lunes, 15 de octubre de 2018

Quinta temporada de Bojack Horseman. Angustia, dolor y mucho absurdo por montón




Si en la temporada pasada, la serie animada de Netflix creada por Raphael Bob Waksberg logro llegar a un punto muy alto de calidad, esta quinta temporada no desentona ni un milímetro, es más, en muchos aspectos logra mejorar las pocas falencias que la temporada pasada tenía y nuevamente la calidad exponencial se hace presente. Cada nueva temporada es mejor.



El detective buscándose a sí mismo



En este nuevo ciclo, Bojack está trabajando como protagonista de una serie de detectives llamada Philbert, la cual es producida por Princesa Carolyn y forma parte de una cadena de televisión llamada WHAT TIME IS IT RIGHT NOW? (cuya programación sólo se enfocaba en decir la hora) en la que Todd termina, sin proponérselo, siendo el director ejecutivo.

La temporada tiene cierta frescura ya que las dinámicas entre los personajes están muy revueltas y son muy distintas a las que experimentamos anteriormente. Hay un desarrollo claro en los modos de relación que ya nada o muy poco tiene que ver con lo romántico o sentimental. La gran temática de esta temporada son las relaciones de afecto en la amistad: Bojack con Diane, Todd junto a Princesa Carolyne. Si bien, Bojack no deja de ser el protagonista, el resto del elenco tiene varios momentos estelares que se desarrollan bajo una línea muy fiel a sus personalidades, ya sea en los instantes más dramáticos o los más lúdicos. De esta manera la temporada le da espacio para que Todd desarrolle su asexualidad, o los intentos desesperados y angustiantes de Princesa Carolyne por adoptar un hijo, o las frustradas maneras que tiene Diane por superar su divorcio.

Al principio de la temporada podemos ver un Bojack más calmado (lo que concuerda con su evolución en la temporada pasada) luchando lentamente con su alcoholismo y bastante aterrado por la soledad de su casa, pero al mismo tiempo continua siendo un narcisista, ególatra, paranoico y auto complaciente, sigue siendo toxico, por lo mismo el auto-boicot de esta temporada será sin duda el más doloroso y brutal que hayamos visto. Cuando pensábamos que ya Bojack no podía caer más bajo, ¡zas!, nos salen con algo que si bien se veía venir a lo largo de los capítulos, no pensamos que podía ser tan duro. Bojack es Sísifo, alguien que no podrá terminar nunca con su sufrimiento, eternamente le tocará levantar la misma roca y volverá caer, la palabra fracaso está muy marcada en su cabeza y por lo mismo las ganas de ser alguien mejor, siempre se ven brutalmente aplacadas por sus miedos, inseguridades y trastornos. El elemento del Detective Philbert, se vuelve un alter ego cada vez más sórdido y oscuro en su mente, lo cual lo termina comiendo, hasta el punto que Bojack se comienza a buscar a si mismo en los pliegues de Philbert. Como siempre la trama psicológica está a la altura de lo esperado, Bojack es un personaje complejo porque pelea con una eterna depresión y eso lo hace tan llamativo, un antihéroe trágico.

Al resto de la gente tampoco le va mejor: Si bien Mr. Peanutbutter sigue siendo el adorable imbécil de siempre, en esta temporada comprendemos como involuntariamente su personaje también hace infeliz a la gente que más lo quiere, y él es incapaz de darse cuenta de ello ya que nunca se para a reflexionar sobre lo que hace o dice. Esta vez lo vemos en un dimensión un poco distinta, se acaba de separar de Diana, y aunque intenta llevar un rompimiento civilizado, las dudas y sentimientos lo viven confundiendo y para ello no hay mejor receta que clavarse otro clavo: comienza a salir con una chica mucho más joven que lamentablemente no sabe lo que le espera.


Tood por su parte tiene varios cambios a lo largo de la temporada, siempre motivados por el absurdo y lo irreverente. Desde una comedia de enredos a lo “Entre gallos y medianoche” hasta una ridícula (pero memorable) creación de un robot sexual, Tood sigue siendo el personaje de relajo para quien el drama no es lo orbital, aunque aun así tiene sus momentos intensos.

De Princesa Carolyn conocemos su pasado (y sí, todos tenemos madres que nos cagan un poco la vida) en relación a sus intentos por conseguir un hijo adoptado. Esta lucha llena de momentos frustrantes, a diferencia de otros similares en temporadas pasadas, esta vez la llenan de vigor y empoderamiento sobre sus decisiones y sobre la forma de relacionarse con el resto. Y con respecto a Diane, el personaje, quizás, más odiado de la serie, en esta temporada tiene varios momentos junto a Bojack que nos deja bien en claro la relación de dependencia amistosa que se tienen mutuamente. Diane, a pesar de ser un personaje autodestructivo y apático consigo misma, es finalmente quien tiene un mejor equilibrio emocional.

Tantas formas de contar y tantas formas de reír

Si bien, Bojack ha sido una serie irreverente desde siempre (apuntando sus dardos a la cultura del espectáculo), en esta temporada no es menor como se trata desde el humor más negro temáticas como la vocería del feminismo o los acosos sexuales en el mundo del espectáculo (créanme, no se imaginan cómo se llevan a cabo estás problemáticas dentro de la historia) Sin embargo, fuera de esos elementos creo que en este arco es donde más se jugó técnicamente por desarrollar situaciones o capítulos que se narrasen por fuera de la línea lógica o habitual a la hora de contar una historia. Es así como tenemos un episodio donde sólo vemos a Bojack realizando un largo monologo sobre la vida y la muerte con respecto a un funeral al que asiste. Ese episodio, que se sostiene únicamente en las palabras de Bojack es demasiado extravagante para el propio show, que no se cansa en desarrollar experiencias disruptivas a la hora de contar una historia. Así también tenemos un capitulo en donde dos personajes muy secundarios cuentan historias sobre los personajes principales alterando sus características físicas o un capitulo que se desarrolla en cuatro tiempos distintos.


Si bien a veces pueden parecer antojadizas algunas maneras de experimentar con la historia, más que agotar, la serie consigue encantar. Los últimos capítulos, llenos de elipsis, alucinaciones y un no saber que es real y que no, es una directa alusión al tema grueso de la historia: Bojack se ha perdido en el personaje de Philbert y hasta cierto punto nosotrxs mismxs como espectadores no sabemos qué es lo que está pasando.



Esta temporada juega desde el humor con el absurdo, realizando muchos guiños y tributos a Monthy Phyton, pero también a cosas como Los Picapiedras o Friends, desde el sonido, las caracterizaciones o la dirección de arte, se puede notar en todo momento un esfuerzo por crear climas que se ajusten a un coctel que podría indigestarnos. Drama, comedia, irreverencia, absurdo. Todo explota, pero todo explota de una manera coherente, dejándonos alucinar. Aun así, aunque esta temporada tiene uno de los momentos más brutales que hemos visto hasta ahora, es una temporada mucho más luminosa, hay más humor, y los chistes y parlamentos se sostienen de una manera tan consistente que debo decirlo ya: ¡Son pura literatura!

Bojack es un personaje tóxico que busca redención, pero que siempre se termina desviando del camino apenas da dos pasos en la dirección correcta. No es un ejemplo a seguir, ni una forma cool de ser, pero es profundamente humano en sus acciones e inconsistencias, eso es lo que lo hace todo más miserable y atractivo al mismo tiempo. Al final de esta temporada nuevamente vemos que Bojack intentará salir adelante, pero ya todo está tan puesto en duda que parece imposible que eso llegue a pasar, porque de que ocurriese también significaría que la serie se acabaría….o quizás madure a otro lugar insospechado.

De todas maneras, técnica, narrativa y visualmente, esta es mi temporada favorita. Los momentos en que se parodia a series de televisión son sublimes, hay un aire noventero en casi toda esta temporada, sin caer en lo vintage, lo que parece imposible, pero se logra. Por supuesto la crítica de fondo es como el espectáculo se construye en base a mentiras despiadadas e ilusiones torpes, especialmente porque está dirigido por incompetentes que le dan trabajo a más incompetentes. Hacer un cambio dentro de la industria, sería sólo amoldarse a los discursos de lo políticamente correcto.

Bojack es una serie realmente cruda y sincera.  Funciona en muchos niveles, nos hace reír a destajo y en el momento menos indicado nos pega una puñalada que no veíamos venir, pero que presentíamos se aproximaba. La serie no ha hecho más que mejorar en calidad, si la próxima temporada logra ser mejor que esta creo que ya habría que asustarse porque tanta perfección no es posible.-

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