Como bien sabemos
internet es indómito y da para toda clase de opiniones, y en el contexto actual
en donde se visibilizan más que nunca las luchas por la diversidad sexual
llegamos a un punto en donde todo se recrudece y las posturas extremas
comiencen a erguir conceptos que se tambalean por si mismos, pero que a la
larga pueden llegar a convertirse en una realidad concreta. En ese sentido me
llamo mucho la atención como desde el sector conservador (quiénes otros ¿si no?)
han erguido el concepto de heterofobia
como un arma de lucha contra la
diversidad sexual. ¿Qué sería la heterofobia? básicamente la actitud violenta
de la comunidad LGBT+ ante quienes no estén de acuerdo con sus posturas. El
discutible concepto salió de la boca del senador Chileno José Manuel Ossandón y
para ponerlos en contexto deberían leer la entrevista en donde se refiere a
esto, pero no les daré la lata y aquí hay un resumen al respecto. Si releemos las
palabras del senador donde afirma que “No soy nada de homofóbico. Lo que pasa
es que ellos son homohéteros” y luego aclara “Cualquier persona que no esté de
acuerdo con ellos [con los homosexuales], es un enfermo. ¿Y por qué? Yo No
tengo ninguna fobia ni rollo” podemos notar una estrategia de responsabilizar a
las minorías sexuales de alterar el orden social porque si no exigieran
derechos no habría clima de intolerancia. El axioma del senador es simple: Que
los homosexuales sean homosexuales en sus casas, en su vida privada, pero en el
entorno público, deben respetar los acuerdos de normatividad. Y si bien cada
quien pueden opinar lo que quiera, es precisa rebatir un par de cosas al
respecto ¿Qué es lo normal?; ¿Por qué luchar por dignificarse es pasar a llevar
al otrx? ¿Puede la heterofobia construirse como algo real?
Nada
es normal, nada es natural
Para empezar, no creo
que la heteroexualidad sea una condición normal de la existencia humana. Realmente
creo que nadie nace así. Ahora, he de admitir que yo nunca he tenido
experiencias homosexuales, pero definitivamente no me cierro a ellas y espero algún
día probar una, el problema es que hay un gran cerco cultural en mi cabeza que
me limita mentalmente a querer buscarlas o desearlas si quiera, por lo que temo
estar cagando fuera de tiesto al realizar esta opinión, pero anyway, sigamos
con la proeza.
Ante todo es interesante
hacerse una pregunta que la mayoría nunca se cuestiona por considerarla de
perogrullo ¿Por qué soy heterosexual? La respuesta inmediata sería simplemente
porque me gustan las mujeres, me resultan atractivas físicamente, pero entonces
¿un transexual podría gustarme? La respuesta inmediata sería, no porque veo
rasgos masculinos en su rostro o gestos ¿y si no los tuviera? Seguramente la
respuesta sería un dubitativo: Bueno, puedo ser. Entonces finalmente lo que me
gusta no será acaso la idea cultural y social de lo que representa una mujer
para un varón. Seguramente, porque esa es la forma en la que me criaron y
formaron, y aparentemente no tengo grandes contradicciones con eso, entonces
mejor no preguntarse cosas que podrían llevar a estados problemáticos en mí
ser. Eso sería una posible conclusión a toda esta urdimbre de dialogo socrático.
Por supuesto nadie nace decontruido y mi formación heteronormativa me ha hecho
inclinarme profundamente por un lado muy marcado del panorama sexual. ¿Pero por
qué creemos que eso es lo normal? Básicamente porque es lo que la mayoría
quiere, pero ya sabemos que mayoría no es ningún sinónimo de verdad.
Cada vez que leo o
escucho un argumento de gente que dice que lo natural es que un hombre se junte
con una mujer, me surge un frenesí de rabia y luego desolación. Primero que
todo habría que preguntarse de dónde surge esa norma. La homosexualidad se
acuñó públicamente mediante la ciencia para denominar aquello que no se regía
por lo normal, en definitiva se entendía como una enfermedad. Lo coercitivo del
régimen heterosexual constreñía la exploración sexual al considerarla como algo
desviado, y el aval de la ciencia era la biología: Un hombre debía estar con
una mujer porque un pene encaje en una
vagina y así surge el tan inflado milagro de la vida. Esa potestad que demanda
la biología sigue imperando como un argumento que traspasa cualquier lógica,
pero la biología no tiene por qué determinar conductas, nadie está destinado a
seguir un rol específico por la anatomía de su cuerpo. Siglos de historia han
demostrado que cada conducta biológica se puede acomodar, cambiar o evolucionar
según sea la situación del entorno. Por lo tanto eso de que el régimen
heterosexual es la norma por razones biológicas no es un gran argumento ya que
presume fijar posiciones cuando la naturaleza lo único que tiene de
imperturbable es su cambio constante.
Me gusta el
planteamiento de la feminista Donna Haraway que establece que el sistema sexo-género
en el que nos movemos como seres humanos está delimitado por una
heterosexualidad obligatoria que lejos de forjarse por razones biológicas, está
determinado culturalmente para mantener familias que repiten organismos patriarcales
que se replican en todas las instituciones que organizan nuestra vida. Desde
esa lógica, las lesbianas se salen de ese marco porque ellas no buscan armar
familia dentro del modelo típico que es varón + mujer= descendencia. Se salen
de una norma y desde ese punto se convierten en un cáncer para un sistema que
busca mantener las lógicas del patriarcado imperturbables por razones de
dominio social principalmente. Ósea la homosexualidad es peligrosa al sistema.
WHAT. Alguien podría corroborar bien la fuente y circunstancia de este tipo de cosas que pululan por internet |
¿Por qué insistimos que es natural ser heterosexual?
Incluso la ciencia machista en sus estudios han ratificado que todas las
mujeres realmente son lesbianas o bisexuales y también de que los hombres heterosexuales se excitan más con pornografía gay Entonces, de qué va
todo esto de mantener como normal una opción sexual si aparentemente no hay una
“naturalidad biológica” que nos lleve a plantearnos de tal o cual manera. ¿Será
sólo por llevar adelante la institución de la familia? ¿Acaso eso genero la
sobrevivencia de nuestra especie?
Si repasamos sucintamente
de manera antropológica las tribus que no se rigen por nuestro sistema
económico-social, podemos notar que la razón de tener hijos siempre fue
poblacional y armamentista, así que sí, podríamos decir que después de todo hay
una fuerte razón de supervivencia de la especie en el hecho de armar familias, pero
también de supervivencia del Poder, de la mecanización de sistemas, pero a fin de
cuentas en nada que se base efectivamente en la naturalidad de tener hijos porque
“para eso sirven los hombres y las mujeres”. Y en todo caso, si lo llevamos a
nuestra realidad actual en donde mujeres se pueden inseminar artificialmente,
creo que el asunto de la naturaleza empieza a tambalear. Creo que hay que
empezar a aceptar (y bastante liberador es) que nada de lo que haga el ser
humano obedece a una razón natural, y su composición biológica no es un
indicativo irresoluto de aquello.
Defender
no es lo mismo que atacar
Pero en fin, no creo
que todo el mundo se quiera cagar en la institución de la familia heterosexual,
después de todo es una tradición muy arraigada en nuestro ser, por lo que
siempre tendremos a un chico y una chica que quieran compartir su vida sexual y
afectiva de manera exclusiva o abierta, pero digamos que lo hacen de manera
exclusiva porque es lo más común, lo más clásico y lo que vemos a diario por
las calles. Bien, tomemos esa pareja, esos Juan y María eternos y
enfrentémoslos con una pareja de homosexuales dentro de nuestro entorno social
Latinoamericano, capitalista. Si a eso le sumamos que ambas parejas son de
clase media-baja, podríamos notar que los homosexuales corren siempre en
desventaja en cuanto a ciertos aspectos como la posibilidad de adopción de
hijos o la discriminación del entorno, simplemente por su inclinación sexual
(sin tomar en cuenta que en muchos países no existe aún la posibilidad de unión
civil) Todos estos elementos nos hacen plantear a la heterofobia como un
absurdo dentro de un mundo diseñado por y para heteros. La diversidad sexual
debe pelear desde muchos ángulos para hacer valer sus conquistas sociales,
defenderlas y sobre todo dignificarse ante una sociedad que los sigue mirando
como ciudadanos de segunda. Se trata de defenderse, no de atacar.
La llamada heterofobia
es una reacción mediática de los homofóbicos por querer validar su postura, no
hay que darle muchas luces al asunto después de lo que acabo de mencionar. Sin
embargo, no dudo que en internet existan grupos de homosexuales que declaren
abiertamente un odio a la heterosexualidad -y en todo caso es comprensible- sin
embargo, de ahí a que existan casos comunes de gays o lesbianas que se junten a
pegarle y matar parejas de heteros hay un trecho de distancia (y sí, este mundo
esta tan desquiciado que algo así se puede dar, quién sabe, pero está lejos de
ser un verdadero problema). No obstante vale la pena acallar esta clase de
conceptos porque van creciendo y agarrando vida por si solos cini yb efecto
bola de nueve. Recuerdan la figura de la feminazy, creada desde el machismo de
internet. Bueno hoy en día el concepto se ha hecho carne y acción en algunas
personas y creo que la heterofobia puede crecer si no se detiene
argumentalmente a los homofóbicos.
Por ejemplo el otro día
me encontré con la entrada de este blog
que acusa la supuesta heterofobia de Judith Butler, destacada filosofa feminista.
Para el autor de ése blog la posición de Butler de buscar derrocar el sistema
sexo-genero en el que se afianza la heterosexualidad obligatoria resulta en un
gesto impositivo y fascista porque “para Butler, que una mujer se de a un
hombre es subordinación. Esto es tan represivo como las doctrinas católicas más
reaccionarias. Va contra el amor, pues el amor es darse a otra persona.”
Este párrafo logra confundir, o mejor dicho tergiversa las ideas de la filosofa
a favor de quien cree que imaginar otros sistemas de relación no es otra cosa
que imponer “ideologías de género” dentro de una realidad en donde te meten la
heterosexualidad hasta por el wáter del baño. Es iluso pensar que la
heterosexualidad se presenta como una opción más dentro de muchas otras, en
realidad se impone como la única opción y la única verdad.
Personalmente leo en
las palabras del autor de aquel blog, un intento forzado por querer buscar en
las ideas de Butler un sentido de sometimiento a la heterosexualidad por
razones de mero odio (que sería lo que se entendería como heterofobia). La
actitud del autor del blog se puede entender, por otro lado, más bien como un
reclamo que expresa desde su heterosexualidad a aquellas voces que aboguen por
un cambio de paradigma, volviendo a la quemada idea de que lo biológico designa
lo natural y que desde allí se debe partir siempre, como expresa
subrepticiamente en una de sus ideas finales “ Butler cae en un idealismo extremo, negando la materia; pues aunque
el cuerpo de la mujer no hubiera sido nombrado nunca, no dejaría por ello de
existir. En definitiva, para Butler, la única forma de reducir o eliminar la
opresión hacia los colectivos minoritarios es eliminar la “categoría” sexo,
desplazando la heterosexualidad “obligatoria”, o quizás creando una sociedad en
la cual la confusión de géneros sea la norma.”
El autor de aquel blog
aparentemente es comunista y Ossandón es un conservador de derecha, como podemos
ver ambos lados del espectro político los une en algún punto el miedo de que el
sistema de heterosexualidad obligatoria tambaleé. La heterofobia sería sólo su
trampa discursiva para evitar aquello.
El visibilizar la lucha
contra un régimen que no hace más que exterminar a la homosexualidad (mediante
diversas estrategias que pueden ir desde la neta prohibición hasta la
asimilación de la diversidad sexual al régimen heterosexual) es algo totalmente
necesario y no me parece justo tachar de heterofobos a quienes sólo defienden
sus conquistas sociales. Sinceramente creo que el mundo sería más
feliz si no hubiesen represiones de ningún tipo, donde podamos disfrutar de
nuestra sexualidad sin ideas preconcebidas que se asuman como naturales, y
sobre todo sin tener que serle funcional a un sistema económico-social
determinado.-
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