miércoles, 10 de junio de 2015

MUSE para la otra será, sin duda. RESEÑA DISCO DRONES




Muse carga con el karma de que cada nuevo disco que saca inmediatamente se le compara con el “Absolution” del 2003, uno de sus trabajos más característicos,  completos y definitivos en cuanto a  sonido, por lo mismo es considerado por la mayoría como el mejor de su carrera. Sin embargo desde que “Absolution” vio la luz Bellamy y compañía no se han querido desenmarcar de aquella propuesta y más allá de una que otra eventual canción que experimenta por rincones poco habituales al puslo de la banda, ésta ha seguido marcada por los derroteros de aquella placa siendo una exigencia implicita de una gran base de fans un disco que pueda eclipsarla.
 
¿Será Drones la producción que pueda alcanzar tal hazaña? La posición de Muse en el mundo de la música y específicamente en el mainstream del rock los últimos diez años ya es bastante cómoda, no necesitan convencer a nadie de su pericia, arriesgarse es algo que hace tiempo no hacen realmente, más allá de intentar mezclar elementos de otros mundos a su cada vez más suave rock Muse corre el riesgo de girar en círculos frente al inmenso monolito que es “Absolution”. Su esfuerzo discográfico producido el 2012 “The 2nd law” quizás sí fue el trabajo más nefasto hasta la fecha y dejaba una cierta amargura acerca del destino en que la banda podría orientar su nueva dinámica. Con un Bellamy cada vez más encantado por los sonidos pop, pero sin mucha proeza a la hora de hacerlos estallar y recurriendo a las mismas fórmulas de su disco pasado “The 2d law” fue esfumable, sin mucho tino y coherencia, un trabajo del que todos nos creamos muchas expectativas, pero que al final quedo ahí como una marca más por debajo del “Absolution”. Es difícil ver esto en músicos de tal calibre y virtuosismo, pero bueno, nadie es inefable y que las canciones obedezcan a formulas bien-orejas no quiere decir que se esté haciendo un trabajo interesante o estimulante, en última instancia MUSE dejaba tranquila sus ansias de vender  un nuevo repertorio de canciones que a las finales ni ellos mismos se las tomaban muy en serio. Pasaron tres años y como de costumbre la banda  vuelve con un trabajo renovado en fanfarria y energía, MUSE es toda una institución y su regreso no podía pasar desapercibido: Gira mundial, videos de altísima calidad y un despliegue técnico que ya es marca registrada dejan en claro que la banda sabe brindar un espectáculo con todas sus palabras. Pero bueno, remitámonos al disco.

                                                            ¡¡Reapers en vivo!!


Quise empezar comentando lo decepcionante que fue “The 2nd law” para muchos porque básicamente si aquel disco sirvió para algo fue para reafirmar el deseo que todos tenían de volver a escuchar a los MUSE gamberros, poderosos y exorbitantes que conocimos a fines de la década del 90, pues ¡se pensó y se hizo! Muse desde el primer comunicado oficial expreso que en este disco volverían a sus raíces más agresivas, pero había que ver antes de creer, el camino pop con aires de rock progresivo se había empedrado con fuerza como para volver atrás tan así como así. Pasaron los meses y aparecieron los adelantos “Psycho” sonaba como muchos querían que la banda volviese a sonar, primer objetivo cumplido dejar contentos a los que esperaban ver una banda cabreada y rockera. Ahora que “Drones” está al alcance de todos podemos dicernir si la propuesta es realmente esa o acaso “Phyco” fue un simple anzuelo, eso si, no me pidan que me ponga “cuatico” y  disemine la joya conspiranoica que son las letras de Bellamy, sobran Salfates en esta vida. 


“Drones” es un disco conceptual que potencia el sonido progresivo presentado en “Black hole and revelation” pero sin perder la sensibilidad pop que la banda ha cultivado desde sus inicios y a la que últimamente se han aferrado bastante. A lo largo de las canciones se narra la historia de un protagonista que decide abandonar sus esperanzas y formar parte de un ejército de drones, entre medio de todo esto como mil notas y referencias conspiranoicas propias de la cabeza rayada de Bellamy. La pista que comienza todo “Dead inside” rememora el lúdico “Panic station” del disco pasado y ya comenzamos a sospechar que esa vuelta a las raíces venía con un pero, la canción en todo caso logra provocar una sensación de sorpresa y frescura en un primer momento con la ayuda de un panorama sonoro robótico, maquinal y sintético, pero no mantiene la atención completamente y a medida que la propia canción se deshace  en lo obvio (riff melodramáticos y falsetes sufridos) uno no deja de pensar que era un tema que dentro de todo hubiese calzado mejor en el irregular “The 2nd law”. La  popular “Phyco” puede ser reconocida ya a estas alturas como un precoz himno y sin duda llevará el estandarte del disco durante mucho tiempo, una canción básica y corriente dentro de lo que Muse hace, pero que transmite onda, lamentablemente la banda cae en la misma autorreferencia del tema anterior, incluso cuando la canción se dio a conocer todo el mundo la relacionó inmediatamente con “Uprising” como si se tratase de su hermano gemelo asesino, de todos modos por el clima que provoca creo, a pesar de su sencillez y obviedad que es una buena canción. Mercy” no ofrece ninguna sorpresa, otra canción que recuerda a las tantas que Bellamy compuso en el pasado, es como si nos estuviesen mostrando la misma cosa, pero maquillada para que no se le noten las arrugas mal llevadas, se puede rememorar en “Mercy” algo de “Starlight”; “Guiding light” o “Big Freeze. Pero hay esperanza, a ese olvidable tema le secunda “Reapers” que abre con un poderoso tapping de los que Bellamy ya sabe hacer con los ojos cerrados y poco a poco da paso a una canción realmente buena, gamberra, que expone la mejor faceta del trio sin que necesariamente caigan en la nostalgia de otros temas, “Reapers”  logra que los tres instrumentos se luzcan con creces en lo que yo considero son homenajes y guiños directos a RUSH, “Reapers” puede ser la canción más extrovertida del disco y que te hace comenzar a tomar más en serio la propuesta.


“The handlers” es otro gran tema que impone dureza desde el vamos, mantiene la esencia musical del grupo sin retornar a riff nostálgicos ni ritmos obvios, y ahí es cuando la cosa se pone interesante, MUSE crea desde lo que sabe y le gusta hacer, el melodrama, lo barroco y el rock denso, así es como da gusto escucharlos, desde lo que son y han construido, pero sin parodiarse, “The handlers” levanta el disco un poco más de lo que “Reapers” había conseguido y la cosa se pone cada vez más interesante con “Defector” tema que es introducido por un breve segmento en el que se escucha la voz del asesinado presidente John F Kennedy. El tema si bien cae en los vicios típicos de Muse: Bajo distorsionado, baterías potentes y guitarras precisas que marcan la melodía, lleva el signo musical del power trío con orgullo, una épica que no se le puede reconocer a ninguna otra agrupacion.  “Revolt” retoma las influencias de U2 que la banda ya había dejado patente en su disco anterior y las retroalimenta con un rock alternativo propio de The Killers, no es un mal tema, pero no causa la misma conmoción que los anteriores, aunque en definitiva supera a esa obviedad que era “Mercy”


En el tramo final del disco se presenta la volátil “Aftermath” que comienza emulando las producciones más alucinógenas y calmas de Pink Floyd y que se va encauzando de una manera correcta por medio de una guitarra conductora y un sintetizador preciso hasta desembocar en un hermoso  solo de guitarra que enmarca la canción como una de las más preciosas escrita en muchos años por Bellamy, la influencia de Queen se deja sentir con fuerza al final del estrambótico tema y es todo un orgasmo que deja como un chiste al poderoso tema que Muse interpretó para las olimpiadas del 2012 “Survival”. Para finalizar  “The globalist” abre con un silbido western que aduce sin lugar a dudas a Morricone y lentamente va dando paso a una sutil marcha, estamos ante lo que se podría decir es la secuela espiritual del tema “Knight of cydonia” Al menos la teatralidad de la canción y su espesor así lo deja ver. De a poco el western reposado va dando paso a un hard rock en donde la batería de Dominic Howard se luce (como siempre lo hace cuando los ataques intensivos de MUSE lo requieren) y va dando el pie a un salvaje solo de guitarra que eventualmente se empalma con un réquiem en piano que por momentos vuelve a subir su intensidad, no obstante el dramatismo casi de opera que se puede apreciar ya nos remite directamente al ambiente final del disco “The resistence”. El disco cierra con “Drones” un tema que a modo de epilogo deja escuchar un coro propio de iglesia gotica en donde varias voces se cruzan con su rever dándole un final estelar a la historia que se estaba narrando.

En definitiva el disco no ha logrado superar las expectativas de muchos, sobre todo porque un buen par de temas no hacen más que estorbar la experiencia y la banda se remite demasiado a lo seguro sin arriesgar su culo, llegando incluso a autoparodiarse. Pero también hay que ser justos y reconocer que a estas alturas podemos notar una marca registrada al momento de escuchar un tema de MUSE y eso es algo que distingue a la banda por sobre cualquier otra.  El disco también tiene un concepto y una lógica mucho más sensata que su trabajo anterior y algunos temas son simplemente magistrales y llevarán el nombre de este trio más allá de la gloria en la que ya están, también se han dado algunos guiños interesantes de que el camino del rock progresivo puede hacer florecer la creatividad de la agrupación, y no es que me moleste su lado pop (me encanta la canción “Undisclosed desire” de mis favoritas aunque mi novia piense que parezca de Jay-Z) pero siento que su camino por lo progresivo suele llevarlos a su mejor condición, de todos modos Muse ya son una institución y sus discos por muchos peros que tengan a las finales nunca son realmente malos, pero es una banda grande y le pediremos cosas grandes, este disco fue un buen intento, pero no logra convencer del todo. Igual ellos vendrán a Latinoamerica y  es un gozo divino, no hay que perder la oportunidad de echarles un vistazo a lo que sin duda es ya un clásico en vida.- 

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