¡Llegamos a mitad de año! Si que ha sido duro este 2016, pero al menos ya el horizonte se va despejando...o lo que sea. En fin, en mi caso Junio suele ser un mes complicado porque en los estudios se viene el periodo de examenes y toda esa vaina que hacen que uno se replantee mil veces su vida así que puede que no esté muy activo con el blog este mes, pero no se preocupen, ya pensé en ese problema y decidí publicar mis nunca bien ponderados cuentos. Este es uno que escribí hace unos días y su premisa es muy descabellada...Se imaginan a Mario, el mismisimo de los juegos de Súper Mario Bross como un adicto a los alucinogenos envuelto en un mundo de miserias y sobrevivencia en la ciudad de NY, pues yo me lo imagine y es más o menos así, espero que lo disfruten leyendo.
Todos hemos estado en una de esas, cuando se te acaba el material y te
ves obligado a caer muy bajo para volver a sentir el éxtasis correr por tu
sangre, por tus neuronas, incapacitar tu conciencia y liberar tus sentidos,
orbitar a otros astros…Bueno, esta es la quinta vez en el mes que me pasa. He
dejado el departamento hecho un desastre, le he robado al marica de Luigi la
poca plata que le encontré en su cuarto. Cuando se entere va a estallar en
reproches, pero me da igual, llevamos tantos años dándole vuelta a lo mismo. Es
un escuincle sin actitud, seguramente cuando lo sepa va a patalear, incluso
puede que me amenace, la última vez el muy timorato agarro mi arma, mi querida
flor, y la apunto hacía mi con los ojos llorosos como si estuviese decidido a
hacerse hombre, já…Sabandija grosera, le atice un buen par de golpes para que
aprendiera quien manda aquí, aunque…tampoco me siento bien atormentando a
Luigi, es mi hermano menor, desde que estamos aquí en Nueva York nos tenemos el
uno al otro, además como que yo lo arrastre a esta locura, a este
frenesí…bueno, nadie lo obligo a venir tampoco. Tiene que madurar, algún día no
voy a estar, tampoco su noviecita, ni sus suegritos, ni nadie lo va a salvar de
los fantasmas que tanto lo aterran por las noches.
¡Mi celular! Dónde está. ¡Mierda! Este lugar es un desastre, deje todo
patas arriba. Cuidado Yoshi…Ah, perro estúpido, por qué siempre se me cruza,
debe querer mear, seguramente quiere mear esa pija le va a estallar en cuatro,
se nota. ¡Ah! Ahí está mi celular.
-¡Sí! Hola. Oh, Pacman, qué pasó
mi hermano. ¿Necesitas que te haga ese trabajo en la tubería, otra vez? Bueno,
pero ya hablamos de este asunto antes ¿recuerdas? Tienes que pagar al instante,
no me sirve si andas corriéndote como una puta. He sido gentil, buen hombre,
pero mi paciencia ya se jode, loco….OK ¿Seguro que tienes con qué pagar?
Capito. Okidoki. Confío en ti bastardo mal nacido, sabes que te adoro, pero te
lo advierto, si no me pagas esta vez te dejaré un recuerdito de por vida. Ok,
Bye-Bye.-
Fucking gordo baboso, mira que hacerme trabajar justo ahora, si no
estuviera tan urgido de dinero lo mando al carajo. El gasterópodo ya me debe
mucho dinero y le he perdonado varias, pero esta vez me agarro angustiado y
cuando ando angustiado soy un peligro público. Por eso la flor va conmigo, está
cargadita con doce balas ansiosas de perforar carne si la situación lo
requiere. Ah, pero antes, el perro quiere mear.
Que noche más fría, se sigo gastando dinero en esos jodidos hongos
terminaré en la calle buscando un albergue para pasar estás noches heladas. El
puto de Luigi de seguro se iría a vivir con su novia, bah, pero no me quitará a
Yoshi, ni loco, este perro es mío de por vida, si no fuera por mí al pobre ya
le habría explotado su vejiga. Soy el único que piensa en su bienestar, mi
hermano es un desalmado.
-Hey Jumpman.- Escucho cerca de mí, se trata de S. The Hedge, a su lado
estaba un niño con ojos saltones y actitud de demente. Meto las manos dentro de
mi abrigo, ahí está mi flor, mi dedo se posa bajo el gatillo, soy el mejor
pistolero de la cuadra.
-Qué pasa The Hedge.- Le pregunto sin moverme de mi posición y agarrando
bien fuerte la correa de Yoshi con una mano y tanteando mi arma con sutileza,
listo para cualquier cosa, The Hedge es rápido, siempre se da cuenta de mis
movimientos, su cabello color azul y puntiagudo le hace parecer muy rudo, pero
sólo se trata de un muchachito, un punk sin demasiada gracia, su estúpida moda
de llenarse el cuello de anillos lo hace verse incluso muy afeminado, pero no
me puedo confiar, si me ha hablado no es para nada bueno.
-Que puta noche más fría.- Me dice sacando sus manos de sus bolsillos,
haciéndome ver que no tenía nada escondido.
-¿Y ese?.- Le pregunto señalando al palurdo que estaba a su lado.
-Es Crash, un loco de remate. El loco Crash.- Me contesta e
inmediatamente ambos se ponen a reír como si hubiesen inalado el humo de la
mejor yerba, no los tomé en cuenta, mi perro ya había meado así que podía
volver sin problemas al departamento.
-Vamos a ir a las peleas. Crash va a participar en el Smash ¿Qué te
parece? ¿No te dan ganas de unas apuestas? Hemos arreglado una pelea con DK.-
Me decía The Hedge con socarrona confianza.
-Buena suerte.- Replique sin entusiasmo acomodándome la gorra y
peinándome levemente el bigote con mis dedos, volví a meterme la manos al
bolsillo de mi abrigo y empecé a avanzar hacía el departamento.
-No sé, pensé que podríamos jugarnos unas apuestas.- Sugirió nuevamente
The Hedge, esta vez con algo de malicia, pero no lo tomé en cuenta, en todo
caso, ese tal Crash no iba a poder vencer al gorila de DK, ese tipo es un
monstruo y lleva invicto casi tres semanas en las peleas clandestinas.
-Eres un maricón Jump. Vete a tomar por culo, tan parecido a la perra de
tu hermana que eres.- Me grito The Hedge, con eso se pasó de la raya, saque la
pistola y di dos disparos al aire, advertencia simple advertencia. Como me lo
esperaba el par de ineptos huyo a toda máquina gritando mierdas. Todo se vuelve
tan silencioso después de un par de disparos, es como crear una fisura en el
aire y dejarlo sin moléculas que transmitan sonidos. Mierda, necesito mis
hongos, quiero alucinar YA.
-Jumpman, mi hermano. Que gordo que estás.- Me saludo el obeso de
Pac-Man en la puerta de su departamento que estaba asqueroso, como siempre
apestaba a humedad, pero esta vez tenía un aroma realmente nauseabundo, como si
algo se hubiese descompuesto. Pase directo a la cocina, mejor terminar rápido
con esto. Como siempre su mesita estaba repleta de cajas de comida chatarra
además de libros, papeles y DVD´S sobre fenómenos paranormales. Pac desde hace
años que está flipando con la idea de desarrollar poderes extrasensoriales. Dice que ve fantasmas. Estoy rodeado de
locos, Luigi y sus terrores nocturnos así como este pendejo y sus rarezas.
CONTINUARA....
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