Continuamos con el conteo eterno de discos que considero vitales para mi vida, por lo menos para mis primeros 30 años de vida. Como comenté en el post pasado, no se trata de que exista un orden jerárquico, al menos no en estos puestos, ya en el TOP 20 la cosa cambiará. Pero bueno, si en la anterior entrega revisamos uno de mis discos favoritos y emblemáticos del hip-hop ahora nos vamos a un extremo opuesto, ya que estamos ante algo emotivo, mucho más “blanco” y de sonidos optimistas y enérgicos. Un disco que amo con todo mi corazón, con ustedes los ¡Jaimes se comen el mundo!
Abriendo
los fuegos de una nueva era
Cuando hablamos de
discos que sientan precedentes para determinados estilos musicales del
mainstream, este es uno de los tantos buenos ejemplos que se pueden mencionar.
“Bleed American” es un disco que abre el sonido de comienzos del nuevo milenio
de manera magistral. Formaba parte de la ola punk/pop comandada por los aún muy
infantiles Blink 182 y unos confundidos Green Day que buscaban acertar con un
nuevo sonido a su catálogo. Sin embargo, se puede vislumbrar en este disco una
bisagra, es el punta pie inicial hacía la transición de un sonido y estética emo
pop de muchas bandas que ya no se sentirían tan representados por lo pueril del
punk/pop.
Era 2001, el mundo se
sumergía en la locura informática, el rock aun podía respirar con cierta
tranquilidad en los charts de música comercial, el atentado a las torres gemelas
terminaría movilizando a Estados Unidos de forma traumática y MTV empezaba
lentamente a convertirse en un canal especializado en reality shows de
adolecentes odiosos. Jimmy Eat World, sin querer queriendo, logró catapultar un
sonido que cobraría mayor relevancia en los siguientes años. Sin duda este
disco los salvó de un seguro anonimato, básicamente sin el sonido indicado que
consiguieron trasmitir en “Bleed American” (que fue envejeciendo mejor a medida
que pasaban los años) los de Arizona serían hoy en día otra banda más en el
panorama de grupos norteamericanos que atestan el mercado del rock. Aunque es
cierto que nunca lograron alcanzar ribetes mundiales.
La
infructuosa búsqueda del éxito
Jimmy Eat World comenzó
su carrera a mediados de los noventa tomando como referentes algunas bandas de
hardcore, pero especialmente siguiendo la estela de Sunny Day Real Estate, un grupo que a pesar
de haber renegado del rotulo, es considerada como uno de los artificies del
sonido emo. El grupo conformado por Jim Adkins en guitarras y voz, Zach Lind en
baterias, Tom Linton en guitarra y Mitch Porter en el bajo (luego reemplazado
por Rick Burch), no tiene mucho de especial ni diferente a tantos grupos
gringos que aparecen y desaparecen con mayor o menos fugacidad en el panorama.
Una banda algo adolecente, que consiguió cierta notoriedad tocando en su provincia,
abriendo shows para bandas un poco más conocidas, lanzaron su primer disco
homónimo de manera independiente. En 1996 a punta de mucho trabajo e incansables
tocatas lanzaron bajo el alero del sello Capitol Records su segundo disco “Static Prevails”, el dato
importante de resaltar acá es que profesionalizaron su laburo junto al
productor Mark Trombino, quien ya les había producido algunos EP´S al comienzo
de su carrera. ¿Qué tiene de importante Trombino? Bastante, ya que fue el gran
ingeniero para la ajustada producción de Bleed
American. Y en gran medida quien aportó la cuota indicada para que el
sonido de la banda tuviese ese sabor melancólico, pero al mismo tiempo
optimista.
Trombino es un
productor que basó gran parte de su carrera en bandas de punk rock, esto debido
a que tocó batería en varios grupos de San Diego. Mark fue el que produjo el
disco más hardcore de Blink 182 “Dude Ranch” en 1997 y también el excelente “What
It Is to Burn” de Finch en 2002. En fin, así como el nu-metal se vio
fuertemente influenciado por el trabajo de estudio de Rick Rubin, Mark Trombino
hizo lo propio desde el punk rock. Salvando las distancias entre ambas figuras,
obvio.
Pero volvamos con Jimmy
Eat World. Los pobres aún no la pegaban con algún éxito, aunque eran de esas
bandas que consiguen una leal fanaticada local. Siguieron trabajando para el
sello Capitol Records y grabaron su tercer disco en 1999, “Clarity” también producido
por Trombino. El disco que hoy en día es considerado de culto, no consiguió en su tiempo despertar una buena
reacción en la prensa y termino siendo un fracaso comercial. “Clarity” es el disco
más profundo de la banda, se nota el trabajo
por darle un significado más críptico a las canciones, las melodías
acompañan perfectamente esa sensación. “Clarity” fue un referente importante para
que muchas bandas de la década del dos mil, practicaran el EMO.
Lamentablemente la
banda no había logrado entrar a los charts comerciales y el sello decidió no
renovar su contrato. Sin sello, Jimmy Eat World volvió a los caminos de banda
independiente y autofinanciándose comenzaron las grabaciones de Bleed American, trabajando codo a codo
con Trombino. Finalmente las maquetas de este disco convencieron a los gerentes
de DreamWorks Records y en 2001 dieron
el batatazo definitivo con el disco más comercial y efectivo de su carrera hasta
el momento.
Melancolía,
energía y vulnerabilidad juvenil
Seamos honestos. Para
el momento en que se lanzó el disco, el mundo de la música tenía su atención en
otras cosas como Britney Spears, N´sync, Eminem, Limp Bizkit y por supuesto los
irreverentes Blink 182. Yo bien recuerdo que el video de The Middle (quizás el single más representativo de la banda) lo
pasaban en MTV muy de noche. El punk rock de aquella época estaba opacado por
un sonido amigable y medio tontorron como el que exponía Sum 41, American
Hi-Fi, Mest o New Found Glory (todas bandas que perdieron cualquier atractivo
mundial) lo de Jimmy Eat World era distinto. Eran la banda punk-rock más
emocional. ¿Se puede ser emocional sin perder el groovy?
El atentado de las
torres gemelas obligó por razones de decoro a que la banda cambiase el nombre
del disco (al menos en aquellas primeras ediciones) renombrándolo únicamente
como Jimmy Eat World, aquello ayudó indirectamente a que el grupo lograse mayor
difusión. A través de los años habían ganado una buena reputación entre el público
más under, pero a diferencia de lo que suele suceder, el salto a lo mainstream
no fue mal recibido por sus seguidores, tal vez porque a pesar de todo el
sonido que Jimy Eat World brindaban no era una copia de Blink-182 (de paso
decir que ambas bandas son muy amigas), la actitud que tenían no era en
absoluto de payasos, al contrario, se puede notar una idea más madura en sus
letras, a diferencia de su trabajo anterior son mucho más directas y punzantes,
tocan temáticas como el miedo, la asfixia y la ansiedad que produce el trabajo
y el futuro. A pesar de ello, el disco mantenía un mensaje esperanzador. Contra
todo lo pensado no se habla tanto del amor (ese sentimiento nefasto) sino de la
vulnerabilidad, de la soledad, de perder oportunidades, pero ante todo de
sentirse fuerte para continuar, a pesar de toda la sangre que se derrame en el
camino.
Bleed
american es ante todo un disco energético, optimista en su
sonido, inteligente en su mensaje y sobre todo, efectivo en lo comercial. No
hay experimentaciones, es un trabajo muy directo en el que se nota la venia orquestal
de Trombino por conjugar en los arreglos de producción, las sensibilidades más
pop y adherirlas a un trabajo que buscaba al mismo tiempo ser furioso, pero no
avasallador. Antes de que el EMO ganase terreno en lo comercial y fuese una
marca distintiva, la prensa buscando rotular este trabajo y dejándose guiar por
la mezcla de sensaciones que dejaba su escucha, marcó su sonido como rock
alternativo o simplemente happy-punk.
La primera canción “Bleed
American” tiene esas guitarras furiosos, distorsionadas que se espera de
cualquier rock directo y transpirado, no sólo eso, la batería en 4/4 y un bajo
perfectamente alineado, hacen que este y todos los temas gocen de una
prolijidad única. “A Praise chorus” tiene un toque mucho más emocional e
introspectivo en su letra, pero los riff siguen siendo potentes y ese estribillo
en el que el vocalista canta
“Crimson/clover/over and over” queda como anillo al dedo y le da un gran clímax,
por cierto, aquello no es otra cosa que una cita directa a "Crimson and
Clover" de Tommy James and the Shondells.
Y así siguen logrando
encantar a quien escuche. “The middle” es un tema con una letra encantadora y
un pegajoso coro, sin duda su canción más famosa hasta la fecha. Mientras que
“Sweetness” tiene esa vibra hardcore que bandas un poco más violentas como
Billy Talent o Anti Flag pueden reconocer como influencias para sus trabajos
post dos mil. La producción de este tema es uno de mis favoritos, ese
estribillo, ese riff, esas voces en over dub, ese doble juego de baterías, lo interesante
de este disco que si bien es completamente directo, se puede notar el inmenso
trabajo que hay detrás, como dicen por ahí, lo más difícil es hacer que parezca
simple. Pero Jimmy Eat World sabe manejar los tiempos y después de cinco buenos
temas machacones, pero de gran sensibilidad y producción pop, nos otorgan un
tipo de balada que sonoramente fue luego capturada y explotada en su sonido por
las películas juveniles de Disney tipo Camp Rock. “Hear you me” es una canción melancólica
que habla sobre la muerte de un ser querido, de un amigo: "And if you were with me tonight/ I'd sing to you just one more
time/ A song for a heart so big/ God wouldn't let it live”
“If you don´t, don´t”
es mi canción favorita por lo lisérgica de las guitarras, los efectos de
pedales, las voces de fondo, la batería en perfecta ejecución y el bajo
escuchándose un tono más adelante, es simplemente una delicia. Nunca me canso
de escuchar este tema que tiene una vibra muy optimista en su coro y estribillo,
simplemente es fantástico. “Get it faster” sigue encantando con ese juego de
guitarras, es el tema más heavy del disco, mucho más espeso que todos los demás,
aunque a la larga es la canción que menos trascendió dentro del repertorio.
“Cautioners” parece adelantarse cinco años al sonido que probarían Mark Hoppus
y Travis Barker cuando intentaron seguir sin Tom Delong y crearon esa magnífica
banda llamada +44. “The authority song” es mi canción menos favorita del disco,
la que tiene menos inventiva y que en sonido no es más que un eco del punk rock
de la época, palidece totalmente ante el resto de los temas. Finalmente “My sundown”
cierra con una buena cuota de dramatismo y elegancia, bajo los tiernos arrullos
que su vocalista canta en conjunto a la corista y gran colaboradora de bandas
indie Rachel Haden (quien también formó parte de los coros en "Hear You
Me", "If You Don't, Don't", "Cautioners", "The
Authority Song", formando parte importante de aquel sonido)
Sin duda que dentro del
camino del punk/rock y emo han de haber miles de intentos y grupos que buscan
generar su especie de obra magna. Siento que Jimmy Eat World sin intentar hacer
un disco muy memorable, consiguieron junto a Trombino realizar un disco verdaderamente
relevante para su estilo. Muy bien producido, con añadidos de voces femeninas
sutiles, pero bellas. Cada composición (menos “The authority song”) muestra una
faceta de cómo realizar de forma inteligente un buen disco de rock/pop. Sin
duda un acierto que no han podido replicar a lo largo de su historia. Este es
sin duda un punto de quiebre para el sonido punk/rock. Gracias a este disco (y
también a “Clarity”) Jimmy Eat World es hoy en día definitivamente una banda de
culto y referencial para el emo (por más de que no les gusten dicha etiqueta) Claro,
nunca consiguieron llegar a los niveles mundiales de Green Day o Blink-182, de
hecho, el 2017 recién realizaron su primer show en Latinoamérica, y muchos de
los discos que siguieron a Bleed american no consiguieron la misma atención. Pero aún
así marcaron un hito importante en el 2001 y que sigue dando de qué hablar.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario