viernes, 11 de enero de 2019

“Black Mirror: Bandersnatch” Distintos caminos, distinto finales y el mismo tedio




La aclamada serie de Charlie Brooker volvió a fines del año pasado no en formato de temporada sino como una película interactiva, en distintos momentos de la historia aparecen bajo la pantalla dos opciones en la que podemos elegir qué acción o decisión será la que desencadene el destino de su protagonista. Esta idea ya establecida en libros infantiles de los 70’ (y en “Rayuela” de Cortázar, de cierta forma) y luego en  los primeros juegos por ordenador, llega a la ficción dramática de la mano del director David Salde y el resultado es…pues bastante apático.



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Para empezar, a Netflix se le adelantó Steven Soderbergh, quien a principios del 2018, en producción con HBO, estrenó una serie en formato app llamada “Mosaic” para ÍOS y Apple tv, en la que regía más o menos el mismo principio de interactividad. A partir de una introducción general, quien viera la historia podía escoger el punto de vista de diferentes personajes que le servirían para  reconstruir un hecho clave de la manera que más le apeteciera. 

Bandersnatch, no obstante, no te ofrece distintos enfoques de un mismo suceso, sino que te da escoger continuamente entre dos opciones de una historia que progresa según las opciones marcadas. Netflix y el equipo creativo detrás de esta experiencia han declarado que existen  alrededor de cinco finales posibles, algunos más fáciles de conseguir y otros a los que se puede llegar mediante métodos un poco más engorrosos. Además Bandersnatch está plagada de easter egg y secretos que sólo descubrirá quien pase toda la tarde mirándola. 

No negaré que durante un primer visionado Bandersnatch atrapa, es entretenida la interactividad que ofrece, descubrir todas las posibilidades de finales se convierte casi en una misión. Pero no estamos ante un juego en el que nos podamos involucrar realmente, sino ante una historia tediosa, que sacrifica su profundidad en servicio de la experiencia electiva.



Ambientada en 1984, la trama se centra en Stefan, un joven desarrollador de videojuegos que trabaja en la adaptación digital de un libro llamado Bandersnatch, el cual es una historia del tipo “Elige tu propia aventura” (de la que nunca se dice realmente de qué se trata) y fue escrito en los 70’ por un enigmático beatnik llamado Jerome F Davis quien sumido en la locura decapitó a su esposa y luego se suicidó. Stefan presenta el demo de su trabajo a una prominente empresa de desarrollo tecnológico en la que opera Collin Ritman, un famoso y connotado programador de videojuegos. Logra convencer con su trabajo y es contratado, recibiendo el apoyo inmediato de Ritman que parece ver algo interesante en la obsesión de Stefan con respecto a Jerome y su libro. En el momento en el que le ofrecen el trabajo a Stefan, se produce la primera decisión importante que tenemos que tomar como espectadores: Aceptar trabajar dentro de la empresa o no. Permítanme el spoiler, pero si clickeamos que sí, la película inmediatamente nos muestra su primer final, por supuesto decepcionante en todo sentido, Stefan logra terminar su juego, pero este es vapuleado por la crítica y es todo un fracaso comercial, antes de mostrarnos ese final y que la película termine a los diez minutos Ritman le susurra a Stefan “Decición equivocada, mi amigo” dándonos a entender que la historia sólo avanzará y se pondrá interesante si optamos por las alternativas menos convenientes para el personaje. De vuelta al inicio, al clickear la otra opción, la historia avanza y en ella nos encontramos con más y más posibilidades, pero a grandes rasgos todo se basa en algo muy simple:



Stefan no consigue terminar bien, el trabajo lo excede y la presión se lo come, a esto hay que sumarle que arrastra un pequeño trauma por la muerte de su madre, situación que lo lleva a lateras sesiones psicológicas y dependencia de ansiolíticos, sumado a esto una experiencia con drogas alucinógenas no arregla mucho su trastornada y paranoica psiquis. En resumidas cuentas, nos encontramos con el clásico personaje perturbado, con una locura en ciernes que sabemos ira aumentando hasta niveles psicopáticos. La clásica historia del genio que se vuelve enfermo encerrado en su torre de marfil, cayendo en una espiral sin retorno, tópicos ya usados por Black Mirror en otras de sus historias. Si bien la interactividad le da ese sabor vanguardista al filme, la pobreza en el avanza de su trama, el escaso sentido en el que se hilan los posibles finales y sobre todo la apatía que transmite Stefan como protagonistas, hacen que Bandersnatch sea difícilmente tomado como una buena historia, funcionando sólo en una primera instancia y luego volviéndose en una experiencia tediosa y cada vez menor retrojugabilidad.



A medida que avanza la trama, sea cual sea las decisiones que tomemos, es evidente lo que podría llegar a pasar, el destino trágico es inalterable y salvo un par de momentos, no es realmente emocionante. Bandersnatch utiliza demasiado el recurso de lo onírico para salidas fáciles, al modo deux ex machina, además juega con lo morboso a niveles absurdos, sus escasos momentos de brillantez son rápidamente opacados por estos efectos. El personaje de Ritman, interpretado por Will Poulter, tiene un momento estelar como guía psicodélico de Stefan, dando uno de los discursos más rescatables y que conecta a la perfección con la filosofía de Black Mirror, pero luego el personaje, sea cual sea la decisión que tomemos, es dejado de lado, desaprovechándolo en todo sentido. Tampoco ayuda mucho que algunas opciones que tomemos no tengan absoluta concordancia con ciertas escenas, lo que puede entenderse como un gesto antojadizo por parte de la producción y bastante chocante para nosotrxs como espectadores. Se puede intuir que el final ideal es aquel en donde el juego consigue la mejor puntuación por parte del crítico nerd de televisión (no diré más al respecto sobre ese final) pero aun así parece quedar al debe con relación a muchos cabos sueltos que no se consiguen explorar y que tienen cierto feeling con aquel final. De todos modos, ese final juega con un elemento que puede llegar a ser lo más interesante de esta película interactiva y que de haberle dotado más interés a aquello quizás Bandersnatch hubiese llegado a niveles más intensos, se trata de aquella en la que el personaje se cuestiona  su libre albedrio.

Una entidad llamada Netflix me está controlando



Muchos finales en los que Stefan termina en la cárcel por asesinato, se van sumando con una que otra diferencia que parece tomada por los pelos si rastreamos en general la historia que fuimos armando. Pero sin duda el momento en que la cosa se pone mucho más interesante, es en una línea que desemboca directamente a lo interpelativo. Stefan, abatido y cansado por no poder sacar adelante su trabajo, en un momento se cuestiona si acaso las decisiones que toma son realmente suyas, ya que siente que una entidad superior lo está manejando, en ese momento un mensaje en su equipo  ZX Spectrum lo ilumina todo, cambia las reglas del juego y como una navaja rajando una carpa de camping, camia las reglas del juego: “Te estoy viendo en Netflix y tomo decisiones por ti” dice el mensaje, a partir de ahí tenemos que decidir si explicarle aquello o simplemente seguir confundiendo a Stefan. Ese momento metareferencial es el que mejor consigue un efecto de sorpresa y emoción, porque la historia consigue impactarnos genuinamente, sin embargo, lo que se viene después cae en lugares comunes, aquella problemática no se sigue escarbando de la mejor manera.

Que haya sido Black Mirror la encargada de hacer debutar este nuevo tipo de formato para netflix, fue una muy buena decisión. Justamente una serie que se plantea las distintas distopias producidas por el apego funcional a la tecnología, por lo mismo aquel momento de la historia nos ponía a nosotrxs  como verdaderos monstruos de un pobre ser al que manipulábamos a nuestro antojo por mera diversión, lo que en cierta medida daba para pensar los limites de la tecnología en relación al ocio. Pero la historia se repliega en momentos efectistas y conclusiones atolondradas, por supuesto es bastante cuestionable que Stefan sólo pueda tomar dos decisiones todo el tiempo, como si la vida siempre se remitiera a un código binario. Sea como sea, Bandersnatch como primera experiencia puede llegar a divertir, pero cae por su propio peso debido al tedio de su trama y a la poca profundidad que consigue. Sólo podemos rescatar su impecable banda sonora, y lo bien lograda de algunas escenas surrealistas y psicodélicas, pero para ver locuras mejor una maratón de cuadros de Dalí y Pollock. Buen intento Netflix, pero esta vez no la anotaste, sin embargo, este es sólo el inicio de un proyecto mayor, aparentemente se producirán más series o películas de este estilo que podrían mejorar o ahondar más en este tipo de técnicas narrativas, sólo queda esperar a ver si este género prosperara de la mejor forma.-


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