucha contra la heteronorma, principal arma de control del sistema patriarcal. De todas las lecturas he comprendido que la deconstrucción de la masculinidad no viene porque sí, no es tan fácil renunciar  a los privilegios simplemente porque de vez en cuando te muestren por la tele marchas feministas o se hable de eso durante una semana. Aceptémoslo chicos, estamos inmersos en un  sistema donde somos el germen opresor, desde las familias con más privilegios, hasta las más paupérrimas, generalmente es la mujer la que se lleva la peor parte. Es decir, se trata de algo independiente de la condición de clase, a pesar de que muchos digan, por ejemplo (casi como defensa a los pobrecitos que tenemos pene) que son los hombres los que generalmente sufren los avatares de la pobreza. Pero entonces, cuál sería nuestro papel, si básicamente muchas duermen con el enemigo (como bien dicen varias feministas). A mi lo que más me ha cerrado de entre tantas lecturas, tantos videos, tantas charlas, tantos debates, es que simplemente el feminismo es una revolución que busca acabar con todo, y eso es lo más anárquico que puedo encontrar en el contexto actual de este podrido mundo.

Si no  puedo bailar, tu revolución no me interesa (Emma Goldman)

Imagen de la serie televisiva: "American Horror Story: Cult, 'Valerie Solanas Died for Your Sins'
 
En 1968 la activista feminista Valerie Solanas le disparó a Andy Warhol por un asunto netamente personal (y no, no porque fuese un hombre y hubiese querido matarlo porque sí), no obstante, a partir de allí el feminismo fue asimilado por gran parte de la sociedad Estadounidense como algo similar al terrorismo. Con el caso en plena luz pública, el editor Maurice Girodias tuvo el tino (comercial) de publicar de manera masiva el manifestó “SCUM” que la activista había escrito un par de años antes y que circulaba de manera muy escaza. Aquel manifestó era básicamente un escupitajo en la cara a todo varón heterosexual, cargado de frases virulentas y extremistas que ni un tercio de la sociedad pudo digerir. Algunas de ellas eran:

"El hombre es un accidente biológico; el cromosoma Y no es más que un cromosoma X incompleto, una serie incompleta de cromosomas. En otras palabras, el hombre es una mujer fallida, un aborto ambulante, un aborto congénito. Ser hombre es tener algo de menos, es tener una sensibilidad limitada. La virilidad es una deficiencia orgánica, y los hombres son seres disminuidos, incapaces de emoción"

"El macho, como la enfermedad, ha existido siempre entre nosotras, y no debe seguir existiendo"

"Y si una gran mayoría de mujeres fueran SCUM, tomarían el mando total de este país en pocas semanas, simplemente rehusándose a trabajar, paralizando así toda la nación"

Tal radicalidad proveniente de una mujer que hablaba sin miramiento alguno ni siquiera cayó bien en ciertos círculos feministas de los setenta, específicamente en aquellos grupos abolicionistas que lideraban Catherine Mackinnon y Andrea Dworkin. Tampoco ayudó mucho que Solanas fuese declarada luego como esquizofrénica y mentalmente perturbada, lo que hizo que no se le tomara en serio en debates feministas.


Básicamente, la figura de Solanas sería entendida como ese punto de locura que desbarata aquella revolución feminista que sólo busca ir por el camino del discurso mesurado, justicialista y punitivo. Ese camino que no contempla ni el desborde ni la verdadera rebeldía se ha puesto al frente de Instituciones, buscando llevar ciertas equidades de género por medio de la regulación del Estado y las leyes. Actualmente la cara del feminismo preponderante lleva el rostro de figuras del espectáculo como Emma Wattson, Gal Gadot y Oprah Winfrey, y es la única que visibilizan los medios de comunicación, por lo tanto un feminismo blanco (y ojala rubio) es lo único que se toma en cuenta, por su parte, el feminismo disidente, confrontacional, directo, iracundo e irreverente se muestra como pura tontería, “feminazismo”, ridiculez. 

Igual todo se cruza actualmente. Hay mujeres que pueden simpatizar con el feminismo más conciliador, pero que al mismo tiempo aplauden a la que raya en las paredes de la calle: “MATA AL MACHO” (reminiscencias del manifiesto SCUM) porque consideran que hay bastante verdad en esas simples palabras. Cada mujer en su condición particular verá qué quiere hacer, porque después de todo y más allá de las formas de lucha que se establecen, es cierto que (casi) todas siguen siendo tratados como seres de segunda categoría: Sueldos más bajos, dobles responsabilidades con respecto a la familia, acoso gratuito, manipulación sentimental, cosificación inmediata sólo porque sí. El caso es que hay que hacer una diferencia, visibilizar los crímenes y el acoso es un gran paso (pese a que muchos lo malinterpretan como una dictadura de lo políticamente correcto) pero leyendo a Despentes me he dado cuento de algo que siempre lo sentí evidente en mi condición de varón, ella establece casi al final de su libro “Teoría King Kong”: “Hay un tipo de fuerza, que no es ni masculina, ni femenina, que impresiona, enloquece, tranquiliza. Una facultad de decir no, de imponer sus opiniones, de no esquivar el bulto. Me tiene sin cuidado que el héroe tenga una pollera y gomas enormes o que la tenga dura como un ciervo y fume habano” luego agrega una frase que me encanta “El feminismo es una aventura colectiva, para las mujeres, para los hombres, y para los demás. Una revolución, ya en marcha. No se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a las pequeñas conquistas de los hombres sino de mandar todo bien a la mierda” 
 

Feminismos punitivos y feminismos amazónicos

Algunas llaman al pensamiento de Despentes postfeminismo, a mi me parece demasiado pedante tener que clasificar cada frase dentro de una corriente determinada, simplemente creo que Despentes le ofrece una posibilidad al varón de renunciar a sus privilegios en pos de otro camino y es que, el feminismo no debería ser igualdad (yo he caído en esa trampa dialéctica alguna vez) en el sentido de que el movimiento no tendría que esmerarse tanto en buscar posicionar a las mujeres al mismo nivel que la clase que las oprime, sino simplemente de dinamitar todo el sistema en que la trama heteropatriarcal se extiende. 

No sé si será una condición propia del ser humano convertirse en un monstruo cuando tiene un mínimo de poder en sus manos (al conductista experimento de Stanford me remito) pero como dice Nicanor Parra "Bien, y ahora ¿Quién nos librará de nuestros liberadores?"  hay que tener ojo en no repetir dentro de nuestras prácticas el mismo sistema con el que tanto se batalla. Parece de perogrullo decirlo, pero una mujer en un lugar de privilegio, de Poder, puede ser igual de opresora que un hombre, y quizás este ejemplo que pongo a continuación es muy ridículo, pero en este programa Mexicano que les dejo acá abajo, llamado “Almohadazo” y conducido por la actriz Fernanda Tapia, se puede ver un acto de acoso a viva luz (siempre en un contexto de juego y show televisivo) en donde ella agarra a besos a una de las panelistas, la chica, naturalmente incomoda no le queda otra que aceptar los deslices cariñosos de la anfitriona, pues es su jefa. Si esto lo hubiese hecho un hombre sería muy evidente para todxs, pero aquí simplemente estamos en el mismo problema de opresión,  alguien ejerciendo su Poder a costa de otro.



Hay visiones feministas que buscan adentrarse en la marginalidad, en las otras subjetividades, como Haraway decía ir a “La caza de la diferencia”. Los problemas de las latinas, de las indígenas, de las afroamericanas, son conflictos que no se condicen con el esquema unilateral del feminismo Institucional. Por eso es que se hace tan necesario no caer en generalizaciones. Una de las miradas más estimulantes que logra darle una vuelta de tuerca a aquel feminismo blanco, ha sido para mí el de la escritora argentina Leonor Silvestri, quien hace carne todas las resistencias disidentes que la sociedad invisibiliza: Lo queer, la diversidad funcional, el veganismo (aunque tengo entendió que ya no lo es por una enfermedad crónica que lleva), el antinatalismo. Leonor Silvestri se declara enemiga pública de todo orden heteronormado y yo me atrevería a decir que de cualquier cosa que se establezca como normal por medio de las Instituciones de control. Su radicalidad asusta a la heteronorma y no congenia mucho con el feminismo justicialista que busca que la mujer sea protegida por el Estado, ella al contrario cree que hay que desconfiar de las leyes, porque hecha la ley hecha la trampa, lo que genera que nuevas regulaciones judiciales traigan inexorablemente nuevas criminalizaciones. Como pasa en Chile con el aborto en tres causales, una ley regulada por el Estado (que igual costo un chingo meter en circulación por culpa de los idiotas de Derecha) pero que en su necesidad de pactar con el enemigo a terminado criminalizando el aborto (o no aborto) por medio de otras formas. Aquí les dejo un artículo redactado por Leonor sobre este problema que el feminismo justiciliasta parece ignorar.

Leonor Silvestri
Leonor, aunque a veces irónica y sarcástica, es clara en su mensaje, ella le dice a las mujeres que se defiendan, que caminen por la calle atentas y siempre listas para lo peor, para la pelea, que no confíen que el Estado deba protegerlas, nos habla de un feminismo amazónico, guerrero. Su pensamiento me recuerda al de Camille Paglia  (otra que produce animadversión en varios círculos feministas) en donde expresa que si una mujer quiere recorrer el mundo tal como lo hacen los hombres, pues no le queda otra que prepararse el doble. Porque si el mundo es salvaje y duro para los hombres, ciertamente será el triple para las mujeres, pero Paglia establece que no se puede depender de leyes o servicios que estén pendientes constantemente del cuidado de la mujer, de tratarlas como finos pétalo de rosa. Paglia dice en una polemica  entrevista a Playboy (https://lasdisidentes.com/2013/04/03/camille-paglia-entrevistada-por-playboy/) que eso también las puede convertir en inútiles sobre ciertas tareas cotidianas como no saber arreglar el auto cuando se queda detenido (Hey, yo tampoco sé hacerlo). Y Despentes también deja claro que esperar que el Estado te defienda puede llegar a anular la potencialidad femenina.


¿Y qué onda nuestro esquema de masculinidad?

Fotograma de Devilman. Cry baybe
Pero en fin, si bien siento afinidad por alguna de estas ideas,  no soy quién para ofrecer cual es el mejor feminismo si después de todo soy el opresor (por ahora). Entonces, lo que me interesaría aquí es decir que quizás el único camino que nos queda a nosotros, varones mayormente heterosexuales (no por opción, obvio) es simplemente hacer estallar los constructos en los que se nos impuso la masculinidad como ley. Si el feminismo busca explotar con el sistema heteronormado, démosle una mano vaciando la masculinidad que nos asfixia. Qué se yo, actualmente Netflix tiene la serie “Devilman Cry Baby” un remake del legendario anime de Gō Nagai en donde se nos muestra personajes masculinos que no se acomplejan en llorar a cada momento por sentir empatía con el resto, al sentir humillación y las evocaciones amorosas. Quizás es un buen comienzo sentir que somos débiles, que no tenemos que cargar con el peso del mundo, que nuestros penes pueden ser chicos y no pasa nada. Siempre necesitamos hablar de nuestra heterosexualidad, y personalmente creo que hablar de chicas y deseos está bien, es sano, pero la heterosexualidad nos termina comiendo, buscamos repetir en nuestras conversaciones todas las ideas que nos han exprimido hasta la medula. ¿Por qué no aceptamos que sentimos un deseo homoerotico por los artistas que admiramos? ¿Por qué buscamos disfrazar todo con el intelecto?; ¿Por qué no nos concentramos más en llevar adelante la irreverencia como bandera de lucha, en vez de la seriedad atolondrada? Al final esta rabiosa descripción de masculinidad que Solanas hace termina definiendo bastante bien nuestras cotidianidades:

“El hombre es completamente egocéntrico, atrapado dentro de sí mismo, incapaz de sentir empatía o de identificarse con otros, de sentir amor, amistad, afecto o ternura. Él es una unidad completamente aislada, que no puede compenetrarse con nadie. Sus respuestas son enteramente viscerales, no cerebrales: su inteligencia es un mero instrumento al servicio de sus manejos y necesidades; él no puede experimentar una pasión o interacción mental; sin poder relacionarse con nada además de sus propias sensaciones físicas.”

Creo que generalmente la juventud es un campo que permite que destruyamos esa masculinidad renegada que se impone sobre todos, pero algo pasa en el camino a los treinta en el que muchos o se hacen homosexuales y replican con mayor intensidad la cruz a esa masculinidad, o simplemente terminan sucumbiendo a ella y formando parte de los engranajes del sistema heteronormado con orgullo. Sé que es difícil, porque tenemos que luchar con nuestras subjetividades a cada rato y claro que cansa, pero siento que es el único aporte serio y real que podemos hacer dentro de esta revolución feminista que se teje por medio de suntuosas redes y que cada día no hace más que crecer.-



No hay comentarios:

Publicar un comentario