Película: Bumfights: A Cause for
Concern
Año: 2002
Director: Ryan McPherson
País: Estados Unidos
Distintas grabaciones que
muestran de forma directa y cruda peligrosas “hazañas” realizadas por
vagabundos a quienes se les promete comida y otros estímulos por estas.
OK, entramos en un terreno
nauseabundo. Bumfights fue una serie de películas distribuidas en internet
durante los primeros años de la década pasada, realizada por Indecline films, una
productora compuesta por dos jóvenes de 24 años llamados Ray Laticia y Ty
Beeson quienes invirtieron 50 mil dólares para el presupuesto de su producto y
rápidamente vieron triplicada sus ganancias gracias a la rápida masificación e
impacto que tuvieron estos videos en la red y subsecuentemente en los medios de
comunicación, tal vez esa imagen que está arriba no te sea tan desconocida ya
que esta clase de videos por su contenido grotesco fueron muy populares y
virales en su tiempo…Sí, fueron virales mucho antes de que esa palabra se
tatuara en el cerebro de todos.
Bumfights no fue un experimento
social, ni mucho menos un documental, siquiera intentaba ser un proyecto humorístico
parecido a la infame serie de televisión Jackass o algo por el estilo. Bumfights
fue sólo otro escalón más bajo en la industria del entretenimiento morboso,
absorbida por una época en que la coyuntura de la telerrealidad parecía ser la
principal incitación al éxito y torpemente se ensayaban proyectos de
reality-show que con buenos resultados en la teleaudiencia dispuesta más que
nunca a querer experimentar la sensación
del voyerismo dejaban claro algo que hoy
en día nadie dudaría, la sobre-exposición nunca es suficiente. La idea
millonaria le vino a los jóvenes productores cuando una noche de 1999 mientras
andaban por Naked City (una barrio bajo de Las vegas) vieron una multitud que rodeaba y pujaba una pelea entre dos vagabundos. Para Laticia
la cosa fue clara desde ese momento “Los espectadores parecían pasar un buen
momento, así que nos dijimos: ¿Por qué no hacemos un video con esto?” Dicho y
hecho, tres años después el proyecto fue grito y plata, por un costo de casi 20 dólares se podía conseguir
una copia a través de su propia página web. La película recopilaba de manera muy amateur sin orden ni
concierto escenas realmente hardcore e incomodas como el primer plano de un
pordiosero arrancándose un diente con unas pinzas en cámara lenta (cosa de ver
cada frame del diente saliéndose de la boca), un sin techo tomándose al seco
una botella de ron para luego vomitar y caer sobre su propio charco, otro ya
totalmente ebrio bebiéndose una botella que antes había sido rellenada con
orina, pero él creyendo que se trataba de cerveza, el linyera Rufus que parece
ser la figura principal del filme, arrojándose desde un segundo piso de un
edificio a una pila de botes de basura, tirándose de cabeza por unas colinas
sin ninguna clase de protección, golpeando su cabeza contra unos conteiner,
exhibiendo sus heridas sangrantes sin el menor pudor ni aparente dolor bajo la
consigna NACE UNA ESTRELLA. Definitivamente no es material para ver mientras se
almuerza.
Esta especie de festival mórbido
que la película expone se trata de un catálogo escatológico, sádico y cruel a partir de la utilización y
humillación de los habitantes más invisibilizados dentro de la ciudad. Pero no
sólo hay clips aleatorios que muestran vejaciones con el objetivo de shockear
o… sacar risas, también hay largas grabaciones de peleas clandestinas, ya sea
entre los mismos vagabundos, o de éstos contra gente del equipo de producción
que incitan a la batalla, por otro lado también (y para mí fue lo único
rescatable del filme) se nos presenta de primera mano la experiencia sórdida y ultra-violenta
de las “Backyard Fights” si vieron “El
club de la pelea” entenderán a que me refiero, sólo que lejos del estilismo que
David Fincher imponía o de la facha de Brad Pitt, aquí se nos presentan sin anestesia y de una
manera sucia, pero sincera el submundo de “Los clubes de pelea” entre
adolescentes. La película también cuenta con un pequeño segmento que parodia el
recordado programa de Steve Irwin “Cazador de cocodrilos” en donde un actor
caracterizado como el difunto animador va por las calles agarrando vagabundos,
sorprendiéndolos mientras duermen y
reduciéndolos para enseñarle al espectador “su habitad” al final del segmento
se introduce a modo de chiste un letrero que anuncia “Muy pocos vagabundos han
resultado heridos durante el rodaje de esta película. Todos han sido devueltos
a su hábitat natural” Por supuesto escenas de consumo de crack, prostitución
con travestis y alcoholismo sin límites llevan estos videos al cenit de lo más
polémico que podía concebirse hasta ese momento, para muchos la cúspide del mal
gusto, pero al mismo tiempo algo imposible de dejar de ver cómo tanto lo
pregonó en su programa radial Howard Stern: “Me siento shockeado... Y no hay
muchas cosas que me shockeen. ¡Tienen que verlo!”
Un ejemplo de las grandes hazañas
El extremo exceso en que esta
serie de videos cayó marco una línea fuera del barómetro con respecto a lo que
nuestra sensibilidad puede aguantar. Aun así hasta el día de hoy las imágenes
de la película siguen pareciendo controversiales, pero vamos un poco más al
fondo del asunto porque técnica y narrativamente ya no hay nada más que decir.
Bumfight pone en escena a los
seres más menospreciados y liquidados dentro del entramado capitalista, en una
sociedad exitista la presencia de vagabundos resulta obscena en si misma y
muchos tienen la conciencia de que simplemente son así porque son flojos,
porque quieren, porque desaprovechan las
oportunidades que la vida les da, la lógica directa de este sistema arroja por
conclusión que son escoria social y están por bajo la base de la pirámide
capitalista al mismo nivel que los locos y enfermos deformes, es decir son
gente improductiva por lo tanto nociva que hace falta marginar. Pensando así no
resulta muy ilógico el abuso constante hacía estos linyeras por parte de la
producción, más allá del pésimo acuerdo al que llegaban en donde los vagabundos sólo recibían comida y un poco de dinero al
autorizar la difusión de sus imágenes, realmente
ningún pordiosero se vio beneficiado con
la fortuna que Indecline films amaso al poco tiempo. Y uno se pregunta, ¿la
cosa era tan fácil como ir y ofrecerle alcohol y drogas a la gente para que
hiciese todas esas tonterías? En parte sí, pero en realidad el director Ryan Mcpherson conocía a Rufus Hanna y a Donnie
Brennan (los dos vagabundos principales en la primera película) desde los 15
años, forjando una especie de amistad que consistía básicamente en humillarlos
y grabar ese material para luego reírse con sus amigos, cuando supo lo que la
gente de Indecline films quería hacer, no dudo ni un segundo que era el tipo
adecuado para realizar esto, con la ayuda de Rufus y Donnie fueron contactando
más vagabundos que realizaban las asquerosas y riesgosas hazañas terminando en
un carrusel de desproporciones, incitando a un sinsentido que sólo pretendía
explotar las bajas pasiones en el espectador. Cuando la película hizo el
suficiente ruido se ganó muchas críticas de organizaciones protectoras de los
sin techo al acusar el aprovechamiento hacía un grupo de desposeídos para
burlarse de ellos y exhibirlos como bestias, los productores defendían su
material con los argumentos clásicos: Que ellos no obligaban a sus personajes a
realizar nada que no quisieran, que lo hacían de manera voluntaria, que si no
gustaban de este material no tenían que verlo…en fin las clásicas excusas que
buscan evadir toda clase de responsabilidad y compromiso, pero Laticia fue
quien llegó más lejos al defender su producto aduciendo que sin el “América y
el resto del mundo no estarían hoy hablando de los sin techo” misma opinión que
compartía en parte Ted Hayes, ex homeless y controvertido abogado de vagabundos
quien decía que si bien el material era “enfermizo
pero (…) despierta la conciencia de Norteamérica y sirve a una causa” y que
además era “lo mejor que le ha pasado al
movimiento de defensores de los homeless en los 17 años que tengo de
participación”
Tal vez Ted quería decir que por
más odioso que las imágenes resultaban, no había mal que por bien no venga y
justamente los sin techo al menos eran desde ese momento visibilizados, y quizás más importante aún,
los que trabajaban a favor de los sin techo en ONG’s tenían bases sólidas para
no ser ignorados dentro de la agenda pública y política. Y la historia mostro
que así fue, justamente lo que Laticia arguyó fue correcto, se habló más que
nunca de los sin techos por todo Estados Unidos
ya que gran parte de la población al notar estas vejaciones pudo en
cierto modo compadecerse o empatizar aborreciendo estos videos y apoyando a las
sociedades protectoras de homeless, finalmente la productora fue llevada a
juicio y tuvieron que donar un cuarto de las ganancias de sus películas a
albergues, además parte del equipo de producción en 2003 fue castigado con
varias horas de servicio a la comunidad por daños a la moral pública. Después
de estos cargos sociales, en 2006 Ryan y los chicos de Inecible films dejaron
en paz a los vagabundos y mediante a un acuerdo asociado a una demanda le
pagaron una casa a Rufus y a otros dos vagabundos, pero continuaron en la senda
de la provocación al realizar tanto en televisión como en videos de internet
actos de vandalismo y humillación a terceros, pero ya sin tanto éxito porque su
gran bomba ya se había difuminado y porque ya para 2010 este tipo de cosas eran el pan de cada
día en internet.
La delgada línea entre reírse de los otros y con los otros
Cuando
se ven este tipo de cosas pareciera que estamos caminando en una delgada línea
entre el entretenimiento y la depravación,
dependiendo siempre del criterio personal definir de qué estamos hablando en
cada caso, quizás para algunos vale la pena separar a Jackass de Bumfights, quizás para otros no, tal vez
incluso algunos vean un gran trecho de diferencia entre lo que hacen estos
vagabundos por comida a lo que hacen los ciudadanos rusos al dejarse humillar
por Grisha Mamurin, un joven millonario que les da dinero a cambio de menoscabar
su dignidad, para otras personas quizás todo cae en el mismo saco. Como sea Bumpfights
a diferencia de estas cosas es directamente violento y sucio, desprolijo y
denigrante, y no estoy hablando de sus aspectos morales si no técnicos, no es
algo de calidad ni entretenimiento si no simplemente se trata de un enganche
morboso que como espectadores nos aleona para
explotar nuestras miserias y transmitirlas en forma de risa o reproche.
No estoy diciendo que este tipo de material sea para gente malévola, nuevamente
depende de cada quien encontrarle el sentido a esto, seguramente muchos
consideran chistosas y no tan graves las anécdotas que estas películas
muestran, todo queda a criterio del espectador finalmente, pero de lo que
estamos seguros es que esto es un imán, imposible dejar de mirar, algo así como
los dantescos espectáculos masivos en donde se realizaba la pena de muerte de
algún condenado. Pérfido, pero imposible de no ver.
"Entrevista" al director de Bumfights en el talk show Dr. Phil, donde el tipo intenta defender su producto y generando más polémica.
Tal vez ese impulso salvaje y
ancestral de ver la degradación y la violencia humana desde una supuesta
domesticación a través de la seguridad que entrega el confort capitalista es
algo que no dejará de cesar a través de distintas formas y nos adhiere de
manera fulminante a nuestros deseos básicos de barbarie hasta que abandonemos
la presión social que el sistema ejerce por si mismo sobre nuestros hombros. En
una sociedad donde todo debe funcionar mecánicamente, pero que se basa en la
incierta fluctuación económica, estas experiencias parecen ser una grieta más
para liberar nuestras pulsiones, nuevamente ver las desgracias de otros nos
mantienen de pie, la tele-realidad en su invasiva propuesta por exponer hasta
el mínimo grado de superficialidad (pero realísticamente) nos ha conminado a
estrechar los caminos de nuestro propio sentido de realidad y nos hace marginar
al diferente, al otro, para sorprenderse con su aparente abominación. Vamos que
hasta los Lumiere lo hicieron a principios del siglo XX al exhibir en la
sociedad burguesa de Francia los registros de los aborígenes africanos, o
cuando se llevaban a los principales países de Europa habitantes de otras
etnias y se exponían como un zoológico
humano.
Como mostraban el mundo los Lumiere a finales del siglo XIX
Bumpfights no está lejos de esa
diferencia sustancial entre el ellos y el nosotros, finalmente la telerrealidad
no nos conecta en lo absoluto, sólo hace más evidente la línea que demarca el fenómeno del conjunto. El reírnos más de
ellos que con ellos, el separarnos como clase y el demacrar la profundidad de
cualquier estabilidad ciudadana en favor de perpetrar los cimientos
capitalistas que son mantener el status
quo de las cosas, es decir, dejar en claro qué es lo diferente y qué es lo
normal. No puedo decir que Ryan y el resto de sus compañeros no sabían lo que
hacían al filmar estas cosas, pero está claro que no estaban conscientes
realmente de lo que su idea de entretenimiento podía perpetrar.-
ENLACES:
NOTA EN EL DIARIO PAGINA 1/2:
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/radar/9-248-2002-06-30.html
RUFUS EN EL 2009:
¿donde se puede ver?
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