miércoles, 29 de junio de 2016

Hablemos de "Fútbol" ¿Qué se gana y qué se pierde?

No lo entiendo. Será porque el fútbol para mí no es ninguna pasión o seré muy poco nacionalista para compartir la gloria o el fracaso de una selección, pero la verdad es que el partido del pasado Domingo donde la selección Chilena logró ser bicampeón de América jugando nuevamente un ajustado cruce de penales contra Argentina no causa gran relevancia en mi vida. No es una victoria de la que me sienta parte ni un logro que me de mayor felicidad u optimismo y eso que vengo de una generación que no conoce de triunfos en lo futbolístico y que recién estos últimos cinco  años ha podido pisar el olimpo del balompié. No es que odie el fútbol, en realidad me gusta ver partidos - no siempre y no enteros- pero igual me cuesta entender el sentido de superioridad que se alza por un lado y el menoscabo y humillación que se da por el otro. Aquí un somero análisis desde la vereda del que no está ni ahí.

Viñeta original en http://www.eldefinido.cl/humor/Merken/7081/Freddy-Merken-Hay-cosas-mas-importantes/
El fútbol  es un juego que sólo los adultos se toman tan en serio, así se puede notar en este video-reacción de un hincha argentino que sufre viendo el partido, puteando y gritando en el momento culmine de éste mientras su pequeño hijo sin entender nada disfrutaba tranquilamente de ver un buen juego mientras dibujaba su propia versión de los hechos. ¿Cuándo es que alguien se pone tan pelotudo con el tema? Sospecho que es cuando nos involucramos de bruces con el sistema y es que este tipo de competiciones se traducen en el público –especialmente en la masa de espectadores- como un objeto de guerra donde se pone en juego el honor y la gloria. Si uno piensa detenidamente no tardará en preguntarse de qué honor y qué gloria realmente me están hablando. Un fallecido periodista chileno decía que todo tiene que ver con el fútbol, quizás haciéndose eco de las palabras de Sartre quien expresaba que el fútbol es una metáfora de la vida, pero este futbol institucionalizado en realidad es producto de los medios y el poder que cuando les conviene lo terminan extendiendo a todos los aspectos de la vida, pero más que fútbol en realidad se trata de competición, de exitismo y de derrota, son los costos de vivir en un sistema patriarcal y capitalista. También me parece una idiotez no celebrar o no llorar en su momento las hazañas deportivas cuando lo requieran, muchas veces he saltado contento una victoria de la selección, pero es puramente momentáneo, algo que se da y luego se pierde, como debe ser esencialmente.


Naturalmente el problema va más allá de un juego, ese honor y gloria (orquestada en los comerciales por la música épica más cliché que puede haber) es una sutileza para no decir directamente subyugación moral. Cuando un equipo de fútbol le gana otro es simplemente esa construcción social la que entra en juego dentro de las masas (termino que puede ser usada de formas muy diversas, pero en este caso me refiero vanamente al espectador que se pierda en la multitud a la hora de la celebración) la supremacía moral de un pueblo a otro a partir de una victoria deportiva especialmente futbolística es usada y ampliada en todo orden de cosas véase como ejemplo la contundente victoria de chile contra México (7-0) y la larga lista de comentarios en las redes sociales y prensa de chilenos riéndose del desempeño de los mexicanos y exponiendo sus falencias como sociedad como si una cosa tuviese que ver con la otra, ahora que chile le gano a argentina se instaura en el pensamiento de muchos que tal país es mejor que otro en todo orden de cosas sin la menor relación, no faltará quien en los colegios llevará al ámbito de la competición de otras áreas esta fantasiosa supremacía bajo la frase “si le ganamos a argentina dos veces; ¿cómo no vamos a poder?” Aquella idea de relevancia simbólica termina envenenando como una peste los habitus culturales de una sociedad que lentamente sólo puede sentirse valorizada frente a este tipo de hazañas.     

Por el otro lado esta Argentina, inundada en una tristeza que me resulta insólita frente a la gran cantidad de problemas directos que viven (aumento de impuestos, desordenes administrativos de gobierno, corrupción -para variar- y una silenciosa crisis social que va en aumento) una victoria del equipo no hubiese cambiada en nada la situación actual, obviamente es de perogrullo decirlo así, pero trato de empatizar con la idea de que una pequeña alegría puede hacer que la mañana siguiente todo se vea un poco mejor, está bien, si nos ponemos en ese plano de que las pequeñas satisfacciones son las que le dan color a la vida tal vez esa victoria hubiese sido necesaria, pero frente a una situación crítica los prozac no son el mejor paliativo, además me parece que el periodismo deportivo de Argentina tiene que aprender a balancear sus opiniones para no despertar un monstruo luego en la sociedad. Por supuesto la prensa tiene que dar un festín, mandar un chivo expiatorio para desviar en todo sentido una derrota contra un país que no era rival hace un par de años y con el que cada tanto se recuerda convenientemente los conflictos históricos que han tenido. El tema de Messi y su renuncia dará que hablar por parte de los medios institucionales que impusieron categóricamente la idea de que EL DEBÍA GANAR ALGO SÍ O SÍ, pero bueno, será un chicle que se estire hasta ubicar otro a quien echarle la culpa o simplemente hasta que haya algo más sabroso que explotar, y esto porque simplemente la prensa argentina no DEBE ver esto como un juego ya que a los poderes fácticos no les conviene para nada que se empiecen a tomar en serio otros asuntos. En fin, más allá de aquel circo mediático una derrota de estas dimensiones es siempre una posibilidad de repensar que es lo realmente importante dentro del entramado social y no porque crea (como ahora dirán la mayoría de los chilenos) que con esto se le bajarán los humos a los argentinos, argumento que me parece una tontería ya que sentirse orgulloso del país del que uno proviene no es necesariamente símbolo de soberbia si no de saber valorar lo esencial de aquel territorio que te albergo por X cantidad de años y que en el caso de Argentina es mucho más que sólo fútbol. 

En fin, como ya lo dije, no lo entiendo y quiero pensar que mi actitud es más una necesidad de no caer en el juego de manipulación mediática que genera el negocio tras este deporte, que por lo demás es un negocio de lo menos limpio. Vuelvo a repetir que no es que deteste el fútbol, no es la gran pasión de mi vida tampoco, pero me agrada bastante y tengo buenos recuerdos de cuando pequeño lo jugaba con mis amigos, justamente en un momento donde no importaba realmente quien ganaba ni quien perdía porque nadie insertaba sub interpretaciones valorativas al juego, era jugar por jugar, la inocencia y la ingenuidad, lo que no quiere decir que no existía el berrinche, el jolgorio, la broma y la tristeza (además de otros males endémicos como la humillación o el no saber perder, pero de eso quizás hable en otra ocasión) Mi mensaje de amor y paz es simplemente NO SE TOMEN EN SERIO UN JUEGO, no crean que es algo personal, no se involucren en esto como si fuese una guerra ideológica, no causa ninguna gracia a nadie, basta ver las imágenes de los hinchas que asistieron a la Eurocopa y definir hasta qué punto la pasión se convierte en locura. Por último puedo comprender – con mucho esfuerzo, pero puedo – el amor de un hincha por su equipo local, por sus jugadores que después llegan a ser figuras, ese sentirse parte de una historia, de aportar a un legado, puedo entender eso mucho más que sufrir o “agrandarse” con los logros o fracasos de una selección que simbólicamente representa a todo un país. Te creo Islandia, pero ¿Argentina?; ¿Chile?; ¿México? ¿Once tipos y un plantel definen a un país de millones de habitantes? Pues paren el planeta de los simios porque me quiero bajar ya. Y citando a Galeano que sabía mucho más de fútbol de lo que yo sabré en mi vida: “El juego se ha convertido en espectáculo, con pocos protagonistas y muchos espectadores, fútbol para mirar, y el espectáculo se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, que no se organiza para jugar sino para impedir que se juegue” más claro echarle agua.-

                                                   Y recuerda que el balón es tu amigo

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