lunes, 21 de agosto de 2017

Series para ver, volver a ver y pensárselo mejor antes de ver: F is for Family




Netflix todo el rato, muy pocas de sus series te dejan indiferentes, o son éxitos del momento o potenciales joyas que se valorarán tiempo después y ese podría ser el caso de “F is for Family” estrenada en 2015 y con dos temporadas hasta el momento, logró despertar los elogios de quienes veíamos en ella cierto reparo al considerarla otra innecesaria sátira más del modelo de familia estadounidense ya tan explotado por las sitcoms. “F is for Family” en realidad logra marcar la diferencia porque su humor es visceral e inquietantemente tenso, más cercano a lo que propuso “The king of hill” en su momento, pero por ahí el acento puesto de manera tan fuerte en la destrucción del sueño americano hace que la serie se focalice más en una suerte de dramedia, hibrido que últimamente parece estar dando mucho que hablar gracias a otras propuestas como la maniacodepresiva “Bojack the horsemann”, también de Netflix y que también reseñe en su momento. Pero vamos a ver de qué se trata esta historia setentera.


La corrupción de un estilo de vida


Han aparecido tantas comedias basadas en la familia que cuesta imaginarse la vuelta que se le puede dar al concepto, sin embargo, esta serie me sorprendió en sus primeros capítulos ya que más que buscar enganchar con estereotipos modélicos de una sociedad inmensamente cínica como lo es la Estadounidense, te pinta un panorama preciso de una época muy jodida como lo son los 70’. De ahí que el desarrollo de sus personajes dentro de ese contexto resulte tan orgánico y profundo. Los setenta para muchos yankees fue el despertar abrupto de un sueño, escándalos políticos (el watergate), crisis económicas (las energéticas), la constante paranoia de la guerra fría y el trauma que significo Vietnam dio paso a una época bastante corrompida y desencantada con la promesa que su eterno sistema les proporcionaba. Esto se simboliza en la secuencia del opening en donde el protagonista Frank Murphy (Bill Burr, quien además es co-creador de la serie) se eleva joven y esperanzado por un cielo despejado lleno de sueños y ambiciones al prometedor ritmo de la canción “Come and Get Your Love” de Redbone, pero lentamente comienzan a caerle los obstáculos de la vida, primero la guerra de Vietnam en donde es reclutado y luego la inminente familia, hijos, cuentas, hipotecas. Frank engorda, se le cae el pelo y se encuentra de pleno luchando, intentando mantener el estilo de vida que Estados Unidos ha implantado como el único camino a la felicidad: Casa, Esposa, hijos, auto y perro, sin embargo, la crisis de la mediana edad lo achaca, somatizando al mismo tiempo la crisis de su propio país. 
 
La serie constantemente hace alusión a ese despertar de golpe de la inocencia. Bill (Haley Reinhart) el hijo menor de Frank, tímido y respetuoso a lo largo de la serie va dejando forzosamente de lado su visión infantil del mundo frente al abuso de los típicos bullys de la escuela, la subvaloración de su padre hacía él y una que otra escena que lo trauma de por vida, es quizás el personaje más patético y con peor suerte aunque su hermano mayor Kevin (Justin Long) no se queda atrás, entre su confuso amor-desprecio por su padre, su revuelta hormonal y su ingravidez propia de una edad que no conoce la idea de la palabra consecuencias a largo plazo, Kevin poco a poco se va desencantando por la vida de adulto que lo acecha a la vuelta de la esquina, entiende que es muy fácil ser un fracasado como considera es su Padre. Sue (Laura Dern) la madre de la familia tampoco tiene mucho de que sentirse bien, fuera de su papel de mujer comprensiva y abnegada sus constantes deseos de querer demostrarle a la vida que puede llegar más lejos que ser una simple ama de casa la sobrepasan, frustrándola amargamente. 


Si bien el contexto social es clave para entender cómo convergen todos estos aspectos en la vida de la familia Murphy en donde el machismo, el racismo, el estatus social, las drogas y la decadencia de valores giran constantemente en torno a ellos, no es el eje central de las historias, de hecho más allá de alguna referencia puntual a la época o chistes muy aislados que se construyen en base algo particular de aquellos años, mayormente la serie es atemporal, las situaciones que viven sus personajes atañen a cualquier momento de la historia: El desempleo, el empoderamiento femenino, la perdida de la inocencia y la decepción de los valores en los que uno creía. Frank Murphy finalmente termina siendo un personaje patético que dispara a cada segundo malas palabras, perpetuamente irritado y frustrado por cómo termino su vida, quería ser piloto de avión y acabo trabajando como coordinador de los empacadores en un aeropuerto en donde es menospreciado constantemente por sus supervisores, al mismo tiempo va perdiendo más y más autoridad en su propia casa por parte de sus hijos, podemos ver en Frank la destrucción del mito del macho proveedor. Frank es seguramente un ser desagradable, pero su evolución a lo largo de la serie lo transforma en un curioso antihéroe en el que (vergonzosamente) la audiencia masculina heterosexual nos podemos identificar, en definitiva es el fracasado que ya no sabe cómo seguir calzando con todos sus problemas en ese sistema cuasi perfecto de sociedad americana. Frank notablemente refleja nuestro asqueroso machismo y por lo mismo podemos comprenderlo y entender su sufrimiento. Vemos lo peor de nosotros en él y queremos que eventualmente su actitud cambie, mejore, deje de ser lo que el mundo ha construido de él, pero ese camino aparentemente será más tortuoso. A lo largo de la primera y segunda temporada vemos a un Frank que pierde su trabajo, que baja en la escala social y que termina incluso llegando a degradarse como persona. 
 
Humor bien acido 


Y nunca mejor dicho, para una época donde además del sida, la cocaína inundaban silenciosamente los barrios de la “gente de bien”; “F is for Family” no tantea en dar golpes bajos a la hora de revelar de forma directa y punzante el cinismo. Hay humor muy negro representado no sólo en algunos momentos de la familia Murphy sino también en los personajes secundarios como el vecino de Frank, Vic (Sam Rockwell) un simpático  cocaino-dependiente que tiene que estar todo el tiempo en las nubes para poder soportar el diario vivir, Frank lo odia, pero fuera del guiño a Homero-Flanders (por cierto Michael Price, el otro creador de la serie también fue guionista de Los Simpson) la relación entre ambos provee de una complementariedad interesante. También están la curiosa pareja de hermanos imbéciles con los que juega la pequeña Sue (Laura Dern) la hija menor de la familia que no siente interés en volcar su vida en hacer cosas de niña como la obligan sus padres y que prefiere pasar tiempo con esos chicos marginales que se encuentran en constante situación de abandono, una subtrama menor, pero con momentos bastante certeros.

Si bien la serie abunda en momentos de drama, el humor ronda todo el rato ya sea de manera cruel o sarcástica, hay gags y ciertas secuencias un poco más vulgares, pero “F is the family” es ese tipo de serie que se construye de manera escalonada, sus personajes evolucionan y sus acciones tienen consecuencia y continuidad en la trama más allá de los chistes. Hay detalles que vale tomar en cuenta y momentos que sobresalen, por lo que su humor está más ligado al stand up, al contar una historia que a sólo situaciones absurdas o ridículas. Pero nuevamente tenemos que tener presente que cada chiste será bastante ácido y llegaremos a un punto en qué no nos será posible reírnos tanto porque sufriremos en mayor o menor medida con la desdicha de los personajes.

“F is the family” es una serie bastante buena que supera mucho las expectativas de quienes podían creer que se trataría de otra “Family Guy” más. Esta muy bien pensada e hilvanada, en lo personal no veo momentos muy hilarantes, más bien secuencias oscuras que generan una incómoda risa, pero que extrañamente funcionan, tal vez porque la serie traspasa al espectador de manera acertada el aura sórdida de los 70´, sin llegar a deprimir porque después de todo sigue siendo la historia de una familia que lucha por mantenerse a flote como la de cualquiera, sólo podemos llorar por lo absurdo y reír de lo irremediable. Ah y otra cosa el soundtrack es excelente lo que en cierto modo nos recuerda que quizás lo único luminoso de aquellos años fue la música.- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario