La frontera entre lo
que es porno y erótico dentro de las imágenes, es una cuestión de etiquetas de
consentimiento. Si la imagen es más o menos explícita, si la iluminación está
mejor cuidada, si la escena sugiere de mayor forma... La discusión es larga y
tendida, pero está más o menos claro que en nuestra sociedad la pornografía
entra a designar cualquier representación de “cosas obscenas” mientras que el
erotismo por antonomasia cae en la tentación del esteticismo, queriendo siempre
convertir la sugestión sexual en la contemplación de puras formas. No obstante,
¿qué tanto hay de diferente en la representación final de ambas? Si el fútil
objetivo es excitar los sentidos sexualizándolos, ambas imágenes, a su modo,
persisten en representaciones similares que alimentan una maquinaria de deseos
generales. Por eso, a la luz de individuos que tantean un porno más erótico y
viceversa, vale preguntarse ¿es posible otro erotismo que afecte nuestro
imaginario?
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miércoles, 12 de diciembre de 2018
lunes, 8 de enero de 2018
El absurdo de la Heterofobia. O la arrogancia de imponer un camino “normal” en la vida.
Como bien sabemos
internet es indómito y da para toda clase de opiniones, y en el contexto actual
en donde se visibilizan más que nunca las luchas por la diversidad sexual
llegamos a un punto en donde todo se recrudece y las posturas extremas
comiencen a erguir conceptos que se tambalean por si mismos, pero que a la
larga pueden llegar a convertirse en una realidad concreta. En ese sentido me
llamo mucho la atención como desde el sector conservador (quiénes otros ¿si no?)
han erguido el concepto de heterofobia
como un arma de lucha contra la
diversidad sexual. ¿Qué sería la heterofobia? básicamente la actitud violenta
de la comunidad LGBT+ ante quienes no estén de acuerdo con sus posturas. El
discutible concepto salió de la boca del senador Chileno José Manuel Ossandón y
para ponerlos en contexto deberían leer la entrevista en donde se refiere a
esto, pero no les daré la lata y aquí hay un resumen al respecto. Si releemos las
palabras del senador donde afirma que “No soy nada de homofóbico. Lo que pasa
es que ellos son homohéteros” y luego aclara “Cualquier persona que no esté de
acuerdo con ellos [con los homosexuales], es un enfermo. ¿Y por qué? Yo No
tengo ninguna fobia ni rollo” podemos notar una estrategia de responsabilizar a
las minorías sexuales de alterar el orden social porque si no exigieran
derechos no habría clima de intolerancia. El axioma del senador es simple: Que
los homosexuales sean homosexuales en sus casas, en su vida privada, pero en el
entorno público, deben respetar los acuerdos de normatividad. Y si bien cada
quien pueden opinar lo que quiera, es precisa rebatir un par de cosas al
respecto ¿Qué es lo normal?; ¿Por qué luchar por dignificarse es pasar a llevar
al otrx? ¿Puede la heterofobia construirse como algo real?
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