La aclamada serie de Charlie
Brooker volvió a fines del año pasado no en formato de temporada sino como una
película interactiva, en distintos momentos de la historia aparecen bajo la
pantalla dos opciones en la que podemos elegir qué acción o decisión será la
que desencadene el destino de su protagonista. Esta idea ya establecida en
libros infantiles de los 70’ (y en “Rayuela” de Cortázar, de cierta forma) y
luego en los primeros juegos por
ordenador, llega a la ficción dramática de la mano del director David Salde y
el resultado es…pues bastante apático.
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Para empezar, a Netflix
se le adelantó Steven Soderbergh, quien a principios del 2018, en producción
con HBO, estrenó una serie en formato app llamada “Mosaic” para ÍOS y Apple tv,
en la que regía más o menos el mismo principio de interactividad. A partir de
una introducción general, quien viera la historia podía escoger el punto de
vista de diferentes personajes que le servirían para reconstruir un hecho clave de la manera que
más le apeteciera.
Bandersnatch, no
obstante, no te ofrece distintos enfoques de un mismo suceso, sino que te da
escoger continuamente entre dos opciones de una historia que progresa según las
opciones marcadas. Netflix y el equipo creativo detrás de esta experiencia han
declarado que existen alrededor de cinco finales posibles, algunos más fáciles de conseguir y otros a los que se puede llegar mediante métodos un poco más engorrosos. Además Bandersnatch está
plagada de easter egg y secretos que sólo descubrirá quien pase toda la tarde
mirándola.
No negaré que durante
un primer visionado Bandersnatch atrapa, es entretenida la interactividad que
ofrece, descubrir todas las posibilidades de finales se convierte casi en una
misión. Pero no estamos ante un juego en el que nos podamos involucrar
realmente, sino ante una historia tediosa, que sacrifica su profundidad en
servicio de la experiencia electiva.
Ambientada en 1984, la trama
se centra en Stefan, un joven desarrollador de videojuegos que trabaja en la
adaptación digital de un libro llamado Bandersnatch, el cual es una historia
del tipo “Elige tu propia aventura” (de la que nunca se dice realmente de qué
se trata) y fue escrito en los 70’ por un enigmático beatnik llamado Jerome F
Davis quien sumido en la locura decapitó a su esposa y luego se suicidó. Stefan
presenta el demo de su trabajo a una prominente empresa de desarrollo
tecnológico en la que opera Collin Ritman, un famoso y connotado programador de
videojuegos. Logra convencer con su trabajo y es contratado, recibiendo el
apoyo inmediato de Ritman que parece ver algo interesante en la obsesión de Stefan
con respecto a Jerome y su libro. En el momento en el que le ofrecen el trabajo
a Stefan, se produce la primera decisión importante que tenemos que tomar como
espectadores: Aceptar trabajar dentro de la empresa o no. Permítanme el
spoiler, pero si clickeamos que sí, la película inmediatamente nos muestra su
primer final, por supuesto decepcionante en todo sentido, Stefan logra terminar
su juego, pero este es vapuleado por la crítica y es todo un fracaso comercial,
antes de mostrarnos ese final y que la película termine a los diez minutos Ritman
le susurra a Stefan “Decición equivocada, mi amigo” dándonos a entender que la
historia sólo avanzará y se pondrá interesante si optamos por las alternativas
menos convenientes para el personaje. De vuelta al inicio, al clickear la otra
opción, la historia avanza y en ella nos encontramos con más y más
posibilidades, pero a grandes rasgos todo se basa en algo muy simple:
Stefan no consigue terminar
bien, el trabajo lo excede y la presión se lo come, a esto hay que sumarle que
arrastra un pequeño trauma por la muerte de su madre, situación que lo lleva a
lateras sesiones psicológicas y dependencia de ansiolíticos, sumado a esto una experiencia
con drogas alucinógenas no arregla mucho su trastornada y paranoica psiquis. En
resumidas cuentas, nos encontramos con el clásico personaje perturbado, con una
locura en ciernes que sabemos ira aumentando hasta niveles psicopáticos. La
clásica historia del genio que se vuelve enfermo encerrado en su torre de marfil,
cayendo en una espiral sin retorno, tópicos ya usados por Black Mirror en otras
de sus historias. Si bien la interactividad le da ese sabor vanguardista al
filme, la pobreza en el avanza de su trama, el escaso sentido en el que se
hilan los posibles finales y sobre todo la apatía que transmite Stefan como protagonistas,
hacen que Bandersnatch sea difícilmente tomado como una buena historia,
funcionando sólo en una primera instancia y luego volviéndose en una experiencia
tediosa y cada vez menor retrojugabilidad.
A medida que avanza la
trama, sea cual sea las decisiones que tomemos, es evidente lo que podría
llegar a pasar, el destino trágico es inalterable y salvo un par de momentos,
no es realmente emocionante. Bandersnatch utiliza demasiado el recurso de lo
onírico para salidas fáciles, al modo deux ex machina, además juega con lo
morboso a niveles absurdos, sus escasos momentos de brillantez son rápidamente
opacados por estos efectos. El personaje de Ritman, interpretado por Will
Poulter, tiene un momento estelar como guía psicodélico de Stefan, dando uno de
los discursos más rescatables y que conecta a la perfección con la filosofía de
Black Mirror, pero luego el personaje, sea cual sea la decisión que tomemos, es
dejado de lado, desaprovechándolo en todo sentido. Tampoco ayuda mucho que
algunas opciones que tomemos no tengan absoluta concordancia con ciertas escenas,
lo que puede entenderse como un gesto antojadizo por parte de la producción y
bastante chocante para nosotrxs como espectadores. Se puede intuir que el final
ideal es aquel en donde el juego consigue la mejor puntuación por parte del
crítico nerd de televisión (no diré más al respecto sobre ese final) pero aun
así parece quedar al debe con relación a muchos cabos sueltos que no se
consiguen explorar y que tienen cierto feeling con aquel final. De todos modos,
ese final juega con un elemento que puede llegar a ser lo más interesante de
esta película interactiva y que de haberle dotado más interés a aquello quizás
Bandersnatch hubiese llegado a niveles más intensos, se trata de aquella en la
que el personaje se cuestiona su libre albedrio.
Una
entidad llamada Netflix me está controlando
Muchos finales en los
que Stefan termina en la cárcel por asesinato, se van sumando con una que otra
diferencia que parece tomada por los pelos si rastreamos en general la historia
que fuimos armando. Pero sin duda el momento en que la cosa se pone mucho más
interesante, es en una línea que desemboca directamente a lo interpelativo.
Stefan, abatido y cansado por no poder sacar adelante su trabajo, en un momento
se cuestiona si acaso las decisiones que toma son realmente suyas, ya que siente
que una entidad superior lo está manejando, en ese momento un mensaje en su
equipo ZX Spectrum lo ilumina todo,
cambia las reglas del juego y como una navaja rajando una carpa de camping,
camia las reglas del juego: “Te estoy viendo en Netflix y tomo decisiones por
ti” dice el mensaje, a partir de ahí tenemos que decidir si explicarle aquello
o simplemente seguir confundiendo a Stefan. Ese momento metareferencial es el
que mejor consigue un efecto de sorpresa y emoción, porque la historia consigue
impactarnos genuinamente, sin embargo, lo que se viene después cae en lugares
comunes, aquella problemática no se sigue escarbando de la mejor manera.
Que haya sido Black
Mirror la encargada de hacer debutar este nuevo tipo de formato para netflix,
fue una muy buena decisión. Justamente una serie que se plantea las distintas distopias
producidas por el apego funcional a la tecnología, por lo mismo aquel momento
de la historia nos ponía a nosotrxs como
verdaderos monstruos de un pobre ser al que manipulábamos a nuestro antojo por
mera diversión, lo que en cierta medida daba para pensar los limites de la
tecnología en relación al ocio. Pero la historia se repliega en momentos
efectistas y conclusiones atolondradas, por supuesto es bastante cuestionable
que Stefan sólo pueda tomar dos decisiones todo el tiempo, como si la vida
siempre se remitiera a un código binario. Sea como sea, Bandersnatch como
primera experiencia puede llegar a divertir, pero cae por su propio peso debido
al tedio de su trama y a la poca profundidad que consigue. Sólo podemos
rescatar su impecable banda sonora, y lo bien lograda de algunas escenas
surrealistas y psicodélicas, pero para ver locuras mejor una maratón de cuadros
de Dalí y Pollock. Buen intento Netflix, pero esta vez no la anotaste, sin
embargo, este es sólo el inicio de un proyecto mayor, aparentemente se producirán
más series o películas de este estilo que podrían mejorar o ahondar más en este
tipo de técnicas narrativas, sólo queda esperar a ver si este género prosperara
de la mejor forma.-
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