Cuando
pensamos en la Iglesia Católica, actualmente sólo podemos imaginar cosas
horribles como los miles de abusos que curas pedófilos han cometido con total
impunidad a lo largo de los últimos 30 o 40 años. Una religión dogmática cuyo
poder e influencia en el mundo Occidental ha frenado muchos avances sociales y
políticos. La censura y los limites estrechos que la Iglesia tras la religión Católica
ha provocado son innumerables, pero como una especie de daga con dos puntas,
paradójicamente, el arte se ha sabido servir muy bien de las obsesiones más místicas
de esta religión, a diferencia de otras. “Gracias” al catolicismo se han
producido muchas obras pictóricas y arquitectónicas grandilocuentes y en el
terreno musical tampoco se queda tan atrás, quizás uno de los últimos hitos más
grandes al respecto es esta ópera rock devenida en musical que toma la historia
de Jesucristo de una forma muy singular a lo ya hecho hasta ese momento de
forma mainstream. Rompió esquemas, pese a ceñirse bastante a lo que sería la
historia oficial que retratan los evangelios, no obstante, sigue siendo un
verdadero baluarte dentro de la cultura popular y quizás el único intento hasta
ahora de humanizar una historia que a cualquiera formado en una cultura
católica, le han metido hasta por el ombligo de un modo ultra dogmático.