El otro día fui DJ en
una fiesta, y por primera vez me tocó estar del otro lado del espejo, siendo el
motor de la diversión. En mis manos dependía que el ambiente estuviera siempre
a tope y jolgorioso, por lo que desistí de alcohol y drogas para tener los
cinco sentidos bien activos en su justa medida y así fue como pude notar en la
concurrencia el descontrol, la desfachatez, el ambiente sórdido y trasnochado.
La locura y el éxtasis juvenil se producen en un estado de limbo en donde todas
las almas dejan de comportarse según sus parámetros sociales y liberan todos
los impulsos que cotidianamente deben reprimir. Esto pensaba mientras ponía
música y observaba a la gente actuar como monos con navaja, y bueno fue una
gran experiencia….A raíz de eso quiero recomendar cinco películas donde el
protagonista absoluto es la fiesta, el descontrol, el exceso y sobre todo el
estado desatado que se despierta en aquellos que se sobre excitan con la
música, las luces, el alcohol, las drogas y el ambiente de juerga.
Project X (Nima
Nourizadeh; 2012)
La típica película que
encontrarás en este tipo de listas y la razón es obvia: Una fiesta en una casa
que se descontrola porque incluye todos los combustibles que impulsan a la locura:
Alcohol, drogas, lujuria y un desmadre con un tanque de guerra, un tipo con un
lanzallamas, una cobertura mediática, en fin, una locura desopilante. La versión
hardcore del clásico setentero “Animal House” se podría decir. Todo grabado con
el estilo de cámara en mano para hacer más espontaneas las situaciones que se
producen. La historia honestamente la encuentro una mierda, relamida trama
juvenil del perdedor que intenta impresionar a la chica linda de la secundaria
de alguna forma absurda promovida por sus amigos imbéciles. Es una historia
llena de personajes estúpidos, que posee además un alto ingrediente de
misoginia. Realmente no es de mis películas predilectas, pero debo aceptar que
está muy bien rodada y las partes del desmadre bien logradas. Esta película
promovió la moda en los universitarios de las fiestas temáticas donde en un
momento se regalan pastillas de éxtasis lanzándolas al aire. Ahora, seamos
honestos, el tipo de fiestas que propone esta clase de películas sólo se puede
dar en nuestro contexto latinoamericano en un barrio de clase alta.
Calígula (Tinto Brass; 1979)
Un clásico del cine
erótico/porno. No es precisamente una película sobre fiestas, pero vaya que
muestra muchas y es que los bacanales en los que se sumergía el cuestionado
emperador romano Cayo Cesar son de antología. La película reúne escenas de
fiestas desbordadas llenas de orgias en donde se incluyen “lluvias doradas”,
sadomasoquismo, zoofilia e incesto. Prácticamente todas las escenas de fiestas
sexuales de la serie “Spartacus” son un tibio reflejo de las que presentó está
película. Su director Tinto Brass originalmente tenía una idea más sublime que
era representar «una epopeya sobre la orgía del poder, no sobre el poder de la
orgía», pero el productor de la cinta Bob Guccione le dio un enfoque más sexualizado
al proyecto y finalmente más salvaje al enfocarse mucho en las escenas de
fiesta y jolgorio donde la lujuria era la principal protagonista. El catalogo
pornográfico de los setenta sabe de bastantes películas de este estilo, pero
fue “Calígula” el que plantó cierta distinción tanto por su nivel de producción
y narrativa. Si bien no puede considerarse por ningún lado como un filme de
carácter histórico (absurda pretensión original de su guionista, el escritor
Gore Vidal) para muchos se trata de un momento “bisagra” en la calidad de las
cintas pornográficas que se producirían posteriormente en los ochenta, nunca
logrando igualar la maestría de las escenas de orgias y fiestas que ésta
presentó.
Spring Breakers (Harmony
Korine; 2013)
Desde que se anunció
esta película estuve muy pendiente de ella porque me gusta mucho el trabajo de
Korine. La historia nos presenta a cuatro amigas adolecentes que van a pasar
las vacaciones de primavera a un balneario y para costearse el viaje roban una
tienda, pero eso es sólo el principio, entre la locura constante de las
fiestas, el alcohol, el dubstep (¿recuerdan que en 2012 esa música electrónica
estaba de moda?) y las drogas que enceguecen a las adolescentes, en un momento
son atrapadas por la policía por tenencia de drogas y puestas en prisión hasta
que son liberadas por Alien un matón y traficante de armas y drogas que las
toma bajo su cuidado con el fin de que éstas le paguen el favor trabajando un
tiempo para él. La reflexión sobre la juventud, las fiestas y el exceso va
escalonando hasta un violento y sangriento desenlace que está cargado de
simbolismo, quizás la película peca de pretensiosa con algunas lateras
reflexiones de sus protagonistas y un montaje que busca clavar en el espectador
esa sensación de autodestrucción adolecente en las fiestas de primavera en
donde las chicas se sexualizan y se está permitido actuar como un imbécil sin
criterio. La película presenta como protagonistas a varias ex chicas Disney que
en mayor o menor medida se desinhiben en pantalla, se sacan la careta y se atreven
a comportarse como verdaderas adolecentes estúpidas con mínimo sentido de la
palabra “consecuencias a largo plazo” creo que ese fue el gran golazo de Korine
al realizar esta película, el casting estuvo muy bien escogido y fue lo que más
publicidad le dio a la película. Las chicas Disney se atrevieron con papeles
que las sacaban del lugar común que
venían representando y con el que se hicieron famosas.
The White girl (Elizabeth
Wood; 2016)
Leah, una joven
universitaria se cambia de casa a un barrio repleto de latinos que venden droga
a baja escala (oh vamos prejuicio yankee dame lo mejor que tienes). Leah que es
una yonke que le encanta pasársela en fiestas y teniendo sexo engancha de
inmediato con uno de sus nuevos vecinos que vende yerba y se hace llamar Blue.
Ambos comienzan una relación basada en las fiestas, las drogas (principalmente
cocaína) y el sexo hasta que se les ocurre la brillante idea de negociar con un
peligroso diller para conseguir más droga y empezar a ofrecerla en las discotecas,
todo sale mal y bueno la espiral de autodestrucción se llena con más y más
fiesta hasta que Leah termina completamente degradada y carcomida por sus
excesos. La película a pesar de presentar una historia muy fuerte, es
visualmente muy cuidada y hasta bella diría yo. La cinta recibió muy buenas
críticas realzando que a pesar de lo chocante que puede resultar es atrapante y
aunque se respira una especie de moralina en su desenlace no llega a un punto
tan nefasto como para decirte que dejes de esnifar esa coca que tienes en la
punta de tu nariz. Aun así ha sido comparada con la grandiosa “Kids” de Larry
King y creo que nada que ver, “The White girl” queda muy al debe.
24 Hours party people (Michael
Winterbottom; 2002)
Esta es una de mis
películas favoritas de la vida, además dentro de esta lista es la única que se
toma con cierta alegría y no busca dejar pseudo moralejas de lo destructivo que
es vivir en fiestas sino que te muestra las cosas tal como son, no magnifica lo
malo ni sataniza lo bueno, dejando al espectador decidir si le parece bien o mal
lo que la historia muestra. “El camino de los excesos es el camino de la
sabiduría” dice William Blake y es una frase que repite uno de los personajes
de la película, creo que se ajusta con
total pertinencia a la historia de esta película. La historia esta
basada en las anécdotas de Tony Wilson periodista y fundador de Factory
Records, sello discográfico ingles que apadrinó a bandas de la escena post-punk
de Manchester como Joy Divivisón, New Order, Happy Mondays. A pesar de que
muchas cosas que la cinta narra son verdades a medias o rumores de los que la
misma cinta se burla acerca de su veracidad, el espíritu de adrenalina
constante en la que vivía Wilson y sus socios reflejan a la perfección el caos
que canta Joy Division en su canción “Disorder” Con una gran dosis de humor,
drogas, trip, alchol, discotecas y un rock que estaba cambiando su sonido y
generando revoluciones en los jóvenes, Wilson se mete de lleno a un mundo en el
que de simple amante de la música comienza poco a poco a llevar adelante un
imperio musical que se le va de las manos por el descontrol constante en que
las fiestas y la locura lo llevan. Los cameos de algunos pesos importantes de
la escena de Manchester de su momento, así como las referencias al movimiento musical
de finales de los setenta cuando todo comenzaba a tornarse más electrónico (más
rave) son simplemente maravillosas y las reflexiones de Wilson me parecen
realmente sinceras y para nada pedantes. La película es como un “Transpoting”
un poco más alegre si se puede, porque aun cuando todo estaba perdido hay
espacio para la risa. Una gran película que recomiendo para aquellos que
quieran desentrañar el verdadero sentido de lo que es una fiesta fuera de toda
convención y norma. Porque una fiesta es mucho más que salir a bailar y atracar
furtivamente con alguien que te guste, es realmente exaltar todas las pasiones
y permitirse que la locura te domine.
BONUS:
“Carrete de verano” (Patricio Mora y Marcos de Aguirre; 1984)
Un documental chileno
que retrata los carretes veraniegos (un chilenismo para designar el termino
irse de fiesta) que se vivían en plena dictadura mostrando a jóvenes de
distintos estratos sociales y miradas políticas disfrutar de su juventud. No
verás descontrol ni locura (aunque sí algunos borrachos) pero es un registro histórico
de una juventud que comenzaba a separarse cada vez más en una brecha
infranqueable. El foco del documental no está puesto tanto en la idea de
evasión de los jóvenes dentro de las fiestas, ese es sólo el punto de partido,
en realidad el documental lo que le importa es darle la voz a los jóvenes con
respecto a lo que piensan sobre el futuro del país, el futuro de la sociedad y
en definitiva la manera de sobrellevar la alegría en tiempos realmente oscuros.
Una joyita de aquellas que entrega muy de vez en cuando el cine chileno. El
documental está entero en youtube y se los dejo aquí abajo.
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