jueves, 4 de mayo de 2017

Reseña de disco: “Hummanz” de Gorillaz. La fiesta del apocalipsis



Después de una larga temporada de producción que incluyo el drama del extravio del material en bruto dentro de un taxi por parte de Damon Albarn, el nuevo trabajo de la banda virtual por excelencia ha llegado y no podría haber más hype al respecto. Gorillaz es un proyecto que todos aman y  congracian como algo de vital importancia para el joven siglo XXI. Pero más allá de su transgresor aporte audiovisual  no debemos dejar de lado que esto se trata de música y sacándole todo el cuero al asunto deberíamos calificar el disco más por su sustancia que por su universo. Así que revisemos este trabajo definido por el grupo como una fiesta antes del apocalipsis y como están las cosas en el mundo me parece acertada la referencia.

La banda del siglo XXI  



Conocí a Gorillaz el 2001 con canciones como “Clint Eastwood” y “Tomorrow comes today” en ese tiempo yo era un cabeza de rock, pero Gorillaz me llamo la atención por su propuesta animada, vale decir que en ese tiempo Daft Punk tenía una estrategia similar con su disco “Discovery” por lo que se podía entender también como una moda del momento, pero pasaron los años y Gorillaz demostró que apuntaba a otra dirección, a algo más grande que un simple disco. El proyecto de Damon Albarn y    Jamie Hewlett buscaba el ambicioso objetivo de elevar una banda virtual a parámetros realmente populares, creando toda una iconografía y mundo propio al respecto, pronto los integrantes 2D, Murdoc, Noodle y Russell fueron los únicos representantes del proyecto, opacando absolutamente las manos humanas que operaban tras ellos, a tal punto llego este sincretismo que uno al ver la silueta de 2D cantar se lo imagina a él y no a Albarn. Nada mal para una banda que pudo haberse quedado como un proyecto que marginaba entre lo infantil y lo psicodélico, tal vez el secreto más allá de su mística audiovisual (y sí, Gorillaz es la banda favorita de cualquier diseñador gráfico) fue naturalmente que sus canciones proponían mucho, iban un paso más allá de lo que se esperaba para una canción pop. Si bien Gorillaz no se definía claramente por un estilo preciso sí se inclinaba bastante por el hip-hop y dicho de paso fue la vitrina perfecta para el surgimiento de nuevos talentos como Deltron 3000 o Del Tha Funkee Homosapien. Las canciones más orejas de Gorillaz tenían una marca única y eran tan frescas y groovys que superaban ese tabú de ser una banda de dibujitos. Personalmente siempre me gustaron, pero debo admitir que a mis 10 años con la cabeza llena de metal me fue un poco difícil entender la propuesta del primer disco en donde todo oscilaba entre hip-hop, electrónica, trip-hop, house e incluso mariachis. Me sorprendió mucho esta ensalada variada de estilos, pero que esculpían la forma perfecta del diseño de la banda, urbanos y bien vagos, había una coherencia tanto visual como músical.

Gorillaz es ante todo una banda que se hizo grande por internet, su primer disco incluía contenido grafico que se leía en el PC, se trataba de una animación interactiva que te daba una clave para entrar a un sector especial (digámosle VIP) de la página web de ese entonces, ahí se podía ver mini clips de los personajes y algún que otro contenido exclusivo. 17 años después la banda sigue teniendo como su mejor aliado a la red, con una campaña viral enorme, un espectacular video en 360 para promocionar su single Saturnz Barz, entrevistas entiempo real con los personajes y la ambición de Albarn y Hewlett de que a futuro Gorillaz pueda manejarse sólo mediante inteligencia artificial dan a entender que el proyecto sólo podía caer en un mundo hiperconectado y sobre informado como el nuestro. Internet se ocupó de darle el hype a la banda, de hecho me sorprendí por la cantidad de fanáticos en youtube que se ocupan de los detalles más mínimos de su universo expandido (casi como si se tratasen de fanáticos de Star Wars desentrañando y ordenando cosas del cannon) La banda supo aprovecharse de la pulsión de la conectividad y ahora pronto se espera que se estrene una serie detelevisión con los personajes de la banda la cual orientara aún más  la consolidación del proyecto como eje  superlativo  a la mera música, pero, por lo mismo muchos se quedan en toda esa ambición y perdonan u hasta obvian la medula de todo esto. La música, al fin y al cabo estamos hablando de una banda musical emperifollada con todo un concepto audiovisual que lo transgrede, pero todo nace de un par de acordes y sintetizadores.


Sin embargo demasiado humanos 


“Hummanz” la tenía algo fácil para ser bien recibido, “The Fall” lanzado el 2011 no causo un gran impacto al entenderse como un disco demasiado Albarn y poco Gorillaz. Sin embargo con “Hummanz” aunque la banda logra recuperar su identidad  tampoco llega al nivel de lucidez y  diversión que otorgaba “Demon Days” (2005) o “Plastic Beach” (2010) Es como si estuviésemos escuchando canciones que ya abundan en spotify en una sección determinada, lo que distinguía a Gorillaz de ir a la vanguardia en la mezcla de estilos aquí se queda subsumido a un conjunto de temas y cooperaciones que no tienen mucho ton ni son, quizás lo que más se le ha criticado a este disco es su falta de cohesión, es cierto que el nivel de eclecticismo que la banda maneja siempre le jugo en contra a la hora de determinar marcadamente esto, pero en discos anteriores el concepto y arte del álbum en cuestión, ya sea referente a las guerras, la polución mundial o la soledad, parecían ordenar de mejor manera la idea que construía cada canción y cooperación de los artistas que la banda convocaba. En “Hummanz” al tratar un tema tan ambiguo y abierto como lo es la humanidad da para hablar de todo, desde el amor, los terrores, la tristeza y por supuesto la política, cada canción termina hablando de todo y de nada en concreto, tal vez no sea algo malo, pero sólo ayuda acentuar este sentimiento de desorden conceptual. Para terminar con este punto, otro elemento nocivo fueron los segmentos de intro e interludio que se repiten en muchos espacios y que sólo entorpecen la escucha, es más, se vuelven molestos y agotadores, para quien gusta disfrutar los discos de manera lineal estos segmentos que buscan darle cierta unidad al disco describiendo el descenso de un elevador por distintos pisos de una mansión que esta en plena fiesta, no convencen e irónicamente sólo le brindan al disco de mayor traspiés.


Es hora de enfocarnos en las canciones, porque bien podemos perdonar todas estas cosas si sólo buscamos disfrutar de las canciones en si mismas. Bajo una maquinaria de sintetizadores Gorillaz despliega una ola de canciones bastante Hip-Hop y fiesteras, mucho menos oscuras en ambientes que su disco anterior, dejando cualquier escaramuza con el rock de lado a diferencia de trabajos anteriores, algo que me decepciono un poco, pero bueno si Damon Albarn quiere brillar en el mercado gringo mejor que le meta mano al rap. El excesivo sonido de sintetizadores y sonidos virtuales termina dándole un sonido repetitivo a las canciones, sobre produciéndolas a niveles desgastantes, tapando cualquier presencia de otros instrumentos. “Ascension” con el acompañamiento del rapero Vince Staples parece un tema pirata de Danny Brown que si bien empieza con push no logra provocar un gran climax de interés, hablando de Danny Brown el rapero hace su aparición estelar junto a la cantante Kelela en “Submission” uno de los temas más rescatables del disco que despliega calidad y fuerza, además de sentirse como una canción bastante Gorillaz aunque si pasamos revista se queda muy atrás comparándola con otras del pasado, si “Feel god INC” era una canción que sorprendía por lo buena y arriesgada que era en cuanto a su clave pop, canciones como “Andromeda” o “Sex murder party” quedan un poco atrás a pesar de su notoria calidad y es que parecen ser más de lo mismo, el ritmo, la armonía y la calidad están muy por la media de la música easy listening del momento, no hay riesgo, sí son canciones con gran gancho que se disfrutan bastante, pero no vemos a una banda tratando de irrumpir y rajar la vestidura clásica de la canción electro-pop de moda. “She`s my collar” es otro tema rescatable, pero que da la sensación que pudo un poco más, la joven cantante Kali Uchis le otorga un toque exótico interesante, pero que no hace despegar el tema, lo mismo pasa con el tema que cierra el disco “We got the power” del que muchos nos ilusionamos al enterarnos que el propio ex enemigo de Damon Albar, Noel Gallagher estaría ahí, pero lejos de un remeber al sonido que ambos los hizo conocidos mundialmente, el britpop, el tema oscila entre un goospel eléctrico, aunque es un tema bastante rescatable, la tímida participación del  ex Oasis nos dejó con un mal sabor de boca, en el tema también interviene Jennhy Beth, la frontwoman del poderoso grupo Savage que hace un gran trabajo en las voces, sobre todo porque el tema la saca de su lugar común, pero aun así la canción torna en un eje muy repetitivo, curiosamente (y como suele pasar) en vivo suena de maravilla.



“Hallelujah Money” no funciona se le mire por donde se le mire, mientras que el segundo single promocional “Saturnz Barz” tiene un mejor ritmo y lleva la marca de la banda, pero ese autotune horrible en la voz reegae de Popcaan lo jode todo. El disco ofrece algunos temas que se alejan del contexto de la banda y que son la puta hostia, pero lamentablemente no calzan con todo el concepto, aún así son canciones grandiosas como el grovy de “Strobelite” o la melancólica “Busted and blue” un tema cien por ciento Damon Albarn, gran canción, pero que al lado de todo el hip-hop del disco queda desentonada, por cierto la gran Grace Jones también hace su colaboración con la canción “Charger” de la cual he leído sólo malas críticas, pero realmente me parece una canción muy de su onda, se apropia de ella con grandeza, para mi otro tema rescatable, pero que a los recuentos no tiene nada que ver con el disco en general. “Let me out” nos regresa el sonido del Gorillaz del 2005, ¿bueno o malo? Suena demasiado genérico a estas alturas, es como una base de remezclas y un negro rapeando cualquier cosa, nada que excite demasiado a estas alturas el mundo, sobre todo después de haber escuchado discos de rap y R&B tan buenos este último tiempo como los de Kendrick Lamar o Frank Ocean por ejemplo. Y así se pasa el disco,  muchas canciones pasan desapercibidas. La gran cantidad de canciones y cooperaciones pueden hacerlo parecer un disco extenso, pero realmente al escucharlo no produce esa sensación, aunque como ya señale muchas canciones producen tan poco interés que no generan la atención indicada, al final es más un conjunto de temas de los cuales puedes sacar tus favoritos para crear tu propia lista de reproducción.


Por cierto, la versión Delux del álbum incluye 5 temas más (y un innecesario intro) de los cuales sólo vale la pena realmente “The apprentice” que bajo un soul propia de bandas como The internet logra ser placentero al oído, nuevamente el buen tacto de Albarn para jugar con los elementos del soul en clave electrónica y algo de rap bien agregado, quizás uno de los temas que entrega el paraje más esperanzador para el futuro sónico de la banda. Y aunque “Ticker trap” no llega a grandes niveles, lo rescato porque a fin de cuentas sí es por sobre todo un tema muy, muy Gorillaz.


En resumen la banda no se arriesgó o no logro darnos algo que fuese un paso más allá del sonido evidente del pop radial, este disco debe ser el más acomedido comercialmente, muy fiestero y probablemente el menos cohesionado de la historia de la banda. Albarn es un gran compositor, pero aquí cayo en formulas repetitivas, la cantidad de colaboraciones se vuelve obscena al punto que hay canciones en que ya no sabemos quién está detrás del micrófono perdiendo el estilo musical de quien colabora, en casos contrarios el músico invitado se hace con la canción de tal forma que le quita cierta identidad a la banda y pareciera que es Gorillaz los que están colaborando, como en el caso de Grace Jones. Si bien, este disco se encumbra más alto que “The fall” creo que el excesivo hype que se le está dando no es proporcional a su calidad, el disco no logra llegar a niveles de frescura del de sus primeros trabajos, está un nivel bastante medio e incluso menor si se le compara con cosas del pasado, en lo personal fue una decepción, yo esperaba mucho, pero al escuchar los adelantos me fui dando cuenta que este disco no corría con tanta ventaja, la escucha total de este lo confirmo. En fin, al ser un proyecto que trasciende lo estrictamente musical tal vez esto se puede perdonar ya que de tratarse de cualquier otro grupo que no maneje esas ambiciones esto sería tal vez un golpe bajo de calidad.-

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