Fui a ver a Blur, banda de rock
icono de los 90. Vinieron a tocar a mi
ciudad y por esas cosas del destino tenía dinero para costear la entrada más
barata (eran sólo dos valores, la más cara correspondía a un terruño cerca del
escenario) La verdad es que no soy un fanático ni mucho menos, de hecho a
principios del 2000 no me interesaba en lo absoluto esta banda porque la
encontraba demasiada POP para mis gustos metaleros, pero de todas formas es una
de esa bandas eternas que siempre suenan en todos lados no importa cuánto pase y
por lo demás nunca termina de aburrir, además quería hacer ejercicio e ir a un
concierto de rock es un buena forma de saltar y moverse como mono, quemar
muchas calorías y quizás, sólo quizás llegar a algo con una chica que esta lo
bastante excitada y fuera de sus cabales como para tomarme en cuenta. O eso
pensé.
Lo primer que vi cuando llegue
fue una larga cola de asistentes la mayoría viejos, gordos, canosos, pero
usaban camisas ceñidas y jeans apretados a su cuerpo como si se resignaran a
dejar su dignidad en lo más alto y abrazasen la juventud del nuevo milenio aferrados
a sus teléfonos y su desinterés por la historia de la vida. Pensé que quizás los 90 eran los nuevos 80,
que tal vez me sentiría más cercano a una generación que va a un concierto de
los extintos My Chemical Romance o algo así, en fin, de todos modos había
algunos chicos dentro de sus veinte años repartidos por ahí, era cosa de
buscar, con lupa, pero buscar.
El policía lo primera que me
pregunta – a modo de burla – cuando me revisa lascivamente mis pantalones es
por qué la funda de mi cámara fotográfica es tan femenina, a este horrible acto
de discriminación y abuso de confianza se le suma que el oficial de la ley me
agarra la tula y me dice con furia a mi oído que le gustan los maricones bien
maricones como yo, no, eso no pasó porque
yo le dije que la cámara era de mi novia y se rio abriendo su boca dejando ver
la imperfección profunda de su dentadura. Cuando ingrese al salón de eventos note
poca concurrencia, me acerque a una de las mesitas de bar que había por ahí, el
costo de la cerveza era excesivamente alto y que todos los que llevaban un vaso
en su mano tenían una panza cuarentona dando cuenta de frustraciones y pajas
mentales me hizo comprender que ese trago no estaba destinado aún a consumir mi
cerebro. No le di importancia, me moriría de sed, no importaba ya que no sería
la primera vez que realizaba tal hazaña en un concierto, la deshidratación es
mental aunque los vasos de cerveza se veían sumamente atractivos. En fin, me
olvido de eso y voy caminando entre el tumulto hasta hacerme paso directamente
hacia adelante, hasta el límite de la cancha general, noto con gran pesar que
el territorio que le da vida a la tan exclusiva cancha VIP no se trataba más que de un patio trasero, un lugar tan
chico y vacío que las personas reunidas ahí podía extender sus brazos y
sobraría espacio para cuarenta almas más. Mientras tanto en la marginalidad los
empujones y codazos alimentaban las visiones más dantescas del….del Dante que
vio el infierno. Veo el escenario, me tengo que parar de puntillas, donde me ubico
siempre adelante hay un tontón de dos metros que me tapa el centro y todos
saben que lo importante es ver a Damon Albarn el vocalista. Me muevo hasta
encontrar un lugar cómodo, un macizo personaje delante mío será mi más fiel
aliado a la hora en que los empujones empiecen, su ancha espalda y amplio torso
me permiten usarlo como amortiguador sin tener que andar moviéndome de un lado
al otro. Además es bajito por lo que su cabeza no entorpece mi visión.
Empieza el concierto, la banda
toca una canción nuevo de su último disco, “Go out” se llama el tema lo sé porque
me había bajado el disco ese mismo día en la tarde y solamente había escuchado
esa canción. No entiendo porque, pero hay una especie de mosh en la cancha eso
me descoloca, la música no da pie para tal brutalidad, he estado en conciertos
de Napalm Death, Sepultura, Faith No More y hasta Ska-P y no logro entender
esta algarabía, este escándalo producto de aquellos tiernos e infantiles
acordes. Yo pensé que sería un público relajado, igual era sólo locura y
desesperación, a la cuarta canción todo se calmó bastante. Entre medio de las
canciones grito a modo de broma “Grande Oasis” los que están cerca mío se
enojan, no entienden el chiste, y yo que tenía preparado como diez bromas más
así, pero decidí quedarme callado. En un momento tocan “Coffe and Tv” un tema
que conozco y que por fin puedo cantar genuinamente y no hacer como que canto
para no ser despreciado por la gente que me rodea. La paso bien, salto más alto
que casi todos los pajeros que ya estaban cansados y con ganas de “apreciar el
arte” de los Británicos, pamplinas, yo
digo que sólo son unos pajeros ¿qué van a decir ahora, que uno va a los
conciertos a escuchar, a experimentar de primera mano al artista? Mucha gente
levanta sus celulares para grabar, tanto así que a veces termino mirando el
show desde la pantalla de algún celular, Damon Albarn payasea y baja al pasillo
que conecta con cancha VIP, la gente rubia y de ojos azules que pudo pagar ese
sitial lo manosean y lo desean, es un rockstar, pero me cae bien, parece un
tipo que de ser gay se me hace sería el pasivo porque recibo el cariño de la
gente con placer. El resto de la banda son como seres indiferentes al mundo,
bromean entre ellos me imagino dirán cosas como “Oye la gente aquí cree que
tienen celulares muy modernos, juajuajua, supieran” y ese tipo de cosas, no sé.
El guitarrista pone cara de miedo cada vez que le toca cantar, pero no creo que
sea por falta de experiencia, el otro, el bajista de quien me entere condujo un
especial en el Discovery Chanel sobre el mundo de las drogas y el poder de la
cocaína en Colombia mueve las pompas a ratos provocando risas, pero la mayor
parte del tiempo se fuma un pucho como quien tiene todo ordenado bajo el
velador antes de irse dormir. El baterista, bueno, estaba ahí haciendo bien su
trabajo sin resaltar TANTO como sus compañeros, aunque en el fondo a la oscuridad
del escenario, detrás de dos grandes amplificadores había un tipo que tocaba un
set de percusión. También tienen un equipo que se encarga de los instrumentos
de viento, un convincente coro de negros que le ponen todo el soul la cuestión y un encargado de los teclados que
le pone toda la onda a las canciones más eshperimentales
subiéndolas a un buen nivel. La guitarra a veces acopla el sonido y no se
entiende nada, pero la gente le importa un pepino carajo, son Blur la banda con
la que crecieron o por lo que veo envejecieron. Los temas emblemáticas de la
banda se dejan sentir en la acalorada concurrencia “Tender” es coreada al
unísono, Damon hace gestos de estar impresionado, todos parecen pasarla bien,
muchas sonrisas. Para “Parklife” el vocalista invita a gente a subir al
escenario, nadie se atreve hacerlo, a lo mejor les da miedo hacer el ridículo y
quedar como fanboys frente a una audiencia que sólo ha gritado como puerco en
matadero o travestis en una barata de zapatos. Igual suben un par de chicas que
por su apariencia parecen bastante menores de edad (tendrían doce años) aunque para equiparar la cosa suben otras que parecen
haberse inyectado silicona en las tetas y glúteos, sólo un hombre se atreve a
subir lleva una bandera echa a mano con el símbolo de un equipo de fútbol,
parece confundido y extasiado. Tocan “Parklife” otra canción que me sé, pero
sólo puedo cantar el coro. Las siguientes canciones fueron buenas en calidad y
el público ya no saltaba tanto, aun así habían ciertos brotes de violencia como
cuando tocaron “son 2” o “Advert” AH y
cabe decir que la banda toco por primera vez estando todos reunidos (es decir
con el guitarrista original que en un determinado momento de la historia de la
banda se fue, pero después volvió) la canción “Caravan” en un impecable
registro auditivo que dejaba en claro que Blur se respiraba más que agitaba. El
concierto ya va a terminar, miro a mi alrededor y no hay ninguna chica linda a
la que aferrarme, o tal vez mi visión peristáltica no me permite notarlo, sólo
mujeres bañadas en sudor, gritando a mansalva y lesbianas celosas de que sus
parejas proyecten algo especial en Damon Albarn. Luego del encore como es
predecible La banda vuelve para tocar tres canciones más, “Stereotipes” que
suena demoledora y le devuelve la energía aplastante ala gente al punto de que
me terminan tirando un poco más al fondo y yo sin entender nada me quedo con
cara de porque ante tal situación, luego le sigue la festiva “Girls and Boys” y
la sublime “The Universal” ambas son coreadas y disfrutadas, me dan ganas de
surfear en el público por la emoción que
esta última canción produce en mis venas, vuelvo adelante y me subo a los
hombros del gordito que me ha protegido sin querer durante toda la noche, hago amagues de surfear en la muchedumbre, pero
nadie soporta mi peso ni tiene ganas de lidiar con mis movimientos el guardia
que vigila a frontera de los que tienen dinero y no lo tienen me agarra de la
cintura y me dice que me vaya, pero yo ya había cruzado a cancha VIP así que me
quedo ahí, intento acercarme al escenario, hay muchas niñas gritando, filmando,
moviendo sus manos ¡esto no es un concierto de rock! Digo yo, pero no importa,
quería subir al escenario y darle un golpe a Damon Albarn sólo para que el show
fuese más memorable de lo que ya era, pero la banda toca la última nota de “The
universal” y la ovación es generalizada, tanto así que yo también aplaudo como
loco. Un gran concierto, sin duda. A la salida veo un solo borracho gritándole coas
a su acompañante, una chica confundida y avergonzada que antes las miradas se
termina yendo con un amigo y dejando solo a un indefendible borracho que pronto
se da cuenta que se ha quedado solo y se va en dirección opuesta a la ciudad. “Theres
no other way”
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