La adolescencia es una
etapa que puede ser maravillosa o terrible. Al final es el punto de la vida
donde unx se da cuenta para qué lado atornillas ¿te conformas o no?, ¿Eres un
freak o un perfecto adaptado?, ¿Popular o anormal? Esas distinciones no son más
que una mierda que recuerdan lo perverso que es el miedo a ser diferente. La adolescencia
debería ser la etapa de descubrir y no de alienarse, de potenciarse y no de
limitarse, en definitiva de gritar y no de reírse de quien lo hace. Dos discos
demasiado adolescentes, pero diferentes en estilos se quedan en el borde del top
80.
Cuando
la adolescencia ya no es un chiste
Cuando niño amaba ver
MTV, porque la rotación de videos no se basaba únicamente en un estilo de
música, o tal vez sí, pero por esos años aún se programaban muchas bandas de
rock y una de mis favoritas era Blink 182. Me encantaba su música, sus videos y
su look. Además, ellos me caían bien, eran como buenos chatos, chistosos,
irónicos, payasos, tipos con los que te gustaría salir de parranda, pero
evidentemente Blink 182 no podían quedarse estancados en esa etapa de inmadurez
que tan bien les sentó en un momento de su carrera.
Cuando yo tenía 13 o 14
años apareció el disco homónimo de los californianos. Por esa época yo empezaba
a interesarme más en la literatura existencialista, la música un poco más
oscura o de estética oscura, los animes y películas bizarras, era evidente que
Blink 182 con su estupideces dignas de películas tipo American Pie, o su onda
de skater ya no me identificaba, en algún punto pasaban a ser los tipos cool y
a mí no me interesaba ser cool, no me interesaba adaptarme, es decir, para esas
alturas Blink 182 era la banda sonora de cualquier niño pijo que se las daba de
bacan. Pero entonces, anticipando un poco la invasión comercial del Emo-pop,
aparece un disco inusual para la carrera del grupo. Un disco muy diferente a
todo lo que habían hecho y lo que hicieron. Una piedra angular en su carrera,
un momento de profunda lucidez donde comprendieron que ya no podían seguir
tomándose como un chiste.
En realidad los guiños
son sutiles, desde el genial Take Off
Your Pants And Jacket algunas canciones de la banda como “Story Of A Lonely
Guy”, “Reckless Abandon” o la emblemática “Stay Together For The Kids” ya daban
cuenta de una evolución conceptual en sus letras, en donde se atrevían a tocar temáticas que nada tenían que ver con
pelotudeces irrisorias. Luego aparecería el proyecto de Tom Delong y Travis
Baker llamado Box Car Racer que pretendía reflejar inquietudes más maduras con
el fin de que en Blink siga primando la buena onda, pero al parecer Mark Hoppus
no estaba de acuerdo con que Tom y Travis dividieran su tiempo en un proyecto
con ínfulas de ser más reflexivo y de esta forma el nuevo disco de Blink tomo
un enfoque mucho más maduro, lo que en cierta medida se podía traducir como
algo un poco anti comercial, aunque nunca fue tan así.
Quizás lo que nadie se
esperaba es que esta faceta traería también un sonido mucho más oscuro, rasposo
y profundamente alternativo. Fue el gran salto de la banda, junto con el
productor Jerry Flinn consiguieron realizar un trabajo que ponía un punto y
aparte en su carrera, la pretensión de titular el disco de forma homónima
justamente era porque se suponía que de aquí en adelante la banda comenzaba una
nueva etapa, y vaya que en un principio se tomaron muy en serio esa consigna,
realizando arreglos mucho más Hardcore a sus antiguas canciones y preponderando
siempre las canciones del nuevo disco a la hora de sus presentaciones en vivo.
Lamentablemente esta nueva etapa parece que termino por joder la convivencia de
la banda que se separó en 2005 y bueno la historia que viene después ya la
sabemos.
Este disco me encanta
porque cuando salió yo no lo pesque, es más, sentía que era un inútil esfuerzo
del grupo por querer parecer maduros, un esfuerzo casi desesperado, se notaba
en los videoclips que lanzaron para promocionar sus singles, ya no eran los
Blink graciosos de mi infancia, eran tres tipos que empezaban a verse adultos y
aburridos. Varios años después le una oportunidad y quede muy sorprendido,
gratamente sorprendido.
“Feeling this” puede
ser un corte predecible y que siga con la línea de los discos anteriores salvo
por el detalle de las baterías, Travis comienza a implementar la batería
programada con gran éxito y soltura. El batatazo llega con “Obvious” un track
bastante hardcore, con una tonada oscura que recuerda la experiencia que Delong
tuvo en Box Car Raicer, sólo que mucho menos melancólica y más rabiosa. Misma
rabia que se repetiría en la excelente “Stockolme Syndorme” una de las mejores
canciones que Blink haya firmado, completamente punki, completamente
descontrolada y completamente desoladora, el que sea precedida por una intro de
una mujer recitando una carta de amor a un soldado de guerra, hace que la
canción tenga un tono mucho más dramático.
No me olvido de la
excelente “I miss you” una verdadera carta de amor al post punk, de hecho a tal
punto llega esa influencia estilística y logra combinarse tan bien con los
rasgos sonoros de Blink 182 que consigue levantar con éxito otras canciones de
la misma raigambre como la sideral “Asthenia” o la bailable “Always”, pero
quizás el mejor ejemplo de lo bien llevado que resulto esta mezcla de estilos
fue en “All of this” una de las canciones más oscuras de la banda que tiene la
venía de Robert Smith quien comparte las voces y consigue infundirle un tono de
ternura inusual a una tonada lúgubre y bastante gótica.
El disco incluso se
permite experimentar con bases rítmicas como la entretenida “Violence” donde
Travis consigue darle un aire ecléctico a una canción que bien podría ser
bastante repetitiva o la urbana “Down” que tiene esos toques de batería hip
hopera que luego se expande en el extraño “The fallen interlude”. Es bastante
obvio que a este punto Travis ya estaba más orientado a seguir explorando los
sonidos del Drum & Bass y el hip hop, así como a Tom le llamaba mucho más
la atención los sonidos lisérgicos. Desde ese lado Mark explora un punk pop
bastante rabioso, que se aleja mucho de las canciones más amistosas y juguetonas
de antaño. Se trata de un punk pop vibrante, poderoso, rápido y con letras
llenas de frustración en canciones como “Go”, “Easy Target” o mi favorita
“Here´s your letter”, lamentablemente la banda en sus delirios de grandeza
pensaron que hacer una canción de toque barroco como “I´m lost without you”
sería perfecta para cerrar tan interesante obra, craso error, se trata de una
canción letárgica, sin gracia y demasiado ajena a la sensibilidad del grupo,
mucho mejor hubiese sido desecharla y poner en su lugar a la grandiosa “Not
now”, un descarte que luego fue incluido en algunas versiones Inglesas y
posteriormente en el grandes éxitos, se trata de una semi balada que cautiva
por su fuerza, energía, epicidad y que de alguna manera pone un buen punto
final no sólo al disco (si hubiese sido la canción con la que lo hubiesen
cerrado) si no a lo que la banda había representado hasta ese momento: La
juventud de tantos y tantas.-
Adolescencia
a la vanguardia
Con Javiera Mena me
pasa algo distinto. Recuerdo haber visto un poster de ella por mi ciudad el año
2006, cuando aún la Mena no era ni la mitad de lo que es hoy en día. En el
poster aparecía ella sosteniendo su teclado, no llamó mucho la atención, por
ese tiempo estaba loco con el metal y la música “rara” por lo que algo de
electro/pop estaba fuera de mi radar y desestimé el potencial músical de esta
escondida promesa del pop Chileno. Años después me daría de bruces con quién
era realmente Javiera Mena.
Si la hubiese tomado en
cuenta en ese momento quizás no hubiese conseguido conectar a nivel melódico
con su propuesta, pero años después, al escuchar sus letras, no pude si no
darme cuenta de lo mucho que me había perdido. Era un disco increíblemente
pulcro, redondos y entrañables del pop local. Absorbiendo las raíces del
“Corazones” de Jorge González, pero también de ese aire un poco más subversivo
que proponía Carlos Cabezas y sus Electrodomésticos.
Cuando empecé a
escuchar a Mena yo ya no era un adolescente, pero aún así sus letras entraban
desentrañando una especie de rincón adolescente que nunca me di el permiso de
explotar en su debido tiempo. No me tardé en distinguir que mi favorito dentro
de la discografía de la chica de otra era, tenía que ser su debut, un disco que
se aleja un poco de los sintetizadores y las texturas electrónicas absorbentes que
la Javi explotaría con mayor maestría a futuro, sin embargo, este disco es mi
favorito porque mantiene ese aire problemático, asfixiante y marginal que
significa la adolescencia, lo retrata con ternura, con compañerismo, desde un
lugar sincero y totalmente directo. Y aún así, sigue siendo un disco que sin
lograr nada increíble, parecía estar muy a la vanguardia de su tiempo, en donde
el emo y la sobre producción abundaban en el mercado del pop.
Bajo la exquisita
producción de Cristian Heyne (encargado de aquellos súper grupo noventeros de
culto, Los Christianes y Shogun) Javiera, equipada con su programa Fruity loop y el apoyo de colegas que le daban cabida en ciertos espacios reducidos e
independientes, saco adelante un disco que pronto se volvería la apertura
definitiva para el azote que el indie chileno llevaría a cabo un par de años
después. Es pos eso el valor vanguardista de un disco, cuyo sonido en su
momento parecía ajeno a toda moda.
“Yo era inteligente
pero desde el lado más artístico”, dijo una vez en televisión. En su etapa
escolar, no soportaba la rigidez del colegio de monjas en el que estudiaba y se
esforzó por obtener mejores notas para que sus padres la cambiaran de escuela,
pese a considerarse “del montón”. Javiera quería experimentar otro tipo de
enseñanza y evadir “la cosa un poco nazi” de ese método educacional. Muy pronto
encontraría en sus primeras canciones una especie de refugio y la manera de
entender y describir el mundo, de ahí nace la tonada rítmica y adictiva de “Al
siguiente nivel” donde Mena expresa con convicción de que su generación creara
la ruptura con respecto a la conformidad en la que ya se habían estancado
otras. No estaba tan alejada de sus ideas, aunque tal vez no era exactamente su
generación, si no la siguiente, que es la que elevaría su música por los
cielos.
La reflexión y la
nostalgia de “Esquemas juveniles” (también conocido como "Al unisono") el tema que le da el nombre al disco, nos
sumerge en una dramática tonada claustrofóbica, pero con un halo de luz
esperanzador, sin duda una balada hermosa y completamente disidente en su
letra, que seguramente le dio confianza a muchas chicas para asumir un posible
lesbianismo, algo que Mena ha abanderado con orgullo. Mención aparte decir que
la melodía de piano a lo Burt Bacharach fue usada por la Radio Chilena FM 2
como cortina para sus tandas comerciales, un guiño curioso que jamás olvidaré
ya que escuchar aquella intro y descubrir años después que se trataba de un
tema de la Mena fue grandioso.
El sonido minimalista
siempre fue algo que Mena buscó para su debut, pasó por el formato de banda de
rock, algo que le llamaba mucho la atención en ese momento, pero siempre se
inclinó por la balada más introspectiva que le permitía por un lado, cantar
sobre temas más íntimos y al mismo tiempo darle preponderancia a los teclados y
las bases más electrónicas. Es así como un tema “Como siempre soñé” tiene ese
toque house que lo hace tan acogedor. Pero el dramatismo se abre con fuerza con
la gigante “Sol de invierno” en conjunto a su amigo Gepe, Mena interpreta una
balada en donde aparentemente se pone en la piel de una adolescente que está
decidiendo abortar y se despide mentalmente de su no nato.
A pesar del sonido
electrónico, es indudable que hay una línea de folclore bastante inusual que
Javiera fue transformando luego en su estilo mas pop. Esa cosecha de folclore
se puede apreciar en el disco recopilatorio “Primeras composiciones 2000-2003”
(2012), disco que reúne la mayoría de las canciones que Javiera compuso en la
previa de Esquemas juveniles. De Este modo, con la influencia presente de
Violeta Parra (otra disruptiva de la música local) Javiera transformó su
folclor en un estilo más sideral, profundo e intimista, Algo que se percibe muy
bien en la mágica “Cámara lenta” uno de los temas más logrados del disco.
A sus 23 años, con una
seguridad inaudita en cuanto a su sonido, con una idea bastante madura de lo
que quería transmitir y habiendo transitado junto con futuros exponentes el
indie, Javiera logró despachar un disco talentoso y portador de un grito adolescente muchas veces amordazado que curiosamente conectaba con el tremolo
candente de la banda Carpenters , eso al menos se siente en canciones
circulares como “Casan” o “Esta en tus manos” donde predomina la ternura del
teclado casiotone que fue la principal espada de Mena en aquellos primeros
años. Para bailar, como pequeñas pistas del camino que la Mena tomaría están,
además del mencionado y anfetaminico “Al siguiente nivel” la grandiosa “Cuando
hablamos” (con una intro que recuerda mucho a Erasure” que de alguna manera
preludia la locura por el beat del regeatone. Y también vale mencionar el
maravilloso cover a Daniela Romo “Yo no te pido la luna” primer indicio en
donde Javiera convierte un tema nostálgico en una tonada kitsh y completamente
gay, quizás un tema muy alejado del tenor general del disco, pero imposible de
resistir su escucha. Finalmente la grandilocuente “Perlas” viene a culminar un
viaje adolescente que conecta abiertamente con la comunidad LGTBQI+, con la
asfixia adolecente y por sobre todo con la esperanza de una vida mejor. Javiera
con su tono introspectivo y dramática 8que no abandonado, pese a lo cada vez
más pop de su propuesta musical) se despachó un disco valiente, adelantado a su
momento, pero sobre todo muy personal.-
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