Una de las grandes
series que pasó casi desapercibida el 2018 fue Kidding, la cual volvió a
traernos la feliz relación laboral entre Jim Carrey y Michael Gondry. Esta
serie la recomendé bastante debido a que es una experiencia alucinante, lleva
nuestras emociones de forma agitada, todo un tour de forcé, por lo que vamos a
desentrañarla un poquito.
¿Jim
Carrey haciendo de Jim Carrey?
Cuando yo era un niño Jim
Carrey era de mis actores preferidos. Sus películas cómicas y ligeras donde
siempre representaba a un pobre imbécil que se enfrentaba a sucesos que
escapaban de cualquier racionalidad y le otorgaban un poder inusual, fueron un
tópico muy efectivo en los noventa, además sus caracterizaciones que bordeaban
lo caricaturesco y engolado fueron su marca registrada, pero la otra cara de
Jim son sus hits más dramáticos. “The Truman show”, “Man on the moon” y
“Eternal sunshine of the spotless mind” consiguieron darle una versatilidad y
credibilidad inusual para quienes todxs pensaban sólo podría interpretar
papeles de payaso.
Cuando la desgracia
empezó a tocar a su puerta, poco a poco, tanto su carrera actoral como su vida íntima
fueron cuesta abajo. Aunque muchos afirman que Jim ya arrastraba una depresión
desde mediados de la década del dos mil (un mal común en los actores cómicos, sino,
miren como termino el buen Robbin Williams) no es difícil adivinar que todo se
nublo de manera terrible con el suicidio de su novia Cathriona White en 2015, poco tiempo después, Jim sería
acusado de inducir directamente sobre esa decisión. Deshecho emocionalmente, el
bufón de otros tiempos se alejó del ojo público, cuando aparecía su discurso
sólo incomodaba. Hablaba de la posibilidad de múltiples realidades, del control
del gobierno sobre nuestras vidas, de desprogramación mental, de que siempre fue
un alter-ego actuando sobre una persona, además lanzó enrevesados mensajes de
advertencia contra las redes sociales. Sus comentadas intromisiones en
programas de espectáculo, perturbo a tal extremo que fue caldo de cultivo para
todo tipo de teorías de lxs amantes de la conspiración. Otrxs, en cambio,
pensaron que se trataba de una broma que Jim había llevado demasiado lejos, y
algunxs que simplemente ya se le había fundido la cabeza.
La serie cuenta con algunos curiosos cameos |
Sea como sea, Jim se
mantuvo alejado de los papeles estelares y salvo uno que otro pequeño sketch en
algún programa televisivo, rehusó de la comedia. Pero eso hasta el año pasado,
en donde volvió con dos proyectos que dieron que hablar por distintas razones: El
vapuleado thriller “Dark Crimes” y “Kidding” la melancólica serie tragicómica que
le calza como anillo al dedo. Jim volvió en gloria y majestad, aunque, auch, ya
se confirmó su participación en este 2019 para, eh, la película de Sonic el erizo.
En esta serie, Jim
interpreta a Jeff Piccirillo, un entrañable titiritero que conduce un programa televisivo
infantil tipo “Plaza Sesamo”. Jeff, o mejor dicho, Mr. Pickles, como es
conocido en todos los hogares de Estados Unidos, es querido y ovacionado por
niños y niñas, pero también por quienes crecieron viendo su programa, lo cual incluye
a pandilleros, junkies e incluso a Danny Trejo. Si bien, Jeff mantiene su
bondad e integridad intrínseca tanto dentro como fuera del set televisivo,
realizando cuantiosos donativos a variadas causas humanitarias y siempre
dispuesto a ayudar a cualquiera que se lo pida, un inconmensurable agujero
negro devora su alma: Perdió a uno de sus hijos en un accidente y tiene que
llevar adelante ese doloroso duelo, además de un divorcio. Dos hechos que le
cuesta asumir y que comienzan a trastabillar su generosa personalidad. Jeff
intenta ordenar su vida, para lo cual busca realizar un programa dedicado a la
muerte, explicándoles de la forma más dulce y madura a su infantil audiencia,
qué significa que un ser querido muera. El conflicto es que su padre, Sebastian
Piccirillo, el productor del programa, no ve con buenos ojos esta idea y se
niega constantemente a que Jeff la realice, preocupándose cada vez más por su
salud mental.
Este drama, con ligeros
toques de comedia, escarba con gran maestría en el existencialismo y el sin
sentido de nuestras acciones frente al inconmensurable destino, temáticas que últimamente
parecen tomar el centro de atención del buen Jim, como ya lo explicaba él mismo
en una comentada entrevista en una alfombra roja para la semana de la moda de
Nueva York en 2017: "No tiene sentido nada de esto. Así que quería encontrar la cosa con menos sentido a la que pudiera unirme y aquí estoy. Yo no creo en los iconos."
Esto nos hace pensar
que quizás en “Kidding” es la primera vez que podemos ver a Jim Carrey en una
de sus facetas más desprovistas de artificialidad. Es imposible no buscar
paralelismos entre este Mr.Pickle, personaje amado por tanta gente, pero que al
mismo tiempo lucha por encontrarle
sentido a su propia vida y trabajo, con el mismo actor que lo interpreta. Da
para pensar si acaso por unos minutos, Jim está siendo solamente Jim, y no es otra
más de sus máscaras, de sus camaleónicas y caricaturescas personalidades. ¿Es
este el verdadero Jim Carrey abriéndonos su corazón? Su genial, milimétrica, seca
e introspectiva interpretación de Mr. Pickles puede ser tal vez un sí a esa
pregunta.
Un
drama sobre el absurdo
A pesar de la colorida
tipografía, la versatilidad onírica de Gondry, quien dirige gran parte de los
episodios, el llamativo modelo de producción, y la publicitada presencia de
Carrey. Kidding no es para nada una comedia, pero tampoco llega a los niveles
de dramedia de Bojack Horseman. La experiencia en este caso es mucho más
conmovedora, los personajes no te hacen sentir devastados como en la serie
animada de netflix, sino que siempre aparece una luz de esperanza y dignidad
que los cubre. Hay momentos geniales de comedia negra que sirven para darnos algunos
respiros, otros, son directamente shockeantes, pero irreverentes, sin embargo,
Kidding se acerca al drama existencialista de series como “Six feet under” o “The
good place” Una propuesta interesante que no agota y maravilla visualmente
gracias a los montajes de los que Gondry es tan adepto, y a sus maravillosas
técnicas de rodaje como este aplaudido plano secuencia:
Uno de los increíbles plano secuencia que Gondry realizó para la serie
A pesar de que no hay
mucha acción, ni gags de los que colgarse, la serie gana mucho mediante su
discurso que ronda constantemente sobre el absurdo, el cual se despliega tanto
de la boca de sus personajes como de los mismos hechos que van sucediendo.
Quizás el gran problema radica en que las historias secundarias no tienen un
buen desarrollo, aunque en última instancia aportan correctamente a la trama
central. Estas subtramas aparecen de golpe, de forma rara, a veces incomodas,
random y dejadas a medias, aunque en Kidding los cambios son bruscos en general,
y en concordancia con la evolución del personaje de Carrey, terminan siendo un
buen aditamento para aquella montaña rusa, que a veces da muchas vueltas, pero
cuando desciende de la cuesta más alta, nos hace vomitar nuestras tripas de la
forma más sublime.
Jeff y su hermana Didi |
Los secundarios, a
pesar de que no logran convencer del todo con sus historias, son personajes
interesantes que generan mucha empatía, incluso en sus matices más oscuros o
egoístas, lo que hace que la serie tenga una complejidad dramática.
Didi, la hermana de
Jeff, interpretada por Catherine Keener, tiene que hacer frente a la secreta
homosexualidad de su marido, e intenta evitar el divorcio mediante las formas
más indirectas posibles. Will el hijo de Jeff y hermano gemelo de Phil, vive el
duelo por la muerte de su hermano a su manera, buscando la atención de su padre
por fuera de su máscara de Mr. Pickles y adentrándose en una rebeldía que lo
hace tomar decisiones precipitadas. El gran antagonista, Sebastián, el padre de
Jeff (interpretado por un robusto Frank Langella) guarda sus propios secretos y
motivaciones que poco a poco nos hacen comprenderlo y quererlo igual que al
resto. Sin embargo, el único personaje que tiene una evolución marcada es
Mr.Pickle, quien pasa de ser un verdadero Ned Flanders, a una versión más
rebelde y casi psicópata de si mismo, capaz de auto sabotearse con el fin de
llevar adelante sus propósitos más inauditos.
Cada capítulo dura
menos de media hora, y la primera temporada se compone de diez episodios, todos
bien articulados para engancharte de la mejor forma posible y llenos de
momentos gloriosos, a pesar de que algunas subtramas abundan en momentos nonsense
que quedan en nada y terminan siendo más una distracción. La trama principal a
cada capítulo agarra un vuelo más contundente y la conclusión es extremadamente
gratificante. Sin duda Kidding es una buena alternativa para ver en estas
vacaciones, y lo mejor es que promete mucho para una eventual segunda
temporada.-
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