martes, 31 de octubre de 2017

El nuevo paradigma Millenials: El padre roquero (o padre cool)




Ser padre y ser millenial debe ser una experiencia aturdidora. Dejar de lado el paradigma autoritario de crianza de otras épocas no es trabajo simple. Los millenials que son padres buscan establecer mayores vínculos con sus hijxs a través de las tecnologías y redes sociales en vez de la simple interacción cara-cara o el respeto autoritario. El incentivo a los niñxs mediante la meritocracia excesiva y los métodos de control basados en estrategias de consenso son otras tácticas que llevan a cabo los padres de esta generación para criar a sus criaturas. Por lo demás, los millenials se resisten a envejecer, la pretensión de tener veinte años eternos es algo a lo que se aferran con dureza y eso hace que la relación con sus hijxs muchas veces sea de supuesta amistad y camaradería, como la de Bart y Homero Simpson de las últimas temporadas. Por supuesto cada caso es particular, yo sólo estoy dando un vuelo de pájaro general, pero es evidente que la imagen del padre proveedor que compartía muy poco con sus hijxs, los que le tenían un respeto (o miedo) casi sagrado, ha quedado atrás. Particularmente creo que el rock tiene algo que ver en todo esto.

 ¿Cuándo empezamos a ser jóvenes?
 


Podríamos creer que todo empezó con Los Beattles, la primera banda de rock popular que se comió al mundo y sembró la mecha rockera en hombres que luego se convertirían en padres. Pero sí queremos hablar con propiedad de una generación de Papás rockeros la cosa no empezó allí realmente. Durante los años sesenta los jóvenes rockeros eran bastante poco usuales, la mayor cantidad de fans de Los Beattles (o grupos o cantantes similares de esa época) eran chicas de alrededor de quince y diecisiete años. Además la idea de ser joven no estaba tan clara como la tenemos hoy en día. Tener veinte o veintidós años para esa época te convertía automáticamente en adulto. Los hombres trabajaban y buscaban casarse muy pronto para tener un pasar ideal y “normal” dentro de la sociedad. Los trabajos burocráticos en las instituciones de poder eran generalmente los empleos típicos a los que la clase media - que no quería sentirse tan pobre - aspiraba, no había mucho tiempo para el ocio o el rock and roll, pero eso cambió en la siguiente década con la llamada generación de los “Baby Boomers” 

Durante los setenta se comenzaron a cimentar varios movimientos sociales con ideologías que buscaban liberar las restrictivas estructuras sociales que ordenaban y diseñaban el mundo: Desde la política con la voz estratégica de los partidos de izquierda hasta el despertar de los movimientos LGTB y las Panteras Negras, el mundo comenzaba a conocer los ideales revolucionarios que ponían en cuestionamiento el sistema con que nuestra sociedad se constituía. Muchos de los que fueron niños en la época de los sesenta y que no entendieron las consignas del movimiento hippie a cabalidad, se insertaron en un mundo en el que definitivamente ya no había un lado blanco ni negro, todo era matizado.

Y aquí fue donde el concepto de juventud apareció. Aunque si queremos ser más precisos el término como tal emergió en la última parte de los sesenta con el movimiento hippie en boga y causando estragos al interior de las sociedades conservadoras. Muchos de los llamados hippies eran gente pudiente que se habían revelado del modelo autoritario de crianza y abrazaban todo lo que se les había negado: El amor libre, las ideas progresistas y especialmente el ocio por el ocio. Esta última idea no era tan común para una clase media trabajadora que buscaba llevar adelante un estilo de vida que se le hacía cada vez más costoso, a lo más se relacionaba el concepto de ocio con la temporada de vacaciones familiares o una ida semanal al cine, pero en general antes de los setenta el ocio era un fenómeno puntual y mal visto cuando se invertía en él en exceso. Con los niños ricos convertidos en hippies y dando vueltas por la sociedad, el concepto se reconfiguró. Se trataba de no hacer nada, relajarse y descubrirse uno mismo mediante las drogas y el arte. Hoy en día este tipo de cosas son propios de un manual de autoayuda, pero en su momento presentaron una verdadera revolución ¿qué hacer con estos vagos? Fue el mercado el que sacó provecho replanteando el concepto de juventud hasta definirlo tal como lo conocemos hoy en día. De esta manera quienes habían nacido en los sesenta (los llamados Baby Boomer), que habían sido hijos de hippies, gozaban cronológicamente de un espacio de tiempo que sus padres no habían experimentado antes, la juventud, una fase que supera las limitaciones de la infancia, pero que no tiene la misma carga de responsabilidad que la adultez. Un limbo en donde el individuo se le permitía auto descubrirse y perfilarse como persona a través de la interacción con otros grupos que tuviesen intereses similares, muchas veces esos intereses estaban canalizados por la música y especialmente a través del rock en sus muchas variantes. 

Estos jovenes de los setenta se ven muy viejos para nuestros estandartes actuales de juventud. ¿No creen?
Al ver la corriente Hippie impulsarse con fuerza dentro del entramado social, el mercado sacó provecho y propuso una moda inspirada en ellos la cual hablaba por si sola y convocaba parte de la actitud revolucionaria de los sesenta, pero ya no se trataba de un mensaje peligroso o incomodo, carecía de ideales, más bien intentaba replicar una actitud, aun así se trataba de una moda lo bastante vistosa como para que un adulto que la llevase puesta fuese puesto en ridículo frente a sus pares. Era un modo de vestir reservado a los jóvenes, no a los niños, no a los adultos, sólo a los jóvenes, por primera vez en la historia de la humanidad los jóvenes se vestían cómo ellos querían (o como el mercado les decía que era ad hock vestirse). De esta forma el mercado comenzó a crear necesidades para cavar más hondo en esta fase que encumbraba el ocio como medida suprema de la vida. La moda fue orientada en todos sus niveles (ropa, música, tendencias). De esta forma todos quienes fueron padres en los setenta y mantenían ciertas ideas liberales que conectaban muy bien con la fuerza juvenil empezaron a ser entendidos como lo que podrían ser la primera generación de papas rockeros en la historia. En todo caso en la práctica por mucho rock and roll, drogas y amor libre que experimentasen, estos primeros jóvenes al convertirse en padres rápidamente fueron asimilando las mismas actitudes autoritarias con que sus propios padres los habían formado, el choque generacional era lo bastante fuerte como para que no se entendieran con sus hijos, pero lo que sí entendieron es que desde ese momento los chicxs debían pasar por la juventud como etapa necesaria de la vida y aquello no hizo más que acrecentarse con cada nueva década al punto de alargar más la fase de la juventud por muchos lustros. Ahora con respecto a los Hippies que siempre siguieron siendo hippies, fue otro el gallo que cantó.

El papá rockero como figura cool

Sí, sé que es Robert Trujillo y su hijo chico Trujillo. Robert es el bajista de Metallica y es mega famoso queda fuera de esta categorización, pero igual me gustaba la foto para ponerla.
La idea de papá rockero conlleva una actitud que replica los ecos que los himnos del rock nos han enseñado: La libertad, la irreverencia, la energía autodestructiva. De esta forma, ser papá y ser rockero tiene que ver con una actitud al momento de la crianza. Si los rockeros fueron en su momento las figuras que nos recordaban la frescura de ser joven y original, los padres buscaban replicar esa actitud en la crianza y en la relación con sus hijxs. En los noventa, con parte de la generación X ya crecidos y con la cultura popular mucho más metida en el ADN social, los padres rockeros empezaron a proferir mucho más esto, sumado a que muchos de sus ídolos de los ochenta ya eran padres de familia, y bueno, la tendencia se buscaba repetir entre los simples mortales. El padre rockero de los noventa obedecía a ese joven-adulto con un trabajo mediocre (pero que le daba para vivir a él y a su familia) cuyo único escape estaba en la música y sus pequeños gustos burgueses, los que buscaba meterle a la fuerza a sus hijxs. Esta manera de crianza en la que los papás “disfrazan” a sus querubines con las camisetas de los grupos musicales que les gustan o de los equipos de futbol a los que se adhieren empezó lentamente en los noventa y de ser mediáticamente visto como una actitud patética y poco seria, con la llegada de los padres millenials vemos que ha terminado siendo sobre todo la actitud que se ha mantenido y se toma como la norma. Los papas rockeros son los papas cool y los métodos de crianza que llevan a cabo son expuestos en artículos de diario o páginas de internet como la tendencia normativa de esta nueva generación.

El rock en casi todas sus variantes (psicodélico, punk, metalero) ha sido consumido por el capitalismo, ahora es sólo una moda, un fetiche y una voz hueca. La juventud actualmente es una fase que se alarga mucho más de lo que originalmente era, de pasar a ser una etapa de transición se ha instaurado como una fase que dura casi una década en la vida de una persona e incluso más, del mismo modo los hijxs de estos millenials (o papás rockeros) se les impone una moda cada vez más juvenil, el modo de vestir, la música que escuchan, al final, más que niñxs la moda busca hacerlos ver como la versión mini de sus padres quienes nunca deben ser viejos. Y eso supuestamente es cool, es fresco. Que los padres sean esos eternos jóvenes con sentido del buen gusto y con un dominio digital absoluto es la norma para ser padre modelo. 


En realidad la tendencia de los papas rockeros (que a estas alturas como imaginaran muy poco tiene que ver con la música y mucho con las modas que impone el mercado) nació en los noventa de la mano del capitalismo y no ha hecho más que intensificarse, haciendo que los padres busquen relacionarse virtualmente con sus hijxs imponiendo sobre ellos sus gustos e ideas de un modo menos autoritario, pero igual de coercitivo. En ese sentido los papas rockeros son cool ante la mirada de otros adultos y por tanto deben repetirse, pero en realidad el paradigma de relación Padre-Hijo esta atravesado por el mercado, finalmente siendo este quién dirige los modos de crianza. Por supuesto el caso de las mamás en todo este recorrido es mil veces más diferente ya que ellas se llevan la peor parte de la ración, de hecho, actualmente en esta generación de padres Millenials que aboga de ser más igualitaria en el trato de los géneros, mientras el papá establece lazos con sus hijxs jugando algún videojuego la mamá debe seguir ocupándose de los quehaceres de la casa, pero oye, sonríe a la selfie que eso es lo cool. Aún queda ver si acaso esa actitud que creemos ideal en los modos de crianza es el resultado de la imposibilidad de poder reconocer en los hijxs no una extensión de nosotros como individuos sino que a otra persona con sus intereses y necesidades específicas y que más allá de un par de genes, en principio, no comparten nada con nosotros. De ser así esta idea de papás roqueros que llevan a sus pequeños al Lollapaloza, juegan juegos virtuales y realizan videos de youtube juntos puede ser más un nuevo modo de dominio paterno-hijx, controlado por los dispositivos del mercado capitalista que una especie de camaradería real. Tal vez - y sólo tal vez - el conflicto generacional entre padres e hijos construía a la larga una mejor relación. Pero yo qué sé, igual no tengo hijos ni espero tenerlos la verdad.-

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