Ritmos guatemaltecos crean un verdadero coctel de sonidos refinados, en donde entra de
buena gana el Soul, el Hip-Hop y el rock. Y por otro lado tenemos al cascarrabias favorito
de la escena pop/rock Británica, dándolo todo en una de los discos que él mismo declaró
como uno de los más completos que ha creado. Dos cosas distintas, dos lugares distintos,
pero aun así comparten un sentimiento único, ambas cosas son tan HIPSTERS
Un flow latino único
Si Easy
Easy no se convirtió en la sensación hipster de algún año de esta década que ya
casi acaba, es simplemente porque nacieron en Guatemala y no en Illinoise, o
algo así. Son una banda que propone un crisol exquisito, saben mezclar estilos
de una manera solemne y recuerdan a grandes del pulso delicado como Marvin Gaye
o incluso otros más contemporáneos como el gran Frank Ocean.
Los
conocí gracias a un amigo Salvadoreño que me hizo escuchar el disco e
inmediatamente me sentí cautivado por la inteligente amalgama de recursos que
usan para mezclar su música. Por un lado puedes poner algo del post rock emo de
American Football, una cucharada del R&B
de The Internet y una pizca del estilo rupturista que tienen algunos raperos
alternativos como Tyler The Creator. La arremetida de este disco hizo que me
interesase mucho más la movida indie de
la música centroamericana, que hace un par de años atrás sólo relacionaba a los
ritmos tropicales o bailables, y no, aparte de esos ritmos que le dan vida y
sabor al latino, también hay otros exponentes que hacen una música, si se
quiere, más gringa, pero que esta sazonada con un aura bien tropical. Escribí
una entrada en 2017 refiriéndome a
algunos muy buenos grupos de esa zona que llevaron la posta de la música indie,
aunque actualmente muchos ya no siguen en la ruta, si te interesa puedes leer el artículo aquí.
En
realidad, lo primero que conocí de esta banda fue a su versátil vocalista Jeese
Báez quien participó en una canción del grupo ska The Killer Tomato! llamada Casa Paraíso, aportando un sabroso y
bien marihuano rap a una canción bastante happy-ska. Pero luego vino Coctel, la
banda previa a Easy Easy, en donde la dinámica iba más por un rap/rock que
tenía ciertos tintes estilísticos a bandas como Alt-J o incluso Vampire
Weekend. Si bien como Coctel, la banda ya sonaba muy interesante, parecía que
buscaban una identidad más cosmopolita que alcanzaron en su debut como Easy
Easy. Ahora las cosas han cambiado, la banda sigue en pie, pero manteniendo
algunas bajas, la más letal, la salida de su carismático y multi tímbrico Jeese
Baéz quien se inclinó por una carrera solista explotando los ritmos del
trap-pop y la electrónica, muy cercano a lo que realiza el cantante The
Weekend. Pero también en 2018 la banda tuvo que expulsar a su guitarrista
Javier Varela luego de que este golpeará a su ex pareja, la banda por supuesto
condenó el hecho y no lo pensó dos veces para desvincularse de Varela,
quedándose sin un guitarrista fijo.
Pero
vayámonos al disco en cuestión ¿Por qué me gusta tanto? Supongo que al
escucharlo siento una explosión de emociones que son bien conducidas, es
básicamente, entregarse a un viaje con curvas, pero inminentemente tranquilo,
que resuena a ecos nostálgicos en cuanto a riffs y estribillos (a ratos
sentiremos cierto dejo a un Nu-metal en su faceta más pop, cercano a Linkin
Park o Crazy Town, por ejemplo)
El
debut de los Guatemaltecos arranca con un excelente tema “False Teeth” tiene una onda muy
cercana a Frank Ocean cuando se desnuda de toda sobre producción. Un
maravilloso falsete que acompaña a una guitarra acústica va generando un
ambiente lleno de resonancias y pistas electrónicas que van otorgando a la
escucha una experiencia única. Cuando a estos chicos les consultaron por qué
habían decidido cantar en inglés la mayoría de sus letras, las respuestas más
contundentes fueron: Porque es el idioma con el que crecimos escuchando música
y para llegar más lejos en nuestra carrera. Es evidente que la música urbana
estadounidense fue vital influencia en la forma de componer de estos chicos,
pero aun así, “False Teeth” conserva
de algún modo un aire latino.
“Mint Condition”
arranca con un riff de rock alternativo cercano a lo que alguna vez pudo tocar
Placebo, pero rápidamente el fraseo de Baez le da un giro a un tema que podría
caer en lugares comunes del rock indie. El brusco cambió a la sección más
rapeada es uno de los momentos que a grandes rasgos otorga pinceladas de
nuestro Nu-metal de la infancia. “Shoez,
Booze” mantiene el semblante del rock indie, jugando a ratos con una
guitarra post rock a lo Mogwai, pero rápidamente el rapeo de Baez convierte la
canción en algo mucho más intenso, lleno de colores y sonidos sutiles que
irrumpen cada tanto. “She don´t feel me”
continua en esa senda, quizás mucho más emo tanto por la letra como por la
forma oscura y lamentada con que el vocalista solloza sus letras.
“Good to me” trae nuevamente un
aire más latino, por medio del rasgueo de una guitarra con rever que nos hace
imaginar que estamos en alguno de esos parajes paradisíacos que Centroamérica
ofrece, una canción que es pura paz, pero que va creciendo hasta tornarse en
una tormenta que arrastra con todo. “Mismos ojos” la primera canción que
combina letras en español e inglés, devuelve los ritmos más hipster, las
baterías programadas y la guitarra de acordes post rock. La interpretación
vocal femenina que acompaña a Baez tanto en las segundas voces como en los
coros, es simplemente un dulce que le propina al tema un plus estupendo. “Regular show” propone uno de los
momentos más álgidos del disco, la canción de principio a fin se alza como las
más punk, al menos en cuanto a forma. Es, sin duda, mi favorita dentro del
disco ya que es la que más propuesta de banda de rock ofrece y además es muy
energética. “Ponce de León” sigue un
camino parecido a “Mismos ojos”,
incluso en cuanto a coros. “Collar
eterno” parece la versión en español de “False Teeth”, aun cuando hayan momentos de canto en inglés, un
tema delicado, pero que parece ya bastante manoseado. Todo termina con “Mata Hari” que abre con un mantra de tono
místico y le sigue un acompañamiento melódico que ahonda en esa onda circular
que proponen los mantras, la canción gira a un post rock mucho más orgánico y
consigue ser un gran cierre para un disco que consiguió y remató su estilo en
pocos minutos. No es extraño pensar, que luego de la salida de Jesse, la banda
optase por un estilo mucho más electrónico, integrando una cantante de voz
exquisita y caprina así como una menor preponderancia de guitarras, pero no de
sintetizadores. Aparentemente este post-rock-rap-soul que experimentaron en
“Todo lo que te digo esta mal” fue un pináculo y aunque los dotaba de bastante
potencial, el cambio de estilo fue inminente y actualmente Easy Easy, aunque
muy buena banda, no logra destacar de las siempre estancadas aguas de lo indie.
Una obra maestra para terminar de sepultar a The Smiths
La crítica -siempre vehemente a la hora
de señalar a Moz - ha considerado en reiteradas ocasiones que “Vauxhall And I”
es uno de sus mejores trabajos del británico, de aquí en adelante todos los
demás discos que ha publicado han vivido un poco a la sombra de esta joyita de
los noventa. Para mí, este fue, sin duda, el trabajo que terminó de separar a
Morrisey de cualquier dependencia a Los Smiths, nos pese a quien nos pese.
Debo
admitir que no soy un gran fanático del vegano, y como a la mitad del mundo, me
resulta fácil odiarlo sobre todo cuanto más este personaje ha escarbado en su
particular visión egocéntrica del mundo. Morrisey si es que acaso es un maniaco
depresivo, un snob, o simplemente un tipo que no deja de vivir en las nubes, un
delirante que lleva las cosas demasiado lejos, sea como sea, es indudable que
The Smiths no hubiese sido lo mismo sin su voz ni personalidad, de ahí en
adelante el tipo es tan inmortal como cuestionable, pero enfoquémonos lo más
posible en lo musical. Sus primeros discos seguían sonando demasiado propios a
The Smiths, no era difícil imaginar a Johnny Mar tocando la guitarra en Suedehead, pero cuando llegó Vauxhall
And I, otro gallo cantó, y me atrevería a decir que es aquí donde recién
empezamos a conocer al Morrisey solista. Es por eso que este disco (y coincido
con la mayoría de la crítica) es tan bueno, no deja de escucharse joven, fresco,
llamativo y conlleva una inyección de energía, melancolía y orgullo por igual.
“Vauxhall
And I” se grabó durante tres meses del verano de 1993, un año fatídico para
Morrissey, pues aparte de la pérdida del productor Mick Ronson, el que fuera
guitarrista de David Bowie, del que el cantante manifestó que había salvado su
carrera, habían muerto su manager, Nigel Thomas, y el director Tim Broad. Este
resentimiento fue convertido en energía creativa que se manifestó en once
composiciones notables. El disco arranca con la epicidad técnica de “Now my heart is full” una balada que
va tornándose cada vez más solemne, de la letra, no mucho que decir más allá de
las referencia (a estas alturas un poco pedantes) de lxs idolxs literarios de
MOZ. “Spring-heeled Jim” un tema con
una de las guitarras más envolventes dentro de su discografía, a pesar de ser
un poco oscuro y lleno de intervenciones sonoras de un dialogo que parece no
tener sentido.
El rock
más alternativo, propio de los noventa, bien guitarrero y que supera un poco la
obsesión por el sonido Rockabilly que Morrisey explotó sin mucho éxito en “Your
Arsenal” se consigue en “Billy Budd”
una especie de ante sala lúdica a una trilogía demoledora que sigue a
continuación. Y es que el núcleo fuerte de este disco lo encontramos en los
siguientes tres temas “Hold on to your
friends” es una sincera carta de amor a la soledad, el tema que coquetea en
un primer momento con el sonido guitarrero clásico de The Smith, pronto toma
ribetes más majestuosos, o mejor dicho, pomposos que provocan una atmósfera
preciosa. Pero la inyección de pop (y por qué no decirlo, de auto parodia) se
la lleva la exquisita “The more you
ignore me, the closer I get” una de mis canciones favoritas de la carrera
de Morrisey, creo haberla escuchado unas mil veces en lo que llevo de vida y es
que siempre me transmite una vibra única y llena de buen rollo, pese a que la
canción, lo sé bien, su letra es más bien demoledora, un amor no correspondido
(aunque muchxs aseguran que era una canción dedicada a los críticos que habían
destrozado su último esfuerzo discográfico) aun así, el tema tiene una
luminosidad pop a la que es imposible resistirse, y lo mejor, tiene tibias
remembranzas al sonido Smithiano, pero no se parece en nada a un tema de los de
ellos. Finalmente la canción “Why don´t
you find out for yourselft” con una vibra cercana a lo que Bowie realizaría
en sus discos post 2000, termina siendo una calmada balada, llena de luz, con
unos coros evanescentes que le dan un toque solemne, algo que va rodeando de
manera auratica todo el disco en su producción.
Luego
de esa triada que le da una verdadera forma al trabajo, el cancionero sigue con
otra balada, de tenor un poco más nostálgico llamada “I´m hated for loving” de aquí en adelante el disco va discurrir
por pasajes más relajantes sonoramente hablando, llevando el trabajo a terrenos
más propios de una tertulia en pleno atardecer, siempre rojizo. “Lifeguard Sleeping, Girl Drowning”
tiene un tono mucho más trágico, incluso en la voz de Morrisey se trasluce una
carisma mucho más sombrío, susurrante, un narrador dramático. “Used
to be a sweet boy” tiene unos leves toques de country que deja ver la
madurez compositiva del autor.
Los
últimos temas “The lazy sunbathers”
muestran a un Morrisey suave, relajado, cantando de forma amena, todo hacía
presagiar que el disco cerraría de forma amable, no obstante aparece “Speedway” uno de los temas más densos
que el Británico haya escrito. Luego de la primera estrofa de la canción
interviene el sonido metálico y oxidado de una sierra eléctrica, para seguir
con un rock bastante pasivo-agresivo. Para muchxs esta es una de las canciones
más fulminantemente sinceras que Morrisey haya escrito y las alabanzas para
esta composición nunca se drenan: El muro de sonido creado por las guitarras y
la mezcla de melancolía y heroicidad de la canción, conforman una de las
verdaderas perlas de la carrera de este cantante. Ese final con Morrissey
diciendo “y todas aquellas mentiras, mentiras escritas, mentiras retorcidas…Es
el Morrisey que conocemos y que se perfiló como todo un antihéroe del rock de
aquí en adelante.
Vauxhall
es sin duda el disco más equilibrado que el compositor ha dado, y a pesar de
que en su momento el disco no genero un
gran impacto (aunque no pasó desapercibido), su huella ha permanecido firme en
el corazón de la música popular, este disco no sólo perfila al artista, si no
también, a la corriente musical que se desprendió de él. Este disco es
simplemente Morrisey haciendo escuela y de aquí en más que vengan todxs lxs
cantautores que quieran seguir la senda del poeta maldito.-
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