domingo, 3 de julio de 2016

Reseña de disco "California" de Blink 182. El segundo aire



Duele decirlo, pero Blink 182 suena mejor ahora sin Tom Delong en sus filas, es un hecho que cualquier fanático de los de la bahía de San Diego tiene que asumir, así como también que estamos ante un verdadero e imponente regreso, sí, porque esta versión 2016 de la banda junto al guitarrista de Alkaline Trio, Matt Skiba, suena más fiel que nunca a sus raíces y eso es lo que “California” nos trae, un trabajo sin engaños ni artificios, el sonido Punk-Pop de finales de los 90’ en su estado más pleno, lo que justamente todos le han estado pidiendo al grupo durante los últimos cinco años. Suena algo lastimero decirlo, pero ante una banda como Blink 182 uno no espera grandes proezas ni experimentaciones que cambian los paradigmas de la música, con Blink 182 uno apuesta a lo seguro, a la frescura de un sonido desenfadado y juvenil, pero con cierta sensibilidad pop que haga que las canciones nunca se desgasten por más que se repitan en el reproductor. Ustedes dirán “¡Aja, no que condenabas a los pobres Radiohead en su último disco por considerarlos poco innovadores y a estos payasos les celebras que hagan lo mismo que hacían hace quince años!” Pues sí, pero obviamente no se puede medir con la misma vara a todas las bandas y artistas del mundo, en palabras del misógino de Aristóteles, la justicia es darle a cada uno lo que corresponde y no podemos evitar el contexto de cada banda, hablar de Radiohead es muy distinto  a hablar de Blink, y justamente en eso tiene que ver las expectativas que se tienen sobre los lanzamientos de cada grupo, lo que no quiere decir que Blink no pueda dar grandes sorpresas, así como lo hicieron con el que considero su mejor disco hasta la fecha, el homónimo del 2003.


 
Desde ese trágico accidente aéreo del 2008 que dejó a Travis Baker casi a orillas de la tumba hasta el día de hoy ha pasado mucha agua bajo el puente: La banda regresó, pero notablemente ya no eran el grupo al que todos querían oír y aunque es odioso buscar culpables todos los dardos iban sobre el guitarrista Tom Delong, pasando por su pésima performance vocal en los shows en vivo hasta sus intereses más concretos que atrasaban los avances de la banda. Delong en los últimos años ya estaba en otra dimensión, más preocupado sobre asuntos que le apasionan como la vida extraterrestre y la NASA (escribió un libro al respecto hace poco) que seguir firme junto a sus compañeros de correrías. El mismo sonido de Blink se trastocó, aquel lamentable regreso discográfico del 2011 “Neighborhoods” fue calificado por muchos como un disco más de Angel And Airwaves, la banda que Delong formó luego de que Blink se separaran por primera vez. Era notable la influencia del sonido lisérgico y las ganas de Delong de dejar atrás el punk juvenil tanto en temática como sonido acercándose desde su visión a las esferas musicales de bandas como U2, Queen o The Cure. El súbito EP del 2012 Dogs eating dogsaunque un poco más cohesionado y preciso en estilo seguía en la misma marcha dejando en claro que el aporte de Mark Hoppus y Travis Baker a las nuevas canciones era más accesorio que otra cosa. Pero todo eso se terminó más o menos a principios del 2015 cuando Travis y Mark decidieron echar a Tom acusándolo de incumplimiento y entorpecimiento en los proyectos del grupo, lo que vino después fue un montón de dimes y diretes en los que nada estaba claro salvo una cosa, Mark y Travis querían continuar con Blink, no armar un nuevo grupo como hicieron el 2006 con +44. Fue así como terminaron parchando el lugar de Tom con la presencia de Matt Skiba para unos conciertos que ya tenían fechados durante aquel año. Matt había estado trabajando con Mark en un grupo punk con temática infantil llamado “The Cereal Killer”  durante el 2014 y su impronta cercana al sonido original de la banda termino por convencer a Mark y Travis quienes decidieron a fines del 2015 integrarlo completamente al grupo. Y es así como llegamos a “California” un disco de esencia joven (a pesar de que Blink ya llevan más de 20 años en nuestras vidas) que rescata lo mejor del power pop y el punk rock skater para un público que se podría llamar semi-nostalgico ya que el sonido de Blink no pasa de moda y la prominencia de estas melodías que pueden sonar tan actuales como antiguas así lo demuestra, logrando superar al resto de bandas punk-pop similares en ese sentido (y sí, incluyendo a los mismísimos Alkaline trio).

Unos pocos acordes, una batería impecable, un humor socarrón y positivo, unas melodías onderas, una estructura musical simple que se repite en cada canción (pero que no aburre) y un subidón de adrenalina es aparentemente la simple formula que Blink necesitaba para llevar adelante su carrera, punto aparte decir que sus actuaciones en vivo han mejorado muchísimo, si bien Mark Hoppus tiene un carisma que le da facilidad para animar y caer bien en el público que sea, los chistes sobre gases, flatulencias o estupideces no parecen tan forzados junto a Matt Skiba que cuando los hacían el último tiempo al lado de Tom. Es así como negándose a crecer (todo lo contrario a lo que Delong quería marcar) la banda arremete con bromas pueriles en canciones cortas que no superan el minuto como “Built this pool” o “Brohemia raphsody”, canciones simples y rápidas que no dejan espacio para pensarlas demasiado, éstas podrían establecer el mejor referente para definir el disco, la frase forever Young. Por supuesto las autoreferencias que nos hacen pensar que ciertas canciones pueden bien encajar en otros discos no pasan desapercibidas, pero dentro del contexto global es algo bienvenido más que repudiado, tal vez por eso las poperas “She`s out here mind” y “Kings of Weekend” terminan siendo tan queribles, pese a que nos recuerdan descaradamente las temáticas que la banda experimento en el siempre absurdo “Take off your pants and jacket” del 2001, por otro lado las rolas más punketas y salvajes como “Rabbit hole”; “No future” “The only thing that matter” o la implacable “Cynical” tienen ese aire propio de los tres primeros discos de Blink y créanme que el resultado es explosivo, son canciones que no dejo de escuchar pese a la pobre inventiva que tienen. Y es que es así, el punk es simple y no se anda con rodeos ya sea que hable de políticos corruptos o de adolecentes sin ganas de hacer nada.

De todas formas si quedaban ganas de escuchar a ese Blink en plan más serio el disco guarda espacio para un par de rolas en ese sentido, claro que ninguna con el carisma de “Adam’s Song” o “I Miss you”; es así como “Home is such a lonely place” alcanza cierto encanto, pero parece desencajada frente al colofón de punk juvenil que despliegan el resto de temas, mismo problema que tiene la canción que da nombre al álbum la cual es otro intento por emular aquellas rolas más emotivas con un eventual climax rockero, sin embargo, queda corta en su cometido, en ese sentido parece que el toque más sentimental sí venía de la mano de Delong. Finalmente para los que querían escuchar al Blink que se arriesga con un toque más de experimentación, pues hay temas que recorren esa faceta tan propia del disco del homónimo, del “Neighborhood” e incluso de +44, aunque Skiba le aporta un toque extra de energía dejando sentir sus influencias cercanas a NOFX, Bad Religion o incluso The Descendents. “San Diego”; “Left Alone” (que perfectamente podría encajar con el estilo de Tom Delong) o incluso el  single “Bored To Death” nos remiten a los Blink más eclécticos. Por otro lado la temática de las letras está lejos de ese rollo existencial de los últimos trabajos en donde asumían su adultez y los problemas que eso conlleva con cierta resignación, esta vez se posicionan más como unos tíos buena onda que si bien ya asumieron sus cuarenta igual le aconsejan a su público juvenil cosas como “Disfruta tu juventud hasta el máximo, así como lo hice yo. Haz estupideces, aprovecha.” Si bien pueden sonar un poco clichés reflejan bastante bien el espíritu de Blink.
 
Musicalmente no hay mucho que agregar, todos ejecutan con precisión su parte siendo Travis Baker –como siempre- la gran figura al transformar canciones simples en verdaderas maravillas, se luce sobre todo en “Teenage Satellites” y “Los Angeles” pero en general su batería es la fuente de energía primordial de Blink. El dúo vocal de Mark y Matt que se repite a lo largo de casi todas las canciones está bastante bien armado logrando complementarse en tonalidades y rasgos, causando una primera impresión tan buena que la característica voz de Tom no se echa de menos, no porque Matt tenga un tono parecido sino simplemente porque la buena química entre éste y Mark conecta muy bien, eso si, los múltiples “oh, oh, oh” cortesía de Skiba pueden sí llegar a resultar una muletilla un poco latera después de un par de escuchas y vaya que recuerdan bastante a las canciones más pop de grupos como “King of león” o “The Killers”. Por otro lado los toques ambientales de la producción también resultan a veces un poco hartantes al envolver demasiado algunas canción, por ejemplo en “Sober” una rola bastante cercana al estilo de Matt Skiba con su banda madre termina siendo sobreproducida en favor de resultados efectistas,  mismo problema que tiene “Los Angeles” o incluso “Bored to Death”.  Sin embargo, son 16 canciones y este problema no se aplica a todas.

En fin, un disco disfrutable que no busca nuevo público si no que cautivar y quizás volver a convencer a aquellos que crecimos con sus éxitos, si bien es un trabajo que  no tiene la mística de discos anteriores,  se acerca mucho a ella y pone bajo la lupa nuevamente a una banda que hace un par de años parecía estar entrando al umbral de los zombies. A nosotros como oyentes nos envuelve de energía  y a ellos los inyecta de vibra para empezar a pensar más decididamente sobre los pasos a seguir ya como una banda en toda su regla. En hora buena Blink 182 agarró su segundo aire.-

Tranqui, eso ya no será un problema

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