Hace un par de días leí una nota que hablaba muy fútilmente de los llamados ecosexuales, desvirtuando el término y ridiculizándolos como si básicamente se tratase de gente que folla con los árboles. La realidad obviamente es más profunda que un simple chiste o fetiche curioso y si sois de mente abierta tendrán curiosidad por conocer más al respecto y hasta quién sabe, enrielarse por una experiencia de este estilo.
“We aim to make the environmment movement more sexy, fun and diverse”
Annie Sprinkle
Annie
Sprinkle; La pachamama pornográfica
Annie Sprinkle fue una
actriz porno durante los 70’ que en determinado momento de su vida decidió
darle un vuelco a su carrera, agotada del ritmo de la industria y sobre todo de
la mirada falocentrista que domina el ambiente decidió realizar su propia
representación del porno, generando un film interactivo, sin guion, en donde
cada actor realizaba lo que quería. “En
la película Annie Sprinkle habla mirando a la cámara (al espectador/a), se
masturba mirando a la cámara y desarrolla situaciones de corte realista que
podrían haber sucedido fuera de la representación” (Lucia Egaña)
Sprinkle luego entro a
estudiar artes, obtuvo un doctorado sobre sexualidad humana y se convirtió en
una de las piedras angulares del movimiento feminista anti abolicionista (es
decir en pro de la pornografía y la prostitución) reorientando los esquemas convencionales
del cine porno y explotándolos en sus márgenes, centrándose en el olvidado
orgasmo femenino y permitiendo un
enfoque alternativo dándole forma al llamado Post-Porno (tema del que
hablaremos en una próxima entrada) no sólo por medio de lo audiovisual sino
también a través de las performance artísticas, conocida es su intervención “Public Cervix Announcement” donde en medio de
un museo ella ofrece a los visitantes que vean su sexo dispuesto por medio de
un especulo. Sus ideales políticos, ideológicos mezclados con su férrea exploración
de los umbrales del placer la hicieron llevar adelante la creación de filmes de
corte experimental, documentales, performance, siempre con un ideal didáctico y
a la vez lúdico, realista en definitiva. Pero este bosquejo se queda
horriblemente corto para abarcar la experiencia de esta mujer, así que vamos al
grano.
En los 80’ Sprinkle
conoce el tantra yoga practicándolo y llevándolo a escena en la película “Rites
of passion” (1984) intentando plasmar el orgasmo cósmico por medio de efectos especiales
y música new wave, este misticismo, no obstante, no terminaría con este
proyecto y se acentuaría en las próximas décadas, incentivó el llamado
“medisturb”, práctica consistente en meditar y masturbarse simultáneamente, descubriendo
en uno de esos trances la erotización que le producía la naturaleza cuando
entraba en contacto con ella por medio de la energía sexual, de ahí se puede
decir que surgió la raíz de la ecosexualidad.
Con todo esto dicho queda claro que Sprinkle es una figura muy particular dentro del espectro marginal que corre por estos lineamientos, no en vano su vida y obra ha sido estudiada y formado parte de muchas tesis universitarias en especial de gente que ha llevado a cabo estudios de género y teoría queer. En 2003 Sprinkle se le diagnostica cáncer de mamas y el proceso de la enfermedad la llevo eventualmente a contraer matrimonio con la activista queer Elizabeth Stephens (también escultora, directora, fotógrafa y profesora) para poder optar a una previsión médica decente, la lucha por la supervivencia acrecentó más que nunca su misticismo y vínculo con la naturaleza, junto a su pareja crearon el concepto de ecosexualidad que hoy en día ha ganado mucha popularidad gracias a internet y los sitios de tendencias que hacen de esto noticias insulsas al respecto, pero en realidad se trata de un movimiento no menor de personas que han manifestado aquello como una inclinación sexual tan válida como cualquiera, de hecho en 2016 en la marcha del orgullo en San Francisco más de 100 ecosexuales lideraron un contingente para agregar “oficialmente” la E al acrónimo LGBTQI. Si vamos al meollo la idea de la pareja original era establecer una nueva relación con la Tierra dejando de verla y sentirla como una madre y reconociéndola más como una amante. Se trata de una tendencia que toma elementos del ecofeminismo. De esta forma Sprinkle y Stephens llevan a cabo talleres, películas, documentales y performance que buscan enseñar esta nueva relación. Uno de sus talleres más característicos consiste en las ceremonias de bodas negras. Se trata de un fin de semana a las afueras de la ciudad donde uno entra en contacto directo con los elementos naturales y va descubriendo tanto física como psicológicamente aquel que te produce las sensaciones más excitantes y placenteras en un juego donde uno seduce y se deja seducir por el entorno, desarticulando la idea de que el sexo sólo se disfruta mediante la penetración y elevando el orgasmo poniéndolo al centro de las prioridades corporales. Luego cuando uno descubre qué elemento es el que más lo erosiona, por ejemplo, el carbón o la salvia que se extrae de los troncos de los árboles, se celebra una boda alegórica con esos elementos. Es una celebración donde las performance y el goce se hacen presentes, no hay límite, Anna Sprinkle se ha casado incluso con la Luna.
El termino ecosexual se
oficializo el 2008 con la primera boda entre Sprinkle y Stephen queriendo
promover una conciencia más ecológica en su cruzada por la igualdad de derechos,
pero también gracias a la escritora Stefanie
Iris Weiss, una activista ecologica que en su libro publicado el 2010 Eco-sex:
Go Green Between the Sheets and Make Your Love Life Sustainable, reveló el
impacto ambiental dañino de los materiales utilizados en los condones,
lubricantes y otros productos sexuales sobre nuestros cuerpos y sobre el
planeta. Esta conciencia ecológica pronto encontró maneras de manifestarse a
través de las performance y talleres de autodescubrimiento sexual de las ya
mentadas activistas convirtiendo el movimiento en algo más que una mera moda que
transitaba entre una conducta ecológica y una sexualidad exploratoria, se convirtió
en una conciencia drástica, es por eso que hay ecosexuales que tienen en sus márgenes
usar sólo productos sexuales de gama ecologica a la hora del sexo y otros que
de plano sólo se sienten satisfechos cogiendo en lugares donde la naturaleza es
profusa. Sin embargo, al ser un movimiento basado más en el placer en lugar del
activismo político muchos ecologistas guardan distancia e incluso denostan el
concepto, pero para los ecosexuales no se trata de una excentricidad ni de un
fetichismo, muchos creen firmemente que mantener una relación de amantes con la
tierra es más benigno que verlo como su madre, consideran que ese simple cambio
de enfoque puede contribuir a evitar la crisis ambiental que se está viviendo
por el calentamiento global.
NO
SEAMOS CATASTROFICOS, GOZEMOS MEJOR
El enfoque de los ambientalistas suele ser siempre catastrófico, a la hora de tirar datos y cifras sobre lo mal que esta el planeta, el mundo ya parece ser indiferente, es básicamente como si las estadísticas ya no le trasmitiesen nada serio a nadie por más difícil se vea el panorama, esto en parte se debe a la sensación de desesperanza que se vive y también ante los supuestos efectos a largo plazo del deterioro planetario que supuestamente tendrán que soportar una desafortunada próxima generación. Ante esto la opción de la ecosexualidad otorga una mirada menos densa del asunto, al centrarse en el placer parece más atractivo interesarse realmente por la naturaleza, conectarse con la ecología y formar parte de una ideología que por historial parece conocer sólo los extremos corporativos (Greenpeace) o bandalicos (eco-bomber) la ecosexualidad propone un terreno en el que todos podemos entrar y empezar a interesarnos con mayor ahínco al respecto ya que en la medida que vamos descubriendo nuestro placer también vamos reconociendo y tomándole cariño a la naturaleza de manera más holística, la tesis de Sprinkle es que de esta forma eventualmente seremos capaces de ver el planeta y todos sus elementos como un único organismo del que se puede gozar en la medida que lo tratemos bien, parece algo de puro Perogrullo, pero mientras más se descrea la noción de que esto se trata sólo de una parfilia exótica sino que es una manera más de llevar la sexualidad se podrá hacer un cambio.
La compañía de teatro
australiana Pony Express, se ha encargado de hacer publicidad con su Eco Sexual
Bath House o casa de baños ecosexual. Con carácter meditativo y con la
intención de generar en ella un "ambiente sensorial completo",
propone, a todas las personas que consideren sensual y atractiva la naturaleza:
Hacer el amor a la tierra. Por su parte el grupo FUCK FOR FOREST lleva a cabo
películas porno sólo bajo esta temática intentando poner su granito de arena
para concientizar sobre el asunto.
NO
COGAS, SE COGIDO
Tal vez el primer gran prejuicio que uno tenga con este tipo de cosas sea pensar que es una pavada eso de coger con la naturaleza, algo de hippies pasados a marihuana y la verdad es que yo también lo creí en un primer momento hasta que supe realmente quien era Annie Sprinkle y ante tamaña eminencia decidí darle algo de crédito al asunto y la verdad es que no es nada tan tirado de los pelos o lejano a la realidad. Podemos encontrar chispazos de este placer en muchas situaciones del día a día, por ejemplo, yo observo a mi gata retorcerse de gusto cuando se tira al sol, el placer que siente en su cuerpo peludo cuando le cae toda la luz encima no es algo propio de su estado felino, ya que todos experimentamos en mayor o menor grado el mismo placer cuando nos bañamos con agua de mar, cuando nos echamos al sol en plena tarde, cuando sentimos el suave toque del pasto sobre nuestras piernas o la arena escurriendo por nuestro cuerpo, podemos verlo también en el placer de los niños al embarrarse en el lodo mientras juegan o la curiosidad y disfrute que tienen cuando estrujan las frutas o hunden sus dedos en ellas, o para no ir tan lejos del territorio: el juego erótico de pasarse hielos por el cuerpo no esta lejos de la tradición de la ecosexualidad, claro la mayoría seguramente siente un leve cosquilleo de placer ante estas cosas porque se cierra a la posibilidad ya que seguramente siente que el contexto no es el adecuado o porque de plano le parece risible concebir placer sexual con los sentidos y no activa una intencionalidad erótica al respecto, pero en la medida que aceptemos esta filosofía u orden de pensamiento en nuestro cuerpo, nuestra sensibilidad será capaz de captar y coartar mejor estas erosiones y básicamente así uno termina siendo cogido por la tierra, logrando una mancomunión que luego se refuerza al transformarse en una relación de pareja que no se puede extinguir. Activar los cinco sentidos, mantener una atención plena en las sensaciones que cada cosa puede generar y no cerrarse a ninguna posibilidad de manera erótica es la manera en que se puede llevar adelante las prácticas ecosexuales, una vez hecho los primeros pasos luego corre por cuenta de uno hasta donde el ingenio y sentido común pueden llevarte.-
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