Ya es tiempo de hablar de asuntos
más criollos y me he decidido a comentar “Bala loca” la serie transmitida por
Chilevisión los Domingos en horario PRIME. Nuevamente estamos ante un producto
de factura que sorprende tanto por su calidad como historia, así que sin más
preámbulo veamos de qué se trata esto.
Los guionistas chilenos se están
atreviendo a poner realmente los temas de contingencia sobre la mesa a la hora
de desarrollar tramas, lo que es un excelente síntoma que se celebra porque
deja notar que al menos una parte de la televisión entiende las inquietudes de
la sociedad y lo plasma de un modo reflexivo y a la vez entretenido. A lo que
fue las historias de contenido crítico-social de las series “Los archivos del
cardenal” (2011 – 2014); “El reemplazante” (2013-2014) y “Juana Brava” (2015)
de TVN se le suma esta nueva ficción de la mano de la productora
filmosonido que se adjudicó los fondos
anuales del consejo nacional de televisión del año 2014 y que le ha ido
bastante bien en sus primeros cuatro capítulos y no resulta extraño, la serie echa
mano concienzudamente del tema que ya parece haber colmado la paciencia de
miles: La colusión de las empresas, la evasión de impuestos por parte de los
empresarios poderosos del país, el maridaje entre política y negocios, el sucio
negocio de las ISAPRES y AFP’s que para los amigos que leen este blog y no son
de Chile deben saber que se trata de un sistema de previsión laboral destinado a los fondos de
jubilación que son administrados por empresas privadas (no por el estado ni
asociaciones mixtas como pasa en otros países) y que te asignan una cantidad de
dinero que no va tanto en relación a los años de trabajo, sino más bien a la cantidad de dinero que se haya invertido
operando en una injusta lógica capitalista (aunque claro, ciertos AFP
correspondientes a las FF.EE tienen un mejor trato para con sus clientes, no es
de extrañar si este sistema se impuso durante los años de dictadura en los 80’
y de ahí que no se ha movido porque es un negocio estupendo para los que
realmente ganan)
La serie nos presenta un thriller
político/policial a ratos demasiado sofisticado, que no cae en silogismos
baratos aunque naturalmente a veces por el ritmo televisivo y obvio de todo
relato pueden resultar un poco “convenientes” algunas situaciones que se dan. La
trama nos cuenta la historia de Mauro Murillo un periodista que durante los
años 80’ estuvo dedicado al periodismo duro, pero que pasados los 90’ decide
abocarse a la farándula, eso hasta que sufre un accidente que lo deja lisiado y
empieza a replantearse las ganas de volver al periodismo político y al notar que se le
cierran las ofertas laborales, principalmente por su condición de minusválido
decide crear su propia página web independiente, para esto reúne un equipo de
periodistas de lujo que se manejan a la perfección en el ambiente turbio que él
quiere remecer: El mundo empresarial y sus chanchullos. Sin embargo, la
adquisición de este equipo de ensueño depende en gran medida de que primero
acepte unirse Patricia Fuenzalida, una aguerrida periodista , ex amiga de
Murillo que se encuentra investigando un tema que parece bastante serio y que
tiene en la mira al magnate Eugenio ‘Coco’ Aldunate, dueño de la Isapre
“Susalud” así como de otros holdings comunicacionales. Por desavenencias en el
pasado Patricia no quiere volver a trabajar con Murillo por lo que para él su
equipo de ensueño rápidamente se desvanece, pero para su…ehh, no sé si sonará
feo decir fortuna, ah qué más da. Patricia muere en un asalto a un supermercado
producto de una bala loca, el hecho causa conmoción aunque Murillo rápidamente
comienza a sospechar de que no fue una mala casualidad del destino si no que se
trató de un asunto premeditado, todo comienza a tener más sentido cuando se le revelan
unos documentos que Patricia estaba investigando y que acusaban a Coco Aldunate
como un evasor de impuestos. A partir de ese momento el equipo de periodistas
decide unirse como forma de tributar la memoria de su colega y fundan la web
ENGUARDIA que empieza a destapar poco a poco los casos de corrupción que muy
pronto llegan a esferas del poder político y militar.
De tono increíblemente inmediato,
la serie nos habla de un presente sin mascaras ni artilugios, también
hábilmente logra hacer una radiografía de la historia económica y política de
Chile en la imagen del propio Murillo como bien apunta el sagaz escritor Alvaro Bizama en su columna de opinión. La serie nos toca porque es fuerte, no teme
decir las cosas con dureza y no tambalea a la hora de exponer de forma cruda la
corrupción y bajezas que el poder conlleva, en cierto modo logra llevar al
siguiente nivel todas las premisas que "Juana Brava" expuso en su momento. Por
otro lado el ingrediente de suspenso y profundidad logra darle a este serie un
toque solemne en cierta medida similar a la enrevesada trama de la segunda
temporada de “True detective” pero con mayor pulso, sin tantos rodeos y con un
personaje protagónico realmente muy carismático, no fuerte, pero tampoco débil,
es alguien fracturado en mente y cuerpo, con demasiado fantasmas internos que salen a flote en momentos claves y
genialidades que lo convierten directamente en el mejor anti-heroe de
personajes chilenos entregados hasta ahora, por supuesto el actor Alejandro
Goic logra realizar un papel envolvente donde sus miradas y silencios se
mantienen en un clima tan realista, pero a la vez artificioso que resulta
prácticamente imposible atajarlo desde algún rincón, por otro lado y más allá
de que el tono de la serie no lo permite, la condición minusválida de Murillo
lejos de ser un elemento de lastima tiene un sentido simbólico que sólo se deja
notar en momentos específicos, es decir, prácticamente la condición de Murillo
no nos produce ninguna incomodidad ni mucho menos, de hecho se nos olvida de
inmediato, lo que es realmente un acierto por la forma en que se trata este
tipo de cosas y es que creo que muy pocas veces personajes con estas
características logran ya sea por interpretación o historia salir de ese tópico
de compadecer lastima en el espectador.
El elenco en general logra una
acertada interpretación, Alfredo Castro nuevamente brilla como un muy
convincente villano posmoderno y la bella Fernanda Urrejola logra poner al
espectador en las cuerdas del amor y el odio ante un personaje del que no
sabemos de qué lado está realmente. Mario Horton, Ingrid Issense, Trinidad González y Manuela Oyarzún forman el
equipo periodístico de ENGUARDIA y aunque sus personajes dan muestra de luces y
sombras bastante atractivas la historia no permite escarbar más en ellos y
terminan generalmente relegados al rol de súper periodistas en servicio de la
trama.
El tratamiento estético es muy
cuidado, el director de la serie señalo que trabajaron con una sola cámara lo
que obligó al equipo a “Buscar la mejorluz y actuación posible, hubo un trabajo muy largo de guion y también deedición. Ahora estamos editando muy concienzudamente: queremos levantar la varade calidad" Así mismo para el trabajo de pre-producción los
realizadores fueron a CIPER chile para conocer de primera mano lo que era el
periodismo investigativo y tratar de atizar que tema de contingencia iba estar
en boga a la hora en que la serie se estrenara.
Finalmente estamos ante un
producto que no le tiene nada que envidiar a los shows de Netflix y que juega
con las propias cartas de la realidad chilena con todo lo que eso conlleva como
chistes locales bien dispuestos y algunos toques de cultura popular chilensis
que resultan bastante agradables y hasta irónicos dentro del contexto. El
estilo realista ha saltada a un nuevo nivel del que se le conocía antes cuando
todos alegaban que el cine chileno era básicamente juntar a varios personajes
en una mesa para hablar sobre dictadura, la noción de realidad se ha movido a
otros códigos sin olvidar el pasado ni perdiéndose en el presente de nuestra
historia. Producciones como estás no hacen más que llevar la ficción chilena
más lejos, lo que es un buen nivel. También podríamos acusar levemente a la
serie de hacerse un poco eco de un populismo al tocar temas polémicos y darles
cierto binarismo cuando la realidad es siempre más compleja, pero aun así para
el momento actual del país sería un despropósito no hablar con el puño sobre la mesa y con cierta
transversalidad. Sería una lástima como expresa el creador de este programa que no vaya a existir una segunda temporada, pero naturalmente este tipo de historias
juegan con fuego y es difícil que no se quemen.-
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