Duele decirlo, pero Blink 182 suena mejor ahora sin Tom Delong en sus filas, es un hecho que cualquier fanático de los de la bahía de San Diego tiene que asumir, así como también que estamos ante un verdadero e imponente regreso, sí, porque esta versión 2016 de la banda junto al guitarrista de Alkaline Trio, Matt Skiba, suena más fiel que nunca a sus raíces y eso es lo que “California” nos trae, un trabajo sin engaños ni artificios, el sonido Punk-Pop de finales de los 90’ en su estado más pleno, lo que justamente todos le han estado pidiendo al grupo durante los últimos cinco años. Suena algo lastimero decirlo, pero ante una banda como Blink 182 uno no espera grandes proezas ni experimentaciones que cambian los paradigmas de la música, con Blink 182 uno apuesta a lo seguro, a la frescura de un sonido desenfadado y juvenil, pero con cierta sensibilidad pop que haga que las canciones nunca se desgasten por más que se repitan en el reproductor. Ustedes dirán “¡Aja, no que condenabas a los pobres Radiohead en su último disco por considerarlos poco innovadores y a estos payasos les celebras que hagan lo mismo que hacían hace quince años!” Pues sí, pero obviamente no se puede medir con la misma vara a todas las bandas y artistas del mundo, en palabras del misógino de Aristóteles, la justicia es darle a cada uno lo que corresponde y no podemos evitar el contexto de cada banda, hablar de Radiohead es muy distinto a hablar de Blink, y justamente en eso tiene que ver las expectativas que se tienen sobre los lanzamientos de cada grupo, lo que no quiere decir que Blink no pueda dar grandes sorpresas, así como lo hicieron con el que considero su mejor disco hasta la fecha, el homónimo del 2003.
Desde ese trágico accidente aéreo del 2008 que dejó a Travis Baker casi a orillas de la tumba
hasta el día de hoy ha pasado mucha agua bajo el puente: La banda regresó, pero
notablemente ya no eran el grupo al que todos querían oír y aunque es odioso
buscar culpables todos los dardos iban sobre el guitarrista Tom Delong, pasando
por su pésima performance vocal en los shows en vivo hasta sus intereses más
concretos que atrasaban los avances de la banda. Delong en los últimos años ya
estaba en otra dimensión, más preocupado sobre asuntos que le apasionan como la
vida extraterrestre y la NASA (escribió un libro al respecto hace poco) que
seguir firme junto a sus compañeros de correrías. El mismo sonido de Blink se
trastocó, aquel lamentable regreso discográfico del 2011 “Neighborhoods” fue calificado por muchos como un disco más de
Angel And Airwaves, la banda que Delong formó luego de que Blink se separaran
por primera vez. Era notable la influencia del sonido lisérgico y las ganas de
Delong de dejar atrás el punk juvenil tanto en temática como sonido acercándose
desde su visión a las esferas musicales de bandas como U2, Queen o The Cure. El
súbito EP del 2012 “Dogs eating dogs” aunque
un poco más cohesionado y preciso en estilo seguía en la misma marcha dejando
en claro que el aporte de Mark Hoppus y Travis Baker a las nuevas canciones era
más accesorio que otra cosa. Pero todo eso se terminó más o menos a principios
del 2015 cuando Travis y Mark decidieron echar a Tom acusándolo de
incumplimiento y entorpecimiento en los proyectos del grupo, lo que vino
después fue un montón de dimes y diretes en los que nada estaba claro salvo una
cosa, Mark y Travis querían continuar con Blink, no armar un nuevo grupo como
hicieron el 2006 con +44. Fue así como terminaron parchando el lugar de Tom con
la presencia de Matt Skiba para unos conciertos que ya tenían fechados durante
aquel año. Matt había estado trabajando con Mark en un grupo punk con temática
infantil llamado “The Cereal Killer” durante
el 2014 y su impronta cercana al sonido original de la banda termino por
convencer a Mark y Travis quienes decidieron a fines del 2015 integrarlo
completamente al grupo. Y es así como llegamos a “California” un disco de
esencia joven (a pesar de que Blink ya llevan más de 20 años en nuestras vidas)
que rescata lo mejor del power pop y el punk rock skater para un público que se
podría llamar semi-nostalgico ya que el sonido de Blink no pasa de moda y la
prominencia de estas melodías que pueden sonar tan actuales como antiguas así
lo demuestra, logrando superar al resto de bandas punk-pop similares en ese
sentido (y sí, incluyendo a los mismísimos Alkaline trio).
Unos pocos acordes, una
batería impecable, un humor socarrón y positivo, unas melodías onderas, una estructura musical simple
que se repite en cada canción (pero que no aburre) y un subidón de adrenalina
es aparentemente la simple formula que Blink necesitaba para llevar adelante su
carrera, punto aparte decir que sus actuaciones en vivo han mejorado muchísimo,
si bien Mark Hoppus tiene un carisma que le da facilidad para animar y caer
bien en el público que sea, los chistes sobre gases, flatulencias o estupideces
no parecen tan forzados junto a Matt Skiba que cuando los hacían el último
tiempo al lado de Tom. Es así como negándose a crecer (todo lo contrario a lo
que Delong quería marcar) la banda arremete con bromas pueriles en canciones
cortas que no superan el minuto como “Built
this pool” o “Brohemia raphsody”, canciones
simples y rápidas que no dejan espacio para pensarlas demasiado, éstas podrían
establecer el mejor referente para definir el disco, la frase forever Young. Por supuesto las
autoreferencias que nos hacen pensar que ciertas canciones pueden bien encajar
en otros discos no pasan desapercibidas, pero dentro del contexto global es
algo bienvenido más que repudiado, tal vez por eso las poperas “She`s out here mind” y “Kings of Weekend” terminan siendo tan
queribles, pese a que nos recuerdan descaradamente las temáticas que la banda
experimento en el siempre absurdo “Take off
your pants and jacket” del 2001, por otro lado las rolas más punketas y
salvajes como “Rabbit hole”; “No future”
“The only thing that matter” o la
implacable “Cynical” tienen ese aire
propio de los tres primeros discos de Blink y créanme que el resultado es
explosivo, son canciones que no dejo de escuchar pese a la pobre inventiva que
tienen. Y es que es así, el punk es simple y no se anda con rodeos ya sea que
hable de políticos corruptos o de adolecentes sin ganas de hacer nada.
De todas formas si
quedaban ganas de escuchar a ese Blink en plan más serio el disco guarda
espacio para un par de rolas en ese sentido, claro que ninguna con el carisma
de “Adam’s Song” o “I Miss you”; es así como “Home is such a lonely place” alcanza cierto encanto, pero parece
desencajada frente al colofón de punk juvenil que despliegan el resto de temas,
mismo problema que tiene la canción que da nombre al álbum la cual es otro intento por emular aquellas
rolas más emotivas con un eventual climax rockero, sin embargo, queda corta en
su cometido, en ese sentido parece que el toque más sentimental sí venía de la
mano de Delong. Finalmente para los que querían escuchar al Blink que se
arriesga con un toque más de experimentación, pues hay temas que recorren esa
faceta tan propia del disco del homónimo, del “Neighborhood” e incluso de +44,
aunque Skiba le aporta un toque extra de energía dejando sentir sus influencias
cercanas a NOFX, Bad Religion o incluso The Descendents. “San Diego”; “Left Alone”
(que perfectamente podría encajar con el estilo de Tom Delong) o incluso el single “Bored
To Death” nos remiten a los Blink más eclécticos. Por otro lado la temática
de las letras está lejos de ese rollo existencial de los últimos trabajos en
donde asumían su adultez y los problemas que eso conlleva con cierta
resignación, esta vez se posicionan más como unos tíos buena onda que si bien
ya asumieron sus cuarenta igual le aconsejan a su público juvenil cosas como
“Disfruta tu juventud hasta el máximo, así como lo hice yo. Haz estupideces,
aprovecha.” Si bien pueden sonar un poco clichés reflejan bastante bien el
espíritu de Blink.
Musicalmente no hay
mucho que agregar, todos ejecutan con precisión su parte siendo Travis Baker –como
siempre- la gran figura al transformar canciones simples en verdaderas maravillas,
se luce sobre todo en “Teenage
Satellites” y “Los Angeles” pero
en general su batería es la fuente de energía primordial de Blink. El dúo vocal
de Mark y Matt que se repite a lo largo de casi todas las canciones está
bastante bien armado logrando complementarse en tonalidades y rasgos, causando
una primera impresión tan buena que la característica voz de Tom no se echa de
menos, no porque Matt tenga un tono parecido sino simplemente porque la buena
química entre éste y Mark conecta muy bien, eso si, los múltiples “oh, oh, oh” cortesía de Skiba pueden sí
llegar a resultar una muletilla un poco latera después de un par de escuchas y
vaya que recuerdan bastante a las canciones más pop de grupos como “King of
león” o “The Killers”. Por otro lado los toques ambientales de la producción también
resultan a veces un poco hartantes al envolver demasiado algunas canción, por
ejemplo en “Sober” una rola bastante
cercana al estilo de Matt Skiba con su banda madre termina siendo
sobreproducida en favor de resultados efectistas, mismo problema que tiene “Los Angeles” o incluso “Bored
to Death”. Sin embargo, son 16
canciones y este problema no se aplica a todas.
En fin, un disco
disfrutable que no busca nuevo público si no que cautivar y quizás volver a
convencer a aquellos que crecimos con sus éxitos, si bien es un trabajo
que no tiene la mística de discos
anteriores, se acerca mucho a ella y
pone bajo la lupa nuevamente a una banda que hace un par de años parecía estar
entrando al umbral de los zombies. A nosotros como oyentes nos envuelve de
energía y a ellos los inyecta de vibra
para empezar a pensar más decididamente sobre los pasos a seguir ya como una
banda en toda su regla. En hora buena Blink 182 agarró su segundo aire.-
Tranqui, eso ya no será un problema |
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