Hacer hoy una serie que trate sobre política en Chile y que no juegue hacer la versión localista de “House of cards” (necesaria adaptación por cómo están las cosas, en todo caso) era un reto que tal vez Juana Brava (2015) no logró a cabalidad dejando una sensación en el espectador de que la cosa quedo debiendo en su pretendido realismo con que se enfocaba en las promociones.
El 2015 fue el año en que se destaparon números fraudes, colusiones, corrupciones, arreglines y cuanta maraña de asquerosidades y vicios están envueltos nuestros fieles representantes de la democracia. Cosas realmente insólitas y repudiables como el caso Caval, caso Penta, Caso Soquimich… Todos los culpables hoy sufriendo una pena muy menor a su delito y que bajo el tapete publico terminan siendo ignorados o casi olvidados por la prensa en una siempre y conformista respuesta del tipo “Ya aprendí mi lección, olvidemos este mal trago y sigamos adelante con nuestras vida” En fin este 2015 se destapó la olla como nunca y el sistema político quedo muy desprestigiado, bajo ese clima llegó a la televisión Juana Brava una serie que trataba en algún modo de reivindicar el aspecto social y justiciero de la política como instrumento público, es decir en pos y para el desarrollo de la comunidad, no para el beneficio de algunos. La serie se presentaba con un idealismo que muchos dijimos “Que tierna ingenuidad” ya que una historia sobre una heroína que trata de reivindicar los legítimos derechos de un grupo abandonado por el poder en esencia no es nada nuevo (Si vieron una película tan tonta como Legalmente rubia 2 podrán encontrar un esquema parecido) y más allá de todo suena a algo bastante populista, pero había que darle crédito ya que las series que TVN había estado produciendo (ZAMUDIO; El reemplazante) tenían buena factura, calidad técnica, propuesta estética visual y sonora más allá de un mero acompañamiento y actuaciones muy buenas. Así que me propuse ver Juana Brava sacándome la idea inicial que tenía de ésta y me enfoqué en su historia y personajes que son los que siempre enaltecen o aborrecen un producto ficticio de estas características.
La historia se centra
en Juana Bravo una chica con un pasado difícil que huye de la ciudad junto a su
hijo adolecente luego de robar una joyería. Juana se refugia en el tranquilo y
rural pueblo (ficticio) de San Fermín donde el edil del pueblo es su padre
Ambrosio, personaje con quien Juana siente una gran antipatía y resentimiento
debido a que éste la abandonó a ella y su madre en condiciones bastante pencas,
sin embargo, sin nada mejor y con un sicario persiguiéndola a causa del robo no
le queda otra que agachar el moño y tener que soportar a su padre y a su pareja
Hilda (la directora de la única escuela que el pueblo tiene y que exuda
ambición) guareciéndose en San Fermín, a su vez Ambrosio quiere ayudar y recomponer
la relación familiar e insta y apoya a Juana a formar parte de su gabinete
candidateándola como concejala. Así por el mero pituto y apoyo del hombre
fuerte del pueblo Juana, una chica que realmente no tenía preparación política
ni conocimiento al respecto y que además arrastraba un pasado delictual termina
convertida en concejala del pueblo, hasta ahí la serie nos ha mostrado la
realidad política en su máxima expresión: Acuerdos, apernillamientos y cero
meritocracia al momento que alguien asume un cargo, pero bueno continuemos.
Juana rápidamente se da cuenta que en San Fermín está quedando la cagada a
causa de una empresa de desechos llamada Lozano que ha trasladado su industria
hacía allá, el pueblo prácticamente se ha convertido en el basural de la capital,
además unos pobladores muy humildes se resisten a abandonar sus casas cuyos
terrenos son propiedad de Lozano. Esta situación enerva a Juana y comienza a
hacer lo posible por ayudar a la gente hasta que descubre que su papá ha estado
coludido con la gente de Lozano por años y beneficiado a la empresa a cambio de
favores económicos como mejorar la infraestructura del colegio de su pareja. En fin Juana descubre todo este
chanchullo y amenaza con acusar a su Padre y revelar todas estas cosas, pero él
decide renunciar a su puesto para evitar el escándalo, como el puesto queda
vacío uno de los miembros del concejo municipal debe asumir el cargo y lo hacen
por votación entre los cinco miembros, Juana logra hacerse con el sillón municipal
debido a que llega a un acuerdo con uno de los miembros del comité
prometiéndole un puesto de trabajo a su hijo dentro del municipio. Esperen un
momento ¡Está es la heroína que reivindicará la política! Hasta el momento
Juana ha llegado al poder por medios totalmente ajenos a lo que podríamos
llamar méritos o esfuerzo, pero bueno vamos que sabemos que sus intenciones son
buenas ya que es la protagonista y en una escenas atrás había mirada con cara
de pena a una niña pobre…y más allá de eso ASÍ FUNCIONA LA POLITICA EN CHILE.
Designan ministros que no son elegidos por votación popular y cosas por el
estilo, hasta este punto la serie le ha enrostrado al espectador el vil aparataje
político de una forma hasta entretenida.
Como sea Juana Bravo ya
como alcaldesa se convierte en una defensora del pueblo que cree
ciegamente en ella casi casi de forma
instantánea (está bien, en escenas anteriores Juana salvo a una niña pequeña de
un incendio y aquel acto hizo que todos la amaran) el problema es que Juana es
arrebatada, impulsiva, no sabe jugar bien sus cartas y se mantiene en una línea
fija de pensamiento hasta llegar a un punto en que la sobrepasa la soberbia,
pero también podríamos decir que es apasionada. Este comportamiento hace que a
lo largo de la serie deje la cagada en múltiples momentos debido a que Juana no
es esa clase de personas que quedan bien con dios y con el diablo. En ese
aspecto la serie plantea el reverso a la clásica idea de que la política es el
arte de los acuerdos, no, acá Juana responde más a la idea de un caudillo,
férrea y leal a sus convicciones tomando la política como una ideología intrazable.
Desde ese punto Juana propone un estilo político que en la realidad dura y
plena parece impracticable. La serie también representa en varias escenas la
burocracia gubernamental así como el maridaje entre negocios y política muchas
veces con un aire de comicidad que a ratos no tiene sentido. Los vicios de la
política se exponen de forma bastante torpe, pero se dejan sentir y el
espectador puede reconocer los aspectos que enlodan al país en muchas escenas
que terminan adquiriendo un trato cotidiano.
Pero más allá de una
trama política que en si es compleja, enrevesada, pero que se presenta de forma
muy natural y simple para no hostigar al espectador también hay cumulo de historias secundarias que giran sobre romances, suicidios, segundas oportunidades, madurar, despertar
sexual, maternidad y uff un montón de temas que a veces se desvirtúan del foco
principal y no parece tener relación directa o muy consistente con el argumento
en general, de esta forma la trama de Diego el hijo adolecente de Juana quien
se enamora en el colegio de la negra, una chica rapera contestataria con un
pasado muy trastornado, víctima de violación y novia de un malacatoso que vuelve
de la cárcel, parece tener una historia aparte dentro del conflicto central que
termina siendo muy liminal y abre la brecha a otra clase de problemáticas que
no guardan mucho peso con la idea original y por lo mismo no se desarrollan de
la manera más adecuada, en todo caso yo estoy a favor de que hayan historias
que se desarrollen por fuera del conflicto central sólo que en una serie este
tipo de experimentaciones siempre se van a ver trastocada por la duración o el
peso que finalmente tiene el drama principal siendo algo sin efecto narrativo, así finalmente y de manera muy
forzada se trata de encajar a Diego en el climax de la historia consiguiendo una situación
poco creíble al final de todo. Otros personajes secundarios como el
buenachon de Pepe, mano derecha de Juana y quien la insta a meterse en la
política tiene un papel de (justamente) Pepe Grillo sin promover
sustancialmente nada muy interesante al argumento, la conclusión de este
personaje es tan sorprendente como forzada. También bastante forzado e
inentendible es la presencia de Tomás dentro de todo esto, Tomás es amigo de
Juana desde su época “oscura” y si bien en el principio se desliza que el tipo
está enamorado de ella o al menos con ganas de volver a tener algo con ella no
son motivos realmente convincentes para que se mantenga en el puesto de asesor
jurídico de Juana, de todos modos Tomás es una de los personajes más queridos por
el público porque pone la cuota de humor a la serie, pero no un humor al que
estamos acostumbrados dentro de las series chilenas si no que justamente sus comentarios irónicos, a veces
obscenos y desubicados calzarían bastante bien en una sitcom gringa, y ese
elemento aunque interesante hace que la serie muchas veces desencaje con la
pretendida realidad y crudeza que quiere representar, Tomy no es el único,
algunas escenas presentaban situaciones hilarantes que descolocaban al
espectador tal como lo hacía Bretch en sus obras al recordarles a sus
asistentes mediante estupideces o desviaciones que lo que veían era ficción de la que era necesario tomar
distancia para analizarla. Quizás del mismo modo esos extraños momentos de
humor en Juana Brava vienen a cumplir la misma función, sacar de contexto al
espectador para que recuerde que a pesar de todo están viendo una ficción ya
que justamente la realidad social no es tan simple de arreglar como se muestra
y es que proyectos como Punta Choros o Pascua Lamas que sin duda han servido de
inspiración para la ficticia Lozano no han sido fáciles de derribar a pesar de
la constante lucha comunal que los pueblos afectados han dado.
La serie es una
invitación más que nada a tomarse el poder y manifestarlo popularmente, a crear conciencia y
a generar colectividad activa, es una cosa casi de espíritu acrata, aunque al
mismo tiempo como satira política queda corta y termina siendo más simplona que
otra cosa. Por otro lado los personajes que como ya dije recorrían en su
mayoría una complejidad de temas en sus argumentos (y por lo mismo una riqueza
difícil de encontrar, a excepción del personaje de Pepe el único bastante
simple y sin nada interesante que mostrar. Punto aparte, todos los actores lo hacen bastante bien en sus roles) pero al mismo tiempo se forzaba
mucho el cómo se involucraban en la trama y qué mono pintaban resultando a fin
de cuentas intrascendentes así como también muchas acciones heavys como
asesinatos, por ejemplo terminaban resolviéndose de un
modo bastante ligero. Juana Brava fue una serie irregular, pero que es
necesario otorgarle una segunda temporada para ver realmente hasta qué punto
puede llevar las cosas y en todo caso en el Chile de hoy es súper necesario que
una serie como está de el puntapié inicial para que el espectador se atreva a
ver y reflexionar sobre la política y el real significado que esto involucra.-
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