sábado, 14 de diciembre de 2019

Ojala un mundo sin policías


 
Chile 2019

A raíz de los últimos brotes sociales ocurridos en América Latina, creo que amerita pensar cuál es realmente el papel funcional que ha llevado a cabo la policía en estos momentos. Si acaso ha sido un agente reactivador del orden cívico, o simplemente han instaurado el terror a través de la represión con total impunidad. Parece ser que los momentos sociales más álgidos son el “permiso” que las fuerzas policiales esperan para sacar todo su arsenal de grotesca violencia. Sí, capaz este análisis no resiste mucho ojo anarquista, quienes ya tienen más que claro que el papel de la policía dentro de la sociedad es simplemente salvaguardar los intereses del Poder, sean cuales sean estos. No obstante, vale la pena desentrañar un poco más el como una institución que ha sido respetada por otros países, como es el caso de carabineros de chile, se ha terminado ensuciando al punto de operar de una manera irreflexiva, incomprensible y furiosa.



Nula conciencia de los derechos humanos



Desde que explotó la revuelta social en Chile, la policía, allá denominada como la Institución de Carabineros (conocidos popularmente como ¡pacos culiados!) ha demostrado un pésimo accionar en sus labores de restablecimiento del orden y la paz ciudadana, que dicen,  juran proteger.

La institución, que ya había sido cuestionado mucho antes por la realización de montajes, como hicieron, por ejemplo, en el turbio caso de la muerte del comunero Mapuche Matías Catrillanca, así como también, por sucesos relacionados a corrupción, esta vez no ha podido eludir la opinión pública de que son una fuerza  bruta que actúa sin respetar el mínimo de la condición humana.

En realidad esto no es algo que sorprenda a quienes han puesto el cuerpo en las marchas durante el largo periodo de sombras que supone este periodo democrático. Amnistía internacional ya criticaba en un informe del año pasado, el violento e irresponsable accionar de Carabineros, acusando a la institución de usar violencia desmedida contra estudiantes (menores de edad) que se manifestasen en la vía pública, además de abusos, manoseos y vejaciones directas hacia las detenidas. El gobierno, por supuesto, rechazó el informe usando la clásica respuesta de manual: “Carabineros se acota en su accionar al protocolo establecido por la Institución” Una respuesta que si se lee con perspicacia básicamente quiere decir “Son malos porque tienen facultades para ser malos” Si bien el Estado tiene el deber de resguardar el orden público en el contexto de las manifestaciones, ello debe hacerse siempre dentro del pleno de respeto por los derechos humanos de todas las personas involucradas, por lo que el uso de la fuerza debe ser en todo momento proporcional y cualquier uso excesivo de la misma debe ser debidamente investigada y sancionada. Hoy actualmente, carabineros ignora cualquier condición de vida y su accionar obedece a generar terror, amedrentamiento, provocación y especialmente infundir pánico.

Impunidad para sembrar terror



En lo que parece un chiste surrealista digno de un sketch de Los Monty Python, la Institución fue evaluadacon una calificación insatisfactoria en una clase guiada por el Instituto de Derechos humanos, quienes realizan eventualmente dentro de la Institución talleres sobre Derechos Humanos y Uso de la fuerza. Ante la pregunta, para nada capciosa que planteaba el siguiente escenario: "Una persona es detenida en el contexto de una manifestación pública. Es llevada por un funcionario de carabineros al interior de una comisaría. El funcionario o la funcionaria le obliga al detenido o la detenida a desnudarse y le exige que efectúe el ejercicio de sentadillas, a efecto de determinar si tiene algún objeto dentro de su cuerpo" la mayoría de lxs carabinerxs que estaban tomando el examen respondieron erradamente que sí, cuando el protocolo no lo permite. 



Esta actitud nos puede indicar dos cosas: 
  
1.- Por un lado, Carabineros tiene órdenes directas de llevar a cabo cualquier acción disuasiva de protestas, así sea que ponga en riesgo vital a inocentes o le saque los ojos a cualquiera, ya que en su fuero interno, la Institución cree estar protegida con una impunidad política. Algo que no es muy difícil de creer tomando en cuenta que el propio presidente de la república, el nefasto Sebastián Piñera, ha declarado a viva voz que la situación social de Chile se asemeja a una guerra y ha incitado en actos públicos a que la policía no actué con tibieza y sea férrea a la hora de mantener el orden. Esto se suma a las declaraciones del General Mario Rozas, cabeza de la institución quien ha dicho con total osadía que no castigará ni dará de baja a ningún funcionario, aunque se lo pidan desde el gobierno. 
 
2.- Por otro lado, también podemos pensar que la mayoría de los funcionarios policiales, bien pueden desconocer el accionar de un protocolo de detención y siguiendo las instrucciones (y en muchos casos sus desequilibradas pasiones) reprimen de forma natural. Esto nos hace pensar, no tanto en la inocencia de quienes sólo siguen ordenes, sino, en la incompetencia de un cuerpo de funcionarios que ni siquiera tienen claro cuáles son las pautas que deben ajustarse a su protocolo y salen a la calle sin la preparación debida para afrontar un problema como el que se está viviendo hoy en día.

En lo personal, creo que la primera opción es la que más se ajusta a la realidad. La institución tiene carta blanca para faltar a la ética y atentar contra las personas, sabiendo perfectamente lo que hacen y lo que está moralmente permitido hacer, creyendo que están resguardados por una impunidad total. Desde que comenzó el estallido social, han disparado directamente a la cara, cuando operaciones de disuasión exige que se dispare a las piernas, han dejado tuerto y ciego a medio Chile, han matado, han atropellado, han puesto toxinas dañinas para la piel en el agua que usa su carro lanza-aguas, han creado montajes, se han infiltrado como encapuchados en manifestaciones generando destrozos, han actuado con prepotencia y en más de alguna ocasión han generado provocación de manera gratuita como cuando patrullaron en Valparaíso reproduciendo por alto parlante el himno de su podrida institución (al mas puro estilo del Nacional Socialismo en Alemania), o virales que han grabado ellos mismos en donde insultan a lxs manifestantes.


Ningún funcionario policía ha sido castigado por la justicia penal chilena hasta el momento, a pesar de las contundentes pruebas que involucran 23 muertos (oficialmente admitidos),  más de 2.000 personas heridas, de las cuales 200 presentan lesiones oculares graves; las 192 mujeres y hombres sometidos a torturas y las 52 querellas por violencia sexual e incluso tienen el tupé de rechazar los informes del Human Rights Watch donde son acusados de violencia sexual y abuso de poder, exponiendo en su respuesta que en todas las denuncias que se les realizaron: “No existan elementos de convicción que permitan sostener la efectividad de tales relatos”.

 
El posible consumo de drogas que los hace mucho más violentxs, así como el constante terror que siembran a la hora de las marchas, es algo que se ha visto en los múltiples videos que se han subido a youtube e instagram, eso los potencia para generar detenciones violentas, arbitrarias y mucho peor aún, posibles torturas en cámaras secretas, acciones que saben perfectamente están mal, si no, cómo se explica que en una frustrada detención, uno de los manifestantes exclama que es hijo de un coronel y la policía inmediatamente aborta el operativo y se aleja del lugar, ellxs saben muy bien lo que hacen, ya no sólo siguen órdenes.

Todo recuerda a las prácticas de la doctrina del shock que menciona Naomi Klein en su libro, las mismas prácticas que uso la fuerza militar para generar terror en la sociedad y así instalar mediante la impotencia social las dictaduras Latinoamericanas de los años setentas y ochentas. Hoy, a pesar de que Piñera decretó en algún momento Estado de sitio dándole soberanía a lxs militares, se retractó pronto de la medida, sin embargo, la fuerza policial actúa de la misma forma y llevando adelante la misma campaña de terror que proporcionaron lxs militares durante la dictadura. Ellxs se sienten impunes y actúan de acuerda a esa impunidad llevando a cabo un shock de amedrentamiento que haga reducir el legítimo estallido de rabia social. El problema es que esto es el actuar usual de carabineros,  lo hicieron en las múltiples manifestaciones de años anteriores, siempre avalados y respaldados públicamente por el Poder del Gobierno. Esto nos lleva a concluir casi por lógica básica, de que la policía es una institución encargada de organizar el status quo por medio del terror. No cuesta mucho cuestionarse qué tan necesario es mantener esta fuerza que ha demostrado realiza una actividad brutal, terrible y que finalmente NO APORTA  a la sociedad desde la misión con la que fue creada: no bajan las tasas de narcotráfico, la delincuencia aumenta, las cárceles se atestan y muchas veces por personas llevadas por delitos menores como vender cosas en la calle, la policía es un gasto publico constante y esta revolución social ha dado cuenta que su presencia sólo ha servido para atacar al mismo pueblo del que son parte. Si hacemos un recuento de las noticias realmente positivas que ha dado la Institución, nos encontraremos con una amplia diferencia de registros, por tanto parece ser  bastante necesario imaginar, si quiera como una fantasía utópica, una sociedad sin policías, pero ¿es posible?

 

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