sábado, 24 de enero de 2015

El cine que no vimos: "La chica del sur"


Película: La chica del sur
Año: 2012
Director: José Luis Garcia
País: Argentina

 El filme comienza con un no planeado recorrido por Corea en 1989, poco después de la masacre de Tiananmen, y unos meses antes de la estruendosa caída del Muro de Berlín, cuando García viajó a un festival internacional dedicado a la juventud organizado por el Partido Comunista sin proponérselo. Su hermano, que sí militaba en la izquierda, por razones de fuerza mayor le cedió el pasaje que había comprado por 500 dólares y así García marchó con rumbo a un país que le resultaba un enigma, y comenzó una aventura que duraría más de dos décadas. El cineasta fue un observador privilegiado de todo lo que ocurría en esos tiempos agitados y tomó registros con una cámara de Súper VHS, en aquel momento comenzaba lo que daría en llamarse "fin de las ideologías", que generó un cambio de paradigmas con un personaje clave, la casi adolescente Im Su-kyong, que no es casual se popularizó como "la flor de la reunificación".


En su primer viaje, García quedo embelesado con la fuerza juvenil e ideológica de esta mujer convencida que de que nada podía impedir, en esa coyuntura, la reunificación de una y otra Corea, si cediera la hegemonía norteamericana en la del sur, la que veía a la militante como una pieza peligrosa para sus intereses. Una vez terminado aquel viaje iniciático del cineasta, se da un impasse en su vida, con un matrimonio y una separación, confiesa, siempre con aquellos videos acerca de Corea y de Im Su-kyong en la mochila, esperando un posible encuentro para comprobar si tanto embeleso tenía alguna justificación no pensada.

Y veinte años después se concreta el viaje junto con un amigo coreano argentino, tras un intercambio de correos electrónicos en los que la mujer acepta a regañadientes la propuesta de participar como protagonista de un documental. En 2009 García marcha rumbo a Corea, con la cámara y nuevas expectativas. Y en esta etapa, con una presencia diferente de Im Su-kyong, más escéptica, más temerosa pero igual de concreta, enseñando acerca de medios de comunicación y su papel dentro de las estructuras de poder, García mismo se desilusiona. Im Su-kyong también vivió su historia durante todos estos años, se casó y hasta tuvo un hijo, muerto de niño en un accidente, al que ella recuerda permanentemente, entre otras disquisiciones que terminan enfrentándola con el argentino.

Reseña sacada del sitio  http://www.telam.com.ar/notas/201302/7085-la-chica-del-sur-un-documental-politico-y-sentimental.html 


Pocos documentales exhiben de forma manifiesta el desconcierto que experimenta el realizador al momento de ejecutar su filme, pero aquí encontramos un caso preciso. Esta película es producto de un trabajo fortuito, atropellado y afortunado que una mente avispada como la de José Luis García supo anudar y posicionar de una forma perfecta, una historia que en primera instancia se presenta como algo lejano y azaroso termina tocando al realizador muy en el fondo llegando a testimoniar como si se tratase de una carta intima su historia, sus ideales y sus decepciones.



 El documental es un género que implica verdadera disciplina, pre meditación exagerada en cuanto al registro de lo que se quiere, todos los especialistas en la materia sugieren prever con lupa cada detalle para enfrentarse de mejor forma a los imprevistos obligados que deben surgir en el camino y que a las finales pueden llegar a transformar de mejor forma la historia que se quiere contar. Patricio Manns dice que un buen documental se establece al inducir al relato, al desarrollo potencial de una historia incluso a una fábula y en este aspecto coincide con Rabiger quien cree que lo básico cuando se busca qué contar en un documental es que deba ser algo que produzca tensión en el espectador, es decir, algo que llame la atención y anime a seguir viendo el trabajo, ambos autores sostienen que esta debería ser la preparación ideal para elaborar un proyecto documental, pero sin duda, es difícil creer que una cinta como “La chica del sur” se haya esbozado bajo esos parámetros desde un comienzo, los años le fueron dando forma casi sin querer a lo que el realizador pudo encontrar quizás observando una y mil veces los archivos que llevaba continuamente a la edición y es que el montaje, el ensamblado del filme opero en este caso como un paso más esencial que cualquier guión, aunque todos los especialistas coinciden que la edición es un paso más para definir un propuesto guión documental (y vamos, que hasta en la ficción suele ser así) José Luis García pudo arribar a sus conclusiones y darle un sentido especifico a su película sólo en el armado final de ésta, aunque ya desde el embrión cuando la idea no era idea José Luis tenía claro la calidad de personaje y sus orientaciones personales  como explica en esta entrevista:

 “Cuando la conocí [A la chica del sur, Lim Sukyong] en Pyongyang, empezaba a convertirse en un personaje extraordinario, como heroína de una novela romántica, dispuesta a convertirse en una especie de Juana de Arco por la causa de la reunificación coreana. Esa impresión fue inolvidable, así como fueron imborrables las horas de video que tenía registradas en los casetes VHS que había llevado junto con una cámara que me prestó un amigo. Era un momento de euforia juvenil, de utopías, de cosas que se desvanecen con el paso del tiempo. El intento de reconstruir su historia refleja el deseo de recuperar algo de aquello que se fue, a través de un personaje que había quedado en mi memoria como una heroína de bronce, pero que, lógicamente, se había transformado en una persona de carne y hueso, que había sufrido mucho el resto de su vida”



Rabiger sugiere dentro de su practicidad hacerse la siguiente pregunta para encontrar un tema a un documental ¿A qué experiencia le tengo miedo?. “Ésta es la dirección que deberán tomar si lo que quieren es crecer. Se trata del asunto inconcluso, los aspectos inconclusos de la vida. Utilícenlo en sus películas. Los temas están ahí, en alguna parte. Si logran encontrarlos, podrán consolidar los eventos de sus vidas y predecir la sustancia de su trabajo a largo plazo” 

El deseo de recuperar aquello que se fue traspasa la mirada de García en determinados momentos del filme que se van sumando insospechadamente:

-Cuando García explica la razón de su temprano viaje a Corea del Norte a raíz de un quiebre sentimental.
-Cuando explica que a pesar del paso de los años y los constantes cambios de casa nunca se olvidó de llevar consigo las cintas que había grabado de aquel viaje del 89.
-La historia de la muerte del hijo de Lim Sukyong.
-Los deseos de entrevistar a Sukyong y sus desastrosos resultados.
-El emotivo y simbólico viaje a Ushuaia, extremo sur de argentina junto a Sukyong.
-El momento del accidente en auto de García y compañía en su estadía en Sur Corea

Todos estos momentos dan fe de una mirada que siempre estuvo ahí, de un deseo constante en el realizador de contar algo más que la historia de una estudiante revolucionaria, de una guerra entre las Coreas, de un análisis reflexivo sobre la situación de oriente, de un choque cultural, no, la idea fuerza que motivo a armar los puzles de esta película fue sin duda recuperar el ideal juvenil y García en ese intento apunto todos los dardos en la figura impresionante de Sukyong, el problema fue después ir conociendo la desoladora verdad de la madurez, pues en su viaje a Corea del Sur en el 2009 (veinte años después de su viaje a Corea del Norte) encuentra en Sukyong lo opuesto a lo que conoció en su juventud, una mujer apática, difícil de llevar, insólita, pero por sobre todo, cansada, aburrida y algo desencantada con aquellos ideales que la alzaron en la cabeza del realizador, una mujer que ya no le interesaba saber noticias del pasado y cuyos pensamientos al momento de filmarse el documental operaban por otro lugar, hábilmente García logra darse cuenta de esto y da un golpe de timón al descubrir en la fragilidad humana del personaje aquella cara  doliente que termina acercándola más al común denominador de cualquiera, el relato del hijo muerto y su posterior búsqueda de tranquilidad en aquellas últimas escenas (así como el cold ending en donde se muestra una grabación de ella cruzando la frontera de Corea del Norte a Corea del sur, llorando de miedo de que la fuesen a matar) José Luis supo leer lo que el personaje en el fondo le importaba más decir, ya que ella misma terminaba bajándose el perfil de su gran proeza aduciendo que antes de ir  a Norcorea nunca había hablado en público y que su participación ahí había sido causa casi accidentada, Sukyong termino matando su mito ella misma y ante esto al realizador no le quedaba otra que buscar otro enfoque, basarse en la personalidad controvertida de la mujer termino siendo la parte más emblemática del filme, incluso cuando logra ya por fin una entrevista seria con ella en donde se habla de todo eso que en su juventud al realizador le interesaba, José Luis deja entrelaza la escena directamente con otra que no tiene nada que ver y va bajándole el audio a la primera de esa forma queriendo decirnos a los espectadores, está bien, eso ya no importa a mí tampoco y aun así el enfoque final que resulto seguía siendo el motivante principal que lo inspiró desde un comienzo “Recuperar aquello que se fue” lo cual se ve transmitido con mayor fuerza en la imagen de Sukyong paseando feliz por la Patagonia Argentina seguramente teniendo muy en la memoria a su hijo quien probablemente antes de morir le hubiese gustado conocer el polo sur.
 



Dentro de esa dinámica lo que el documental también muestra es el desconcierto de un realizador que en más de una ocasión se ve superado por las situaciones que tiene que enfrentar como si estas constantemente se le fueran de las manos, esto hace mega sospechar que el realizador no supo bien qué contar o no descubrió lo que había estado contando hasta sentarse a editar el material. El documental termina adoptando un tono más que interactivo como se podría uno imaginar si no que llega a ser reflexivo, José Luis busca por medio de su voz en off monocorde y contenida dejar ver un relato cuyos silencios dicen más que el argumento que motivó el negocio de hacer la misma película.
La chica del sur es sin duda una apuesta, una clase magistral de documental para quien lo quiera ver de esa forma, la disposición de la realidad y el choque de los deseos del realizador se exponen sin tapujos en esta película que no tiene desperdicio.-  

                                                                 TRAILER

No hay comentarios:

Publicar un comentario