viernes, 9 de julio de 2021

100 Discos para mis treinta: #33 Radiohead – In Rainbows (2007)


 

Para muchxs este disco es el definitivo en la casi perfecta carrera de la banda inglesa Radiohead. In Rainbow representó un nuevo ciclo, una nueva forma de entender la música y sobre todo una nueva era para el grupo. A mí también me pilló en un momento bastante especial de mi vida y como suele suceder, por un conjunto de casualidades, el disco del arcoíris se convirtió en uno de mis predilectos por mucho tiempo.

Cuando la innovación es la marca

 

No hay mucho que presentar sobre Radiohead, esa banda de Oxford que apareció en los noventa y surfeo la ola de las modas para seguir manteniéndose relevante. De alguna manera, sin ser necesariamente herederos, Radiohead representa el valor compositivo de grupos como Pink Floyd o Tool, donde a cada nuevo lanzamiento se espera una grata sorpresa. Es cierto que desde 1997 con el lanzamiento de aquella genialidad llamada “Ok Computer” el grupo comandado por Thom Yorke fue constantemente tratado con vanagloria por la crítica musical y pese a los cambios de estilo artístico que podían alejar a unx que otrx fanáticx más embelesadx con el rock de guitarras, Radiohead siempre brindo sorpresas con sus discos y ese constante estado de expectativa ante sus lanzamientos que nunca defraudan en calidad, les hizo ganarse rápidamente un respeto mundial.

El 2003 la banda luego de un profundo cambio en sus modos de composición, volvió a escaramucear con el formato rock en “Hail to the Thief” un disco que no oficialmente ha sido llamado el más político del grupo al hacer directa referencia a conflictos mundiales que estaban ocurriendo por aquella época. A pesar de que el trabajo se siente potente, cambió la dirección más electrónica y experimental de sus discos previos, el equilibrio ante esto sería la respuesta que trajo “In Rainbows”

El contexto de producción del disco también resulto ser algo inminente a la hora de su propia concepción, ya que una vez acabado su contrato discográfico con EMI/Parlophone la banda ahora en completa independencia se afrontaba a la creación de un trabajo sin el apoyo de una discográfica grande detrás, algo que de todos modos encorajaba ya que después de todo la banda desde 1993 han sido empleados directos de EMI. Para “In Rainbows” la banda le otorgo a su fanaticada un lugar privilegiado de testigos al ir documentando el proceso de grabación del disco mediante un blog llamado Dead air space. Bajo la producción del fiel y constante Nigel Godrich (y también un poco de Mark Stent) la banda llevo adelante un disco con una música que empezaba a sentirse más etérea, pero igual de deprimente y ansiosa que el carisma de su exitoso “Ok Computer” y quizás como una jugada adelantada a los tiempos, se atrevieron a lanzar el trabajo por internet para que cada quien le pusiese el precio que quisiese.

Esta estrategia no es insólita, ya Nine Inch Nile venía trabajando con el tema de la difusión por medio de redes, pero para el 2007 seguía siendo una jugada arriesgada, la industria sabía que estaba de capa caída, pero aún tenían el control y no estaban interesados en asociarse a los servicios de streaming. Radiohead no temió en tantear este terreno y lo siguió haciendo con los sucesivos lanzamientos, aunque siempre fueron muy reticentes a entregar su catálogo discográfico a Spotify, empresa que ya sabemos no le da muy buenos dividendos a lxs artistas.


 

Sea como sea el streaming actualmente, no podemos negar que Thom Yorke y su equipo siempre estuvieron preocupados de otorgarle una cercanía a sus fans y que estxs se sintiesen parte de la creación del nuevo trabajo, al menos fue así, en la incierta etapa que consistió en “In Rainbows” incertidumbre que se refleja nuevamente en letras de carácter angustiante, terrorífico, nuevamente es la lucha humana contra lo inevitable, pero en este caso, el elemento central de las letras del disco esta en tomar conciencia de nuestra propia evanescencia, como lo describió el mismo cantante “el jodido pánico de tomar conciencia que ¡vas a morir! Y que en cualquier momento, podría tener un infarto la próxima vez que salga a correr” Sobre este sentimiento de conciencia frente al riesgo inevitable del azar, el disco consigue emparejarse un poco con el concepto del mencionado “Ok Computer”, no por nada existe la teoría de que ambos discos están unidos, y que si vas intercalando canción por canción, no sólo se puede notar la conexión que enlaza el final de una canción con el comienzo de otra, pese a que son distintos discos, si no que el carácter lirico tiene su especie de contra-respuesta entre un tema y otro. Pero este tipo de genialidades, a fin de cuentas, viven más en las ilusiones de fans que empiezan a notar relaciones y detalles donde a veces no hay mucho que agregar, pero que nos hace notar que Radiohead es una banda que consigue exprimir la imaginación y el placer de quienes los escuchan.

Un arcoíris de pulsiones


 

Para “In Rainbows” la banda decidió afianzar las canciones que estaban produciendo, las fueron mostrando en vivo e incluso algunas ya dotaban de años muy anteriores, aún así, el ejercicio de ir estrenando en vivo canciones inéditas las cuales el publico general no sabía si acaso iban a parar a algo concreto, llenó de energía a la banda que en los primeros momentos de composición estaban tan perdidos que ya pivoteaba entre ellos el fantasma de la separación, trauma que parece acechar al grupo al momento de afrontar cada nuevo esfuerzo discográfico. Pese a que principio no quisieron trabajar con el habitual Godrich, fue éste quien consiguió operar como alma del conjunto y los dispuso para echar adelante un disco que en un principio se veía difuso, pero hermoso, como un arcoíris que empieza a desaparecer en el horizonte.

Durante el 2007 viví uno de los momentos más amargos de mi vida: un intento de suicido. Me ahorrare detalles, pero realmente recuerdo esa época juvenil como algo asfixiante de lo que quería escapar pronto. Evidentemente el suicidio no fue la solución a mis problemas, sino, no estaría aquí publicando esto, pero el camino por medio de internaciones, medicamentes psicotrópicos y psiquiatras que le restaban el perfil al asunto, no fueron algo que me gustase mucho más. Nuevamente la música fue una acompañante firme, durante ese tiempo, muchos amigos o compañeros del colegio simplemente desaparecieron, tampoco los culpo, la situación que tenían que abordar conmigo era muy dura y más allá de tratarme con guante de seda, no se podían permitir mucho más, por lo que tuve que vérmelas un poco con la soledad y el temor de mis propios fantasmas. Creo que esos meses fueron los que más música escuche en mi vida, y creo que por fin me abrí a cualquier genero musical ya que antes de eso era bastante cerrado con el metal o la música media de vanguardia (más allá de uno u otro placer culpable), pero después de lo que me paso, me abrí a la música y me deje sorprender. Bandas como Portishead, My Bloody Valentine o Slint cayeron en mi radar y me reconfortaban, pero Radiohead, que ya conocía bastante bien, me sorprendió gratamente con este disco, el cual recuerdo lo escuche por primera vez en la habitación del neuro psiquiátrico donde me internaron durante un mes.


 

Radiohead ya tiene fama de ser una banda para deprimirte, pero eso no me importaba mucho, entre la soledad de esa sala aséptica, y los lejanos ruidos de otros internos que odiaban realmente estar en ese lugar, con los audífonos puestos y sentado en un cómodo sillón que me dejaba ver el patio del recinto que colindaba con el sector publico del psiquiátrico (yo estaba en el privado) donde pululaban mayormente procesados por la justicia que esperaban la resolución de su condena y que habían alegado alguna neuro diversidad (incluso una vez supimos de dos internos de esa área que se escaparon y nos tuvieron a todos celosamente confinados en nuestra habitación por casi un día) Sí esa fue la primera vez que escuche “In Rainbows” y lejos de deprimirme (aunque admito que no puse atención a las letras) fue un soplo de frescura y belleza que me sirvió para apreciar cada vez más el hermoso arte que es crear música, crear canciones y generar con ello satisfactorios estados de animo.


 

El trabajo abre con la entretenida “15 Steps” canción con ecos bailables y que incluye un simpático coro de niños vitoreando, la melodía que varía entre tonos de jazz deja ver a Phil Selway, el baterista de la banda y quizás el miembro más infravalorado, llevando adelante con gran pulso el ritmo. La arremetida más roquera de “Bodysnatchers” una canción cuya letra según Yorke tiene que ver con una enrevesada mirada sobre la seducción, es una vuelta al Radiohead de sonidos más punkis, cosa que realmente la banda nunca fue, pero se resiente ese estilo con riff de guitarras que variaban entre lo espacial y lo más duro, algo que hace años el grupo no volvía hacer. Obviamente, el tema se convirtió en el favorito de muchxs.

El disco no da paros en cuanto a su calidad y “Nude” llega como una de los temas más sofisticados que la banda haya compuesto hasta entonces. Con una línea de bajo casi soul propuesta por Colin Greenwood, y una voz aguda y sufriente por parte de Yorke, la canción fue presentada en los tiempos del Ok Computer e interpretada de manera intermitente hasta entonces, siendo uno de los temas más queridos por aquellxs fans irrestrictxs de la banda. La canción es simplemente hermosa, con unos arpegios de guitarra por parte del genio de Jonny Greenwood que profundizan en ese sentimiento de estar flotando al escuchar el tema. Para mi una de las mejores canciones que el grupo haya firmado, se notaba la cohesión y sobre todo la atención al detalle preciso. La apuesta por el jazz y aquellos ritmos más cercanos al drum and bass aparecen en la hipnotica “Weird Fishes/Arpeggi” un tema que podría recordar algunas composiciones del “Hail to the thief” por ese predominio de batería y riff de guitarras más envolventes.


 

Al disco no le sobra ni un gramo de grasa, y es más, las canciones que luego aparecieron como bonus en ediciones posteriores como “Last Flowers” o “‘Bangers and Mash’” son tan alucinantes como las 10 que quedaron en el disco, pero por alguna razón las seleccionadas mantienen esa aura que bordea entre la hermosura y la ansiedad, quizás una de las que mejor define esto es la grandilocuente “All i need” que juega técnicamente con las posibilidades de generar sonidos ambientales producidos por pequeños trucos físicos y no necesariamente virtuales. Es Jonny Greenwood quien decide tomar las riendas para construir una canción mucho más elaborada de lo que parece ya que para la sonoridad total del tema quiso replicar el sonido de ruido blanco que genera una banda tocando a gran volumen en un cuarto cerrado, algo que un poco ya se venía experimentando en discos de Shoegaze. Para esto, frente a la composición de piano de Yorke, Greenwood despacho una sección de instrumentos de cuerdas que tocaran cada nota de la escala de la canción, dejando sólo las frecuencias inertes para la grabación. A esas alturas Greenwood ya se manejaba como todo un ingeniero sonoro dentro de la banda, pero siempre es bueno hacer nota como consigue con su audacia hacer que una buena canción se transforme en una gran canción.

“Faust arp” es otra joya, una canción solemne y delicada, tema que da muestra de la prolijidad diversa que los músicos podían llegar a tomar. “Reckoner” es otra maravilla, considerada por la critica como una gran canción de rock, con una prominente sección de percusión y unos cortes que dejan la voz de Thom a capela generando escalofríos de gusto en quien escuche. La canción fue estrenada originalmente en 2001 y se trataba de una composición de Thom y John mucho más influenciada en aspectos de la música metal, esta versión, totalmente distinta a la que quedo en el álbum, luego fue  retomada por Thom en su carrera solista, re-titulada "Feeling Pulled Apart by Horses" Los temas finales nos devuelven un sentimiento de calma, como la ajustada “House of Cards” cuyo tema quizás ha sido un poco olvidado por su melodía recurrente, pero no así su videoclip promocional dirigido por  James Frost y Aaron Koblin, el cual se rodó con sensores en vez de cámaras. Finalmente “Jigsaw Falling into Place” recupera la esencia más deprimente y roquera del – nuevamente – “Ok computer” aunque para ese momento también recuerdo el sonido de bandas que se subieron tarde al barco del britpop como Kashmir. “VIDEOTAPE” es un cierre dramático, totalmente denso y casi fúnebre que demuestra el nivel de elegancia con que Radiohead ya se movía para ese momento de su carrera.


 

“In Rainbows” es un disco al que a veces regreso cuando estoy algo deprimido, me retrotrae a esos lejanos días en el internado y me devuelve esa calma oceánica que se anteponía a la tormenta emocional que vivía durante esos años. No es un disco que escuche muy seguido, pero sí es uno que recomiendo enormemente por su sensibilidad y regia composición capaz de llevarte a lugares tan mágicos como oscuros. Una experiencia de principio a fin.-

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