Ser padre y ser millenial debe ser una experiencia aturdidora. Dejar de lado el paradigma autoritario de crianza de otras épocas no es trabajo simple. Los millenials que son padres buscan establecer mayores vínculos con sus hijxs a través de las tecnologías y redes sociales en vez de la simple interacción cara-cara o el respeto autoritario. El incentivo a los niñxs mediante la meritocracia excesiva y los métodos de control basados en estrategias de consenso son otras tácticas que llevan a cabo los padres de esta generación para criar a sus criaturas. Por lo demás, los millenials se resisten a envejecer, la pretensión de tener veinte años eternos es algo a lo que se aferran con dureza y eso hace que la relación con sus hijxs muchas veces sea de supuesta amistad y camaradería, como la de Bart y Homero Simpson de las últimas temporadas. Por supuesto cada caso es particular, yo sólo estoy dando un vuelo de pájaro general, pero es evidente que la imagen del padre proveedor que compartía muy poco con sus hijxs, los que le tenían un respeto (o miedo) casi sagrado, ha quedado atrás. Particularmente creo que el rock tiene algo que ver en todo esto.
Podríamos creer que
todo empezó con Los Beattles, la primera banda de rock popular que se comió al
mundo y sembró la mecha rockera en hombres que luego se convertirían en padres.
Pero sí queremos hablar con propiedad de una generación de Papás rockeros la
cosa no empezó allí realmente. Durante los años sesenta los jóvenes rockeros
eran bastante poco usuales, la mayor cantidad de fans de Los Beattles (o grupos
o cantantes similares de esa época) eran chicas de alrededor de quince y
diecisiete años. Además la idea de ser joven no estaba tan clara como la
tenemos hoy en día. Tener veinte o veintidós años para esa época te convertía
automáticamente en adulto. Los hombres trabajaban y buscaban casarse muy pronto
para tener un pasar ideal y “normal” dentro de la sociedad. Los trabajos
burocráticos en las instituciones de poder eran generalmente los empleos
típicos a los que la clase media - que no quería sentirse tan pobre - aspiraba,
no había mucho tiempo para el ocio o el rock and roll, pero eso cambió en la
siguiente década con la llamada generación de los “Baby Boomers”
Durante los setenta se
comenzaron a cimentar varios movimientos sociales con ideologías que buscaban
liberar las restrictivas estructuras sociales que ordenaban y diseñaban el
mundo: Desde la política con la voz estratégica de los partidos de izquierda
hasta el despertar de los movimientos LGTB y las Panteras Negras, el mundo
comenzaba a conocer los ideales revolucionarios que ponían en cuestionamiento
el sistema con que nuestra sociedad se constituía. Muchos de los que fueron
niños en la época de los sesenta y que no entendieron las consignas del
movimiento hippie a cabalidad, se insertaron en un mundo en el que definitivamente
ya no había un lado blanco ni negro, todo era matizado.
Y aquí fue donde el
concepto de juventud apareció. Aunque si queremos ser más precisos el término como
tal emergió en la última parte de los sesenta con el movimiento hippie en boga
y causando estragos al interior de las sociedades conservadoras. Muchos de los
llamados hippies eran gente pudiente que se habían revelado del modelo
autoritario de crianza y abrazaban todo lo que se les había negado: El amor
libre, las ideas progresistas y especialmente el ocio por el ocio. Esta última
idea no era tan común para una clase media trabajadora que buscaba llevar
adelante un estilo de vida que se le hacía cada vez más costoso, a lo más se
relacionaba el concepto de ocio con la temporada de vacaciones familiares o una
ida semanal al cine, pero en general antes de los setenta el ocio era un
fenómeno puntual y mal visto cuando se invertía en él en exceso. Con los niños
ricos convertidos en hippies y dando vueltas por la sociedad, el concepto se
reconfiguró. Se trataba de no hacer nada, relajarse y descubrirse uno mismo
mediante las drogas y el arte. Hoy en día este tipo de cosas son propios de un
manual de autoayuda, pero en su momento presentaron una verdadera revolución
¿qué hacer con estos vagos? Fue el mercado el que sacó provecho replanteando el
concepto de juventud hasta definirlo tal como lo conocemos hoy en día. De esta
manera quienes habían nacido en los sesenta (los llamados Baby Boomer), que
habían sido hijos de hippies, gozaban cronológicamente de un espacio de tiempo
que sus padres no habían experimentado antes, la juventud, una fase que supera
las limitaciones de la infancia, pero que no tiene la misma carga de
responsabilidad que la adultez. Un limbo en donde el individuo se le permitía
auto descubrirse y perfilarse como persona a través de la interacción con otros
grupos que tuviesen intereses similares, muchas veces esos intereses estaban
canalizados por la música y especialmente a través del rock en sus muchas
variantes.
Estos jovenes de los setenta se ven muy viejos para nuestros estandartes actuales de juventud. ¿No creen? |
Al ver la corriente
Hippie impulsarse con fuerza dentro del entramado social, el mercado sacó
provecho y propuso una moda inspirada en ellos la cual hablaba por si sola y convocaba
parte de la actitud revolucionaria de los sesenta, pero ya no se trataba de un
mensaje peligroso o incomodo, carecía de ideales, más bien intentaba replicar
una actitud, aun así se trataba de una moda lo bastante vistosa como para que
un adulto que la llevase puesta fuese puesto en ridículo frente a sus pares. Era
un modo de vestir reservado a los jóvenes, no a los niños, no a los adultos,
sólo a los jóvenes, por primera vez en la historia de la humanidad los jóvenes
se vestían cómo ellos querían (o como el mercado les decía que era ad hock
vestirse). De esta forma el mercado comenzó a crear necesidades para cavar más
hondo en esta fase que encumbraba el ocio como medida suprema de la vida. La
moda fue orientada en todos sus niveles (ropa, música, tendencias). De esta
forma todos quienes fueron padres en los setenta y mantenían ciertas ideas
liberales que conectaban muy bien con la fuerza juvenil empezaron a ser
entendidos como lo que podrían ser la primera generación de papas rockeros en la
historia. En todo caso en la práctica por mucho rock and roll, drogas y amor
libre que experimentasen, estos primeros jóvenes al convertirse en padres
rápidamente fueron asimilando las mismas actitudes autoritarias con que sus propios
padres los habían formado, el choque generacional era lo bastante fuerte como
para que no se entendieran con sus hijos, pero lo que sí entendieron es que desde
ese momento los chicxs debían pasar por la juventud como etapa necesaria de la
vida y aquello no hizo más que acrecentarse con cada nueva década al punto de
alargar más la fase de la juventud por muchos lustros. Ahora con respecto a los
Hippies que siempre siguieron siendo hippies, fue otro el gallo que cantó.
El papá rockero como
figura cool
Sí, sé que es Robert Trujillo y su hijo chico Trujillo. Robert es el bajista de Metallica y es mega famoso queda fuera de esta categorización, pero igual me gustaba la foto para ponerla. |
La idea de papá rockero
conlleva una actitud que replica los ecos que los himnos del rock nos han
enseñado: La libertad, la irreverencia, la energía autodestructiva. De esta
forma, ser papá y ser rockero tiene que ver con una actitud al momento de la
crianza. Si los rockeros fueron en su momento las figuras que nos recordaban la
frescura de ser joven y original, los padres buscaban replicar esa actitud en
la crianza y en la relación con sus hijxs. En los noventa, con parte de la
generación X ya crecidos y con la cultura popular mucho más metida en el ADN
social, los padres rockeros empezaron a proferir mucho más esto, sumado a que
muchos de sus ídolos de los ochenta ya eran padres de familia, y bueno, la
tendencia se buscaba repetir entre los simples mortales. El padre rockero de
los noventa obedecía a ese joven-adulto con un trabajo mediocre (pero que le
daba para vivir a él y a su familia) cuyo único escape estaba en la música y
sus pequeños gustos burgueses, los que buscaba meterle a la fuerza a sus hijxs.
Esta manera de crianza en la que los papás “disfrazan” a sus querubines con las
camisetas de los grupos musicales que les gustan o de los equipos de futbol a
los que se adhieren empezó lentamente en los noventa y de ser mediáticamente
visto como una actitud patética y poco seria, con la llegada de los padres
millenials vemos que ha terminado siendo sobre todo la actitud que se ha mantenido
y se toma como la norma. Los papas rockeros son los papas cool y los métodos de
crianza que llevan a cabo son expuestos en artículos de diario o páginas de
internet como la tendencia normativa de esta nueva generación.
El rock en casi todas
sus variantes (psicodélico, punk, metalero) ha sido consumido por el
capitalismo, ahora es sólo una moda, un fetiche y una voz hueca. La juventud
actualmente es una fase que se alarga mucho más de lo que originalmente era, de
pasar a ser una etapa de transición se ha instaurado como una fase que dura
casi una década en la vida de una persona e incluso más, del mismo modo los
hijxs de estos millenials (o papás rockeros) se les impone una moda cada vez
más juvenil, el modo de vestir, la música que escuchan, al final, más que niñxs
la moda busca hacerlos ver como la versión mini de sus padres quienes nunca
deben ser viejos. Y eso supuestamente es cool, es fresco. Que los padres sean
esos eternos jóvenes con sentido del buen gusto y con un dominio digital
absoluto es la norma para ser padre modelo.
En realidad la tendencia de los papas rockeros (que a estas alturas como imaginaran muy poco tiene que ver con la música y mucho con las modas que impone el mercado) nació en los noventa de la mano del capitalismo y no ha hecho más que intensificarse, haciendo que los padres busquen relacionarse virtualmente con sus hijxs imponiendo sobre ellos sus gustos e ideas de un modo menos autoritario, pero igual de coercitivo. En ese sentido los papas rockeros son cool ante la mirada de otros adultos y por tanto deben repetirse, pero en realidad el paradigma de relación Padre-Hijo esta atravesado por el mercado, finalmente siendo este quién dirige los modos de crianza. Por supuesto el caso de las mamás en todo este recorrido es mil veces más diferente ya que ellas se llevan la peor parte de la ración, de hecho, actualmente en esta generación de padres Millenials que aboga de ser más igualitaria en el trato de los géneros, mientras el papá establece lazos con sus hijxs jugando algún videojuego la mamá debe seguir ocupándose de los quehaceres de la casa, pero oye, sonríe a la selfie que eso es lo cool. Aún queda ver si acaso esa actitud que creemos ideal en los modos de crianza es el resultado de la imposibilidad de poder reconocer en los hijxs no una extensión de nosotros como individuos sino que a otra persona con sus intereses y necesidades específicas y que más allá de un par de genes, en principio, no comparten nada con nosotros. De ser así esta idea de papás roqueros que llevan a sus pequeños al Lollapaloza, juegan juegos virtuales y realizan videos de youtube juntos puede ser más un nuevo modo de dominio paterno-hijx, controlado por los dispositivos del mercado capitalista que una especie de camaradería real. Tal vez - y sólo tal vez - el conflicto generacional entre padres e hijos construía a la larga una mejor relación. Pero yo qué sé, igual no tengo hijos ni espero tenerlos la verdad.-
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