jueves, 27 de agosto de 2020

Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: The Umbrella Academy II temporada

 


Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: The Umbrella Academy II temporada

Cuando en Febrero de 2019 apareció la adaptación Live Action del comic de Gerald Way a través de Netflix, levanto un poco de polémica por los cambios arbitrarios que la adaptación hizo a la historia. Yo también hice una reseña en la que no le daba mucho aire a esta serie. Pero apareció la segunda temporada y realmente debo decir que hay una reivindicación absoluta.

Una temporada ajustada y explosiva


No soy fan de series sobre súper héroes sean de DC, Marvel o cualquiera otra compañía (excepto el anime One Punch Man que sí, ya lo arruinaron) tampoco soy seguidor de los comics de Umbrella Academy y en realidad ni siquiera pensaba ver esta segunda temporada porque ya la primera, aunque en potencia escondía una buena trama, se hacía un poco letárgica en su visionado.

Afortunadamente no me hice caso y debo decir que esta segunda temporada acierta en casi todo. La mayoría de los elementos débiles de la temporada pasada (no sólo en cuanto a narrativa sino también efectos visuales) aquí se consiguen superar: La trama, aunque llena de elementos y subtramas satelitales, consiguen atomizarse mucho mejor al final, del mismo modo, no sé si llamar evolución de personajes o qué, pero varios aspectos irritantes de los personajes en la temporada pasada aquí son mucho mejor balanceados, haciendo que en todo momento empaticemos con todxs, absolutamente todxs tanto protagonistas, secundarios o antagonistas. Eso es algo que hace tiempo no veía en una serie y se debe en gran parte al estilo más humorístico repleto de comentarios irónicos y buenas dosis de humor negro que nos hace involucrarnos de mejor gana con la trama, absurdamente exlosiva. Así también, en esta temporada las escenas de acción, de peleas, resultan mucho más efectivas, dinámicas y sobre todo orgánicas, a su vez, el CGI usado consigue darle a este mundo mayor versatilidad y singularidad, es cosa de ver al personaje de AJ Carmichael, una especie de pez androide.


La historia continúa en donde nos dejó la temporada pasada: con todos los personajes saltando a otra época para evitar el apocalipsis en el 2019. El salto en el tiempo los desperdigo en distintos años de la década de los 60’ y nuevamente es Cinco (Aidan Gallagher)  - quien por edad es el mayor de lxs hermanxs, pero al mismo tiempo sigue atrapado en el cuerpo de un púber - quien debe reunirlos a todos porque….adivinen…sí, el apocalipsis vuelve a desatarse mediante una guerra nuclear con los Rusos días después del asesinato a Kennedy.

Con la misma motivación de la temporada pasada, pero con una trama mucho más envolvente en cuanto a las relaciones que establecen los personajes, aunque con la misma cantidad o más de conveniencias argumentales (todxs los de la Umbrella Academy caen en un callejón que es espiado por un conspiranoico, eso sólo para empezar) Aun así, personalmente deje pasar la cantidad un poco ridícula de conveniencias que la trama lleva acabo porque me sentí más atraído por la personalidad cada vez más brillante de los personajes en este nuevo escenario y eso en esencia sería el gran fuerte de esta temporada y la que lo logra separar, realmente, del tono de los cómics.


 

Cinco sigue siendo quien lleva la batuta en todo momento y creo que el trabajo del joven Aidan Gallagher es destacable ya que en la mayoría de las escenas carga con un peso que lo obliga a estar constantemente mal humorado, violento, mordaz, pero siempre eficaz. Intenta ser la voz de mando en el grupo, pero no tiene la capacidad de tolerar las decisiones de sus hermanxs, pierde la cabeza en muchas ocasiones y aunque sigue siendo un asesino salvaje, a la larga resulta en un personaje mucho más querible no tanto por la complejidad mental que en la temporada pasada nos quisieron vender, en esta temporada cada vez que Cinco aparece en escena nos da lo que queremos de él: acción y cinismo. Nada de tramas románticas hacía un maniquí o intrigas corporativas.

Con el resto de los personajes pasa algo similar. Cada uno esta inmerso en sus propios problemas y de a poco (a veces de forma…conveniente) se van incluyendo en la trama principal intentando llevar a cabo un arco de personajes que resulta totalmente plausible con su desarrollo previo e histórico. Creo que el caso de Luther  (Tom Hopper) es el que más favorablemente me llamo la atención. Mientras su historia en la primera temporada lo convertía en un hombre decadente y autocompasivo. En esta poco a poco se va convirtiendo en un grandulón buena onda, sus deseos de ser un héroe para hacer sentir orgulloso a su padre se han desvanecido, en principio vemos al mismo grandulón emo de la temporada pasada, con diálogos tan darks como “Pégame para que sienta dolor” pero una vez superado todo eso, Luther realmente comienza a convertirse en un personaje querible, simpático, con una disposición mucho más humilde para tratar con sus hermanxs y desarrollando un curioso sentido de obediencia hacía Cinco. Creo que en ese sentido es el personaje que más gano, mientras la temporada pasada recababa de forma majadera en su relación sentimental con Allyson (Emmy Raver-Lampman) aquí esa soporífera historia se deja de lado (no completamente, pero no le brindan del mismo interés) lo que permite que realmente el personaje se suelte más y permita entrar en ese código de humor negro dramático.

Allyson es quien tiene una trama más forzada, ella se casó con un activista por los derechos afroamericanos y está en plena lucha por el movimiento racial. Sí, es un poco antojadizo que toda esa trama nos la tiren  justo ahora que ya sabemos la trifulca que ha causado en Estados Unidos el asesinato a George Floyd, pero dejando de lado aquello (que realmente fuera de un par de escenas donde explicitan el racismo de la época, no importa mucho) es más interesante seguir las emociones y decisiones que Allyson toma en este nueva etapa, además el hecho de que su mencionada relación con Luther también queda atrás, le da muchísimo aire. Vanya (Ellen Page) tiene un arco extraño, un poco atropellado a ratos, pero sobre todo muy oculto. Llega a los 60’ sufriendo amnesia y es cuidada por un matrimonio que vive en una granja, el hijo del matrimonio padece autismo y Vanya se encarga de cuidarlo mientras poco a poco comienza una historia de amor prohibido con la mamá del niño. Si, la verdad que en una historia donde el fin del mundo está a la vuelta de la esquina, hay viajes en el tiempo y un trio de suecos se la pasa disparando a todo el mundo, toda esta subtrama suena un poco a “AGENDA PROGRESISTA 2020 INCLUSIÓN POLÍTICAMENTE CORRECTA” sobre todo porque estas historias no consiguen desarrollar o contextualizar tanto a los personajes como debería, quizás la historia de Allyson tiene más potencia, pero la historia de Vanya en todo momento suena a exigencias por querer calzar elementos de debate actual en una trama de ciencia ficción donde finalmente nada parece tan relevante y esas historias de minorías no son expuestas de la mejor forma debido al tono de la serie. AUNQUE, al menos en cuanto a Vanya toda su participación en esa granja parece que será importante para el futuro de la historia, no diré más.

Klauss  (Robert Sheehan) sigue siendo un personaje insólito y querible por donde se le mire, en esta temporada es el líder de una secta que otorga de grandes momentos cómicos y que esperemos tenga más relevancia en el futuro. Más allá de eso, el personaje consigue ser tan diverso y locuaz en sus reacciones que verlo en pantalla siempre es un placer, y extrañamente, este el único personaje que pierde cierto encanto cuando se junta con el resto de sus hermanxs, cosa que a lxs demás si potencia. Su trama es simple, pero consistente. A esto también hay que hablar de Ben (Justin H. Min) el hermano muerto y que sólo se comunica por medio de los poderes de Klauss, en esta temporada tuvo un poco más de participación y entendemos por qué demonios no se puede ir al otro mundo.

 

Finalmente Diego (David Castañeda) sigue en su papel de héroe solitario aunque mucho más acomedido que la temporada anterior, quiere evitar el asesinato de John F Kennedy para validarse como héroe, pero en el camino le irán pasando mil y un situaciones que lo evidencian cada vez más como un tonto, y este enfoque me parece genial, ya que mientras en la temporada pasada Diego continuamente se peleaba con Luther por quién era la voz de mando, en esta temporada la relación de ambos cambia, se enfoca en otras cosas y se deja cada vez más claro la ingenuidad total de Diego, pero al mismo tiempo nosotrxs como espectadores podemos ponernos mucho más de su lado ya que reconocemos su debilidad mental.

Los personajes nuevos que aparecen se pliegan muy bien a la trama, algunos con algo más que contar y otros con muy poco que decir como el trio de Suecos que andan por ahí matando (en serio durante toda la temporada es lo único que hacen, aunque igualmente les regalan uno que otro momento de humanidad). Pero lo más importante es que la historia consigue profundizar más sobre el enigmático Reginald Hargreeves (Colm Feore) fundador de la academia Umbrella, en esta temporada muchas más cosas entran en juego respecto a su figura hasta el punto de preguntarnos ¿qué es?

Esta segunda temporada de The Umbrella Academy es acción, humor y grandes montajes con un excelente soundtrack, variado y completamente conectado con los personajes y momentos de la serie (algo que sí hizo bien la primera temporada, pero aquí queda mejor). Aún los momentos emotivos o más dramáticos siguen siendo demasiado toscos y la serie toma mucho más color y atención cuando se decanta por dosis de comedia y acción fulminante a partes iguales. Eso sumado a una gran cantidad de personajes queribles hacen que las fallas de guion tengan menos impacto a diferencia de la primera temporada. Eso sí, dejen de lado los chistes de pedos, que mal quedaban.- 


 

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