jueves, 24 de febrero de 2022

100 Discos para mis treinta: #09 Maximum The Hormone – Buiikikaesu (2007)

Recuerdo que el 2007 y 2008 era un adepto participante de un foro de internet en donde la gente se la pasaba compartiendo música rara o al menos poco usual. Siempre había alguna sorpresa reveladora que descubrir y en gran parte mi cultura musical más diversa se debe a mi interacción con lxs participantes de ese foro (con algunxs aún tengo contacto) fue así (y no por un anime) que conocí a Maximum The Hormone, grupo con el que cerré una larga y silenciosa etapa de amor al J-Rock.

Mucho más que un Opening

 


Muchísimo más que lxs creadores de un buen Opening y un buen Ending, Maximum The Hormone (MTH) es una banda – por su puesto – nipona proveniente de Tokyo que no teme ir explotando un sonido agrio con grandes pinceladas de humor y buena onda. Conformados originalmente por Daisuke Tsuda en las voces guturales y la baterista y voz femenina Nawo Kawakita, el grupo paso de un estilo metalcore (¿se acuerdan de ese sub genero dosmilero?) para luego encontrar una propuesta que calzaba mucho mejor con la actitud desenfadada, irreverente y desafiante que proponían.

Siendo la sorpresa en su momento para el Japón, la banda comenzó a hacerse notar luego de un par de cambios en su formación orifinal, con la posterior incorporación del hermano de menor de Nawo, Ryo Kawakita en guitarra y voces melódicas, más el tremendo y alabado bajista Futoshi Uehara (maestro de la técnica slap) En 2005 la banda lanzó su cuarto disco “Rokkinpo Goroshi” en donde consiguen marcar una fuerte presencia en el panorama del rock nipon de aquel momento, en parte gracias al imponente y sinérgico combo de sonidos explosivos de metal con tesituras de Punk (happy punk incluso diría) sumado a elementos melódicos propios del pop japones que de algún modo son el antecesor olvidado de lo que luego sería la provocadora movida del Baby Metal.

MHT es una banda que consiguió relevancia fuera de su país de origen, en gran medida, por la aparición de dos de sus temas más elaborados hasta el momento (y que están presentes en el disco que revisaremos)  Tanto el segundo Opening como el segundo ending de la popular anime Death Note son interpretados por MHT. Pese a que ya habían usado canciones de esta banda en otros animes, obviamente Death Note fue mucho más arrollador, siendo el responsable de la segunda oleada de popularidad de la animación japonesa en occidente, por lo mismo la popularidad de estas canciones y de la banda no es casual. Lo que suele pasar en estos casos es que estas bandas terminan siendo monopolizadas por otakus y quienes no están muy interesadxs en ese mundo lamentablemente le pierden la pista al grupo, y mal que hacen.

Para empezar una serie como Death Note no obedece a las reglas convencionales de la industria del Anime que hasta ese momento había alcanzado relevancia fuera de Japón, por lo mismo la música con que se presentaba, específicamente las canciones donde MTH estaba implicado, distaba mucho del canon más clásico, de esta forma la banda se aleja bastante del J-Rock típico de corriente más bien Visual (como Lar´c en Ciel) incluso por su desfachatez el grupo ha ido un poco más allá que los mismísimos Dir En Grey, otras de mis bandas predilectas de metal y que cuyo disco Uroboros revise también.


 

“Buiikikaesu” es mucho más que dos canciones estelares, realmente es un disco que no para de tener temazos siendo divertido y a ratos demoledor, y siempre con la adrenalina muy a tope. Cuando desubrí y escuche el disco, sin saber que tenía relación con Death Note (ya que la serie la vi muchos años después de su boom) quede un poco anonadado por la soltura con que la banda se atrevía a perforar su salvaje sonido metalero con lúdicos momentos de funk, Happy Punk (muy en la onda NOFX) y el pop de raíz más oriental, es decir, ese que es terriblemente Kawai. Si bien el disco anterior del cuarteto ya daba señales de esa ruta tan única, “Buiikikaesu” consigue elevar la antorcha de ese estilo, muchísimo más, otorgándole de más musculo a todo, arremetiendo con su mezcla de estilos sin que parezca una ensalada sin sentido, ya que de algún modo la mezcla siempre consigue encajar perfecto. Posiblemente es uno de los discos más lúdicos que al menos yo he escuchado dentro del vasto campo del J-Rock y ya es hora de desmenuzarlo.

El mejor desestresante


 

Tras una llamativa intro que recuerda un poco los amagues más brutos del Nu-metal, el tema que da nombre al disco se abre dejando ver un combo de momentos funk, punk y hasta trash con gritos rapeados y ataques despiadados de poder guitarrero, pero cuando Nawo entra con su voz más aguda y melódica, el tema toma ribetes mucho más de opening y es imposible no imaginarse fragmentos de cualquier anime.

Si bien el primer tema funciona como ejemplo de la alta gama de sonidos que se desplegaran en el disco, es “Zetsubou Billy” la canción que enciende realmente los fuegos. Reconocida como el segundo ending de Death Note y con alusiones directas a la serie (sus integrantes han reconocido que es uno de sus mangas favoritos) la locura de Maximiun se empieza a sentir cada vez más potente, dotando de momentos brutales gracias al bajo furioso y a los riff que realmente pueden llegar a recordar a los System Of a Down más novicios. Por supuesto el toque de J-Pop viene por parte de la voz de Nawo, pero en esta ocasión la canción se permite jugar mucho más con momentos distendidos dentro de lo divertidamente caotico. Tras una intro en donde se escucha el nostálgico sonido de una cajita musical, “Kuso Breakin Nou Breakin Lily” es otro tema que rompe con la lógica escuchada hasta ahora, mucho más del estilo del punk californiano de NoFX, la banda se permite jugar un poco más con sus sonidos aunque luego de unos alocados solos, la agresividad más oscura vuelve a azotarnos.




 “Lousiana Bob” Sigue la estela de canciones más propios de su disco anterior, mucho musculo y voltaje, con insólitos pasajes que saben mezclar rap y cantos guturales, con un coro divertido de enganchar, pero en general una canción que no da respiro, el momento del puente es humeante, va dejando todo listo para un breakdown tremendo, por ese tipo de detalles Maximium the Hormone parecen infatigables. “Policeman Benz” es otra locura, llena de metal, una batería que rebota en tu cabeza y una velocidad de guitarras que permite entender el tema como una oda al metal japones más clásico, aunque el coro convierte la canción en una fiesta mucho más punki.

“Black Yen Power G-Man Spy” comienza con cierta vibra a lo Tool (una de las bandas favoritas de Ryo) pero rápidamente deviene en el sonido intrépido de los nipones, sosteniéndose mucho más en el excelente bajo de Futoshi y su valiosa técnica de slapping que no tiene problemas en desenvolverse a los sonidos más densos del metal, pero que igualmente consigue sobresalir y darle al tema una vibra fresca que cierra perfectamente con el canto de Nawo mezclando de esta manera la aplanadora de metal con un coro más grovy. “Akagi” se deja sentir como otro tema con muchas influencias del metal japones clásico de grupos como los legendarios X Japan aunque con un 200% más de brutalidad, pese a que no olvida sus pequeños momentos de distención que le dan ese dinamismo único a Maximum.

No hay tiempo para dormir, fieles a su política de no dar respiro “Kyoukatsu” orbita nuevamente sobre un metal acelerado que se desgrana a la hora del coro en donde la melodía se convierte en algo mucho más amigable y juguetón, para luego volver a una especie de tocata punk en donde sólo puedes imaginarte mucha gente haciendo pogo. “Bikini Sports Punchin” sobresale un poco más por la técnica que Ryo le inyecta a su guitarra, dándole momentos tanto grovys como mucho más oscuros, pero en general el tema se siente como un arrebato bastante punk.


Los últimos cuatro temas son los mejores del disco y lo concluyen de una manera magistral, es básicamente acelerar el auto al máximo cuando ya queda poco para llegar al destino, pero no es un camino libre de ripio o curvas, el viaje, aunque ya casi finalizado aún mantiene sus potentes sorpresas. De “What´s up people” quizás no haya mucho que agregar, el tema violento, rápido y completamente deschavetado fue el extraño segundo opening de Death Note, siendo uno de los pocos ejemplos que se recuerden de que un opening de este estilo haya conseguido tanta popularidad. Definitivamente se siente como un gran tributo a System Of a Down en sus primeros minutos, aunque ya podemos distinguir elementos únicos de Maximum The Hormone como los guturales que mezclan frases rapeadas y la batería de sonido seco y desafiante. Por su puesto el desmadre viene casi al final del tema con todos los instrumentos (incluida la voz) convirtiéndose en un atado de ruidos que se sienten el desestrezante perfecto, de hecho, es la canción predilecta que pondría si un día me da la locura y rompo todo, por supuesto espero no hacerlo nunca, pero bueno la música me da esas ideas.

De todas formas mi tema favorito del disco llega con “Chu Chu Lovely Muni Muni Mura Mura Purin Purin Boron Nu” título que siempre creí que era un chiste, porque el mismo tema parece serlo. Atravesado por atractivos coros de pop, la canción es lúdica, disonante (por ese cambio de voces chibi a guturales) con una batería impactante, un bajo que toca en una especie de escala funk/punk y por supuesto una dinámica de guitarras llenas de adrenalina. Es cierto que las partes pop pueden sentirse medias cringe y cortan un poco el mambo más metalero del tema, pero a la larga se agradece esa mezcla tan dinámica que hace que quien escuche el disco a veces quede medio WTF, le da una personalidad única al sonido de la banda.

  

“Shimi” mantiene la fuerza brutal del metal adosado a un violento y torrentoso hardcore en las partes del estribillo, luego amenizada por Nawo quien esta vez tiene un canto no tan paródico sino más cercano a la melodía de viejas canciones tradicionales del Japón, dándole a la pista un aura mucho más ceremoniosa, pese a la extrema locura que la banda rápidamente despacha. El final vuelve a ser una fiesta, se trata de la divertida “Koi no mega lover” mi segundo tema predilecto del disco, una canción muy popular en Japón y que creo es la mejor puerta de entrada para escuchar este grupo. Casi aeróbica y bailable en su coro, por supuesto bruscos vientos de hardcore atraviesan el centro de la canción, para luego volver a esa alegría que tiene cierto toque irónico. La formula de la banda parece archi probada en este disco, la mayoría de las canciones mantienen ese patrón, pero cada una lo consigue hacer de una manera única lo que consigue no aburrir y al contrario siempre sorprender, al menos en una primera escucha. Un disco totalmente desestresante, ideal para acompañar las sesiones de trote o ejercicio de máquina, hasta el nombre del grupo suena como un box de CROSFIT. Para mí un imprescindible a la hora de aumentar los niveles de serotonina. -

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