martes, 18 de julio de 2017

El rincón del ratón curioso: Erika Lust y el porno feminista




Si sois de esos que pinchan cualquier noticia que les salta en el Facebook seguramente han dado con el llamado porno feminista y su portavoz más reconocido en la figura Erika Lust. Pero concretamente de qué hablamos cuando nos referimos a esto. ¿Un nuevo estilo de porno? ¿Qué variantes ofrece? ¿Pueden existir feministas que trabajen como actrices porno? En fin, mil y una pregunta aparecen o más bien se presuponen muchas cosas al conjugar aquellas dos palabras. Vamos a desentrañar un poco por donde va todo esto.

 

Estuvo rico, pero tampoco es necesario que te corras siempre en mi cara


A estas alturas Erika Lust es bastante famosa, casi como una actriz porno, su nombre aparece en cada noticia que tenga que ver con el llamado porno feminista, no es a priori, el 2009 publico su libro “Porno para mujeres” y desde entonces la revolución no ha hecho más que crecer. Erika nació en Suecia estudio ciencias políticas y tuvo una vida como la de cualquier mortal del primer mundo, quizás un punto extra para que entendiese el porno de manera distinta fue la buena educación sexual que recibió  del sistema educacional público en donde no sólo se hacía énfasis en las prevenciones sexuales sino en el disfrute que el acto conlleva. Sin embargo, la primera vez que vio porno no le gusto para nada, su novio llego con una peli y le dijo mostrándosela “flaca vamos a ver esto y lo vamos a hacer así tal cual lo hacen aquí” pasado unos minutos Erika no pudo no sentirse más que incomoda, las imágenes la atraían, pero como dice esa vieja canción “me asusta, pero me gusta”

Pasados los años y moviéndose por distintas partes del mundo, Erika termino enamorada de Barcelona y eventualmente se quedó a vivir ahí trabajando como asistente de producción en películas, no porno, sino clásicas, cine pop-corn. Erika se había especializado en su carrera con un posgrado de derechos humanos y feminismo, ahí fue cuando tuvo un acercamiento al libro “Hardcore: Power, Pleasure, and the Frenzy of the Visible” de la académica estadounidense Linda Williams, una de las primeras en realizar un estudio serio sobre el género pornográfico y cómo éste era recepcionado en el público, especialmente el femenino. Para esas alturas Lust ya tenía algunos contactos que trabajaban en las producciones de películas XXX y poco a poco le empezó a picar el bichito de querer hacer su propia peli porno, pero una que tuviese ciertos parámetros, fue así como decidio construir sus propias normas para un particular dogma filmico porno:



1.- Que no fuese la típica historia donde llegaba el macho y así sin más mancillaba a la hembra pechugona y culona que automáticamente estaba deseosa de placer y ardor por la entrepierna del hombre. Básicamente no quería mostrar el sexo como un acto mecánico que se producía con tanta espontaneidad y en donde la tula del caballero tenía la preponderancia exclusiva de representación del placer por medio del clásico money shot, es decir la eyaculación facial. Por eso en sus producciones se plantea siempre en los personajes algún  vínculo determinado aunque sea en poco tiempo ya que eso da espacio a los prolegómenos argumentales que de manera creciente los llevarán a la irremediable a la escena sexual. Es una escalonada, no un evento inesperado y por tanto la excitación debe subir de a poco, de esta forma aunque se trate del affaire entre dos desconocidos en la cabina de un avión, el sexo no será mecanico, habrá lugar para la tensión sexual y no para la mera descripción contextual, en el fondo Erika vuelve un poco a lo que hacían las pornos de los 70´ donde se buscaba dejar patente la situación explicita que diera rienda a las escenas que todos queríamos ver, aunque vale decir que con un poco más de sentido realista, un poco, nada más.

2.- Que el actor fuese atractivo y no un viejo gordo seduciendo a una jovencita, pero al mismo tiempo la Lust no quería poner a un adonis inalcanzable que refulgiera todos los estereotipos clásicos del porno star. No, ella quería un tío normal, bonito, pero normal, del mismo modo aboga por actrices estéticamente atractivas (recordemos que después de todo esto le da el pan de cada día), pero no una femme fatal o diosa voluptuosa que ostentara una belleza estratosférica, buscaba más la imagen de la vecina que todos podemos tener, la “girl next door” y en esa búsqueda admite desde damiselas rollizas, hasta chicas con la cabellera teñida, con piercieng, pelo corto, muy flacas. No busca mantener un patrón común de belleza en la actriz, aunque a la pillina igual le gusta contratar actores bastante guapos. Meh, supongo que así como un hombre le gusta ver chicas sexys, a las mujeres también les agrada bastante mojarse con un par de guapetones. Aunque ojo que esto podría llevar a una crítica, más adelante lo veremos.

3.- Que el placer de la mujer quedase patente. Para Lust el gran problema del porno es que está orientado desde una mirada masculina totalmente heteronormada, más aún, de una mirada masculina blanca, es decir desde un sector privilegiado que construye el deseo de lo femenino desde su propia mirada: “Sí, a las mujeres les encanta que las asfixien mientras las atraviesa una polla de mil metros, eso les gusta” parece querer ser el mensaje del porno convencional y nosotros los incautos creemos. Para que las chicas vean porno tan cómodamente como nosotros, Lust cree imprescindible que su deseo y pasión sea transparentada por ellas mismas.
 

4.- Para Lust trabajar en el porno no era un chiste, la responsabilidad que sentía como mujer y realizadora la obligaban moralmente a exigirse un producto de calidad audiovisual que fuese más allá de poner a dos tipos a culear por una razón cutre en un escenario relamido y con una iluminación aburrida, una música estúpida (si acaso la hay) y una puesta de cámara que o sólo la ubica en un rinconcito grabando la penetración de lejos o se adentra cámara en mano para enfocar en primerísimo primer plano a la penetración  (así es amigos en el porno el gran protagonista es el pene duro, y si eres tan heterosexual ¿por qué te gusta ver tanto el venoso y excitado pene de otro hombre?) Lust quería hacer algo con planteamiento estético, era importante para ella resaltar ese punto. Por eso nunca repite la misma escenografía en sus cortometrajes, los escenarios cambian continuamente y cada decorado tiene un toque especial por parte del área de dirección de arte.

5.-Por último, but not least. El componente ético era imperativo, a qué nos referimos con esto. Lust al trabajar con actrices no las dirige en la escena sexual a menos que sea estrictamente necesario hacerlo, ella prefiere que los participantes de la performance tomen los rumbos, surja la espontaneidad, la naturalidad. Lust constantemente busca transmitir sensaciones de excitación y cree que para esos sus actores también deben estar experimentando esa sensación, por lo mismo no le gusta que sus actrices o actores pongan caras o simulen una excitación exagerada como pasa en el porno convencional. Por otro lado el cuidado a la actriz es algo a destacar, en un mercado donde la mayoría de las chicas comienza su carrera con cero sentido de la palabra “consecuencias a largo plazo” Lust no se aprovecha de aquella inocencia y ansias por ganar dinero rápido, primero no le gusta trabajar con menores de 21 años y segundo cada proyecto a filmar se presenta formalmente con una charla entre ella y los actores en donde éstos revisan el proyecto, los actores deben saber de qué va el guión (porque en este caso sí hay un guion, niño mío. O al menos un contexto más elaborado que el chico espiando a su madrastra milf en el baño)  y entonces Lust les pregunta  qué les gustaría a ser en el plano sexual a la hora del rodaje (por supuesto viendo las limitantes de la escenografía y respetando el espíritu de la historia) También tiene consideración especial con sus actrices y le pregunta un poco antes con qué actor se sentirían comodas realizando la escena, en cierto modo tiene un trato bastante maternal con los profesionales. Pero lo más importante y destacable es que Lust a diferencia de la mayoría de las productoras pornográficas les da a sus actores una retribución económica justa que además va acompañada al derecho de royalti de los actores por cada venta o uso que se haga con su imagen. Algo inédito hasta entonces en el frio y excedido mercado del porno.




Teniendo todas estas consideraciones en mente Lust grabó su primer cortometraje pornográfico el 2004 “The good girl” y qué creen, es una historia más de una chica que pide una pizza y se termina follando al repartidor con corrida de cara y todo incluido ¿Qué pasó Erika tan rápido nos traicionamos? Nada de eso, el cortometraje era justamente una reconstrucción del estereotipo clásico de una porno en donde el enfoque estaba puesto esta vez en la mujer, en su deseo y en la forma en como esta toma elementos decimonónicos de la pornografía y los altera de acuerdo a sus propias fantasías “Correte en mi cara, como en las pornos” explicita la actriz durante la acción haciendo evidente este tributo satírico. La estética del trabajo también era muy diferente desde el vamos, la iluminación y la calidad óptica de la imagen en pantalla hacían que el corto estuviese más cercano a un video musical de una banda hipster (una estética que se repite mucho en este tipo de pornos) En los trabajos de Erika Lust y otras directoras podemos encontrar además de buena iluminación un planteamiento consciente de la banda sonora (no es solamente poner una canción y escuchar a la actriz gemir como loca) así como del montaje dinámico que no descansa en planos largos sino que va trepando los compases del sexo como los protagonistas del corto lo hacen. Finalmente, en la historia del corto, la chica salda la deuda que han tenido todas las chicas del porno de los setenta, esta sí le paga la pizza al repartidor después de habérselo comido y más encima le ofrece un pedazo de pizza. ¡Que lindo ser delivery!

Xconfession. Una de las últimas películas de Lust
De este modo el cine de Erika Lust tiene que ver con una mentalidad de trabajo que obedece más a cuestiones éticas que a simple producción mecanizada, el hecho de que haya una búsqueda estética, no es menor, pero tampoco vamos a condenar a todo el vasto mundo del porno y decir que todas las producciones son cutres y audiovisualmente feas, todo lo contrario, actualmente algunas producciones de porno convencional están muy conscientes de reforzar aquello, de hecho hay ciertos directores del género que han podido dejar su marca autoral como Mario Saliere, Andrew Blake y Tinto Brass. Lo de Lust va más por el empoderamiento femenino, la representación de sus deseos y una justa remuneración para la actriz, eso parecen ser los elementos que fisuran los caminos del porno tradicional.

Pornofeminismo

La historia del feminismo y el porno tiene complejos recovecos. Cuando el cine triple X empezó a ganar terreno en la industria cinematográfica gracias al éxito de “Garganta profunda” la derecha moralista hizo lo imposible por cuartarla, pero el feminismo de aquellos años impulsado por figuras como Catherine Mackinnon veían la opresión de las mujeres extendida por todas las barreras culturales posibles gracias al peso del patriarcado, la estructura capitalista que determinaba la normalidad de una sociedad. El patriarcado activa entonces una heteronorma que se repliega en todos los discursos socioculturales siendo la pornografía uno de ellos, pero uno muy importante porque imponía un discurso sobre sexualidad que estaba por encima del imaginario social. Esta relación de superioridad por género se trasladaba a lo sexual y encerraba a la mujer en un rincón que la asfixiaba. El llamado feminismo abolicionista de Mackinnon justamente luchaba por acabar con la pornografía, pero también con la prostitución, prácticas que consideraba degradaban a la  mujer por la “objetivación” social que conllevaban, en ese sentido había una especie de misión por cuidar a la mujer del mundo y de las “malas” decisiones que podía tomar al optar por estos rumbos.  
 

Pero esto de feminismo abolicionista y feminismo pro-sexo  tampoco es que hay que entenderlo como una guerra entre los reinos del sur y del norte (lo siento, no veo Game of Thrones así que improvise ese párrafo) el feminismo es un movimiento histórico diverso en opiniones y forma, últimamente se ha buscado generalizarlo porque naturalmente todo feminismo defiende a la mujer y su libertad a la vida, pero eso no quiere decir que todas las feministas respondan como una flecha a los dictámenes de una líder. Hay posturas, ideas, planteamientos diversos, critica, reflexión y hay trabajos que abogan por un lado y otros por otro, no puede haber necesariamente consenso en todo aunque algunas como Kate Millet soñaban con la idea de que finalmente el feminismo traspasara todas esas diferencias en pos del enemigo común. El problema es que el enemigo común utiliza un sistema de dominación en el que es difícil confundirse hasta que momento llegas a un sitio de privilegio. Actualmente una rama del feminismo está bastante institucionalizado con ramas especiales en la ONU y departamentos gubernamentales especiales en algunos estados. Lo que no está mal, el problema es que nuevamente busca normalizar un lugar social de la mujer. No es un fracaso, sino más bien un cambio de posición, una ventaja, pero una ventaja que deja de lado a muchas otras como las prostitutas y actrices porno. 



Ok, eso sí, dejemos claro que el enemigo común siempre es el patriarcado y la heteronorma que queramos o no la mayoría ya la tenemos bastante inculcada en nuestro cerebro casi como un chip de control. Hoy en día tanta locura que pasa con el bus de la transfobia o la eterna incomprensión que la sociedad tiene hacía otras maneras de expresar la sexualidad son la cristalización del discurso heteronormado en las capas más finas de la sociedad, la casa y el barrio, porque si bien podemos aceptar que nuestro vecino sea travesti, no podemos tolerar que estos se visibilicen en los espacios sociales que habitamos todos, ¿por qué?  Pues porque la heteronorma es así, mijo. Pero sabes, a pesar de todo creo que hay esperanzas de cambiar esto, actualmente lo roles de género se empiezan a cuestionar, no de un modo impactante, pero hay una leve transformación de aquella imagen de macho heterosexual que ya no calza tanto con los parámetros de la sociedad actual, es cierto, el macho heterosexual sigue perpetuándose como una absurda realidad, pero poco a poco empiezan a abrirse camino las opciones, del mismo modo la mujer tampoco se ve tan obligada a jugar los roles de género que históricamente siempre se le asigno, casarse, tener hijos y un marido que te mantenga, hace un buen rato que no está en los planes de algunas. ¿Y esto en qué afecta al porno? Bastante en realidad.

Nuestra concepción de porno (porque asumo que aquí nadie es tan vicioso como yo para ver pornografía) es predominantemente heterosexual, nos sabemos de memoria el guion que seguirá cualquier porno y en realidad hemos visto poco porno, lo que pasa es que lo que abunda en xvideos o hámster videos (la página que sea) es la requetecontra quemada escena de la felación y penetración extenuante. El discurso pornográfico se ha construido en base a esa imagen del deseo y el placer, la penetración como la única manera de llegar al éxtasis. El porno ofrece más que eso, pero aquello es lo que domina la industria, la penetración como mancillamiento de la mujer, una mujer que siempre quiere más. El post feminismo de algunas como Despentes han exorcizado en cierta manera esa sombra en que los géneros de dividían en una pelea grotesca (y ojo que ahora hay movimientos masculinistas luchando por proteger sus derechos de los privilegios que el mismo sistema patriarcal les otorga jurídicamente a las mujeres en materia de pensión familiar) para despentes el feminismo es una revolución, una visión del mundo en donde no se trata de oponer las pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos adquiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo. En ese aspecto el rol de genero poco a poco ya no debería decirnos nada sobre nuestros gustos e identidades sexuales, de nuestro deseo y el porno en ese sentido puede pasar a ser realmente una opción a escoger y no una imposición de diferentes maneras de ver lo mismo o peor aún, una galería cruel y exótica de fetiches.

NOUVELLE VAGUE PORNO


Cuando se empezó a criticar fuertemente el porno desde la unión de la derecha más conservadora con el feminismo abolicionistas. Annie Sprinkle salió al ruedo para dejar las cosas claras. No había que censurar el porno sino hacer un mejor porno, fue así como dio rienda suelta al postporno, por medio de la performance gestó la idea de cómo desarrollar discursos contra hegemónicos por medio de la expresión de la sexualidad. Evidenciar los deseos que se ocultaban, desmontar la construcción de miradas de la pornografía, en definitiva que las voces minoritarias se juntaran para hacer una multitud, mientras la pornografía convencional sólo vendía roles de género y estereotipos de cuerpos colocando a la mujer en un estado de sumisión para complacer al hombre en sus posturas y necesidades el postporno emergía como la representación alternativa de la sexualidad.


María Llopis, una activista postporno de Barcelona define el movimiento como un lugar de entrecruzamiento de tres espacios políticos y de una crítica cultural, al mismo tiempo conectados y discontinuos: El feminismo, como lenguaje y práctica de ampliación del horizonte de la esfera pública a partir de una crítica de la opresión de género, el movimiento queer, de minorías sexuales disidentes que critica la normalización heterosexual, el punk, como práctica de invención de nuevas técnicas baratas de intervención crítica apelando a su dimensión incorrecta, sucia, irrecuperable.

Annie Sprinkle en una de sus performance más famosas la post-porno modernist

Se trata entonces tanto de una crítica como de una reflexión a las prácticas sexuales invisibilizadas por la heteronorma, buscando fragmentar aquellos cimientos discursivos que nos hacen creer que un coño sólo es un agujero para penetrar por un pedazo de carne. Las protesis, los dildos, los cambios de roles…todo busca hacer tambalear la estructura heterosocial que nos conforma…pero hay un problema, el postporno es intenso, pero no busca necesariamente calentar, claro despierta tus sentidos, agudiza tu respuesta crítica y en el mejor de los casos sirve para cuestionar una cierta hegemonía del discurso visual tradicional, pero no calienta y como la misma Despentes dice a fin de cuentas el porno es para masturbarse.

De esta manera el porno feminista toma los elementos más teóricos del postporno y los elabora desde una vereda quizás no tan teórica, pero sí bastante erótica. En todo caso la discusión no se ha terminado, Lust ha sido acusada por un lado de ser muy feminista y cerrada con sus consignas y por otro de ser muy poco feminista, de que igual pone hombres guapos perpetuando un estereotipo de mirada y dejando de lado a otos. Por su parte la propia Llopis ha cuestionado el hecho de que se pueda hablar directamente de un porno femenino, como si por el mero hecho de ser mujeres se tenga una sexualidad tipificada, Llopis asegura (y pone su propio ejemplo) de que hay muchas que no necesariamente gozan con un porno suave, romántico y de ambiente rosa sino que también hay muchas que gustan de ver escenas hardcore con doble penetración y chicas que se atraganten con el miembro de su compañero. Evidentemente el deseo no es universal y está en el terreno del que cada uno pueda o quiera aceptar. Lust ha tomado en cuenta ese detalle y prefiere llamar a su pornografía como porno indie anclado en esta nueva ola de directores y directoras que quieren cambiar los margenes estrechos del porno comerical. Para Erika su contenido lo pueden ver tanto hombre como mujeres (de hecho lo ven parejas) en donde ya se ha desdibujado los limites tan severos que respondían a la identidad de una y de otro, para Lust la urgencia de querer que su porno fuese conocido como el “porno para mujeres” fue volver un poco a Sprinkle y su esfuerzo por evidenciar todas las fuerzas del deseo. No hay una mirada que regente el porno, el porno es para todo el mundo, es algo general y por lo mismo todxs deberían participar de este campo proponiendo sus propias estrategias, no solamente los empresarios gordos, blancos y heterosexuales.


Por último para Lust el porno debe ser también una herramienta de educación, si básicamente todos crecimos teniendo como principal referente de educación sexual a la pornografía de Sifredi poco podremos cambiar nuestro imaginario sexual. Creeremos que nuestras prácticas se deben remitir a aquella porno que vimos de niños y nos defraudaremos una y otra vez con nuestras parejas. El buen porno debe estar consciente de eso a pesar de seguir siendo una fantasía. Además de tener una calidad visual bien elaborada o al menos que considere una propuesta determinada para mostrar lo que quiere contar y también un discurso que nos libere del yugo de la penetración como único camino posible al éxito.

“Veo el porno como algo más que una pura herramienta de placer o excitación. Veo el porno como una herramienta de educación, de influencia, de política… porque al fin y al cabo es eso. El porno es un discurso. Un discurso que habla sobre sexualidad, que habla sobre femenino y masculino. Porque si tenemos un hombre y una mujer interactuando en una escena sexual, lo que hay es eso. Es una estructura, es una idea de cómo funciona el sexo. Y, sobre todo, cuando los jóvenes intentan entender cómo funciona el sexo”
Erika Lust

Sitios de interes:

Sitio web de Erika: http://erikalust.com/
Entrevista a Erika: http://www.jotdown.es/2012/11/erika-lust-veo-el-porno-como-una-herramienta-de-educacion-de-influencia-de-politica/
Sobre Postporno: http://www.lafuga.cl/la-pornografia-como-tecnologia-de-genero/273
Caracteristicas del cine de Erika Lust: http://www.jotdown.es/2014/10/el-porno-de-los-otros-xconfessions/




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