A estas alturas un
nuevo disco de los Smashing no calienta a nadie. Su última producción “Monument
to an Elegy” lanzada en 2014 distaba de inspiración, al punto que se hacía una
banda irreconocible de la que todxs le tenían tanto cariño en los noventa. Más que
los Smashing, la banda a ese punto parecía un capricho personal de Corgan por
querer seguir sacando música bajo una etiqueta comercial rentable. De todos
modos, el propio Billy reconoció sentirse agotado de la formula y pensó
seriamente en dejar el proyecto, el cual a esas alturas estaba integrado por un
conjunto de músicos de sesión. ¿Qué fue lo qué cambió en estos cuatro años y
cómo es qué los Smashing volvieron a captar tanto interés por un nuevo
lanzamiento musical? Pero lo más importante, ¿es este nuevo esfuerzo discográfico
un punto fuerte en la historia de esta emblemática banda?
Reencuentros
y anhelos
A principios del 2016 se
filtraron un par de temas inéditos del grupo, precisamente pertenecientes a su
mejor época, la de 1995 en pleno “Mellon Collie And The Infinite Sadness” la
primera canción era una versión primigenia de "One And Two", tema incluido en el disco debut del guitarrista James Iha en 1998, la particularidad es que en esta
ocasión las voces corren por parte de Corgan. También estaba "The
Tracer", un descarte de las sesiones del mencionado doble disco, pero que
formó parte del track de 23 minutos "Pastichio Medley" (que tiene
fragmentos de 70 canciones diferentes) en el EP "Zero" de 1996. El
asunto es que esto movilizó de inmediato al grupo, quienes con abogados y todo
dieron de baja los temas de la red. Por primera vez en muchos años, James Iha, Jimmy
Chamberlain, D’arcy Wretzky y Billy Corgan volvían a firmar un comunicado como
grupo explicando los motivos que daban de baja a esas canciones de internet y
buscando penalizar a quienes las filtraron.
Después de ese pequeño
e inesperado reencuentro por causas legales, todo volvería a la normalidad.
Billy intentando montar una carrera solista y empuñando cada vez más fuerte su
amor por la lucha libre, hasta que comenzó a realizar unos shows acústicos con
la agrupación actual de los Smashing Pumpkins y en uno de esos shows cae un
invitado sorpresa, nada más ni nada menos que James Iha, quien volvía a tocar
al lado de Billy después de casi dieciséis años. Esa noche fue mágica para
quienes pudieron ver uno de los reencuentros más esperados de su generación, en
clave acústica James Iha interpretó varias canciones del inmortal disco “Siamese
Dream” y luego se les unió el baterista Jimmy Chamberlain quien ya había estado
tocando en algunas presentaciones anteriores, según él “celebrando el legado de
la banda”. De esta forma por primera vez en mucho tiempo las ¾ partes
originales del conjunto volvían a compartir escena.
Luego de eso la
pregunta apresurada se esparció por todos lados ¿se reunirían los Smashing de
los noventa? Billy, bastante hábil para promover la especulación no confirmaba
ni negaba nada, pero sí se mantenía optimista a las esperanzas, lo único que
para ese entonces (2016) un plan de sacar algo nuevo con los Smashing no era un
proyecto próximo, más bien, Billy quería concentrarse en su disco solista para explorar
otras sonoridades.
Corgan, Iha y Chamberlain de vuelta en el estudio |
Las buenas relaciones
con James Iha continuaron, y como muchos medios previeron, el 2017 se anunció
una gira con los miembros originales celebrando los 30 años del grupo.
Originalmente la bajista D’arcy Wretzky
estaba incluida, pero luego de problemas de coordinación y sobre todo de muchas
rencillas sin resolver, prefirieron no sumarla y lamentablemente la banda
volvía sin ella a los escenarios. A principios de este año, a pesar del circo
que causó la no inclusión de D´arcy en la gira de reunión, la banda retornó con
un espectáculo increíble que apelaba directamente a la nostalgia. La formación
la integraba además de Corgan, Iha y Chamberlain, Jeff Schroeder otro personaje
relativamente importante para el grupo, pues fue quien tomo las guitarras
principales en 2007 cuando los Smashing volvieron con “Zeitgeist”.
Donde
hubo fuego, ya no quedan ni cenizas
Yo no sé si simplemente
será que Billy Corgan está en otra y quiere reinventar su pasado, él ha
declarado que lo que lo mueve es producir canciones excitantes suenen a lo que
suenen, y eso es una forma de defenderse de quienes le piden que iguale de
alguna manera el legado que dejó en los noventa. Aparentemente las sesiones
para este disco de nombre innecesariamente largo, fueron fecundas y alegres,
Corgan ya ha dicho que tiene material como para ir lanzando un disco nuevo de
aquí a diez años (incluso insinuó un disco navideño). El gran gancho de este producto
era que James Iha y Jimmy Chamberlain volvían a entrar al estudio junto a
Billy, y parecía que eso bastaba para elevar las expectativas, sin embargo, ese
brillo fulguroso que tuvieron en su momento, simplemente ya no se da o al menos
no de la misma forma orgánica que antes. La chispa a veces aparece, pero no con
la intensidad adecuada. El cansino “Knights of Malta” es la peor opción para
arrancar. La canción con aires de elegía tiene directa resonancia a los últimos
trabajos de los Smashing, suena majadera y muy alejada del sonido noventero de la banda.
Finalmente es un tema que se hace largo, tedioso y que tiene demasiado de Billy
y poco de los Smashing (al menos de estos Smashing)
Mejor suerte corre "Silvery Sometimes (Ghosts)" un tema
con aires pop y energía bastante positiva que recuerda en algunos momentos esos
arranques efectivos y melancólicos de “1979” o “Perfect”. Una balada power pop
que logra enganchar bien a quien la escuche aunque para nada muy memorable.
Lamentablemente el disco continúa repitiendo la formula con "Travels" un tema en el que el
brillo de las baterías logra relucir, pero que en general su melodía queda muy al
debe, el tema pareciera esforzarse demasiado en querer sonar como una canción
de los viejos Smashing. Algo así me pasó la primera vez que escuche “Solara”
donde obviamente los ecos a “Zero” y “Bullet With Butterfly Wings” tienen cabida,
incluso desde lo visual del videoclip. Lo sentí como un tema muy genérico, algo
que apostaba a la formula clásica y que dejaría contentos a todxs, ahora dentro
del contexto del disco, “Solara” pasa a ser el mejor de los tres temas
rescatables, la batería hardcore de Chamberlain, esas guitarras provocativas, y
ese riff in crescendo, logran darle un aire nostálgico y al mismo tiempo
poderoso y fresco a la agrupación. Aunque Billy ya no se escucha rabioso, si
podemos notar en su voz una fuerza especial. Si hay un momento en que sentimos
que estamos escuchando a los Smashing de los noventa sin plagiarse, es este,
aunque eso, sólo lo pude notar al escuchar el disco en su totalidad.
“Alienation” es otro
tema desastroso, podemos encontrarle algún parentesco al “To Sheila” o “Once
upon a time” del Adore, pero realmente tiene más tintes a canciones como “The
rose march” o “A song for a son” pertenecientes a distintos EP que la banda
sacó ya sólo con Corgan a la cabeza, y quizás ese el problema, a estas alturas
del disco, lo que más suena sigue siendo Billy y no la banda, y es que salvo
algunos momentazos de Chamberlain, no hay mucho que decir del resto, James Iha
no tiene protagonismo y su figura no resalta casi nada. “Marchin on” es un tema
interesante que viene a rescatar esa herencia hard rock de los primeros años de
formación del grupo, es atrevida y arremetida, un muy buen punto dentro del
disco en donde se puede sentir un mayor fiato en el juego de guitaras y en esa batería
demoledora, a la larga el tema tiene un sonido demasiado post grunge, pero que
recuerda al del “Machina”
“Whit simpathy” es el
tercer tema (junto con Solara y Marchin on) que logra proponer algo excitante.
Es además, la única canción en que Corgan comparte los créditos con un lúcido
Chamberlain. El sonido recuerda en algún punto las canciones de raigambre más
pop de la banda, con un gesto melancólico y hasta gótico. Sin duda un gran tema
que levanta la escucha de un disco débil, y que le da preponderancia a un bajo
discreto, pero efectivo y a una batería lúdica. El juego de guitarras acústicas
suena cómodo y en general es una canción amable. Finalmente "Seek and You
Shall Destroy" busca volver al sonido más heavy del grupo, con esos aires dramáticos
en los coros y unos riff pegajosos, pero después de la primera estrofa se
vuelve predecible y sin muchas luces.
Un
paso adelante y dos atrás
Smashing formación 2018 |
Si bien parece que en
esta reseña le estoy dando con un palo al disco (bueno, sí, lo hago) creo que
es importante contextualizar a la banda en su día a día. Ellos se han juntado
para revivir y celebrar viejos recuerdos, su gira de reunión ha sido muy
exitosa y rentable, eso no siempre se traduce en la química para producir
nuevas cosas. Considero que Billy Corgan es un gran compositor, que muchas
veces toma riesgos y sale con mucho estilo de ello, es bastante virtuoso en la composición,
pero realmente, una banda es otra cosa. Lo que más le falta a este disco es
sentir que estamos escuchando una banda y no otro disco solista de Corgan con
el nombre de la banda.
Es cierto que vivir de
la nostalgia no es positivo, mantenerse activo, constante y aportando ideas
frescas es lo que hace que el negocio del rock pueda salir del agujero endogámico
en el que se ha metido desde hace por lo menos veinte años. Este disco a ratos
parece tomar riesgos, pero todo queda muy en la niebla, muy frenado, más bien
parece un ensayo, un veamos qué pasa, ¿tendremos la misma química? James Iha no
tiene presencia alguna en este disco, o al menos cuesta mucho encontrarla,
Chamberlain suena estupendo y refuerza todas las canciones con su técnica, pero
algo pasa al escuchar el disco general, no convence, no me siento conforme con
la propuesta, esperaba algo más cohesionado en función del grupo, no, no es que
quisiese un nuevo “Siamese Dream”, pero sí esperaba un disco de los Smashing no
otro “Monument to an elegy” u “Oceania” (por más que ame ese trabajo)
Estamos viejos, pero aún estamos en la onda, onda, onda |
De todas maneras la
banda parece no importarle mucho la recepción de este trabajo, en especial la
recepción comercial. Están más preocupados por seguir tocando, por seguir divirtiéndose.
Tienen ya cincuenta años y la energía del rock parece entusiasmarlos cada vez
más, lo cual se puede notar en sus últimos shows en donde han interpretado como
parte de su repertorio canciones de sus grupos favoritos como The Cure o
Depeche Mode. La gira de reencuentro ha estado bien, el disco estuvo un poco de
más, hubiese preferido que siguieran trabajando más a fondo y tener más
canciones al nivel de “Solara” En fin, este nuevo aire de los Smashing se ve
que va para largo, al menos eso parece, y si es cierto lo que dice Corgan
quizás el próximo año ya tendremos un nuevo trabajo mucho más pulido y
concentrado.-
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