miércoles, 12 de diciembre de 2018

Otro erotismo posible. Nuestros deseos como un devenir y no como un impulso intrínseco


 
Escena de The Bike club de Poppy Sanchez
La frontera entre lo que es porno y erótico dentro de las imágenes, es una cuestión de etiquetas de consentimiento. Si la imagen es más o menos explícita, si la iluminación está mejor cuidada, si la escena sugiere de mayor forma... La discusión es larga y tendida, pero está más o menos claro que en nuestra sociedad la pornografía entra a designar cualquier representación de “cosas obscenas” mientras que el erotismo por antonomasia cae en la tentación del esteticismo, queriendo siempre convertir la sugestión sexual en la contemplación de puras formas. No obstante, ¿qué tanto hay de diferente en la representación final de ambas? Si el fútil objetivo es excitar los sentidos sexualizándolos, ambas imágenes, a su modo, persisten en representaciones similares que alimentan una maquinaria de deseos generales. Por eso, a la luz de individuos que tantean un porno más erótico y viceversa, vale preguntarse ¿es posible otro erotismo que afecte nuestro imaginario?

 
¿Importa que el porno sea “lindo”?



Greg Lansky es un fotógrafo parisense que comenzó a trabajar en la industria pornográfica en el 2005. Su primera película “Slut Diaries” no distaba en nada de cualquier porno barata hecha con los recursos básicos y los contactos indicados (la legendaria Lisa Ann participó ahí), pero le bastó a Greg para sumergirse de lleno en la industria de cine para “adultos” (se han fijado la poca relevancia que tiene ese rotulo hace ya varios años)

El fotógrafo fungió como director de varias películas mientras formaba parte en paralelo de la empresa virtual de difusión pornográfica “Reallity Kings” de la cual se desligó en 2014. Pero no fue hasta el año siguiente cuando Greg Lansky dio el golpe definitivo, fundó la productora Blacked que como se puede inferir es una página dedicada al sexo “interracial”, un simple rotulo del porno comercial para determinar que en las escenas hay uno o varios afroamericanos “afilándoselo” a una o varias chicas de piel blanca, nada especial de otras productoras que explotan el mismo concepto. Posteriormente Lansky creó la productora Tushy que se especializa en escenas de sexo anal la cual capturó de inmediato la atención del público por su película debut “Being Riley” en la que una joven y audaz Riley Red debutaba – luego de un recorrido de cinco años por la industria – en las escenas de sexo anal y doble penetración. Pero el 2016 Lansky se ganó un verdadero reconocimiento dentro del porno mainstream al crear la productora VIXEN, la cual ha encumbrado su nombre dentro del rubro al punto de que muchxs especialistas han declarado “Greg Lansky está haciendo del porno algo genial otra vez”

Muchos premios AVN (los oscars del cine porno), mucho dinero y un aspecto de jeque árabe cada vez más fuerte es el que ha ganado Lansky con los años, sin embargo, sus productoras no distan casi en nada de los elementos emblemáticos del porno tradicional. Relaciones muy heteronormadas en cuanto al sexo, mujeres cachondas porque sí y porque no, siempre potencialmente bisexuales, gran preponderancia del falo en todas las tomas, corridas faciales, osadas aberturas anales, posiciones sexuales atléticas y risibles. No hay nada nuevo bajo el sol, lo único que Lansky ha hecho para llamar la atención del público es estetizar las formas del porno, no sólo en las escenas sexuales, ya que muchas veces la breve trama que se presenta (ese delicioso preludio de la pornografía) parece un refinado comercial televisivo sobre mujeres empoderadas o un trabajado videoclip musical, en donde los escenarios más comunes son los alberques, los moteles y las cocinas americanas.

Greg Lansky, el nuevo  "hombre chulo del porno"
No es la primera vez que se hace este tipo de ejercicios dentro del porno mainstream,  tenemos el ejemplo de Andrew Blake quien en los noventa llevo adelante un porno donde fotográficamente había una propuesta estética muy cuidada, pero en ese caso, Blake hacía gala de un excesivo uso de fetichismos que explotaba en las escenas sexuales. Aquella era su marca autoral que le hizo plasmar una mirada “distinta” al porno mainstream. 

Volviendo a Lansky, sus tres productoras, especialmente VIXEN, se han enfocado en crear una imagen demasiado cuidada y minuciosamente retocada de las escenas sexuales. Pero no sólo de eso, si echamos un vistazo al catálogo de actrices que abundan en VIXEN (y en las otras dos, ya que generalmente son las mismas personas) podemos encontrar poca variedad de cuerpos, la mayoría responden a un prototipo muy elitista: mujeres con un físico envidiable, de ojos azules, verdes o mirada excesivamente lasciva. Generalmente no abundan actrices con atributos corporales muy pronunciados (y hasta hace poco Lansky no aceptaba actrices con tatuajes o cabezas rapadas), pero de vez en cuando aparece algún video con alguna chica con estas características. El catálogo de Lansky para sus películas es básicamente la versión porno de los ángeles de Victoria Secret, basta con observar su instagram para corroborar esto. Sin embargo, en este caso los actores masculinos no se quedan atrás, ya que también exhiben trabajados cuerpos Fitness, pollas gigantescas y anos lampiños. Lo que Lansky hace al creer que está dotando de erotismo al porno, es básicamente darle un nivel de preponderancia a las figuras de actrices y actores que se ciñen a un prototipo de belleza y sensualidad determinantemente eurocentrista, cuando no se adhieren a ese principio, se le busca desde lo exótico (la latina insaciable, el negro bestial) Por alguna razón, quizás por el cierto grado de respetable producción técnica, o por la belleza estereotípica de sus actrices y actores, la gente ve en esto un porno menos guarro, más “lindo”, más cercano a lo erótico.

Podríamos hacer una fútil comparación entre los trabajos de Lansky y de la porno feminista Erika Lust, quienes a su modo, comparten esta visión de porno cubierto de erotismo. Lust siempre ha advertido que su trabajo está muy cuidado en cuanto a aspectos técnicos (siempre recordando los trabajos pornográficos de la era dorada de los setenta), y en ellos podemos ver un catálogo de actrices con abdominales bien trabajados, cuerpos atléticos y personajes masculinos que rozan la fantasía del adonis. ¿Dónde está la diferencia? Evidentemente en el discurso que persiguen, mientras que Lansky no propone nada interesante en su retórica, más allá de sus –cada vez –más cuidados recursos técnicos y estilísticos (el último video de VIXEN es una orgia que imita el cuadro de la última cena, el efectismo está en su máximo esplendor) Lust le ha dado una mayor preponderancia a su idea de porno con principios feministas, en donde un tipo de mujer expresa sus deseos, sus pasiones y vicisitudes en cuanto al sexo, en referencia a eso, todos los trabajos de la productora de Lust van encaminados a fomentar o soportar esa idea, a veces de un modo radical y otros no tanto. 

 
"The Bike Club" de Poppy Sanchez
Más interesante son los trabajos de directorxs invitadxs a la productora de Lust, como Poppy Sanchez, quien ha sido capaz de montar un trabajo formalmente interesante en el que se desarrolla una orgia con personajes trans, varones, lesbianas y chicas cis cuyo cuerpo no obedece al que Lansky considera excitable o cachondo. El poner estos cuerpos y desplegarlos en una escena que tiene elementos eróticos y obviamente explícitos sexualmente, es una declaración de principios en donde la frontera del porno mainstream se desdibuja y podemos sentir que apreciamos y nos erotizamos con algo que no estaba en nuestro radar. No necesariamente tiene que ser “lindo” o amable a la vista para activar nuestro imaginario.

El imaginario erótico   

Maddona explotando un fetiche de lo erótico
¿Quién crea el imaginario erótico? Es lo mismo que preguntarse, ¿quién despierta nuestros deseos sexuales? Lo erótico trabaja al nivel de nuestras subjetividades. El lingüista Dominique Maingueneau establece que la diferencia entre porno y erotismo en cuanto a la posición del espectador, es que en el primero actúa como voyeur, lo que moviliza su morbosidad, de ahí que un tema recurrente en el porno sea la dominación al cuerpo femenino por medio de posiciones, palabras y actos. Mientras que en el erotismo, el espectador toma la posición de contemplador lo que le brinda un recorrido mucho más estético a la obra.

Cuando hablamos de estética, en términos simples, estamos hablando de aquello que nos es apreciable a la vista. Por supuesto, hay mil teorías en el arte y la sociología sobre esto, pero no nos vayamos tan lejos. Una imagen nos causa aprecio, se acomoda a nuestra visión estética. El porno de Lansky llega a ser estético a la vista de muchxs porque cuida sus formas y aditivamente sus participantes frente a cámara parecen agradar a la vista.

Esta diferencia entre contemplación y voyeur fija una nueva línea de definición en la que lo porno se espía porque se percibe como algo vergonzoso, mientras que en cambio, lo erótico nos hace pensar. Sin embargo, esto no es tan así. Los relatos eróticos, y las películas que han construido desde la gran industria una seguidilla de imágenes de seducción erótica, en muchos casos son ejercicios en los que el pensamiento analítico no tiene cabida. El hecho de que la seducción esté al servicio de una historia, o de que el sexo sea una temática que se quiere abordar, no hace que en su punto clave el erotismo se diferencie en sus modos de excitar, especialmente si es una obra de consumo mainstream. Ejemplo: Una película sobre una pareja, no hay escenas de sexo, pero si tensión sexual y muchos juegos de seducción por un largo rato. Cuando finalmente se desarrolla la escena de sexo, podemos caer en dos vertientes: -Una escena de sexo atípica, con movimientos de cámara que no se enfoquen en sus participantes y nos hagan pensar como espectadores en el sentido de las imágenes. –O una escena de sexo estéticamente cuidada, sin planos explícitos, pero con desnudo y gran teatralidad.  Generalmente los directores de grandes películas eróticas, nos suelen entregar esta segunda vertiente, en la que mucha diferencia con el porno no podemos encontrar.

Erotismo viene  del griego eros en referencia al Dios Eros a quien se le asocia con la sensualidad, el deseo y placer sexual, así como con las conductas que se manifiestan cuando existe atracción entre dos o más seres. El erotismo es una cosa singular de los cuerpos, desde su concepción etimológica no es algo que tenga que relacionarse obcecadamente con lo estético ni con lo contemplativo. Lo que a mí me erotiza es problema mío, el tema es como una industria ha lavado un campo de subjetividades sexuales para presentar indicativos que reducen nuestro imaginario erótico. Tomando en cuenta, entonces, que hay productoras de cine porno que buscan hacerse con esta idea de erotismo y de que justamente el erotismo estándar sólo es otra forma de gestionar cuerpos y deseos dentro de la norma, vale hacerle la siguiente pregunta, que de seguro pobló muchas mentes antes de que yo la formulase: ¿Es posible otro erotismo?


¿Cómo encarar la diversidad?

Para Baudry la pornografía ya no es considerada como un desenfreno, sino más bien representa un conjunto de prácticas que se remiten al universo masculino, que según se considera, se apoya en una representación fragmentada de la mujer dividida entra la “madre” y la “puta”. La heteronorma capitalista global ha controlado las formas de representación del sexo. Por eso no es un gran avance que Lansky sea considerado el hacedor de un porno distinto, cuando no ha hecho otra cosa que hacerlo más elitista. Los hombres detrás del porno crean personajes “hembras” cuya sexualidad se parece a la de los “machos”, Virgin Despentes dirá que las mujeres dentro del porno toman el rol de un marica desenfrenado que pide a gritos que se lo metan por todos lados. A raíz de esto, una de las frases más constantes en el discurso de Erika Lust para defender su visión, es que para muchas mujeres puede ser liberador ver a otras en situaciones de placer en donde se puedan "reencontrar a sí mismas" e "identificarse" con los personajes principales, algo que los pornógrafos hombres no logran, porque la imagen que presentan es "bastante sexista".

Esto me hace pensar en el último filme de Albertina Carri, realizadora argentina independiente de quien por la naturaleza de sus anteriores trabajos, no me esperaba una película como “La hijas del fuego” (2018) una porno lésbica. Claro que hay una trama (con formato de road movie), hay diálogos e interpretaciones más allá de lo sexual, pero en grandes dosis estamos ante una porno en donde abundan imágenes poéticas, estructura anárquica, pero por sobre todo una declaración sobre el deseo y lo estético. En una de las primeras líneas del filme, la revelación que esconden las imágenes es dada: “El problema no es la representación de los cuerpos; el problema es cómo esos cuerpos se vuelven paisaje ante la cámara” Al igual que Lust, Carri se propuso filmar esta película en respuesta a al dominio de la pornografía, un género patriarcal por excelencia, creado por y para la autosatisfacción masculina. Por eso, cada una de las imágenes son explícitas, provocadoras y directas con el firme propósito de revelar el goce lésbico.



Pero Carri no sólo juega con los elementos de una porno dentro de una película con matices de road movie, ella realiza expresamente una porno lésbica, le da voz a una minoría. Son largos planos de orgias, de cuerpos no comunes dentro del porno y sobre todo de prácticas que para cualquiera que sea adepto a ver escenas lésbicas en páginas porno estándar, no encontrara comunes. Esto permite abrir un dialogo sobre sexo, deseos y erotismos, desinflar aquellos estereotipos (rentables para el porno mainstream) que gobiernan nuestras subjetividades, empezar a auto-representarnos desde lo sexual, en vez de caer en la proyección mental de la última porno que vi.  

El deseo como un devenir

"Es importante reconocer que la sexualidad no es fija; es fluida, es algo que se despierta muy temprano en nuestras vidas, que va evolucionando y pasa por muchas fases diferentes y que es liberador no tener que definirte de una manera muy específica" Decía Lust en una charla sobre estas yerbas. Por lo mismo la representación del deseo, ¿podría caber en un espacio ceñido por el capitalismo? Lust le ha tratado de dar un sentido a la idea de un porno que exprese de mejor forma los deseos múltiples de las mujeres hetero-cis, pero hay mucha más diversidad, por ejemplo, la gente asexual, la gente gris sexual, la gente bisexual. ¿Será posible construir erotismos que nos brinden de sentido y que no limiten nuestro imaginario de placeres? Es difícil pelearse con imágenes eróticas que se repiten y repliegan en nuestra cabeza: La femme fatale, la cantante exótica de curvas pronunciadas, el hombre gentil/maquina sexual. Fantasías que proyectamos demasiado a sabiendas de su construcción y de pronto podemos caer en la cuenta, de dónde surge mi deseo y si acaso es algo tan intrínseco como pienso.

El sistema sexo/género ha constreñido nuestros deseos y nuestras preguntas. Se trata de “un sistema de representación que confiere significado a individuos en una sociedad dada. El género constituye una compleja tecnología que involucra una ajustada mecánica de poder, un orden normativo y regulatorio que produce material y simbólicamente los cuerpos como “varones” o “mujeres” y que fija una determinada matriz de inteligibilidad para pensar las identidades y las corporeidades que se consideran legítimas” (“Manada de Lobxs” 57-58)  

Ante este sistema que determina qué nos debería gustar a nivel subjetivo, se amplía la apuesta, Foucault ante esto estableció que lo importante no es descubrir “lo que somos” sino construir un uso reflexivo de los placeres, que involucre nuevos procesos de subjetivación. De este modo, aunque la sexualidad esté atada al orden heterosexual (con todos sus repliegues dentro de nuestro imaginario) en su práctica, desborda cualquier narrativa definitiva. Para el colectivo manada de lobxs, ahí radica la importancia de “movilizar contra-placeres, o el uso reflexivo de la sexualidad, susceptibles de atacar ese régimen heterosexual pretendidamente estable, y potenciar formas de vida sexo-afectivas y devenires del deseo fuera de los enclaves disciplinarios de las identidades (sexo/género) heteronormalizadas”


El desear es un devenir, y un devenir no es un punto de llegada, es un punto de constante fuga que se actualiza de acuerdo a nuestras inquietudes. El devenir pertenece al orden de la alianza y de la libertad. Unx no se afecta con las representaciones estándar, unx se afecta en lo colectivo. Los devenires son el arma para estallar las subjetividades dominantes, y “la activación, por fuera de los regímenes normalizadores y reguladores del heterocapitalismo,  de devenires del deseo que potencien nuevas subjetividades políticas disidentes y desquicien los cercos disciplinarios propios de las identidades que amarran el desarrollo de las potencias de vida propias a un cierto ideal regulatorio que no permite que prolifere nada que no sea acorde a dicha identidad” (“Manada de lobx” 59)

Manada de lobxs establece que al momento de aceptar las pautas del sistema sexo/genero, entramos al orden de lo moral, frente a eso exclaman que es “menester la producción de una ética deseante que no suponga el deseo como algo natural o espontaneo, mera pulsión primaria incontenible sino, por el contrario, como una materia resignificable, hasta incluso reprogramable (…) un deseo tampoco entendido en términos de movimiento hacia algo de lo que carecemos, la tensión de un sujeto hacía un objeto, algo que se manifieste en torno a su falta, a su ausencia y cuya satisfacción resida en su “posesión” (“Manada de lobxs” 60)

Una nueva forma de erotizar, de afectarnos sexualmente entre nostrxs mismxs y lxs otrxs, es un camino que desde la imagen se ve difícil al momento que estas sólo funcionan en la medida que hablen por la voz de una disidencia (como el caso de “La hijas del fuego”) El placer y el deseo van más allá de las lógicas simplonas que el porno heterosexual nos ha inculcado, el tema sería, ¿cómo construir otros erotismos sin pensar en administrarlos como fetichismos o curiosidades sexuales? El mundo es amplio y nuestras imágenes aún no se animan a recorrerlo todo.-

FUENTES:


Sobre la película "Las hijas del fuego": http://www.elespectadorimaginario.com/las-hijas-del-fuego/

Sobre Erika Lust:              
https://www.clarin.com/entremujeres/pareja/erotismo-gusta-mujeres_0_BkhXGgdKf.html

Dónde conseguir "Manada de lobxs":   https://listado.mercadolibre.com.ar/manada-de-lobxs

Para ver un teaser de The bike club de Poppy Sanchez: https://vimeo.com/280700886

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