jueves, 28 de octubre de 2021

100 Discos para mis treinta: #22 Willie Colon y Ruben Blades - Siembra (1978)



¡Hemos llegado a la salsa! Un mundo que para variar me es bastante ajeno, ya se habrán dado cuenta de mi ignorancia es suprema en muchas cosas. En mi vida he sido muy renuente a disfrutar de la música de talante más bailable, eso ha ido cambiando con los años y a medida que avanzo en esta comedia llamada vida cada vez me gusta mucho más la música que busca como primera intención sacudir el esqueleto, siendo la salsa (y la cumbia) de esos estilos de música y baile que no decepcionan jamás para subir la serotonina. Animada, colorida, enérgica y de raíces latinas vale la pena desempolvar los clásicos del género, en este caso nos encontramos ante un LP inmortal que no ha hecho más que envejecer con dignidad y continua siendo un apabullante manual de técnica, estilo e incluso carácter lirico contestatario.


Sorpresas te da la vida



Cuando tenía 22 años y me vine a vivir a Argentina, uno de mis compañeros de carrera que se convirtió lentamente en uno de mis mejores amigos, tenía gustos musicales completamente distintos a los que yo exponía en ese momento. Para esa edad yo ya me sentía lo suficientemente melomano en materia musical, pero realmente la cosa no era tan así (y sospecho que lo sigue siendo) ya que de música tropical y salsa no sabía casi nada. Por curiosidad casi cinéfila me compré el disco de Buena Vista Social Club debido al excelente documental de Wim Wenders al respecto, pero debo admitir que los ritmos tropicales nunca fueron algo que llamase mucho la atención de mi cadera y menos de mi oído. Mi amigo en cambio era un conocedor de Hector Lavoe, Oscar D´León, Tito Puente, Jhonny Pacheco, Juan Luis Guerra y una larguísima tradición de músicos que le dieron forma y organicidad a los sonidos bailables de otras generaciones y que aún resuenan en el ADN de nuestra región. 

Esta influencia que después se reforzó con la amistad de un Salvadoreño que reconocía como parte del soundtrack de su infancia a varios de estos compositores, hizo que mi curiosidad por esta música creciera cada vez más al punto de querer tomar algunas clases de Salsa que fracasaron después del sexto o séptimo intento. De todos modos, el gusto por la música ya estaba allí y como suele pasar consumí una gran cantidad de discos, algunos muy buenos, pero que termine olvidando sagazmente, otros mucho más recordables, pero que me aburrieron con un par de escuchas reiteradas y esta esté que es uno de mis favoritos y más entrañables en donde considero cada canción tiene su lugar ganado con creces.




Para 1978 Willie Colón era un reconocido músico de origen puertorriqueño que posteriormente sería considerado como el arquitecto de la salsa urbana, se le concede que fue uno de los pilares fundamentales para abrir un espacio a la música caribeña en el siempre complejo escenario que es Nueva York. En su primera época profesional se unió al hoy legendario Hector Lavoe (otro nombre que personalmente siento debería escuchar más ya que lo considero una especie de Leonard Cohen del mundo Latino) para crear discos que fusionasen lo mejor del ritmo anglosajón de raíz negra como el jazz, el funk y el R&B con variantes de la cultura latina como lo son el guaguancó y el mozambique. 

La fama mal llevada, los problemas personales de Lavoe y la necesidad de llevar adelante una carrera artística que supusiera nuevas aristas, hace que Colón en 1974 se desvincule de su sociedad comercial y creativa con Hector. Willie de esta manera buscaba como musico trombonista y productor (a esas alturas consagrado), conseguir una amalgama de la tradición boricua que había llevado adelante con sus colegas, pero que al mismo tiempo evocase la nostalgia de la música puertorriqueña. Es aquí donde entra el característico Rubén Blades.

Luego de algunos años de formación teórica y de aventurarse con un par de discos solistas, además de limar las asperezas con su colega Hector Lavoe, Willie conoce al Panameño Ruben Blades que por su cuenta ya venía cosechando cierto prestigio en la escena por sus colaboraciones con la orquesta de Pete Rodriguez, es así como crea a punta de un par de canciones, una provechosa sociedad con Willie para crear en 1977 el disco "Metiendo mano!"  La formula se notaba fresca y consistente, Colón aportaba ritmos urbanos a la tradición de sonidos latinos mientras Blades relataba mediante un canto muy cercana al del reconocido baladista José Feliciano, una narrativa social que vislumbraba las vicisitudes y encrucijadas de los inmigrantes Latinos en Estados Unidos. La sociedad tanto artística como culturalmente gozó de una gran fuerza y mantuvieron esta unión por un periodo de diez años. Ha llegado la hora de concentrarse en el segundo disco que crearon y el cual es considerado uno de los más emblemáticos para la Salsa y para la discografía de estos dos gigantes, el precioso "Siembra" 

Un canto Latinoamericano hacía la vida




Latinoamérica es una zona que ha sido media bastardeada en cuanto a su cultura a nivel masivo, a veces, la búsqueda de una identidad sonora no parece ser muy clara al ser una zona en donde se pueden encontrar desde climas tropicales a otros más crepusculares, como es el caso del lugar en donde nací: frio, nublado y con paisajes más cercanos a Noruega, no obstante, hay intentos y trabajos artísticos que consiguen ir más allá del color de su musicalidad, trabajos donde el ritmo y la sustancia que despliega consiguen ser completamente valiosos por ambas partes y ser reconocidos de modo universal. Es así como arranca "Siembra" con la emblemática canción "Plástico" que manifiesta una directa crítica a la mirada más capitalista de la vida. Mediante una intro de corte bien Disco (muy propia de la época) para luego desembocar en una deliciosa melodía salsera llena de energía y buena vibra, Blades canta en contra de las apariencias, la careteada y la necesidad que tienen algunas personas de medir todo por medio del valor del dinero, con un mensaje final de activismo político que acerca la visión del disco a una de corte más socialista. "Plástico"  es un arranque perfecto para esta clase de discos, propone una mirada fresca, musicalmente compleja, de una alegría sonora contagiosa y con un mensaje bastante directo. Sin duda, una de mis canciones favoritas de la vida y con un mensaje de aires revolucionarios casi al final: "pero señoras y señores, en medio del plástico/ también se ven las caras de esperanza/se ven las caras orgullosas que trabajan por una Latinoamérica unida y por un mañana de esperanza y de libertad". Finalmente, la canción menciona a una serie de países (en los que no entra chile XD) del continente acompañados del grito "¡Presente!", hasta llegar a "¡Nicaragua sin Somoza!", en referencia al dictador Anastasio Somoza.




"Buscando Guayaba" parece tener una letra metafórica con ribetes existenciales, musicalmente una deliciosa Salsa llena de swing y en la que el mismo Blades se permite bromear realizando un "solo de boca" jugando con sonidos de scat en el puente del tema. Pero para que estamos con cosas, el gran sello de calidad que encontraremos en este disco aparece con la magistral "Pedro Navaja" canción emblemática por donde se le mire, en la que Blades despliega un inteligente relato urbano totalmente cobijada en los aires de big bang que le otorga la musicalización de Colón, que decir de esa tonada de percusiones que le dan ritmo al relato urbano de Blades quien describe al protagonista del tema, Pedro Navaja, un malandro Latino en las calles de Nueva York que por azares del destino se enfrenta con una prostituta, con un destino fatal y una lección de vida bastante valiosa. Creo que el tema líricamente ya tiene su merito, pero el ritmo, la melodía y el buen ensamble de vientos cortesía de Colón quien se dedico a darle brillo al relato de Blades es lo que le otorga de verdadera vida a la canción. La discográfica en su momento pensó que el tema no caería bien para bailar ya que la historia parecía sacada de una crónica roja. Este fue el impulso para que el dúo bautizara su propuesta como "Salsa Consiente". El final del tema es simplemente estupendo y dan ganas de repetirlo una y otra vez, créanme, aquí está la inspiración intelectual de gran parte de la carrera de Calle 13, que como sabemos, Rubén Blades grabaría y produciría luego una canción con ellos, la estupenda "La perla"



"Maria Lionza" propone ciertas raíces afro en su intro, para luego continuar en una melodía mucho más calma y propia de los trabajos anteriores de Colón con una letra dedicada a la deidad Venezolana, si bien el tema no consigue brillar tanto como "Pedro Navaja", si mantiene una esencia altiva y con mucha herencia de música bailable caribeña. "Ojos"  es más dramática y recuerda un poco a Hector Lavoe en su tono más plañidero, aunque la interpretación de Blades se siente mucho más romántica e idealista "Ojos de aquel que se aleja y espera su libertad/De América Latina, ojos llenos de verdad" Blades en su búsqueda por darle dignidad y realidad a la visión Latinoamericana consigue despachar otro himno lleno de entusiasmo. Vale agregar que la composición también se compartió con el gran Jhony Ortiz




"Dime" tras unas teclas de piano se expresa con una vibra más tranquila, fulgorosa y sobre todo expone un costado más sentimental  donde no hay miedo a la vulnerabilidad. El cantante expresa su dolor mediante un delicioso ritmo que inunda con su ritmo cada recoveco de espacio en donde rebote.  El final grandilocuente con "Siembra" la canción que le da nombre al disco es otro canto al despertar y la unión Latinoamericana. La tonada de percusión y la orquestación es quizás una de las más elaboradas dentro de todo el LP y se puede notar un son que busca con sus coros esplendorosos darle más y más fuerza a la voz de Blades.

Siembra  le dio nuevos años de vida a la Salsa en un momento en el que se encontraba moribunda. Willie Colón hace todos los arreglos en el disco y su trombón destaca en todas las canciones así como su voz en los coros, su toque ha sido responsable de los momentos más grandes de la tradición salsera y junto a Ruben Blades consiguieron darle un aire mucho más interesante al estilo, realmente en la actualidad se echa en falta una genialidad de despliegue como la que estos autores consiguieron dentro de su rubro.-

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