Si en la temporada
pasada, la serie animada de Netflix creada por Raphael Bob Waksberg logro
llegar a un punto muy alto de calidad, esta quinta temporada no desentona ni un
milímetro, es más, en muchos aspectos logra mejorar las pocas falencias que la
temporada pasada tenía y nuevamente la calidad exponencial se hace presente.
Cada nueva temporada es mejor.
El
detective buscándose a sí mismo
En este nuevo ciclo,
Bojack está trabajando como protagonista de una serie de detectives llamada
Philbert, la cual es producida por Princesa Carolyn y forma parte de una cadena
de televisión llamada WHAT TIME IS IT RIGHT NOW? (cuya programación sólo se
enfocaba en decir la hora) en la que Todd termina, sin proponérselo, siendo el
director ejecutivo.
La temporada tiene
cierta frescura ya que las dinámicas entre los personajes están muy revueltas y
son muy distintas a las que experimentamos anteriormente. Hay un desarrollo
claro en los modos de relación que ya nada o muy poco tiene que ver con lo
romántico o sentimental. La gran temática de esta temporada son las relaciones
de afecto en la amistad: Bojack con Diane, Todd junto a Princesa Carolyne. Si
bien, Bojack no deja de ser el protagonista, el resto del elenco tiene varios momentos
estelares que se desarrollan bajo una línea muy fiel a sus personalidades, ya
sea en los instantes más dramáticos o los más lúdicos. De esta manera la
temporada le da espacio para que Todd desarrolle su asexualidad, o los intentos
desesperados y angustiantes de Princesa Carolyne por adoptar un hijo, o las
frustradas maneras que tiene Diane por superar su divorcio.
Al principio de la
temporada podemos ver un Bojack más calmado (lo que concuerda con su evolución
en la temporada pasada) luchando lentamente con su alcoholismo y bastante aterrado
por la soledad de su casa, pero al mismo tiempo continua siendo un narcisista, ególatra,
paranoico y auto complaciente, sigue siendo toxico, por lo mismo el auto-boicot
de esta temporada será sin duda el más doloroso y brutal que hayamos visto. Cuando
pensábamos que ya Bojack no podía caer más bajo, ¡zas!, nos salen con algo que
si bien se veía venir a lo largo de los capítulos, no pensamos que podía ser
tan duro. Bojack es Sísifo, alguien que no podrá terminar nunca con su
sufrimiento, eternamente le tocará levantar la misma roca y volverá caer, la
palabra fracaso está muy marcada en su cabeza y por lo mismo las ganas de ser
alguien mejor, siempre se ven brutalmente aplacadas por sus miedos,
inseguridades y trastornos. El elemento del Detective Philbert, se vuelve un
alter ego cada vez más sórdido y oscuro en su mente, lo cual lo termina
comiendo, hasta el punto que Bojack se comienza a buscar a si mismo en los
pliegues de Philbert. Como siempre la trama psicológica está a la altura de lo
esperado, Bojack es un personaje complejo porque pelea con una eterna depresión
y eso lo hace tan llamativo, un antihéroe trágico.
Al resto de la gente
tampoco le va mejor: Si bien Mr. Peanutbutter sigue siendo el adorable imbécil de
siempre, en esta temporada comprendemos como involuntariamente su personaje
también hace infeliz a la gente que más lo quiere, y él es incapaz de darse
cuenta de ello ya que nunca se para a reflexionar sobre lo que hace o dice.
Esta vez lo vemos en un dimensión un poco distinta, se acaba de separar de
Diana, y aunque intenta llevar un rompimiento civilizado, las dudas y
sentimientos lo viven confundiendo y para ello no hay mejor receta que clavarse
otro clavo: comienza a salir con una chica mucho más joven que lamentablemente
no sabe lo que le espera.
Tood por su parte tiene
varios cambios a lo largo de la temporada, siempre motivados por el absurdo y
lo irreverente. Desde una comedia de enredos a lo “Entre gallos y medianoche”
hasta una ridícula (pero memorable) creación de un robot sexual, Tood sigue
siendo el personaje de relajo para quien el drama no es lo orbital, aunque aun
así tiene sus momentos intensos.
De Princesa Carolyn
conocemos su pasado (y sí, todos tenemos madres que nos cagan un poco la vida)
en relación a sus intentos por conseguir un hijo adoptado. Esta lucha llena de
momentos frustrantes, a diferencia de otros similares en temporadas pasadas, esta
vez la llenan de vigor y empoderamiento sobre sus decisiones y sobre la forma
de relacionarse con el resto. Y con respecto a Diane, el personaje, quizás, más
odiado de la serie, en esta temporada tiene varios momentos junto a Bojack que
nos deja bien en claro la relación de dependencia amistosa que se tienen
mutuamente. Diane, a pesar de ser un personaje autodestructivo y apático consigo
misma, es finalmente quien tiene un mejor equilibrio emocional.
Tantas
formas de contar y tantas formas de reír
Si bien, Bojack ha sido
una serie irreverente desde siempre (apuntando sus dardos a la cultura del
espectáculo), en esta temporada no es menor como se trata desde el humor más
negro temáticas como la vocería del feminismo o los acosos sexuales en el mundo
del espectáculo (créanme, no se imaginan cómo se llevan a cabo estás problemáticas
dentro de la historia) Sin embargo, fuera de esos elementos creo que en este
arco es donde más se jugó técnicamente por desarrollar situaciones o capítulos que
se narrasen por fuera de la línea lógica o habitual a la hora de contar una
historia. Es así como tenemos un episodio donde sólo vemos a Bojack realizando
un largo monologo sobre la vida y la muerte con respecto a un funeral al que
asiste. Ese episodio, que se sostiene únicamente en las palabras de Bojack es
demasiado extravagante para el propio show, que no se cansa en desarrollar
experiencias disruptivas a la hora de contar una historia. Así también tenemos
un capitulo en donde dos personajes muy secundarios cuentan historias sobre los
personajes principales alterando sus características físicas o un capitulo que
se desarrolla en cuatro tiempos distintos.
Si bien a veces pueden parecer
antojadizas algunas maneras de experimentar con la historia, más que agotar, la
serie consigue encantar. Los últimos capítulos, llenos de elipsis,
alucinaciones y un no saber que es real y que no, es una directa alusión al
tema grueso de la historia: Bojack se ha perdido en el personaje de Philbert y
hasta cierto punto nosotrxs mismxs como espectadores no sabemos qué es lo que
está pasando.
Esta temporada juega
desde el humor con el absurdo, realizando muchos guiños y tributos a Monthy
Phyton, pero también a cosas como Los Picapiedras o Friends, desde el sonido,
las caracterizaciones o la dirección de arte, se puede notar en todo momento un
esfuerzo por crear climas que se ajusten a un coctel que podría indigestarnos.
Drama, comedia, irreverencia, absurdo. Todo explota, pero todo explota de una
manera coherente, dejándonos alucinar. Aun así, aunque esta temporada tiene uno
de los momentos más brutales que hemos visto hasta ahora, es una temporada
mucho más luminosa, hay más humor, y los chistes y parlamentos se sostienen de
una manera tan consistente que debo decirlo ya: ¡Son pura literatura!
Bojack es un personaje
tóxico que busca redención, pero que siempre se termina desviando del camino apenas
da dos pasos en la dirección correcta. No es un ejemplo a seguir, ni una forma
cool de ser, pero es profundamente humano en sus acciones e inconsistencias,
eso es lo que lo hace todo más miserable y atractivo al mismo tiempo. Al final
de esta temporada nuevamente vemos que Bojack intentará salir adelante, pero ya
todo está tan puesto en duda que parece imposible que eso llegue a pasar,
porque de que ocurriese también significaría que la serie se acabaría….o quizás
madure a otro lugar insospechado.
De todas maneras, técnica,
narrativa y visualmente, esta es mi temporada favorita. Los momentos en que se
parodia a series de televisión son sublimes, hay un aire noventero en casi toda
esta temporada, sin caer en lo vintage, lo que parece imposible, pero se logra.
Por supuesto la crítica de fondo es como el espectáculo se construye en base a
mentiras despiadadas e ilusiones torpes, especialmente porque está dirigido por
incompetentes que le dan trabajo a más incompetentes. Hacer un cambio dentro de
la industria, sería sólo amoldarse a los discursos de lo políticamente correcto.
Bojack es una serie
realmente cruda y sincera. Funciona en
muchos niveles, nos hace reír a destajo y en el momento menos indicado nos pega
una puñalada que no veíamos venir, pero que presentíamos se aproximaba. La
serie no ha hecho más que mejorar en calidad, si la próxima temporada logra ser
mejor que esta creo que ya habría que asustarse porque tanta perfección no es
posible.-
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