Si bien hay otras cosas de las que me gustaría comentar en el blog, me pondré un poco obtuso y seguiré casi únicamente con este conteo ya que me gustaría llegar hasta el número 50 antes de que termine el año. En este caso les traigo otro disco raro, inusual, incluso un poco snob si se quiere, pero que yo considero es una de mis joyitas más preciadas.
Sainkho simplemente inclasificable
Sainkho Namtchylak es una artista difícil de explicar y su música o trayectoria pueden resultar bastante extraña si no rastreamos el origen de su estilo y propuesta. Podríamos definir lo que hace como folclore tuvano, así es amiguitxs estamos hablando de una cantante autóctona del Asía Central, precisamente de la región de Tuva, una pequeña república independiente de Rusia.
Lo que me atrapó de esta artista cuando la escuche por primera vez fue su peculiar canto Köömei (o Xöömej), una técnica vocal propia del folclor de la zona que utiliza primordialmente la garganta para realizar sonidos profundos e hipnóticos manipulando la resonancia de las cavidades de ésta, quien la realiza pueda producir varias notas al mismo tiempo generando un sonido intenso como si fuese emitido a través de un tubo. Este tipo de canto está íntimamente relacionado con el chamanismo y es usado por algunos músicos para entrar en contacto con los espíritus de la naturaleza, razón por la que se suele realizar en lugares distantes de las urbes, como los bosques y las montañas. Esta técnica es reservada únicamente a los hombres de la comunidad para los rituales o fiestas folclóricas y es traspasada de manera únicamente oral, a Sainkho le fue legada por parte de su abuelo, pero además no se puede negar que la misma región de Tuva era un sitio estratégico para la convergencia de influencias culturales que terminaron armando parte de la estilística y técnica vocal de la cantante.
La región de Tuva converge en un terreno que va desde Ucrania hasta la gran muralla China, en este espacio habitan múltiples tribus nómades y pequeñas comunidades rurales de castas de Siberia, Mongolia, Ucrania, Tatarstán. Este sincretismo cultural promovió en Sainkho el estudio a fondo por las armonías musicales que estos diversos grupos practicaban. Se licenció como musicóloga en un instituto de Moscú (antes había estudiado en una universidad local de su provincia, pero se le negó el título por ser mujer) aprendiendo especialmente a fondo el canto típico de los grupos Tungus (etnia minoritaria, reconocida actualmente por la Republica Popular de China) lo cual luego la influenciaría directamente en sus trabajos iniciales en donde se puede reconocer toda la espiritualidad y ambiente propio de Oriente.
Huun Huur Tu son quizás la banda que más ha conseguido notoriedad empleando este tipo de técnicas vocales en sus armonías, pero Sainkho hábilmente supo utilizar toda el misticismo Zen que aparentemente emana este tipo de canto para posteriormente combinarlo con elementos propios de la música occidental como el jazz e incluso la electrónica, algo que de algún modo la emparenta espiritualmente mucho con otra figura igual de extravagante, pero mucho más popular, Bjork.
Del free jazz y la música de vanguardia que la artista practicó en sus primeros años junto al grupo Tri-O, Sainkho rápidamente comenzó a usar sus conocimientos para proponer una música que mantuviese la esencia mística de los cantos folclóricos de su región, pero que al mismo tiempo rompiese los límites de estos a través de la experimentación con sonidos mucho más occidentales. De esta forma haciéndose conocida dentro del jazz de vanguardia (y siendo muchas veces etiquetada como una artista de jazz) es que llega en el año 2000 su disco más accesible – hasta ese momento - para un público occidental, el lucido y potente Stepmother city.
El alma frente a la ciudad
“Stepmother City” gemidos, ruidos y sonidos mezclados con free-jazz, nos remitirán a los sonidos orgánicos de la cantante Tagac o al avant garde más hardcore de Moonchild (la canción Order to survive podría estar en algún disco de John Zorn ) y eso realmente excita y atrae porque si bien el valor que podemos encontrar en su música autóctona es de alto nivel introspectivo (algo similar a los discos de la artista mapuche Beatriz Pichi Malen), la experimentación e inquietud sonora de Sainkho nos remite a un estado en el que muchas veces nos quedamos estupefactxs ya sea por el despliegue auratico de su técnica o lo visceral de algunos de sus sonidos.
En este trabajo nos topamos con canciones de una singular violencia y al mismo tiempo extraña paz, sin duda puedo asegurar que es fácil sorprenderse ante la gama de sonidos, instrumentos y complementos étnicos que se añaden. El arranque con la formal Introduction en donde el canto Köömei empieza de a poco a dibujar el ambiente por el que los sonidos nos transportaran, seguido por unas vocalizaciones de Sainkho bastante orientales que nos inducirán a pensar que este es un disco de la categorial World music. Dance of Eagle nos da una probada de ese sabor exótico y místico en donde los ritmos tuvanicos se suceden como si estuviésemos en una íntima ceremonia tribal de aquellas latitudes. Se puede sentir inmediatamente un aire singular en la melodía y progresión de los temas.
Like transparent shadow mantiene la esencia del tema anterior aunque mezclado con una súbita energía urbana, en donde los cantos difónicos y guitarras acústicas se mezclan con los ambientes del drum and bass, todo un viaje mágico a través de los sonidos y de la emoción en el que poco a poco se nos revela más sobre el imaginario urbano que esta mujer nos canta. La mencionada Order to survive arremete con una energía más violenta, más oscura, el saxofón hace su aparición representando la influencia occidental, desplegando una melodía nocturna e insidiosa mientras Sainkho canta susurrando, gritando, gruñendo, llevando su poder hasta límites exorbitantes, quizás una de las canciones más arriesgadas del disco. Let the sunshine nos sitúa en un lugar más luminoso, ayuda que la melodía tenga cierto parecido a los acordes del reggae, la guitarra acústica acompaña una tonada que poco a poco se va desarticulando en un ruido grotesco, mientras Sainkho corea con delicada belleza “Let the sunshine” a estas alturas sus maniobras vocales aún no nos son esquivas y aunque el disco parece consolidarse en un concepto repetitivo, las proezas que esta mujer genera con su garganta son únicas.
Ritual Virtuality es el tema que más directamente remite a una bien lograda mezcla entre electrónica y sonidos del folclor oriental, mezcla que luego sería cada vez más absorbida por cultores de la música new age, aunque ciertamente este tema termina siendo el más pop y menos interesante. Tuva blues podría ser bien un tema de Bjork ya que mezcla al igual que la Islandesa, la versatilidad en el canto con una melodía bastante rustica, pero a diferencia de Bjork, Sainkho prefiere utilizar el recurso del “spoken Word” (por llamarlo de alguna forma) para pilotear una canción que con mucha imaginación, realmente roza el blues. Old Melodies es el tema que a simple escucha se siente como más oriental de todos, tanto en su vocalización como en sus texturas electrónicas, una canción que nos remitirá a esos comedores libres de comida china en donde sonaba siempre ese tipo de música.
El final con Lonely soul en el que tras unas apacibles cuerdas de guitarra se siente la fuerza casi meditativa del canto Köömei nos traslada a una dimensión pacifica que rápidamente se ve interrumpida por un beat mucho más cercano al hip hop, aunque al ser una canción larga esta muta luego a un drum and bass mucho más violento en el que Sainkho grita de manera efervescente, como si estuviese enfrentándose directamente a una máquina que rompe la tranquilidad de la naturaleza, es otro tema alucinante difícil de explicar debido a sus muchos momentos de intensidad. Boomerang es una pequeña obra de ocho minutos que concluye este excitante viaje de forma misteriosa, es quizás el tema más “rockero” por buscarle una etiqueta con que describirlo, por supuesto no tiene nada que ver con el rock de los Beatles sino más bien a un concepto de rock explorado por las bandas de rock progresivo Europeo de los 70’. Un mantra constante que culmina con el regreso a la paz de la naturaleza, el sonido del arroyo, el viento y los cantos de las aves.
La verdad es que no es muy fácil describir estos sonidos “Stepmother city” es un disco que podría clasificarse como de new age por sus reminiscencias al folclor oriental y sobre todo por su esencia casi mística que consigue hacer disputar sonidos de tenor urbano con la tradición milenaria de los cantos Köömei. Pueden encontrar parte del catálogo de discos de Sainkho (que es realmente extenso y lleno de momentos de verdadera experimentación) en spotify en donde esta incluido “Stepmother city” aunque en mi opinión al seguir por este camino en los años siguientes Sainkho termino un poco más encasillada y repitiendo en gran parte la estructura general de este disco, claro que profundizando en mayor o menor medida en algunos elementos, pero a la larga convirtiéndose en música para acompañar clases de Tai Chi o algo así, el gran batatazo de “Stepmother city” no se pudo volver a repetir. Por cierto gran parte de esta info la saque del sitio The Holy Filament, en realidad me copie a mí mismo, pues ya había escrito sobre esta tremenda artista hace muchos años atrás en este artículo, espero que si no la conocían ahora les den ganas de darle una escucha y descubrirla porque merece más reconocimiento. “La vida es un gran viaje a través de la ilusión, cada momento de este viaje es intenso. Algunos juegan con ella, algunos tratan de aprender cómo ganar, ¡algunos sólo pasan a través de ella!” Sainkho Namtchylak.-
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