jueves, 28 de julio de 2016

Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: Bala loca




Ya es tiempo de hablar de asuntos más criollos y me he decidido a comentar “Bala loca” la serie transmitida por Chilevisión los Domingos en horario PRIME. Nuevamente estamos ante un producto de factura que sorprende tanto por su calidad como historia, así que sin más preámbulo veamos de qué se trata esto.



Los guionistas chilenos se están atreviendo a poner realmente los temas de contingencia sobre la mesa a la hora de desarrollar tramas, lo que es un excelente síntoma que se celebra porque deja notar que al menos una parte de la televisión entiende las inquietudes de la sociedad y lo plasma de un modo reflexivo y a la vez entretenido. A lo que fue las historias de contenido crítico-social de las series “Los archivos del cardenal” (2011 – 2014); “El reemplazante” (2013-2014) y “Juana Brava” (2015) de TVN se le suma esta nueva ficción de la mano de la productora filmosonido  que se adjudicó los fondos anuales del consejo nacional de televisión del año 2014 y que le ha ido bastante bien en sus primeros cuatro capítulos y no resulta extraño, la serie echa mano concienzudamente del tema que ya parece haber colmado la paciencia de miles: La colusión de las empresas, la evasión de impuestos por parte de los empresarios poderosos del país, el maridaje entre política y negocios, el sucio negocio de las ISAPRES y AFP’s que para los amigos que leen este blog y no son de Chile deben saber que se trata de un sistema  de previsión laboral destinado a los fondos de jubilación que son administrados por empresas privadas (no por el estado ni asociaciones mixtas como pasa en otros países) y que te asignan una cantidad de dinero que no va tanto en relación a los años de trabajo, sino más bien a  la cantidad de dinero que se haya invertido operando en una injusta lógica capitalista (aunque claro, ciertos AFP correspondientes a las FF.EE tienen un mejor trato para con sus clientes, no es de extrañar si este sistema se impuso durante los años de dictadura en los 80’ y de ahí que no se ha movido porque es un negocio estupendo para los que realmente ganan) 


La serie nos presenta un thriller político/policial a ratos demasiado sofisticado, que no cae en silogismos baratos aunque naturalmente a veces por el ritmo televisivo y obvio de todo relato pueden resultar un poco “convenientes” algunas situaciones que se dan. La trama nos cuenta la historia de Mauro Murillo un periodista que durante los años 80’ estuvo dedicado al periodismo duro, pero que pasados los 90’ decide abocarse a la farándula, eso hasta que sufre un accidente que lo deja lisiado y empieza a replantearse las ganas de volver  al periodismo político y al notar que se le cierran las ofertas laborales, principalmente por su condición de minusválido decide crear su propia página web independiente, para esto reúne un equipo de periodistas de lujo que se manejan a la perfección en el ambiente turbio que él quiere remecer: El mundo empresarial y sus chanchullos. Sin embargo, la adquisición de este equipo de ensueño depende en gran medida de que primero acepte unirse Patricia Fuenzalida, una aguerrida periodista , ex amiga de Murillo que se encuentra investigando un tema que parece bastante serio y que tiene en la mira al magnate Eugenio ‘Coco’ Aldunate, dueño de la Isapre “Susalud” así como de otros holdings comunicacionales. Por desavenencias en el pasado Patricia no quiere volver a trabajar con Murillo por lo que para él su equipo de ensueño rápidamente se desvanece, pero para su…ehh, no sé si sonará feo decir fortuna, ah qué más da. Patricia muere en un asalto a un supermercado producto de una bala loca, el hecho causa conmoción aunque Murillo rápidamente comienza a sospechar de que no fue una mala casualidad del destino si no que se trató de un asunto premeditado, todo comienza a tener más sentido cuando se le revelan unos documentos que Patricia estaba investigando y que acusaban a Coco Aldunate como un evasor de impuestos. A partir de ese momento el equipo de periodistas decide unirse como forma de tributar la memoria de su colega y fundan la web ENGUARDIA que empieza a destapar poco a poco los casos de corrupción que muy pronto llegan a esferas del poder político y militar.
  


De tono increíblemente inmediato, la serie nos habla de un presente sin mascaras ni artilugios, también hábilmente logra hacer una radiografía de la historia económica y política de Chile en la imagen del propio Murillo como bien apunta el sagaz escritor Alvaro Bizama en su columna de opinión. La serie nos toca porque es fuerte, no teme decir las cosas con dureza y no tambalea a la hora de exponer de forma cruda la corrupción y bajezas que el poder conlleva, en cierto modo logra llevar al siguiente nivel todas las premisas que "Juana Brava" expuso en su momento. Por otro lado el ingrediente de suspenso y profundidad logra darle a este serie un toque solemne en cierta medida similar a la enrevesada trama de la segunda temporada de “True detective” pero con mayor pulso, sin tantos rodeos y con un personaje protagónico realmente muy carismático, no fuerte, pero tampoco débil, es alguien fracturado en mente y cuerpo, con demasiado fantasmas internos  que salen a flote en momentos claves y genialidades que lo convierten directamente en el mejor anti-heroe de personajes chilenos entregados hasta ahora, por supuesto el actor Alejandro Goic logra realizar un papel envolvente donde sus miradas y silencios se mantienen en un clima tan realista, pero a la vez artificioso que resulta prácticamente imposible atajarlo desde algún rincón, por otro lado y más allá de que el tono de la serie no lo permite, la condición minusválida de Murillo lejos de ser un elemento de lastima tiene un sentido simbólico que sólo se deja notar en momentos específicos, es decir, prácticamente la condición de Murillo no nos produce ninguna incomodidad ni mucho menos, de hecho se nos olvida de inmediato, lo que es realmente un acierto por la forma en que se trata este tipo de cosas y es que creo que muy pocas veces personajes con estas características logran ya sea por interpretación o historia salir de ese tópico de compadecer  lastima en el espectador.

El elenco en general logra una acertada interpretación, Alfredo Castro nuevamente brilla como un muy convincente villano posmoderno y la bella Fernanda Urrejola logra poner al espectador en las cuerdas del amor y el odio ante un personaje del que no sabemos de qué lado está realmente. Mario Horton, Ingrid Issense,  Trinidad González y Manuela Oyarzún forman el equipo periodístico de ENGUARDIA y aunque sus personajes dan muestra de luces y sombras bastante atractivas la historia no permite escarbar más en ellos y terminan generalmente relegados al rol de súper periodistas en servicio de la trama. 

El tratamiento estético es muy cuidado, el director de la serie señalo que trabajaron con una sola cámara lo que obligó al equipo a “Buscar la mejorluz y actuación posible, hubo un trabajo muy largo de guion y también deedición. Ahora estamos editando muy concienzudamente: queremos levantar la varade calidad" Así mismo para el trabajo de pre-producción los realizadores fueron a CIPER chile para conocer de primera mano lo que era el periodismo investigativo y tratar de atizar que tema de contingencia iba estar en boga a la hora en que la serie se estrenara.

Finalmente estamos ante un producto que no le tiene nada que envidiar a los shows de Netflix y que juega con las propias cartas de la realidad chilena con todo lo que eso conlleva como chistes locales bien dispuestos y algunos toques de cultura popular chilensis que resultan bastante agradables y hasta irónicos dentro del contexto. El estilo realista ha saltada a un nuevo nivel del que se le conocía antes cuando todos alegaban que el cine chileno era básicamente juntar a varios personajes en una mesa para hablar sobre dictadura, la noción de realidad se ha movido a otros códigos sin olvidar el pasado ni perdiéndose en el presente de nuestra historia. Producciones como estás no hacen más que llevar la ficción chilena más lejos, lo que es un buen nivel. También podríamos acusar levemente a la serie de hacerse un poco eco de un populismo al tocar temas polémicos y darles cierto binarismo cuando la realidad es siempre más compleja, pero aun así para el momento actual del país sería un despropósito no hablar con el  puño sobre la mesa y con cierta transversalidad. Sería una lástima como expresa el creador de este programa que no vaya a existir una segunda temporada, pero naturalmente este tipo de historias juegan con fuego y es difícil que no se quemen.-


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