Vamos muy lento con
este listado, honestamente no sé si llegaré para Diciembre a completarlo, aunque
eso me da tiempo para ir conociendo más buena música y cambiar algunas cosas en
esta lista, que si bien, no está del todo hecha, sí está armada en un 80%, sin
embargo, aparecen nuevos lanzamientos este 2019 (el esperado nuevo disco de Tool, por ejemplo) que vale la pena tener en cuenta, además voy descubriendo canales
de youtube que me suministran de nuevos ritmos y artistas interesantes que
explorar, recomiendo de todo corazón a este buen tipo. Pero en fin,
esta vez nos paramos nuevamente en Australia, de la mano de los lisérgicos y
tripis Tame Impala, con un disco que considero de una elegancia súbita para lo
que venían haciendo en su carrera, sin duda, uno de los trabajos más interesantes
de su joven carrera.
El
indie-rock replanteándose su estela
Realmente no se si son personas individuales o clones, aunque no sabría distinguir al original |
No soy un gran
fanático de este grupo hipster, el cual apareció a inicios del 2010 junto a una
oleada de bandas indie- rock que prácticamente en su sonido y propuesta eran
todas lo mismo (The drums, Vampire Wekend, Grizzly Bear) Particularmente Tame
Impala se podía interpretar como un símil menos electrónico y más explosivo de los
MGMT, al menos en un comienzo. La fórmula de sus canciones ya ha sido develada
(este chico te enseña el secreto del sonido de la guitarra de la banda)
y aunque Kevin Parker, su líder y vocalista, tiene un dejo a John Lennon en su agudo
timbre de voz, la verdad es que su música no era algo que me pareciese muy
llamativo, incluso lo encontraba un rock medio cuico (cheto, fresa, pije, no sé
cómo le dirán en su país) que abusaba del artificio psicodélico sin mucha
sustancia. Básicamente eran un exceso de colores, distorsiones y cantos agudos que
hubiesen sido una bomba en los 60’, pero que a mí únicamente me parecía algo
kitsch y profundamente comercial.
Me equivoque, aunque
sostengo que los primeros trabajos de la banda no son muy rescatables, Kevin
Parker resulto ser un gran productor musical, luego de trabajar con Lady Gaga y
Kali Uchis, quedaba claro que el tipo sabía llevar el pop bajo una identidad propia,
brindando una suerte de propuesta lúdica y lisérgica que terminaba cerrando
mejor dentro de los recovecos de artistas comerciales que supiesen explotar la
teatralidad que Parker no conseguía llevar del todo con su banda. Dicho y
hecho, el hombre grabó, mezcló y produjo “Currents” en absoluta soledad, motivado
por la idea de llevar su música a clubes de baile y ambientes más comunitarios,
tal cual lo consiguen grandes artistas del pop, generando de esta manera una
disrupción con el camino de guitarras tripi y baterías con eco que el grupo
venía trazando. “Currents” está más ligado a la música dance y funk, el énfasis
fue puesto en los sintetizadores de espíritu ochentero, los efectos ambientales
y los bajos profundos. Es como escuchar a Jamiroquai con una cuota de Flaming
Lips, pero en clave más minimalista.
Quizás esa sea la
fórmula exitosa de este trabajo, esa idea de música casual, etérea, pero
juguetona en la mayoría de sus canciones, en donde la idea que giraba en sus
discos anteriores de lo barroco, sobrecargado y distorsionado, terminan en un
absoluto segundo plano. En este caso tenemos melodías simples, pegajosas, pero
por sobre todo, de frecuencia pop. No es que Tame Impala no sean una banda
amigable al oído desde un comienzo de su historia, pero en “Currents” consiguen
acoplarse tan bien al sonido del pop desde una identidad propia, que dieron en
el clavo con un sonido que resulta tanto masivo como interesante, un sonido que
cierta crítica musical bautizo como R&B neopsicodelico.
Kevin Parker es un gran
entusiasta de la música dance-pop, figuras como Michael Jackson, Maddona o Mark
Ronson están en su biblioteca musical. El dance como posibilidad dentro del
rock ha tenido más de algún exponente, pasando por Prince o por aquella
maravillosa banda inglesa de rock psicodélico (muy parecida al sonido de este
disco de Tame Impala) Unknown mortal orchestra. Sin embargo, el esfuerzo de
Parker esta puesto en generar una producción limpia, que no remita al lo-fi de
trabajos anteriores, y que sobre todo sea identificable desde un primer momento
a la esencia del grupo. En este trabajo, además, las letras tienen mayor peso,
tanto desde la idea melódica que persigue cada canción, hasta el mensaje.
Letras que hablan de afrontar el día a día, de rupturas sentimentales, e
incluso de deconstrucción masculina, en fin, letras que siguen sonando bastante
hipster, pero que en vez de hablar de constelaciones estelares, apocalipsis
imaginarios y drogas, ahora se remiten mucho más al cotidiano y los
sentimientos personales.
Ya
no es Let it be, ahora es Let it happen
En la filosofía media
hippie de estos chicos, sigue habiendo espacio para un optimismo que no tiene
nada que ver con las intenciones o proyectos, sino más bien con el fluir de las
situaciones. Desde la portada del disco que muestra la imagen de una partícula
de aire deslizándose a través de los objetos, podemos entender la
quintaescencia de este trabajo. Una pose bastante millenial, en donde ya nadie
le interesa tener el control de nada. La actitud de Parker no es tanto a lo
Hakunna Matata, sino más bien la de mantenerse firme frente a lo que sea que esté
ocurriendo o que vaya ocurrir, pero no pensar en evitarlo. Algo así nos trae
como mensaje la primera canción del disco, la más larga además “Let it happen”
en donde Kevin canta con un agradable hilo de fina voz “I will not vanish and you will not scare me, try to get through it,
try to bounce to it” La canción es quizás la más progresiva dentro del
disco, pasa por distinto momentos, como si se tratase de la interpretación de
una tormenta, en donde, si bien los sintetizadores adquieren inmediatamente
preponderancia, hay unos minutos para que una guitarra en fuzz aplique también
un par de riff acojonantes, nada realmente que nos haga machacar la cabeza,
pero en su conjunto funciona como un tema potente e hipnótico. “Nangs” es una
pieza de transición, orquestada por sintetizadores y un bajo seductor, es una
canción corta que nos deja pidiendo más, sin duda, un resabio a sus primeros
discos, pero que no aporta nada al presente trabajo en su totalidad.
“The moment” arranca
con unas baterías electrónicas potentes e inmediatamente se desliza hasta
nuestros oídos un bajo fulminante que lleva la base rítmica con total astucia,
la canción es repetitiva y la voz de Kevin sufre alteraciones, todo pinta bien
hasta un final en el que parece no se supo qué más hacer. Ciertas críticas
aducen que algunas canciones les hizo falta más explosión, más locura, todo se
vuelve predecible y repetitivo. En todo caso “Yes I´m changing” juega con
elementos más atmosféricos, variables y estimulantes, rayos, es una de esas
canciones que te relajan hasta el perineo. En su melodía edulcorada, tipo
balada de los ochenta -con efectos de teclados suaves- nos hacen recordar, muy
lejanamente, a Spandau Ballet, aunque nos toma por sorpresa, de pronto, ruidos
de autos que indican el sabor urbano que la canción pretende evocar.
“Eventually” sigue en
esa misma línea, con ciertos momentos instrumentales más intensos que en los
anteriores temas, pero cargando gran parte de la canción a una melodía simple
que parece un arrullo en los matizados cantos agudos de Parker y que recuerda
el tono de voz de Curt Smith, de la legendaria Tears for fears. El gran momento
del disco aparece con “The less I know the better” la cual venía antecedida de
otro corte de transición titulado “Gossip” donde las guitarras y sintetizadores
proponían sonidos en onda continua. Sin embargo, The less I know the better” es un tema
canchero, el único en donde los sintetizadores pasan a segundo plano y son los
instrumentos de cuerda quienes se llevan el peso en una melodía sugestiva,
entretenida y sobre todo colorida. “Past life” es un experimento en el que una
voz robótica parece hablarle a un antiguo amor, la voz recita sus líneas sobre
una base de sintetizadores que remiten directamente al pop ochentero, es un
tema que no termina de convencer, y que queda algo colgado en relación al resto
de las canciones, pero en lo personal, creo que nunca esta de más incluir una o
dos canciones extrañas dentro de un disco, sobre todo si mantienen la esencia
de la temática principal.
“Disciples” recuerda un
poco al espíritu del “Lonerism”, breve, rápido en su ritmo y que a los pocos
segundos se torna mucho más bailable que psicodélico. Un gran tema que viene a
levantar la energía después del experimento más sucinto que fue “Past life”. Lo
siguiente es otro gran momento dentro del disco “Cause I´m a man” donde la
melodía minimalista triunfa al servicio de la voz de Parker, quien establece
que como todo ser humano vive cometiendo errores y decisiones equivocadas. El
tema te pone en estado completamente MOOD. “Reality in motion” tiene ese sabor
a los Beattles psicodélicos que tanto explotaron en sus primeros trabajos, sólo
que los sintetizadores mantienen la línea de fuego por sobre todo.
“Love/Paranoia” es una
balada con aires de R&B que mantiene el pulso del disco, una canción algo prescindible,
ya que resulta rápidamente olvidable ante el conjunto. El último golpe de ritmo
lo da la magnífica “New person, same old mistake” una balada con momentos electrónicos y riff de
guitarra que arremeten con fuerza dentro del sonido lisérgico que transmite a
ratos.
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