Este mes Netflix
incluyó en su catálogo la atalaya del anime de los noventa, la siempre
intrincada Evangelion, y aunque la considero una serie entretenida, no puedo
dejar de notar que está sobrevalorada. Por lo mismo he decidido destacar un
anime de finales de los 90’ bastante infravalorado en su momeo, pero que igualmente
goza de un estatus de culto similar al de la regalona del estudio Gainax. Veamos
qué tiene de especial esta serie para permanecer en ese nivel de grandeza luego
de tantos años.
Internet,
tu nuevo mejor amigo
Serial Experiments Lain
- para lxs amigxs Lain – es una serie televisiva que no nació de ningún manga como
suele ocurrir, sino que es una creación de la productora Triangle Staff. Apareció
en el mundo en Julio de 1998, fue dirigida por Ryūtarō Nakamura, personaje que
luego se haría cargo de la serie Sakura Wars, mientras que el guion corrió por
cuenta de Chiaki Konaka quien trabajaría en la historia de Digimon Tamers,
considerada como la temporada más madura de dicha franquicia.
Para la época en que
Lain irrumpió, internet era una cosa más o menos común en Japón, pero el resto
del mundo apenas y terminaba de sociabilizar con la gran red. Por lo mismo,
muchos de los aspectos de la historia de Lain, así como su trasfondo, parecen
tener sentido recién ahora en pleno 2019, no en vano, a la serie se le
considera muy adelantada para su época en cuanto a las temáticas que toca, pero
no es necesariamente tan así, más bien la serie hace un análisis (algo oscuro)
de las tendencias tecnológicas de su época. Si bien la historia es realmente un
delirio en donde muy al modo de la filosofía cyberpunk mezcla teología y
tecnología (esta última representada por la presencia cada vez más común de los
computadores en nuestro diario vivir) a grandes rasgos no deja de ser una obra
cuyo detonante principal está determinado por el relamido tópico de las
conspiraciones (aunque para la época en que se estrenó, tampoco era algo muy
cliché)
Igual debo admitir que
Lain no es una serie simple, y esto no lo digo para cachiporrearme o vociferar
que tienes que tener un CI muy alto para entenderla, de hecho, al terminar de
verla tuve que buscar videos en youtube explicándola, algo común, porque esta
hecha de una manera enredada adrede. Lo que tiene Lain es que al igual que el
final original de Evangelion, admite muchas interpretaciones, no es una obra
cerrada, al contrario, cada detalle al analizarlo un poco más, cobra un nuevo
sentido y esto se va sumando en sus 13 capítulos. Pero mejor démosle una
repasada general a la historia para ponernos un poco más en contexto.
La serie nos cuenta la
vida de Lain Iwakura, una adolecente introvertida de 14 años que comienza a
interesarse por el mundo de la cibernética después de que le llegan unos
misteriosos correos electrónicos de una compañera del colegio que días antes se
había suicidado lanzándose de un edificio, aduciendo que lo hacía para formar
parte de Dios. En los misteriosos correos Chisa – la chica que se suicidó –
afirma que realmente es ella la que habla y que sólo está tratando de abrirle
los ojos a su amiga Lain, que Dios sí existe y que habita en internet….bueno no
lo dice tan así, pero esto es el disparador para que nuestra protagonista se
interese por primera vez en su vida en la navegación virtual, que en esta serie
se denomina Wired.
Poco a poco Lain va
perfeccionando su ordenador (la Navy) al punto de que empieza a copar más
espacio físico, pronto su habitación se convierte en un centro operativo lleno
de cables, fibras ópticas y discos duros. A medida que Lain comienza a dominar
más su cyber navegación, de alguna manera se convierte en una hacker capaz de
averiguar cosas secretas de organizaciones mundiales. Paralelo a eso, su vida
social empieza a tener un impacto cuando su amiga Alice la invita a un club
nocturno llamado Cyberia en donde hay gente que afirma ver visto a Lain, pero
con una actitud más salvaje. Esta disociación en su personalidad es algo que a
nivel psicológico comienza a carcomer la vida de nuestra perdida protagonista
al punto de cuestionarse su realidad, especialmente cuando se da cuenta que en
ella conviven muchos alter egos que se potencian con la navegación virtual. Finalmente,
la pregunta que resuena es ¿quién es Lain? ¿La chica infantil y retraída o la
intrépida y salvaje celebridad de internet? Esa inquietud existencial empieza a
ganar cada vez más terreno en la serie, cuando hay episodios de su vida que
Lain no recuerda haber vivido. Muy pronto descubrimos que no se trata de un
problema psicológico, sino que tiene que ver con asuntos mucho más oscuros que
atañen a problemáticas filosóficas.
La serie se plantea el
impacto temprano que internet producía en nuestros estilos de vida: el
anonimato virtual, así como la ilusión de que es un portal en el que podemos
conseguir toda la información posible allí. También tantea la influencia de las
redes sociales (cuando esas no eran otra cosa que foros y salas de chat) y la
necesidad de un orden que rija tal caos, un orden idealizado en la figura de un
Dios el cual poco a poco comienza a rivalizar con Lain al sentirse inferior
frente a sus capacidades cibernéticas.
Sin presentar escenarios
futuristas distopicos como Gosth in the Shell, ni apocalípticos como Akira, la
serie analiza, con algo de ciencia ficción, la forma en que nos relacionamos
con la realidad interconectada. En ese sentido Lain tiene un papel interesante
ya que realmente es un personaje que esta desorientado en el mundo físico, pero
al mismo tiempo se maneja con destreza por el mundo virtual. Es el origen de un
aldeano digital, aquel que tiene poder y maestría a nivel de datos, pero es
absolutamente incapaz de integrarse al mundo físico de forma productiva.
Y qué la hace tan rara y única
A vuelo de pájaro, la
trama, el conflicto y los elementos principales que engloban a Lain no son difíciles
de comprender, de hecho su argumento va muy encaminado por los elementos que
después se volverían mainstream en occidente gracias a la aparición de la
película Matrix, viéndolo así, si la serie se hubiese estrenado sólo dos o tres
años más tarde, quizás hubiese tenido otra llegada, al menos en el publico
occidental.
Lain al momento de su
estreno no fue muy bien recibida por el público debido a las licencias artísticas
que se tomó. Al igual que la tercera temporada de Twin Peaks, cuya historia no
es muy difícil de atajar, sino que es en la forma que esta contada donde reside
el mayor blowmind. Lain esta armada bajo un montaje curioso, cada episodio comienza
con un plano de un alambrado de cables eléctricos en postes públicos y un
zumbido inexplicable que llega a ser un poco irritante. Del mismo modo, las
escenas que tienen mayor importancia para la trama son construidas mediante
planos aberrantes, fondos negros, hay momentos en que incluso saltan escenarios
con animación en 3D o registros de video live action. También hay momentos en
donde los personajes que tienes en la pantalla se intercambia los roles, pero
manteniendo la misma voz, como la magistral escena en que Lain conoce al Dios
del internet.
Los escenarios en
general parecen oníricos, evanescentes, abunda un tono blanco, generalmente son
colores que parecen perder su cromatismo y a medida que la serie avanza esta característica
se acentúa con mayor rigor, al punto que parece que los paisajes más bien
representan espejismos. Aquella consideración en el apartado de arte esta completamente
justificado tomando en cuenta todas las decisiones estéticas que la serie
entrega de manera global, pero al mismo tiempo, se aleja de cierto estilo característico
y más comercial de las series de anime en general, en donde los fondos y
escenarios no cumplen un papel tan activo en la forma de dotar de sentido la historia.
Todo ese tipo de cosas
hace que la serie no pueda tomarse a la ligera al momento de su visionado, al
punto que nos encontraremos con situaciones inusuales como la explosión de la habitación
de Lain y en el capítulo siguiente todo sigue como si nada, y no se nos brinda
ninguna explicación, sino que sólo se nos entregan escuetas pistas al respecto.
Los personajes también suelen comportarse de forma singular, no es fácil empatizar
con ellos ya que muchas veces representan conceptos más que personalidades con
las cuales identificarnos.
Todo este tipo de
elementos que se distribuyen durante el trascurso de la historia hacen que Lain
haya sido tachada por la crítica como una seria Bizarra o demasiado rara para
el gusto popular, básicamente un suicidio comercial, pero como suele pasar en
estos casos, fue ganando adeptos dentro del underground del anime con el paso
de los años gracias a las bueas críticas que recibió, incluso se realizaron
tesis de grado en estudios de filosofía que usaban la serie como referente
sobre la angustia existencial y la soledad del mundo contemporáneo. Incluso el
mismo opening de la serie es raro, a diferencia del 80% de los opening de
anime, cantados por artistas niponxs, para esta canción se eligió una
desconocida banda inglesa llamada Duvet, que tuvo su auge gracias al éxito subterráneo
de la serie en el país de la orgia tecnológica, pero más allá de eso la banda
no logró seguir con una carrera sustanciosa.
El canal ANIMAX trajo
la serie a Latinoamérica doblada al español, pero sinceramente les recomiendo
que la vean en su idioma original o en inglés, ya que más allá de un doblaje
bastante paupérrimo, muchos conceptos, ideas o simples palabras que se traducen en el doblaje latino, pierden
demasiado sentido y dejan la historia bastante incompleta, por lo que si ya es difícil
seguirle el hilo a este rompecabezas, con un doblaje mal aplicado la cosa es
mucho peor.
Lain es una serie que
exige atención, no es un anime para tomarlo a la ligera, incluso me atrevería a
decir que ni siquiera es tanto para entretenerse como espectador, sino (y
aunque suene súper ñoño) es más una experiencia audiovisual para estudiar. En
todo caso, no se preocupen, es completamente disfrutable y si al final no
entendieron ni jota de lo que vieron, hay mucos videos en youtube (algunos súper
largos) haciendo teoría y conjeturas sobre qué mierda fue lo que acabamos de
ver en estos trece capítulos.
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