miércoles, 9 de enero de 2019

100 discos para mis treinta: #97 Electric Light Orchestra - Out of the Blue (1977)



En esta ocasión revisaremos un disco insigne de los 70´ que irrefutablemente hoy es todo un clásico y  uno de los  más queridos por lxs fans de Electric Light Orchestra, esa bendita creación del fantástico Jeff Lynne.



La voraz y creativa máquina musical de los setenta

Electric Light Orchestra en su esplendor de los años setenta

Cuando vemos en retrospectiva notamos que los 70´ fue una década estimulante y productiva, bue, no mucho para Latinoamérica que estaba sumida, en general, bajo el yugo de dictaduras militares, conservadoras y fascistas. Pero en cuanto a cultura popular y al sentir social de ciertos movimientos disidentes como las panteras negras, la segunda ola del feminismo y la desinhibición de algunos tabús sexuales,  podemos rastrear un verdadero sentir de rebeldía que nada tenía que ver con el pacifismo hippie o el aprovechamiento de marcas comerciales sobre discursos que en ese tiempo eran realmente provocativos.

Dejando de lado las luces y sombras que aquella época extendió convulsionadamente en el corazón de quienes la experimentaron de primera mano (El apogeo de Studio 54, la era dorada del porno, el escándalo del watergate, la llegada de las franquicias hollywoodenses con Star Wars a la cabeza, David Bowie declarándose homosexual…)  Para quienes sólo podemos revivir aquellos años por medio de archivos y relatos, es imposible no negar que el imaginario pop era muy sofisticado y variado. No es que quiera echarle mierda al pop actual que reina sobre nuestras cabezas, pero resulta evidente que la cantidad de música y artistas que nos legó los setenta era mucho más variada, arriesgada y artesanal. Es cierto que algunas canciones y discos no han envejecido de la mejor forma, pero a vuelo de pájaro podemos contar que son los casos menores, y en ese sentido nos encontramos con este “Out of the blue” que se ha convertido en aquella clase de discos fundamentales, ya que sin dejar de tener una vibra setentera reconocible, mantiene una vigencia asombrosa. ¿Será por qué es un disco que trasciende el rock de su época?, ¿o será por qué es el mejor registro que resume los sonidos precisos del pop de aquel momento? 

ELO y su llamativa puesta en escena para la gira del Out of the blue

Electric Light Orchestra (al que de cariño le dicen ELO) fue la creación personal del músico Jeff Lynn. Originalmente la banda buscaba fusionar la estridencia del rock n roll con la complejidad de la música clásica Europea, asentando algunas bases para el llamado rock sinfónico. Después de un periodo en el que la banda lograría conjugar con éxito estos elementos, llevándolos a interesantes momentos de rock progresivo (aunque no tan experimentales como lo de King Crimson o Pink Floyd) Lynn decidió cambiar las cosas y a mediados de los setenta probo una fórmula que lo hizo el triple de popular: jugar con elementos de sensibilidad más pop como baladas, disco, funk y rock soft, mezclándolas con instrumentos de cámara y otros aparatos electrónicos. Era la época de la experimentación, Lynn realmente amaba jugar con las capacidades del estudio de música y si podía meter toda una orquesta de cámara para asociarla a órganos tubulares, o teclados electrónicos, no se iba a detener. En menos de un año ELO pasó de ser una banda de rock compleja, a una tremendamente popular y masiva, pero que a pesar del cambio de estilo, no perdía su raíz experimental.

Steven Wilson ha declarado que la gracia de la música pop de los setenta era su inteligencia y audacia a la hora de mezclar todo tipo de elementos sin dejar de sonar amable al oído. Nunca mejor dicho, ELO consiguió aquella proeza, el disco anterior a “Out of the blue” llamado “A new world record” así como el que le seguiría “Discovery” fueron trabajos que lograron mezclar de manera prominente la sensibilidad juvenil de una época, con las ansias de nuevos sonidos. Pero “Out of the blue” supuso el pico creativo tanto para Lynn como para ELO, pese a que en un primer momento sus singles  no consiguieron arrasar en las radios. Hoy podemos notar lo sublime de su experiencia al escucharlo, no por nada John Lennon decía, sin ironía ni mala intención, que ELO eran los hijos de los Beatles. 

Días de lluvia y sol



Para la elaboración de este trabajo Lynn se encerró en un chalé en los Alpes Suizos, donde compuso de manera maratónica durante dos semanas todo este disco, tomando como principal leitmotiv para su concepto los días de lluvia que los paisajes montañosos le ofrecían. Esto mezclado con cierto imaginario por la ciencia ficción y tomando influencias de los discos más lisérgicos de los Beach Boys y sus queridos Beatles, generó un disco doble y de vibra muy positiva que se ganó el corazón de muchxs. “Turn to Stone” parte con un ritmo rockero y sonidos artificiales que nos hacen pensar que estamos entrando al portal de una nave espacial, en ese sentido el concepto artístico en la caratula del álbum es decidor: una nave entrando a un carguero intergaláctico. Pero donde la canción gana más relevancia es en esos preciosos acordes de cellos y violines que entran dentro del coro, dándole al tema un aspecto sublime que se complementa muy bien con ese coro de voces tan onda Queen. Sin duda un arranque magistral para un disco que sólo crece con cada nueva escucha.  “Ist Over” es esa balada pop que Lynn tanto ajustaba para producir cierta melancolía, la letra habla sobre un amor de verano y esta dotada de una intensidad rítmica. Como buen alumno de los Beatles, sabía que el estribillo y el coro era lo que le daba la mayor potencia a un tema pop, por lo que no desaprovecha la oportunidad de inyectarle una buena melodía. “Sweet Talkin' Woman” sigue una senda parecida a los dos temas anteriores, coros sobrecargados y estribillos melodiosos, pegajosos, algo empalagosos tal vez, pero difícilmente no te harán bailar. “Across the Border” es un tema mucho más rockero, con un singular puente de instrumentos de bronce recreando un sonido de… ¿mariachis? Bueno, no toda mezcla resulta siempre efectiva, pero el tema rescata por su curiosidad.

 

El side two arranca con una sinfonía de cuerdas desgarradas, para luego dar paso a un rock sesentero de guitarras acústicas que se va transformando en una melodía mucho más lisérgica, con armonías adorables, se trata de “Night In The City” donde por primera vez podemos notar más osadía en la experimentación de sonidos que no son parte de ningún instrumento, y una batería con mucho más actitud que en las anteriores canciones. “Starlight” es una balada disco algo tontorrona, pero irresistible. “Jungle” ofrece una sección mucho más tribal y basada en percusiones, es una de mis canciones favoritas, rítmica y completamente progresiva en su propio juego, mientras que “Believe Me Now” es un pasaje instrumental corto que nos devuelve una atmosfera solitaria y nocturna, en donde la voz se distorsiona hábilmente mediante el vocoder, dispositivo del que Lynn sacaría un gran provecho. Todo termina con la melancólica “Steppin' Out” que da paso al magistral side three llamado “Concerto for a Rainy Day” una epopeya que incluye sonidos reales de tormentas y lluvias grabadas por el mismo Lynn en su estadía en el chale de los Alpes.



El segmento del “Concerto for a Rainy Day” abre las posibilidades del disco a una onda más progresiva mediante “Standin' in the Rain”, interesante ejercicio psicodélico que se aleja de los canales más melosos ofrecidos hasta entonces. “Big Wheels” nos devuelve cierta calma y parsimonia, se trata de otra balada a pulso constante, en donde la principal acción corre por parte de un juguetón Mellotron M400 ejecutado maravillosamente por Richard Tandy. Pero nos acercamos a los momentos más estelares del disco, “Summer And Lightning” es una hermosa tonada con bases de folk, pero intervenida por sonidos de truenos, con un puente musical que es toda una oda a la música pop de los sesenta, pero sí hablamos de homenajes a los sesenta no podemos negar la grandeza de “Mr. Blue Sky” que viene a sellar este “Concerto for a Rainy Day”. Se trata de una de las canciones más positivas y extrovertidas que se hayan compuesto hasta el día de hoy. “Mr. Blue Sky” consiguió tanta fama con el correr de los años que no ha dejado de aparecer en comerciales, o escenas de series o películas para graficar sentimientos de alegría e ingenuidad. Si bien es cierto que cuando la escuchó me imagino a Bob esponja corriendo a su trabajo, no deja de ser un tema hermoso. Esa tonada con vocoder, instrumentos de cuerda que arman la melodía principal, magistrales coros de voz, un interludio muy roquero que inexplicablemente queda de maravilla pese a su abrupta conjunción y un cierre épico de voces, hacen que esta sea sin duda para muchxs la mejor canción que Jeff Lynn produjo y compuso.



Después de este apogeo de belleza el side four concluye el disco con cuatro canciones algo disparejas, sin duda el disco debió cerrar con la excelente “Mr. Blue Sky” ya que los temas que vienen lo hacen innecesariamente excesivo y repetitivo. Así es como  “Sweet Is the Night” a pesar de su coro pegajoso, no logro levantar tanto el ánimo (qué podría hacerlo después de “Mr. Blue Sky”)  y se escucha demasiado monótono. “The whale” es un tema interesante, que juega con sintetizadores electrónicos cortesía del Mellotron M400 de Richard Tandy, luego de su estrambótica introducción nos sumerge en un instrumental pasaje de art rock que gana puntos por su variedad. “Birmingham Blues” no ofrece nada muy excitante, intenta mezclar un blues con unos arreglos sinfónicos inteligentes, pero suena muy poco inspirada. El disco finaliza con “Wild West Hero” otra balada que en primera instancia recuerda mucho a Queen y que a pesar de su dulzura, pasa bastante desapercibida al ser opacada por las otras.



“Out of the blue” no es un disco perfecto, excesivo y sobrecargado en aspectos de melodía, y con al menos cuatro o cinco canciones prescindibles, sigue siendo un trabajo emblemático. Una máquina de éxitos y temas interesantes que escuchar una y otra vez, por supuesto con una claridad de ejecución y producción musical muy alta, incluso para los estándares de su época. Después de la década de los setenta el fulgor de ELO desaparecería y poco a poco Lynn se dedicaría más a los trabajos de producción donde destacó positivamente, por lo que “Out of the blue” es uno de esos testimonios de una época dorada y sugestiva.-

Jeff Lynne y un montón de músicxs tocando la inmortal "Mr Blue Sky" en un concierto del 2016 

No hay comentarios:

Publicar un comentario