jueves, 13 de octubre de 2016

Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: Mr Robot segunda temporada




El techno trhiller que encantó a todos el año pasado tenía la vara muy alta en su segunda patita. ¿Habrá dado la sorpresa o la serie sólo fue un éxito de temporada? Vamos a revisar que nos trajo de bueno y de malo la esperada nueva temporada de Mr. Robot y por mientras algo que no tiene directamente nada que ver, pero que cuya inspiración es la serie de Sam Esmail.



Ah sí, esto puede que tenga uno que otro Spoilers menor…pero no se preocupen porque realmente será muy menor….Este nuevo arco en la historia de hackers anarquistas que dan un golpe revolucionario logrando el descalabro económico mundial contra todo lo pensado no dirigió su perspectiva hacía una distopia apocalíptica como yo pensé lo haría, sobre todo porque en la escena post-créditos de la primera temporada así se sugirió. Si bien pudimos ver retazos de una sociedad sumida en la crisis y la desesperación a través de los doce capítulos que componen esta temporada, Esmail decidió sumergirnos mucho más en la mente de Elliot (Rami Malek) que si en la primera temporada nos parecía tocada, pero brillante a ratos ahora definitivamente nos confirman a un personaje que sufre una paranoica, esquizoide y bipolar condición mental, misma que ha servido como ardid narrativo para engañarnos en varios momentos de la temporada, tal vez alguno considere que de manera muy sucia, pero siempre es un engaño justificado en el que incluso el mismo Elliot se pone como víctima quedándose del lado del espectador y expresando literalmente “Hey no me mires así, a mí también me engañaron” No obstante esta temporada de Mr. Robot ha tornado demasiado en el motivo de sorprender al espectador con giros dramáticos  que lamentablemente han ceñido la historia a un segundo plano. Si en la primera temporada fue magistral ese giro en la trama en donde se revelaba que Mr. Robot (Cristian Slatter) no era más que una alucinación/alter-ego de Elliot, en esta temporada ese recurso se amplifica por mil, es como si los guionistas estuviesen pensando continuamente la forma de despistarnos más que en construir con adecuada astucia los acontecimientos. No me malentiendan, considero que las trampas narrativas son llevadas con mucho tino en la mayoría de los casos, pero a veces más que giros narrativos lo que hacen es mentirnos, y en ese sentido la resolución del misterioso paradero de Tyrell (Martin Wallström) en los últimos capítulos de la temporada resulto muy pobre y tramposo.

El problema de querer sorprender de una manera brusca sólo buscando maravillar y alelar hace que otros flancos de la historia se desarrollen bajo derroteros simples y hasta fáciles, derroteros que durante la primera temporada no se pensaban, por ejemplo el Dark Army se convirtió en una verdadera banda de sicarios que a los pocos capítulos ya se mostraban como la gran amenaza a destruir, gracias a ellos esta temporada tuvo muchas muertes, muchos tiroteos, muchos momentos de impacto en donde la violencia fue la solución para resolver cualquier nudo aunque vale decir que es una violencia que nunca se explota de manera gráfica, lo que hace que la serie se lleve las palmas por esa sutileza.


Los espacios que Mr. Robot presenta continúan siendo los urbanos aunque diferenciados entre aquellos grandes centros de poder representados por las empresas o departamentos de alta gama (casas tecnológicas incluidas) y los espacios donde se cierne la crisis, la decadencia, espacios subterráneos, lúgubres y desprolijos que acentúan esa disparidad, ese mundo paralelo en que viven las distintas realidades. El inexplicable personaje de Angela (Portia Doubleday) termina siendo la bisagra de aquellos dos mundos, con un ojo puesto en la lealtad hacía Elliot y su hermana apoyando sus causas y otro enfocado en sus intereses de venganza legal contra la gente de E-Corp aunque para hacerlo tenga que formar parte de esa misma casta de empresarios inescrupulosos y lentamente se termina convirtiendo en uno. Angela es un personaje que descoloca e incluso irrita, está en constante deriva sobre lo que busca y lo qué quiere, convive con conflictos internos y ambigüedades tan profundas como las de Elliot, pero pareciera que constituye su propio mundo aún demasiado alejado a toda la parafernalia que Fsociety intenta promover, su resolución está temporada es tan desaliñada como su constante expresión, luego de rendirse en sus esfuerzos por acusar públicamente a E-CORP termina siendo secuestrada por gente de la Dark Army y protagoniza una surrealista escena digna de “Twin Peaks”, la onírica conversación que Angela sostiene con la enigmática líder del Dark Army parece trastocar todo lo que la serie podría decir de aquí en adelante y entregarnos una Angela totalmente transformada, quien sabe si para bien o mal aunque definitivamente sus constantes vaivenes ya cansaban.

Quien no cansa es el personaje de Joana (Stephanie Corneliussen) la mujer o a estas alturas ex mujer de Tyrell, cuyo mente maquiavélica pudimos atizar en la primera temporada, pero que esta vez ha logrado explotar con una dulce malicia demostrando ser un personaje sorprendente, frio, maquinal, repugnante, pero al mismo tiempo magnético e hipnótico, Joana es a estas alturas es uno de los puntos más fuertes que la serie puede ostentar y espero que el protagonismo que gano esta temporada siga in crescendo para la próxima. Por otro lado los personajes nuevos como la solitaria agente del FBI Doom (Grace Gummer) está bien realizado, pero con el perdón de sus fans, es más de lo mismo, el típico policía atormentado y obsesionado con su trabajo, nada muy interesante a estas alturas, más provocador parecía el manipulador Ray (Craig Robinson) un oscuro operador informático que mantenía un sitio en la Deep web donde traficaba niños, armas, drogas…Sus conversaciones con Elliot eran magnificas y remitían a un ambiente hostil, pero con cierta desesperanza, una relación que espero volver a ver a futuro ya que se interrumpió en el meridiano de la temporada. 

Narrativa visual osada

Sí, es ALF y volvió en forma de cameo
Pero en fin, si algo tiene Mr. Robot que la hace superior a muchas series de hoy en día es su narrativa visual, esos primeros planos tan cuidados en donde los personajes siempre terminan en los extremos opuestos de la pantalla como si el espacio los consumiera se mantienen siendo el principal centro de atención y singularidad, sobre todo porque muchas veces el silencio de los diálogos genera que estos planos evoquen más fantasía en el espectador. En esta temporada la dirección de foto a cargo de Todd Campbell fue increíble y se tomó muchas más osadías que la primera, jugando con planos generales en donde el espacio parecía devorar cada segundo, planos secuencias bien diseñados, juegos interesantes con la iluminación, incluso un momento que pudo haber sido diseñado para un plano de rotación en 360 grados. Pero lo más llamativo fue el episodio 6 en donde se homenajea/parodia/crítica a las sitcoms yankees de los ochenta-noventa con risas enlatadas de fondo, censura a las groserías  y la aparición del mismísimo Alf como invitado estelar. Son veinte minutos de una fina pieza visual llena de humor negro que yo creo  debería ya ser considerada como material de estudio a la hora de realizar ensayos sobre cultura pop ya que el segmento desacredita el poder de evasión que esta clase de series de consumo tiene. Por supuesto en este caso la fotografía (y la música) tienen un intenso papel, nuevamente todas las loas para Campbell. 

                                     BEST INTRO EVER!!

No jueguen con los fans



Para concluir Mr. Robot es una serie con una calidad técnica y estética apabullante, sus planos y música narran más que sus personajes. Sin embargo está temporada narrativamente se encaprichó con jugar abusivamente con el espectador, en palabras de Jorge Garrión crítico de “The new york times”
En las dos temporadas el guion recurre a menudo al giro argumental inesperado. Acabas mareado. Me asfixia estar tanto tiempo dentro de Elliot. Que no deje de hablarme. Y que la trama esté tan obsesionada con sorprenderme. 
                                                    
Esa obsesión por la sorpresa anulo mucho la historia base, haciendo que muchas veces las quejas eternas de Elliot se volviesen una lata. El lenguaje cifrado y críptico de los hackers sigue presente con la misma intensidad, pero no parece ser el enganche principal esta vez, Elliot y su mente perturbada lo abole todo. Pero por como las cosas terminaron esta temporada quizás esa dinámica cambié radicalmente, lo cierto es que parece que los engaños no cesarán en un vendaval de cajas de sorpresas cada vez más inescrupulosas. Piensen en LOST y en como toda su pirotecnia se vio sobrepasada durante las últimas temporadas. Por lo demás la temporada en general agota, sus primeros capítulos no logran traspasar el batatazo que supuso los de la primera temporada, y el capítulo final es bastante desaliñado, pero vale decir que los capítulos 6, 7 y 8 son magníficos, una trilogía de la excelencia que ponen muy arriba la temporada y la salvan de ser una serie más del montón. En fin por su calidad y singularidad estética Mr. Robot sigue siendo una serie apreciable, pero si la historia sigue empeñada en minar con explosivos ocultos el guion, muy pronto el artilugio cansará, al menos esta vez la temporada ha terminado de tal forma que realmente muy poco se puede teorizar sobre qué demonios va a pasar así que definitivamente el primer capítulo de la tercera temporada tendrá mucho que decir el próximo año.-                                                  

                                                                             
                                                                                       











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