sábado, 16 de febrero de 2019

100 discos para mis treinta: #94 American Football - American Football (1999)





Al momento de ir armando esta enorme lista, me di cuenta de que hay una significativa cantidad de discos Emo que amo, pero las razones de cada uno varían bastante, porque realmente el Emo no es un estilo que me gusta en sí. Si en el “Bleed American” de Jimmy Eat World, el Emo más mainstream empezaba a asomarse sosteniéndose sobre la vena más solemne del pop-punk, con American Football nos encontramos en un Emo mucho más introspectivo, el cual comercialmente no tuvo un gran auge en su momento. Tuvieron que pasar más de diez años para que este disco adquiriese un valorado respeto y estatus de culto, lo que hizo que la banda regresara (medio obligados por sus fans) de un largo hiatus. Treintones del mundo, les dejo el peor golpe para su autoestima, American Football.

 


Adolescencia babosa

Los chiquillos en 1999
La música de American Football (AF) es el vivo retrato del  adolecente frágil, sin muchos amigos, seguramente inútil para los deportes. El nicho que la banda abrió con su música es exclusivo para loosers, pero no ese tipo de loosers con onda como los de Weezer o They Might be giants, sino más bien chicxs que no destacan en nada, totalmente introvertidxs y profundamente emocionales a su entorno. Incluso la portada del disco nos deja imaginar la idea que refleja este viaje musical: En plena noche, una casa en los suburbios mantiene la luz de una habitación prendida, podemos suponer que es la habitación de un o una adolecente escuchando este disco una y otra vez en una espiral destructiva de su autoestima.

De todos modos, la música de AF a diferencia del Emo que tuvo su apogeo a mediados de los 2000 (o de su costado más violento, el llamado Screamo) es de melodías suaves que evocan una sensación de nostalgia. AF en su delicado rock, el cual tiene muchos puntos en común con el post rock de grupos como Mogway, lleva adelante ritmos de Jazz tanto en la ejecución de la batería (cortesía de Steve Lamos) como en sugestivos y puntuales solos de trompeta que aparecen en distintos momentos del álbum (esos solos también son cortesía de Lamos) Aquello puntualiza la sensación de derrota que marcan todas las canciones.



Con una corta carrera, la banda capitaneada por Mike Kinsella, comenzó sus andanzas el año 1997 en Illinois,  después de que sus integrantes probaran suerte por su cuenta en diferentes bandas. Su primer trabajo fue un EP lanzado en  1998 y al año siguiente lanzaron su gran obra. El disco homónimo consiguió muy buenas críticas y reseñas en su momento, pero la banda jamás logró salir del Underground, de esta forma, se separaron en el 2000 para seguir probando suerte con otras agrupaciones y de AF no se habló más, pero oh sorpresa, pasaron los años, se apaciguo el fenómeno comercial del Emo, el rock indie comenzó a tener más visibilidad en el mainstream e internet hizo lo suyo rescatando el disco de un olvido inminente, aquello hizo que muchxs se reencontraran o descubrieran esta joya. Posteriormente en 2014, Polyvinil decidió reeditar el disco en una versión Deluxe que incluía algunos demos, unos pocos temas inéditos y canciones en vivo. Ante el pedido de los fans la banda volvió para dar algunos conciertes en vivo y en 2016 sorprendentemente lanzaron un nuevo trabajo que no hacía más que rendirle honores a su pasado, y este 2019 también lanzaron un nuevo trabajo, por lo que ya podemos decir que la banda ha vuelto totalmente a la actividad, pese a su irregular carrera.

¿De qué Emo me hablas?


Jimmy Eat World, en su momento, rechazó enérgicamente la etiqueta Emo. Embrace, una de las bandas consideradas pioneras del estilo, rechazaron la etiquita alegando que era una estúpida jugada comercial, e incluso My chemical Romance dudaron muchas veces de aceptar su militancia Emo. Entonces, no es de extrañar que a los de AF les importase bien poco que parte de la crítica los catalogué como los originales Emo. Aunque rehúyen del concepto, no niegan que en cuanto a la temática su música se compone de dos elementos muy Emos: Juventud y frustración (dos cosas que van de la mano) si lo vemos desde ese lado, muchas bandas de rock o artistas del género que sea, hablan de lo mismo, pero es la sensibilidad melódica con ese toque de estilo Rock indie, alejado de  rabia o irreverencia, hace que el sonido de los de Illinois sea bastante propio y desemboqué finalmente en aquella corriente Emo, dándole su propio toque.

AF propone un coqueteo con el post rock, el math rock (cuando el estilo aún era un experimento, de hecho, más que el Emo, AF y específicamente Kinsella han aportado mucho a este género) y el folk. Esta combinación fue la llave definitiva para darle al estilo Emo una nueva impronta, que si bien, no todos sus referentes seguirán tal cual, sí tomarán parte de aquella propuesta. El bajista de la banda, Nate Kinsella, ha declarado en una entrevista que a veces siente vergüenza del termino Emo, aunque está honrado de haber influenciado a una generación de bandas, sin embargo, prefiere definir su banda bajo la amplia etiqueta de rock indie, y si lo pensamos, muchos grupos de rock indie post 2000 parecen tributar más directamente la influencia sonora de AF.

Vamos a deprimirnos con gusto 



El disco abre como si se tratase de un ensayo más, con la banda probando la batería y alistándose para tocar. “Never Meant” despliega una cálida melodía en su guitarra que juega con las voces suaves y juveniles de Mike Kinsella el cual alcanza un momento bello cuando se le suman las voces de Steve Holmes, el segundo guitarrista. El final de la canción consigue acelerar el ritmo, progresando en los acordes, pero manteniendo la templanza, esto sería una constante.

“The summer ends” evoca una tarde agradable de verano en la playa, mirando el crepúsculo en una melancólica soledad. Una batería sutil, pero tribal, se engancha con un riff de guitarra relajante que alcanza mayor intimidad con una pequeña intro de trompeta. La voz de Kinsella es mucho más reposada, pero no pierde pasión, nuevamente los tempos variables, tan propios del math rock y que Kinsella seguiría explorando en  grupos como Owen o Joan of Arc se materializan en exquisitos cambios de ritmos que sobresalen por su sutileza. 

La banda actualmente

“Honestly?” mantiene el pulso de las letras confesionales (“Honestamente no puedo recordar todos mis sentimientos juveniles y lo que significan”) los juegos de voces y un bajo predominantemente punk con una batería técnica de fondo consiguen entregar perfectos matices al tema, su gran explosión final proporciona uno de los momentos más hipnóticos del disco. La gracia de AF es que utilizando los elementos comunes para un grupo de rock estándar (dos guitarras, un bajo y la batería) entregan un conjunto equilibrado y robusto que no parece monotemático, pese a que no se salen nunca de su línea. Una guitarra con poca distorsión que se mantiene en todos los temas en perfecta armonía con los tempos variables de la batería, es quizás el gran motor del grupo. El virtuosísimo de los tres integrantes que grabaron el disco se mezcla con la solemnidad, especialmente en canciones como “For sure” (que vuelve a sacar la carta de la trompeta de Lamos para amenizar el comienzo) Consigue ser la banda sonora perfecta para un paseo de remordimientos. “You Know I should be leaving soon” aplica con maestría la técnica de la batería y las bellas armonías de la guitarra.

“But the regrets are Killing me” parecer la segunda parte del teman anterior (aunque hay teorías de que todo el disco cuenta una historia de ruptura) mientras que “I´ll see you when we´re both are so emotional” uno de mis temas favoritos, arranca con mayor intensidad, aunque sin llegar a decibeles ruidosos ni hondas distorsiones. Sin duda es el tema que más reminiscencias Emo o alt-rock consigue trasladar en su sonido, aunque sin la presencia de la canción anterior no ganaría tanta fuerza.

“Stay Home” devuelve la calma melancólica, con los caracteristicos toques de Jazz y un riff de guitarra envolvente, el tema va creciendo de la mano de una letra deprimente y juvenil. Finalmente el disco termina con una especie de outro “The one with the wurtlitzer” un instrumental dominado por el sonido de la trompeta de Lamos. El tema cierra la idea de un disco íntimo y depresivo.

Sin duda, este trabajo, a casi veinte años de su publicación, sigue sonando fresco, cautivante y mantiene ese sabor underground, que después de todo, la banda no ha perdido tanto, pese al cuantioso salto a la fama que actualmente pegaron. Uno se pregunta por qué una banda que no consiguió meter un solo HIT en la radio, sólo tuvo un disco y se mantuvo activa por cuatro años, experimentó un revival tan interesante. Creo que la respuesta es porque simplemente es una música bien ejecutado, diversa en texturas y con una impronta definida. AF no llega a los coros poderosos o confrontativos del Hardcore, pero tampoco es una música llorona que puede funcionar simplemente con voz y guitarra. El combo perfecto producido por Kinsella, Holmes y Lamos fue de una alquimia única, sin duda un disco que debe ser admirado en toda su extensión.-




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